...la Fiesta de los Tabernáculos, que conduce al Lugar Santísimo. Esta es la fiesta que está MAS ALLÁ DEL PENTECOSTÉS, ¡Sí, más allá de la Fiesta de Pentecostés! Esta grande y última fiesta es símbolo de la reagrupación y del arrepentimiento de Israel, anunciando la gran efusión final del Espíritu Santo y del Fuego...
«(El) que te sustentó con maná (la provisión milagrosa) en el desierto (del campamento pentecostal), comida que tus padres (campamento de evangélicos sin estar llenos del Espíritu) no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien.» «A la postre» quiere decir orden altísimo, (del último día de la visitación de Dios), un orden que está MAS ALLÁ DEL PENTECOSTÉS...
Capítulo Nueve
LAS TRES ENTRADAS
Existe una dimensión más amplia para esta posición
triunitaria, una en la que debemos coronarlo a Él como nuestro único Rey. Y
creo que toda la creación: pecadores y santos por igual, están gimiendo con
dolores de parto, esperando la manifestación de esta «Compañía del Hijo Varón», de este
«Hijo de muchos miembros.» Este cuerpo con dolores de parto
no estará satisfecho con el mero conocimiento de
verlo a El como Jesús - el Salvador -, o como el Cristo - el que Unge
-, sino que quiere y va a
verlo y a conocerlo como el único Amo y Señor, el Rey absoluto de sus vidas.
Este «Hijo de muchos miembros» que alaba Al Señor
(al Santo Nombre de Dios), al alcanzar la madurez, ¡no
solamente podrá ministrar al cuerpo, o al alma, sino también al espíritu
interior de toda la humanidad que esté clamando a su Hacedor!
«Tres veces en el
año me celebraréis fiesta» (Éxodo 23:14). La primera
era la Fiesta de la Pascua, que era un recordatorio para tener
presente la redención, de la cual depende toda bendición. Simbólicamente,
ella representa a Jesús, nuestro Sacrificio Pascual.
La segunda gran fiesta es la Fiesta de Pentecostés, y tiene su contraparte
en nuestras vidas cuando estamos llenos del Espíritu. Como la tercera - en este orden -
encontramos la Fiesta de los Tabernáculos, una ordenanza profética que
significa la futura congregación
del Israel dispersado durante largo tiempo. ¡Alabad a Dios, al Señor de la Gloria,
que está a punto de llevarnos a tal congregación aun en el
día de hoy!
Vemos estas tres fases como
correspondientes a las tres divisiones del Tabernáculo.
La entrada al atrio exterior
está simbolizada por la Fiesta de la Pascua. En el atrio exterior era donde la
congregación venía a oír la Palabra del Señor y a rendir
culto de adoración. (Ver cuadro del Tabernáculo en la página 56). Aquí vemos a Jesús como Salvador. Aquí
vemos el extenso y fundamental campamento evangélico que está
interesado esencial mente
en lo que ellos RECIBEN,
permaneciendo con frecuencia tan cerca del borde de la línea como
les sea posible vivir, pero confiando todavía en lograrlo. Temo que ese día
habrá muchos desengaños trágicos.
Después, llegamos a la entrada que está simbolizada
por la Fiesta de Pentecostés, representada por Cristo
- el que Unge. Este es el lugar
donde ha estado nuestro gran cuerpo de
los bautizados en el Espíritu
durante casi dos mil años. Ellos (nosotros) están cumpliendo un propósito,
aun cuando ellos, como un todo, están preocupados
esencialmente por los meros negocios secundarios del HACER. A la congregación en pleno no se le permitía entrar
en este atrio intermedio, el Lugar Santo.
Sólo a los levitas, que tenían una unción especial para ministrar al
pueblo, se les permitía entrar al Lugar Santo.
Hermanos y hermanas, ¡todavía hay más! ¡Aleluya! Cuando se atraviesa el Lugar Santo, el
lugar de la santificación y de la preparación, los tales encuentran delante de
ellos otra entrada, simbolizada por la Fiesta de los
Tabernáculos, que conduce al Lugar Santísimo. Esta es la fiesta que está MAS
ALLÁ DEL PENTECOSTÉS,
sí, más allá de la Fiesta de Pentecostés. Esta grande y última fiesta es símbolo de la
reagrupación y del arrepentimiento de Israel, anunciando la gran efusión final
del Espíritu Santo y del Fuego. (Preocupados esencialmente por SER y por estar quietos en espera de lo que Dios hace). Observen en su calendario el prolongado intervalo entre el Día de Pentecostés
y el Día de los Tabernáculos (casi dos mil años), empleado en la actual
dispensación, en la obra pentecostal del Espíritu Santo.
Sí, ha sido un día largo, muy largo,
un día difícil tanto en los dos mil años del calendario pentecostal,
como en nuestro personal calendario pentecostal. Pero
es: «(El) que
te sustentó con maná (la
provisión milagrosa) en el desierto (del campamento pentecostal), comida
que tus padres (campamento de evangélicos sin estar llenos del
Espíritu) no habían conocido, afligiéndote y probándote,
para a la postre hacerte bien.» «A la postre»
quiere decir orden altísimo, (del último día de la visitación de Dios), un orden que está MAS
ALLÁ DEL PENTECOSTÉS.
Que Dios nos ayude, a ustedes y a mí,
para que no pasemos por alto el «orden altísimo» del plan eterno
y último de Dios para la consumación de esta era POR MEDIO DE SUS
HIJOS.
www.campamento42.blogspot.com
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