ADICTOS
A LA COSA
Algunos son clínicamente clasificados como
adictos religiosos. Yo soy alguien que se está recuperando de adicción religiosa. Poco antes de mi conversión en 1978, vi como esta Cosa, la iglesia, era un sistema idolátrico de
tradiciones de hombres. Yo lo deseché
(no a la gente dentro de ella); y sin
embargo, volví a sentir una atracción seductiva hacia ella.
La necesitaba.
Había encontrado mi identidad previamente en ella. Tenía presencia, poder y posición en ella. Como pastor de la misma,
pensé que al menos parte de ella era
mía. Mi corazón se jactaba en lo
secreto. “¡Esto es mío!”. Era mi
fuente de apoyo financiero. Era la única cosa para la que había sido entrenado.
Me uní a ella y ella se unió a mí.
Nos
vinculamos a esta Cosa que llamamos iglesia
y por ende, nos esclavizamos a ella.
Nos unimos a ella y ella de alguna manera toma posesión de
nosotros. De hecho, nos hacemos adictos a ella.
Tal y como lo escribió Dennis Loewen, “Produce adicción”. ¿Cómo lo sabemos?
Una forma de saberlo es que todos pasamos por el “síndrome de abstinencia”
cuando la dejamos.
Algunos creyentes con
discernimiento que asisten a iglesias espiritualmente estancadas, se dan cuenta
de que ya no necesitan estar ahí. El Espíritu Santo esta ausente. Los cultos
están muertos. El predicador es aburrido. La gente discute sobre asuntos
irrelevantes y triviales. Sienten que sus diezmos se malgastan en salarios
inútiles, programas e hipotecas. Sus enormes edificios están vacíos la mayor
parte del tiempo. Se sienten obligados a servir en comités que sirven a la
institución más que servir a la gente. Ven al liderazgo probando un truco
publicitario tras otro para convertir la Cosa en algo relevante con el fin de
que más personas se unan a la misma y
sean activas en ella.
Estos preciosos creyentes quieren salir, pero
descubren que no pueden. La madre no lo entendería. “¿Por qué esa vidriera
dedicada en el nombre del abuelo, y tú estás pensando incluso en marcharte?”. Razonan que han sido amigos de
toda la vida aquí. “¿Cómo podrían abandonarlos?” Se les hace sentir como traidores, desertores,
conflictivos, inconformistas. Algunos
reniegan de los miembros de su propia familia por abandonar su “fe”.
Algunas tradiciones afirman que una persona irá al infierno si abandonan su
forma particular de iglesia.
Así, se sienten atrapados en el
sistema. Se visten de sus sonrisas de mañana de domingo y esconden sus resentimientos
secretos por sentirse atrapados. Saludan y hacen gestos en el pasillo,
pretendiendo que “¿verdad que es estupendo estar en la casa del Señor?”. Se
establecen en sus bancos y comienzan de nuevo a tener comunión con las nucas de
la gente que hay delante.
Muchos de los que se atreven a dejar
una iglesia, van por la calle deseando un “clima espiritual” mejor, solo para
encontrar a la misma vieja ramera con un vestido nuevo. Solo que las reglas
son ligeramente diferentes. Van de iglesia
en iglesia, buscando lo genuino solo
para encontrar mas falsas fachadas religiosas; salen en
busca de Espíritu y verdad solo para encontrar más carne e hipocresía.
Sin embargo, continúan con la búsqueda, porque son adictos a ella. Cabecean sobre sus caballos de
madera, incapaces de bajarse por causa de la velocidad del carrusel—el sistema
de la iglesia que da vueltas perpetuamente sin ir a ninguna
parte.
Unas
pocas personas con discernimiento son capaces de romper la esclavitud de la iglesia, pero a menudo se marchan
dañadas y resentidas. Algunos asisten a grupos anónimos, buscando recuperarse
de los abusos religiosos que les han producido estos sistemas religiosos de las
tradiciones de los hombres.
La iglesia, tal y como la hemos experimentado, impregna cada aspecto de nuestra sociedad.
Es la única cosa que hemos visto y sabido que en teoría representa a Cristo. Al ir tras ella, como hizo el Israel de antaño, hemos cometido fornicaciones y
provocado a celos al Señor.
Y no vendra sino k antes venga la apostasia persnal una senal de los ultimos tiempos y creo que ya caistes en eso k tristeza vuelvete a el y el se volvera a vosotros y por haberse multiplicado la maldad el amor de muchos se enfriara y como tu muchos estan siendo enbueltos en esa mentira del diablo
ResponderEliminarlo que es imposible para el hombre, es posible para DIOS, algunos de nuestros hermanos no saben que hay un arca Espiritual, que se esta construida para los genuinos hijos de DIOS, estos no tienen precio,porque no se hacen esclavos de hombres. CRISTO es su arca porque saben que por gracia son salvos por medio de la FE. solo sus ojos están puestos en JESÚS y su madurez proviene del ESPÍRITU SANTO, son real sacerdocio, nación santa, ministros competentes todos, pueblo adquirido por DIOS.no por organizaciones religiosas. estos no escuchan voz humana sino la del Espíritu . dice la palabra que seremos aborrecidos a cusa del nombre de JESÚS que el mundo nos aborrecerá y si hay mundo en el corazón de algunos que dicen que creen en JESÚS, eso es lo que harán aborrecernos, la palabra lo dice no podemos cambiar al mundo este nos aborrecerá. siga creyendo en la FE que hay gente que ora por la iglesia genuina de DIOS, los hijos genuinos que saben que la única cabeza es CRISTO. y cuando habla que el amor de muchos se enfriara, es que ya no abra FE en CRISTO sino en otras cosas anarquía del yo. peleemos por la batalla de la fe porque el justo por la FE vivirá. por la FE hemos sido justificados quien nos condena. hay que recordar estas palabras de JESÚS ¿cuando venga hallare FE en la tierra? hay que pelear la batalla de la FE. bendiciones hermano el decir la verdad tiene un precio ya usted lo conoce. su cruz y el seguir a CRISTO.este amor eterno por El nunca se apaga.
ResponderEliminar¡Amén! Muchas gracias por su aporte.
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