Continuando con esta clase de abominación en el Lugar Santo, muchos agregan a esto la predicación de una versión de la tercera fiesta (la Fiesta de los Tabernáculos) que también ha sido leudada por el hombre. En lugar de reconocer la necesidad de detenerse y de empezar otra vez, según la perfecta voluntad de Dios, ellos tratan de acomodar su versión de la tercera fiesta por encima de las pervertidas primera y segunda fiestas, dando como resultado dificultades incontables.
Capítulo Quince
ESTE EVANGELIO DEL REINO
(Agregado en abril de 1997)
Demos una mirada más atenta a este «Evangelio Eterno» o «Evangelio del Reino,» que
será vivido y predicado por una compañía
de vencedores ante todos los moradores
de la tierra. Vencedores en cuya boca no hay engaño y que son sin culpa
delante del trono de Dios. Este es el mensaje que Dios da a conocer en
ellos y por medio de ellos.
6.
Y oí uno que hablaba desde la Casa...
7.
Y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de
mi asiento [o autoridad], y el lugar de las plantas
de mis pies [de aquellos a quienes he enviado verdaderamente], en el cual habitaré entre los hijos de Israel
para siempre; y nunca más contaminará la Casa de
Israel [aquellos que son llamados por mi nombre]
mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes [su
autogobierno], con sus fornicaciones [el uso promiscuo
de mi nombre, de mis dones y de la revelación para edificar sus propios reinos], y
con los cuerpos muertos de sus reyes [las obras muertas y las abominaciones del yo]
en sus altares [en los reinos
que ellos han erigido donde llaman al pueblo a rendir culto en mi nombre, pero según sus propios
caminos].
caminos].
8. Poniendo
ellos su umbral junto a mi umbral [ellos hacen que el pueblo crea que está
entrando en mi Reino cuando, en
realidad, está entrando en el reino hecho
por el hombre], y su poste junto a mi poste [los postes
o las columnas de Dios se llaman Jaquín (Él establecerá) y Boaz (sólo en Él hay fortaleza); los postes del hombre se llaman «nosotros estableceremos» y «en nosotros está la fortaleza» (ver 2 Crónicas 3:17)],
y una pared entre mí y ellos [hay
una pared insuperable entre estas dos posiciones], contaminaron mi Santo
Nombre con sus abominaciones que hicieron [valiéndose de los dones de poder y de
revelación de Dios, de una manera tan promiscua,
según sus caprichos, ¡que ello ha traído
gran deshonra a Su nombre, incluso ante los paganos!], y
yo los consumí en mi furor.
9. Ahora
echarán lejos de mí su fornicación [nadie puede
servir a dos señores], y los cuerpos muertos de sus reyes [las
obras muertas de sus abominaciones egoístas], y habitaré en medio de
ellos para siempre [observe que este versículo es condicional].
10. Tú, hijo de hombre, MUESTRA A LA CASA [profanada que el hombre ha edificado en mi
nombre,
dándole el nombre de mi Iglesia] de
Israel [el Israel espiritual] ESTA CASA [verdadera y sin mancha], y
avergüéncense de sus pecados, y entiendan su
diseño [que es Jesús, el
Cristo, como único SEÑOR].
11. Si se avergonzaren
de todo lo que han hecho, hazles entender la figura de la Casa [cómo une Dios a Su verdadero pueblo], y
su diseño [el propósito de Dios para la humanidad],
y sus salidas y sus entradas [la libertad verdadera y la liberación al morir a sí mismo y de vivir en Cristo], y todas sus figuras [todo lo que tiene que morir en nosotros para que verdaderamente podamos
ser libres en Cristo], y todas sus descripciones [la manera en que Dios hace las cosas], y todas sus pinturas [todas las facetas acerca de andar en la
gloriosa herencia
de los hijos de Dios], y todas sus leyes [la Ley del Espíritu de Vida (Romanos 8:2) y la Ley de la Libertad
(Santiago 1:25; 2:12)]; y descríbelo delante de
sus ojos, para que guarden toda su forma [para que ellos puedan amoldarse según
Jesús, el Cristo], y todas sus reglas [para que ellos puedan aprender Sus caminos] y las pongan por obra.
(Ezequiel 43:6-11).
