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viernes, 6 de julio de 2012

LA VERDADERA VIDA “FEMENINA” (vida dependiente) ES LA ÚNICA VIDA ÚTIL PARA DIOS (E.V. Éxodo, Wit. Lee)


ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CUATRO

LA VIDA QUE ES UTIL PARA DIOS

(Anotaciones en azul no son del original)

...


IV. EL HOMBRE REPRESENTA A CRISTO
Y A LA VIDA INDEPENDIENTE

Como un cuadro de la relación entre Dios y el hombre, el hombre representa a Dios, y la mujer representa al hombre. En este sentido, el hombre, que representa a Cristo, simboliza la vida independiente. En cuanto a estar bajo la autoridad de Dios, Cristo tiene una vida dependiente. Pero en cuanto a ser la cabeza de todo varón, Cristo tiene una vida independiente. Esto significa que Cristo depende de Dios, pero es independiente de nosotros. En cuanto a Dios, la vida de Cristo es una vida dependiente. Pero en cuanto a nosotros, Su vida es independiente. El hombre representa a Cristo como aquel que tiene una vida independiente. En cuanto a Cristo, los hermanos casados llevan una vida dependiente, pero en cuanto a sus esposas, llevan una vida independiente.

V. LA MUJER REPRESENTA AL HOMBRE
Y A LA VIDA DEPENDIENTE

Así como el hombre representa a Dios, la mujer representa al hombre en su relación con Dios. En este sentido, la mujer que representa al hombre simboliza la vida dependiente. Vemos dos aspectos en el hombre: la dependencia y la independencia. Pero en la mujer sólo vemos la dependencia. El que no ha permitido a la mujer llevar una vida independiente es Dios, y no el hombre.

VI. EL HOMBRE DEBE SER UNA “HEMBRA”
VERDADERA, CON UNA VIDA
QUE DEPENDE DE DIOS

El hombre no debe ser un varón, sino una “hembra”, alguien que lleva una vida de dependencia hacia Dios. Esta vida “femenina” es la única que es útil para Dios. En Éxodo, un libro de cuadros, esta vida femenina es representada por las parteras del capítulo uno y por todas las mujeres del capítulo dos, a saber, la madre y la hermana de Moisés, la esclava, la hija de Faraón, y las hijas del sacerdote de Madián. Todos los hombres deben ser estas “hembras”.

VII. LA INDEPENDENCIA DEL HOMBRE HACIA DIOS
ES UNA REBELION

La independencia del hombre hacia Dios es una rebelión. En el momento en que nos independizamos, nos rebelamos en contra de Dios. La vida masculina es independiente y rebelde, y por esta razón, Dios no la puede usar para cumplir Su propósito.

VIII. LA MUJER LLEVA UNA VIDA INDEPENDIENTE
Y SE CONVIERTE EN UN VERDADERO “VARON”

Si una mujer lleva una vida independiente, ella se convierte en un “varón”. Actualmente muchas mujeres se han convertido en “varones”. Esta es la razón principal por la cual muchos se separan y divorcian.

