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martes, 3 de julio de 2012

VIDA MASCULINA VERSUS VIDA FEMENINA EN ÉXODO (E.V. Éxodo, Witness Lee)




ESTUDIO-VIDA DE ÉXODO

MENSAJE DOS

ISRAEL BAJO CAUTIVERIO

(Ver completo en: http://www.librosdelministerio.org/books.cfm?id=37EB17C6)


...

II. FARAÓN ESCLAVIZA A ISRAEL

A. Faraón representa a Satanás

Los hijos de Israel se encontraban bajo el cautiverio de Faraón (1:8-11,13-14), quien representaba a Satanás, el príncipe del mundo (Jn. 12:31; Ef. 2:2). Por ser la corporificación de Satanás, Faraón es un cuadro de éste en Éxodo, el cual es un libro de cuadros.

B. Faraón hizo trabajar al pueblo de Dios
para sus propios intereses

1. Fue sabio con ellos

Faraón obligó al pueblo de Dios a trabajar para él (1:10-11, 13-14). En el versículo 10, Faraón dijo: “Ahora, pues, seamos sabios para con él”. La gente mundana no se da cuenta de lo sabio que es Satanás y de la sabiduría que él usa con el pueblo para usurparlos, mantenerlos ocupados, y esclavizarlos. La meta de las acciones sabias de Satanás es el cautiverio de la humanidad.

2. Los obligaron a servir con dureza

El versículo 13 dice: “Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza”. Algunas versiones traducen la palabra hebrea “dureza” por “severidad”. Esta palabra indica que los hijos de Israel no tenían ninguna libertad, ningún derecho, ningún descanso. Cualquiera que fuesen sus circunstancias, tenían que laborar como esclavos. Tenían que hacer lo que Faraón pedía.

3. Amargaron su vida con dura servidumbre

a. En barro, ladrillo y en toda labor

El versículo 14 continua: “y amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor”. Faraón amargó la vida de los israelitas con dura servidumbre. Actualmente, a los ojos de Dios, todo el pueblo labora en el “campo”. Usted quizá trabaje en un hospital, una fábrica o una oficina, pero en realidad está laborando en el “campo” haciendo “ladrillos” y usando como cemento el “barro”.

b. Edificaron dos ciudades de almacenaje para Faraón

Como esclavos en Egipto, los hijos de Israel “edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y Ramesés” (v. 11). Pitón significa “boca de integridad” y Ramesés significa “trueno de la norma”. Estos nombres indican que las ciudades de almacenaje de Faraón fueron construidas para el orgullo y la jactancia, así como lo fueron las pirámides. Creo que bajo el reino de Faraón, los egipcios edificaron estas ciudades de almacenaje para jactarse de su integridad, honestidad y bondad y también para propagar sus normas culturales. La boca de integridad sigue expresándose hoy en el mundo. Cada raza y nación se jacta de su bondad. Además, todos los países están orgullosos de sus logros. Durante miles de años, el mundo se ha jactado de su bondad y ha propagado sus normas. Hoy, la gente mundana está construyendo ciudades de almacenaje para Satanás a causa del orgullo que tienen en su integridad y normas.
En contraste con la gente mundana, el Señor Jesús no se jactó de Su integridad. En lugar de jactarse, El pronunció palabras de gracia (Lc. 4:22). Además, con el Señor no hubo expresión de normas. Mateo 12:19 dice de El: “no contenderá, ni voceará, ni nadie oirá en las calles Su voz”.

c. Igual que en Babel

La labor de los hijos de Israel en Egipto era idéntica a los esfuerzos de los rebeldes en la tierra de Babel, de la cual fue llamado Abraham a salir. Los habitantes de Babel hicieron ladrillos y usaron barro como cemento para edificar la ciudad y la torre de Babel a fin de hacerse un nombre para ellos mismos (Gn. 11:3-4). En Egipto, Faraón obligó a los hijos de Israel a edificar ciudades para él con ladrillos y barro.