El pueblo de Dios es culpable por edificar la casa
del Señor a su propio modo. Ellos son culpables por
predicar una «primera fiesta,»
o evangelio del «atrio exterior» de la «creencia fácil,» que promete seguridad y confianza a
cambio del conocimiento de los hechos históricos y de un conocimiento intelectual de la doctrina, en
lugar de la predicación del arrepentimiento por seguir nuestro propio
camino, y la fe en Jesús, el Cristo como SEÑOR para cambiar, purificar y perfeccionar, y para
consumarnos, con el fin de que podamos seguir
verdaderamente SU camino.
El bautismo en el
Espíritu Santo, o la «Fiesta de Pentecostés,» se predica entonces a aquellos que han eludido la cruz y todo
lo que ella representa, dando como
resultado el uso de los dones, de la unción, del poder, y de la revelación del Espíritu Santo, para la promoción de los reinos del hombre, en lugar del verdadero
propósito para el cual fueron dados
ellos, que es el de perfeccionarnos y librarnos de la esclavitud del yo y de la esclavitud de los
sistemas del hombre, que han sido
erigidos en nombre de Dios.
Continuando
con esta clase
de abominación en el Lugar Santo, muchos agregan a esto la predicación de una versión de la
tercera fiesta (la Fiesta de los Tabernáculos) que también ha sido leudada por el hombre. En lugar de reconocer la necesidad de detenerse y de empezar otra vez, según la perfecta voluntad de Dios, ellos tratan de acomodar su versión de la tercera fiesta por
encima de las pervertidas primera y segunda
fiestas, dando como resultado dificultades incontables.
Pero en medio de toda la confusión, generada por las diversas manifestaciones del yo en todas sus múltiples
facetas, Dios todavía sigue obrando
con constancia en el Tabernáculo de David (Amos 9:11; Hechos 15), perfeccionando
y labrando cada piedra individual que pagará el precio de la sumisión
a Sus tratos íntimos, oyendo y obedeciendo
Su suave y tenue voz. La obediencia a esta voz resulta costosa. Ella hará que muchos sean «heridos en casa de sus amigos.» Eventualmente, hará que todos los
que oyen y obedecen esta voz mueran a sí mismos, si
es que no nos apartamos del fuego de Sus tratos.
5. Oíd
palabra del SEÑOR, los que tembláis
a su palabra: Vuestros hermanos, los
que os aborrecen, y os niegan por causa de mi nombre, dijeron: Glorifíquese
al SEÑOR. Más él se manifestará a
vuestra alegría, y ellos serán confundidos.
6. Voz de alboroto
se oye de la ciudad [de la religión], voz del Templo [del juicio que empieza en la casa de Dios];
voz del SEÑOR que da el pago a
sus enemigos.
7. Antes que
estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores dio a luz hijo
[un vencedor colectivo]
8.
¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vio cosa tal?
¿Dará a luz la tierra en un día? ¿Nacerá toda una
nación de una vez? ¿Que Sion estuvo de parto, y dará a luz juntamente
sus hijos?
9
¿Yo, que hago dar a luz, no estaré de parto? dijo el SEÑOR. ¿Yo, que hago engendrar, seré detenido? dice el Dios tuyo.
10.
Alegraos con Jerusalén [con
la Jerusalén de arriba, que es la madre de todos], y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de
gozo, todos los que os enlutáis por ella.
11.
Para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones, para que ordeñéis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria.
12.
Porque así dice el SEÑOR: He aquí que yo extiendo sobre ella paz, como un río; y la gloria de los gentiles como un arroyo que sale de madre; y mamaréis, y sobre el lado seréis traídos, y sobre las rodillas seréis regalados.
13.
Como el varón a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y sobre Jerusalén tomaréis consuelo.
14. Y veréis y se alegrará vuestro corazón; y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano del SEÑOR para con sus siervos será conocida, y se airará contra sus enemigos.
(Isaías 66:5-14).
A MODO DE CONCLUSIÓN
,
Mayo de 1997
Amados
míos:
En esta forma resumida, Más Allá
del Pentecostés fue escrito el 5 de
marzo de 1964, durante un período de gran intercesión que duró 13 horas, y lo
que ahora están leyendo ustedes está repetido casi al pie
de la letra. Su forma inicial fue la de una presentación objetiva y
muy directa, dirigida a una organización particular y a su junta directiva.