IX. LA VERDADERA VIDA “FEMENINA”
ES LA UNICA QUE ES UTIL PARA DIOS

Todos nosotros, hermanos y hermanas, debemos ser “hembras” y vivir por la única vida que es útil para Dios. Si queremos ser “hembras”, debemos depender del Señor. En Génesis 2, el árbol de la vida representa la dependencia, y el árbol del conocimiento del bien y el mal representa la independencia. La vida nos hace siempre dependientes, mientras que el conocimiento siempre nos independiza. Por ejemplo, antes de enseñar algo a un niño, éste depende de usted en cuanto a este asunto. Pero en cuanto él aprende este punto particular, él se enorgullece y se independiza. Por el contrario, la vida nos hace dependientes de Dios. Dios desea que escojamos la vida en lugar del conocimiento. Esto significa que Él quiere que escojamos la dependencia en lugar de la independencia. Llevar una vida independiente significa vivir por el árbol del conocimiento, pero llevar una vida dependiente significa vivir por el árbol de la vida. El vivir por el árbol de la vida es en realidad vivir por el Señor mismo. En Juan 15, la vid es un ejemplo excelente de una vida dependiente. Juan 15:5 dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; él que permanece en Mi, y Yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de Mi, nada podéis hacer”. Todas las ramas de la vid dependen de ésta. Permanecer en la vid significa depender de ella. Por tanto, en cuanto a permanecer, no puede haber ninguna independencia.
La gente mundana no es la única en llevar una vida independiente, ya que muchos cristianos también llevan una vida independiente de Dios. Por esta razón, la gran mayoría de los cristianos ya no le son útiles a Dios. Por tanto, tenemos que aprender que debemos llevar una vida en constante dependencia de Dios, no importa si somos varones o hembras. Por mucho que hayamos estado con el Señor, todavía debemos depender de El para nuestra vida. Por ejemplo, no podemos dejar de comer, beber y respirar. ¡Cuán insensato sería que una persona dijera que ya no necesita respirar porque lo ha hecho durante setenta años! La vida no puede parar. La estrategia de Dios consiste en colocarnos en una posición donde debemos depender de El. Debemos orar: “Señor, fuera de Ti, no puedo hacer nada. Debo permanecer en Ti y tomarte como mi vida. Debo comer del árbol de la vida cada día. Señor, quiero llevar una vida "femenina", una vida que depende siempre de Ti". Esta es la clase de vida que Dios puede usar para cumplir Su propósito.
A la edad de cuarenta años, Moisés llevaba una vida independiente y “masculina”. El actuaba independientemente de Dios, y ejercitó su fuerza natural para matar a un egipcio. Moisés era verdaderamente un “varón” independiente. No obstante, durante los cuarenta años en los cuales Moisés fue descartado, Dios le enseñó que no debía usar su vida masculina. Adiestrar a un varón para que lleve una vida femenina no es nada fácil. No obstante, en los cuarenta años siguientes, Moisés aprendió a ser una hembra. Durante el tercer periodo de cuarenta años, de los ochenta años a los ciento veinte, Moisés llevó la vida de una hembra. En un sólo caso, cuando golpeó la roca por segunda vez, él se independizó de Dios (Nm. 20:7-13). Por actuar como varón en esta ocasión Moisés ofendió al Señor, por tanto se le negó el privilegio de entrar a la buena tierra.
Generalmente los lectores de la Biblia consideran a Moisés como el líder de los hijos de Israel. No obstante, Moisés no tenía este concepto de sí mismo; él nunca tomó la posición de líder. Cuando los hijos de Israel se rebelaron contra Moisés, él consideró eso como una rebelión en contra de Dios y no en contra de sí mismo. Moisés fue simplemente al Señor y le presentó los problemas. Al hacer eso, Moisés honró al Señor como la cabeza, como el único varón. Esto indica que Moisés llevaba una vida femenina, una vida que dependía de Dios.
Vemos la vida femenina no solamente en los capítulos uno y dos de Éxodo, sino también en todos los capítulos siguientes. Hemos señalado que Moisés fue adiestrado para llevar una vida femenina. Además, todos los guerreros llevaban tal vida que dependía de Dios. Si usted no ha aprendido a ser hembra, no podrá luchar por el reino de Dios. Dios usa solamente guerreros femeninos. Esto significa que si usted lleva una vida masculina independiente, no es útil en cuanto a la guerra espiritual.
Deseo recalcar el siguiente punto: ser varón significa ser independiente de Dios. Por ejemplo, un marido que trate a su esposa independientemente de Dios, su esposa lo tratará de la misma manera. Esto significa que tanto el marido como la mujer pueden ser “varones” en sentido negativo. Pero nosotros no debemos ser estos “varones”, los que son independientes de Dios. Debemos ser “hembras”, aquellos que dependen de Dios y que no hacen nada aparte de El. En todo lo que decimos o hacemos, debemos depender de El. Si tal es el caso, entonces somos verdaderas “hembras” llevando una vida dependiente.
La historia de la iglesia revela que cuando existe esta vida “femenina”, Dios puede hacer algo para Su propósito. Tome el ejemplo de Martín Lutero. Él era un hombre que aprendió a depender de Dios. Sin lugar a dudas, Lutero nació con una voluntad firme. No obstante, él aprendió a depender del Señor. Él no vivió ni actuó como un “varón” fuerte, sino como una “hembra” dependiente.
El apóstol Pablo era también esta clase de “hembra”. Sus escritos testifican de esto. Como “hembra”, Pablo no hizo nada independientemente del Señor. Su obra, su comportamiento, y sus acciones eran el resultado de una vida que dependía de Dios.