III. FARAON MATO A LOS HIJOS DE ISRAEL

A. Mató a los hombres y preservó a las mujeres

Faraón no solamente esclavizó a los hijos de Israel, sino que también intentó matar a todos los niños varones que nacieron de mujeres hebreas (1:15-19). El versículo 22 dice: “entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo: echad al río a todo hijo que nazca, y a toda hija preservad la vida”. La Biblia indica que la vida del varón sirve para el propósito de Dios; y especialmente entre el pueblo caído, la vida de la mujer sirve para el placer del hombre. Lo que hizo Faraón en Egipto es exactamente lo que está haciendo Satanás hoy en día: está matando la vida que sirve para el propósito de Dios y preserva la vida que sirve para el placer del hombre. Como creyentes en Cristo, aún nosotros podemos ser usados por Satanás para matar al varón, una vida que es para el propósito de Dios, y preservar a la mujer, la vida para el placer del hombre. Todo creyente tiene ambas clases de vida. Si no tenemos la gracia del Señor, a diario seremos un Faraón que mata la vida para el propósito de Dios y conserva la vida para el placer del hombre. Por ejemplo, en el día del Señor, muchos cristianos no tienen deseos de asistir a las reuniones. Al contrario, pasan el día disfrutando de deportes, entretenimientos, y diversiones. No obstante, en el día del Señor, los creyentes deberían reunirse para adorar al Señor, escuchar Su palabra y servirle. Sin embargo, en el día del Señor, muchos creyentes matan la vida del varón, pero conservan la vida de la mujer. En cuanto a la adoración del Señor en el día del Señor, ellos están amortecidos, pero cuando se trata de compartir los entretenimientos y diversiones mundanas, son activos y muy vivientes.
Satanás siempre busca oportunidades para matar la vida que sirve para el propósito de Dios y preservar la vida que sirve para el placer del hombre. ¿Ha considerado usted alguna vez por qué resulta mucho más fácil murmurar que orar? Orar consiste en ejercitar la vida masculina, pero murmurar, es ejercitar la vida femenina. Quizás aún ahora usted es uno con Satanás al matar la vida que sirve para el propósito de Dios. Cuando el Señor nos incita a orar y en lugar de eso murmuramos, somos usados por Satanás para matar la vida masculina y preservar la vida femenina. Esto indica que hoy en día estamos haciendo lo mismo que Faraón en el capítulo uno de Éxodo. ¿Vive usted por la vida que sirve para el propósito de Dios o por la que sirve para el placer del hombre? Es posible que parte del tiempo usted sea un Faraón entronizando el ego y matando la vida que sirve para el propósito de Dios, pero preserva la vida que sirve para su propio placer.

B. Usó a las parteras
para matar la vida masculina

En Génesis 3:1-6, vemos que Satanás usó a Eva, la vida femenina, para aniquilar la vida masculina. Esto significa que Satanás usa la vida que le proporciona placer al hombre, a fin de matar la vida destinada al propósito de Dios. No obstante, Dios también usa la vida femenina para cumplir algo para sus propios intereses. Al principio del Antiguo Testamento, Satanás visitó a una mujer, Eva, y la usó para matar la vida masculina. Pero al principio del Nuevo Testamento, Dios visitó a la virgen María y la utilizó para introducir Su salvación. La visita que hizo Satanás a Eva provocó la caída, pero la visita de Dios a María introdujo Su salvación. En el mismo principio, en Éxodo 1 Faraón usó a las parteras para matar la vida masculina, pero Dios las usó para conservar y preservar la vida que le sirve para Su propósito. Tal vez sea fácil que el enemigo use a las hermanas pero Dios también puede usarlas fácilmente. La condición de muerte o de liberación de la iglesia depende de las hermanas. Las hermanas deben ser las Marías de hoy. En el Nuevo Testamento, no sólo hay una sola María. En el tiempo en que el Señor Jesús fue concebido y nació, hubo una María. Cuando el Señor fue crucificado y sepultado, por lo menos dos Marías estaban presentes. Además, en la mañana de Su resurrección, el Señor Jesús se apareció a María Magdalena. Todas estas Marías fueron usadas por el Señor a fin de cumplir Su propósito.
Lo que vemos en cuanto a las hermanas en la vida de iglesia se aplica también a las mujeres en una nación. Cuando Satanás usa a las mujeres, el país se corrompe. Pero cuando son usadas por Dios, el país es preservado.
En la historia, vemos que Satanás viene para usurpar a las mujeres y dañar la situación cuando las condiciones relacionadas con Dios son maravillosas: en el jardín del Edén, en el tiempo de avivamiento, en un tiempo glorioso y de mucha elevación. Rara vez él puede usar a un hombre de esta manera. No obstante, en tiempo de degradación, de necesidad desesperada, Dios viene y usa la vida femenina para rescatar la situación y traer Su salvación. Ese fue el caso en Éxodo 1. Satanás se presenta a las mujeres en tiempos elevados porque él sabe que son los vasos más frágiles. Al presentarse también a las mujeres, el Señor avergüenza a Satanás. La Palabra indica claramente que las hermanas estaban presentes en todo momento de urgente necesidad. Tanto por el lado positivo como por el lado negativo, la historia presenta este principio. Por tanto, las hermanas deben tener cuidado en los momentos maravillosos, pero también deben estar listas para permanecer al lado del Señor, como lo hicieron las parteras, y ser usadas por El en tiempo de degradación y de urgente necesidad para rescatar la situación y cumplir Su propósito.
La clave de la segunda parte de Éxodo 1 no se encuentra en la vida masculina, sino en la vida femenina. Faraón, la corporificación de Satanás, buscó usar la vida femenina, las parteras, para destruir la vida masculina, pero Dios vino y usó a estas parteras para conservar la vida masculina. El principio es el mismo tanto en el caso de las parteras como en el caso de la virgen María. Todas fueron usadas por Dios para traer salvación. Este principio se aplica también a la vida de iglesia actualmente. Cuando Satanás use a las hermanas, habrá corrupción en la iglesia. Pero cuando el Señor las use, habrá salvación. ¡Le pedimos al Señor que El use nuevamente la vida femenina para rescatar la situación en la vida de iglesia hoy!