Durante nueve años, desde el 27 de junio de 1956,
esta organización había empezado un recorrido descendente, pasando de
ser un organismo viviente en las manos de Dios, a ser una simple organización
que se valía de las herramientas del hombre para hacer funcionar una maquinaria
hecha por el hombre.
Antes de que yo hubiera hecho mecanografiar este
trabajo, el Señor me hizo saber que yo lo leería de cabo a rabo y que
eliminaría el saludo y toda referencia personal o colectiva,
cambiando la destinación a una organización determinada, por otra dirigida a
todo el cuerpo de Cristo (que no es un conjunto tan
compacto). El resultado es el librito que ustedes están leyendo
ahora.
Además, el Señor lo aclaró para que yo le diera una
forma muy directa, pero mucho más resumida a este tratado
(que se convirtió en una carta de ocho páginas).
Yo enviaría después tanto este tratado,
que publicaría en un librito parecido a éste, junto con la carta
de ocho páginas que, entre otras cosas, contendría brevemente
las circunstancias que dieron origen a esta presentación.
Inmediatamente, hice imprimir 500 libritos, de
contenido casi idéntico a éste que ustedes acaban de leer, publicados bajo
el título que me dio el Señor: Más Allá
del Pentecostés; luego, envié los dos escritos
a cada uno de los 72 directores de la mencionada organización.
Once años antes, yo había sido uno de los veinte
padres fundadores de esa misma organización. Durante todos esos años fui un
director de esa organización cristiana internacional y, en
la mayor parte de ese tiempo, también fui vicepresidente. Sólo mi
carta reformada, conservaba los dos últimos párrafos de mi escrito del 5 de
marzo que contenían mi renuncia como funcionario y
director de ese cuerpo. Durante un año más, seguí siendo presidente
del capítulo más grande en nuestra nación.
En tanto que el contenido y la directiva fueron
bien aceptados, como palabra del Señor, por los círculos oficiales
de esa organización, el paso del tiempo demostró pronto que la gran mayoría de ellos, mientras aceptaban en TEORÍA la directiva
de este tratado -Más Allá del Pentecostés -,
sólo
una minoría estaba dispuesta a ponerla en
PRACTICA de nuevo, como lo hizo a principios de los años 50.
Nueve meses después, me sentí desanimado por dos razones: (1) mis amigos más cercanos en esa organización y a
quienes yo quería mucho, se mostraban
renuentes a poner en PRACTICA estos principios, ya practicados antes durante doce años, o se veían imposibilitados
para hacerlo así; y (2) el hecho de que el Señor no me hubiera dado una directiva confirmada sobre cuándo y cómo publicar
la copia provisional del librito en edición definitiva, en forma de libro, tal como yo sentía que había sido
instruido para hacerlo el 6 de marzo
de 1964. Así, guardé durante un tiempo, (un tiempo breve según lo creía yo,) este manuscrito en un baúl de mi
desván.
Poco tiempo después me encontré con que el Señor
cambió la dirección del ministerio en que yo me había movido
hasta entonces, tanto en contenido como en una dimensión
espiritual más alta. En septiembre de 1966 encontré que el Señor me
abría sobrenaturalmente la puerta para un amplio
ministerio en Colombia, Sur América.
Durante los dos meses siguientes, el Señor me abrió
las puertas en ese país, con el fin de que pudiera ministrar a algunos de los verdaderos
intercesores de aquella nación. Igualmente,
se me abrieron de par en par las puertas de algunos de los más altos
niveles de los líderes políticos de aquella nación.
De nuevo, en 1968, reconocí con mirada
retrospectiva el extinguido desaliento con el Señor, por haberme traído otra
vez a experimentar dos años de andar en esa «Nueva Jerusalén, que
es la madre de
todos nosotros,» sólo para encontrar que el Señor me estaba dando,
en grandes cantidades, la «palabra de conocimiento,» pero muy
poco de la «palabra de sabiduría,» para saber qué hacer con el conocimiento.
Encontré una paz mediocre mientras seguía la nube de
día, y el fuego de noche, en el desierto del hacer, en contraposición
con el ser, durante once años más (desde 1968 hasta 1979). El
27 de octubre de 1979, el Espíritu del Señor vino a mí en forma similar
a lo ocurrido el 5 de marzo de 1964 y, durante nueve semanas, hasta el 31 de
diciembre, a duras penas salí de mi dormitorio. Durante este período escribí el libro Nadie se Atreve a Llamarlo Engaño, acompañado
de mucho dolor, de problemas y de intercesión.