E. Dios disfruta de la Nueva Jerusalén
como Su esposa por la eternidad

Por la eternidad, la Nueva Jerusalén será la esposa de Dios (Ap. 21:2-3, 9). Esto indica que por la eternidad y en el cielo nuevo y la tierra nueva llevaremos una vida dependiente.
Todos debemos llevar esta vida dependiente en las iglesias locales hoy en día. Ninguno de nosotros debe comportarse como “varón”. Los problemas existentes entre los cristianos y en las iglesias se deben a hermanos y hermanas, que llevan una vida independiente y “varonil”. Cada vez que hermanos o hermanas en las iglesias locales vivan como “varones”, habrá problemas. ¡Cuanto debemos aprender a no vivir independientemente de Dios! Si aprendemos esta lección, nos daremos cuenta de que no debemos hacer ciertas cosas; no porque estén mal, sino porque al hacerlas, nos independizaríamos de Dios. Si todos tenemos un temor sano de la independencia, no habrá ningún problema en la vida de iglesia. Además, no habrá problemas entre las parejas casadas. Todos los problemas en la vida de iglesia, en la vida matrimonial, y entre los santos provienen de una sola fuente, y ésta fuente es la independencia. Debemos parecernos a las parteras de Éxodo; debemos orar: “Señor, no quiero ser un “hombre” fuerte, lleno de opiniones, e insistiendo siempre en mi manera. Señor, quiero ser como las parteras de Éxodo 1 y como las parteras de Éxodo 2”.
Como lo vimos, cuando Moisés se enfrentó a Faraón, Moisés no era un “varón”. En sus tratos con Faraón, él era una “hembra”, que dependía de Dios. Moisés no tomó ninguna decisión ni propuso nada. Todo lo que él hizo fue iniciado por Dios. Moisés honró a Dios como el único iniciador.
Vemos muy claramente la obra iniciadora de Dios en la construcción del tabernáculo. Moisés no se despertó una mañana con la idea de construir un tabernáculo para Dios. Por el contrario, él fue llamado por Dios a subir al monte donde le reveló lo que se encontraba en Su corazón y entonces le encargó construir el tabernáculo conforme al modelo que Él le había mostrado en el monte (25:40). Dios no le dio ninguna oportunidad a Moisés para tomar decisiones independientes. Moisés debía depender de Dios en todos los detalles. Esta es la vida que Dios puede usar para Su propósito.
En estos días, hemos hablado mucho del perfeccionamiento de los santos para la edificación del Cuerpo de Cristo. Si queremos ser usados para perfeccionar a los demás, nosotros mismos debemos llevar una vida dependiente. La única vida que el Señor desea ver perfeccionada es la vida dependiente. Si vivimos u obramos de manera independiente de Dios, el resultado de nuestra labor será que otras vidas sean perfeccionadas para ser independientes. Una vida dependiente es la única que puede producir una vida dependiente. Sólo una vida que depende de Dios en todas las cosas puede perfeccionar a los demás para ser “hembras”. Supongamos que cierta persona es muy fuerte en sí misma, confiando en sus habilidades, propuestas y decisiones. Esta persona puede producir únicamente vidas independientes, personas capaces e independientes de Dios. El resultado de esta labor no será la Nueva Jerusalén, sino Babilonia la Grande, una ciudad independiente de Dios y que se rebela en contra de El. No obstante, la iglesia es una hembra. Como hembra, ella no tiene la autoridad, ni lleva una vida independiente. Su cabeza es Cristo, y su vida es una vida dependiente. Esa debe ser la situación de la iglesia hoy en día. Si deseamos perfeccionar a los demás correctamente y edificar a la iglesia, necesitamos esta vida “femenina”.
La razón por la cual la iglesia en todos estos años ha sido derribada en lugar de edificada es que los llamados edificadores han sido demasiado independientes. Han sido varones en lugar de hembras. No obstante, le damos gracias al Señor porque ha habido un pequeño número de personas dispuestas a llevar una vida “femenina”, una vida que depende del Señor.
Este es el punto crucial: no se trata de cuanto podamos hacer, sino de cuanto dependemos del Señor. Hemos señalado que en Juan 15:5, el Señor Jesús afirma que separados de El no podemos hacer nada. Nosotros conocemos estas palabras, pero en nuestro diario vivir las olvidamos a menudo y las dejamos a un lado. Sin embargo, el apóstol Pablo las practicaba. En 1 Corintios 2:3, Pablo dijo “Y estuve entre vosotros con debilidad, y temor y mucho temblor”. Pablo tenía miedo de hacer algo por si mismo, sin depender del Señor. ¡Cuanto necesitamos de este temor hoy en día! Que el Señor nos tenga misericordia y nos conceda esta clase apropiada de temor. Si lo tenemos, tendremos miedo de decir o de hacer algo por nosotros mismos, algo que no dependa de Dios.
Todo lo que hacemos independientemente (las obras independientes o separadas de Dios, es decir, OBRAS MUERTAS) del Señor es rebelión. Aún nuestra predicación del evangelio o la ayuda que proporcionamos a los santos puede ser una forma de rebelión. Podemos hacer muchas cosas para ayudar a las iglesias, pero todo lo que hacemos puede ser una rebelión porque está hecho de manera independiente del Señor.
Estoy agradecido por la luz que el Señor nos ha mostrado acerca de la vida femenina en el libro de Éxodo. La única vida que le es útil a Él es la vida femenina. Todos debemos aprender que Dios no usa jamás la vida masculina. Las mujeres del capítulo uno fueron usadas para preservar a los hijos de Israel, y las mujeres del capítulo dos fueron usadas para preparar el vaso que el Señor había levantado. Finalmente, Moisés mismo fue adiestrado para ser una “hembra”; llegó a ser como las parteras del capítulo uno y las distintas mujeres del capítulo dos. Por ser una “hembra” que cumplía el propósito de Dios, él pudo ser usado por Dios. Pero aún Moisés, en una ocasión cuando él fue provocado por los hijos de Israel en el desierto, actuó como varón, y al hacer esto perdió la bendición de Dios. En la economía del Señor y en Su mover hoy en día en Su recobro, todos debemos tener cuidado, temer y temblar para no actuar independientemente de Dios.
Que todos veamos que Dios nos puede usar únicamente si somos “hembras” que dependen de El en todo tiempo y en todas las cosas. Es crucial que aprendamos del Señor que sólo la vida “femenina” es útil a El.

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