El 3 de enero de 1980, tres días después de esas nueve
semanas de mezcla de pena y de gloria, me encontré, después de 13 años y, de nuevo,
mediante la intervención Divina, en un avión
con rumbo a Colombia, Sur América. Durante los primeros tres meses de 1980, el Señor abrió otra vez,
sobrenaturalmente, muchas puertas grandes en ese país, tanto en la arena
espiritual, como en la arena política. Pero
la mayor parte de mi tiempo lo pasé en
la privacidad de un dispuesto y adecuado cubículo de oración (como en las ya mencionadas nueve semanas en mi
casa), donde me encontré de nuevo
escribiendo y en intercesión de noche y de día.
Cuando salí de Colombia, tenía en mis manos un
nuevo manuscrito, al que el Señor le había dado el título .Los
Maestros del Engaño. En tanto que el tema principal del anterior manuscrito, Nadie se Atreve a Llamarlo Engaño es,
fundamentalmente, el producto de la mucha experiencia que este
autor ha tenido y de la mucha búsqueda que ha llevado a cabo en
lo referente al engaño religioso dentro de la Iglesia, Los Maestros
del Engaño abarcan la otra cara de la
misma moneda, que este escritor ha estudiado e investigado durante
décadas, en lo referente al engaño político en el mundo entero.
En las Escrituras, tras años de estudio y de
confianza en Dios para la «sabiduría» y el «entendimiento,»
siento que hemos descubierto muchas directivas engañosas y conspiratorias, hacia las cuales se está deslizando rápidamente el mundo
político y económico, en donde la
iglesia (liberal, fundamentalista, evangélica, pentecostal y carismática) parece haber perdido casi completamente su vista y su oído mientras que ellos
conducen, locamente, para recibir a
toda carrera casi todo lo que el espíritu del día del Anticristo y del
Falso Profeta emplean en su actuación de «yo también,»
dentro de la así llamada Iglesia.
Cuando finalicé mi período de escritura, a fines de
marzo de 1980 en Colombia, el Señor me hizo saber que yo iba a
volver a casa para rescatar de mi desván las 96 páginas del tratado que ustedes
están leyendo ahora, porque el Señor iba a agrandarlo, por medio de mi pluma, en un volumen
más grande (del tamaño de los dos volúmenes que yo acababa de escribir en los cinco meses anteriores).
La
palabra adicional del Señor fue la de que
preparara en seguida estos tres manuscritos
para su publicación definitiva, cada uno bajo su título individual, pero que los tres iban a formar
«parte de una serie» bajo el título
general de
Muestra la Casa a los de la Casa (Ezequiel 13:10-11).
En la actualidad, mayo de 1997, sólo Más Allá del Pentecostés (volumen
1 de nuestra serie) y Nadie se Atreve a Llamarlo Engaño (el
volumen 2) han sido publicados en inglés. En español, se han publicado
el primero y el segundo, así como un libro fenomenal de George
Warnock, Gloria en Lugar de Cenizas. Desde
1993 hasta 1997, nuestros volúmenes han sido pedidos, verbalmente y por correo, desde todos los estados de nuestra nación,
así como de 70 países diferentes.
Deseamos tener estos libros disponibles para los lectores de este librito,
si ustedes así lo desean.
Todas las solicitudes pueden dirigirse al Apartado
Aéreo 95.300, Santafé de Bogotá, Colombia, o a E-Mail rsm05001@inter.net.co.
Este autor cree firmemente en que la unción no se
da para ganancia personal. En cualquier forma en que unge el Señor, incluso la de
escribir, es para beneficio del Cuerpo de Cristo, no para lucro personal por
encima de las necesidades normales de la vida. Yo pido: «Señor, ayúdame a
ser un vaso de honor cuando me convierto en el conducto y en el tesorero de una pequeña parte
de Tu almacén.»
Confío en que la lectura de este librito que
ustedes acaban de leer, y los que puedan recibir en el futuro,
no sean solamente una bendición, sino por medio de ellos el Señor podrá iluminar aun
más el «entendimiento» de ustedes.
De
ustedes en Él, Clayton
Sonmore.
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