IV. LA SOBERANIA DE DIOS

A. Hizo que los hijos de Israel
se multiplicaran y se fortalecieran

Faraón esclavizó a los hijos de Israel e hizo todo lo posible para matar la vida masculina, pero Dios seguía siendo soberano sobre toda la situación (1:7, 12, 17-21). Por ejemplo, la soberanía de Dios hizo que los hijos de Israel “fructificaran y se multiplicaran, y fueran aumentados y fortalecidos en extremo” (1:7). Hoy en día la iglesia a menudo se fortalece sin razón aparente. Lo podemos explicar solamente por la soberanía de Dios. En el transcurso de los años, he aprendido que no debemos confiar en nuestra labor. Sólo debemos confiar en la bendición de la soberanía de Dios. Cuando el Señor nos bendice, hasta nuestros errores resultan para nuestro bien (no obstante, esto no significa que debemos hacer el mal para que venga el bien). Pero si no viene ninguna bendición por parte del Señor, por muy correctos o buenos que seamos, no veremos mucho resultado positivo. Nunca deberíamos poner nuestra confianza en lo que somos ni en lo que podemos hacer. Nuestra confianza debe centrarse totalmente en el Señor. Debemos orar: “Señor, sólo estamos haciendo nuestro deber al seguirte. Pero Señor, Tú sabes que no confiamos en lo que somos ni en lo que podemos hacer. Señor, nuestra confianza reposa totalmente en lo que Tú eres. Si Tú bendices soberanamente a Tu iglesia, ésta se multiplicará y se fortalecerá”.

B. Fortaleció a las mujeres hebreas

Vemos también la soberanía del Señor en el hecho de que fortaleció a las mujeres hebreas (1:19). Cuando Faraón preguntó a las parteras por qué los niños varones seguían viviendo, las parteras contestaron: “porque las mujeres hebreas no son como las egipcias, pues son robustas, y dan a luz antes que la partera venga a ellas” (v. 19). Al contestar de esta manera a Faraón, las parteras no mentían. Era cierto que las mujeres hebreas eran más robustas que las egipcias. Esto fue conforme a la soberanía de Dios. Las mujeres hebreas eran robustas porque Dios en Su soberanía las hizo así.
Pasa lo mismo con la iglesia hoy. El hecho de que la iglesia sea robusta o esté amortecida no depende de lo que hacemos. Depende totalmente de la soberanía del Señor. Pero eso no significa que debemos ser perezosos ni ociosos. Por una parte, no debemos pensar que nuestra labor traerá la bendición de Dios. Por otra parte, no debemos pensar que no debemos hacer nada porque todo depende de la bendición del Señor. Debemos laborar, cumplir nuestro deber, conscientes de que mientras estemos haciendo eso, la condición de la iglesia y de los santos es por completo un asunto de la soberanía de Dios.

C. Usó la vida femenina
para salvar la vida masculina

Además, el Señor en Su soberanía usó la vida femenina, las parteras, para salvar la vida masculina, en el mismo principio que El usó a la virgen María para producir al Salvador (Gá. 4:4-5). En su propia sabiduría, Faraón planificó terminar con la nación de Israel. Dios no luchó contra Faraón. Al contrario, en Su soberanía El usó a dos parteras para salvar la vida masculina.

D. Dios hizo bien a las parteras
y prosperó sus familias

Los versículos 20 y 21 dicen: “Y Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera. Y por haber las parteras temido a Dios, El prosperó sus familias”. Al hacer bien a las parteras, Dios prosperó sus familias para cumplir Su propósito. Eso significa que El usó la vida que sirve para el placer del hombre a fin de producir la que sirve para el propósito de Dios. En este cuadro, vemos que si nos negamos a permanecer con Faraón y en cambio permanecemos con Dios, Él nos hará bien para que produzcamos vida a fin de cumplir Su propósito. Hermanas, cuando ustedes permanezcan con Dios, y no con Satanás, Dios prosperará sus familias. Eso significa que Dios establecerá unidades que producen vida para cumplir Su propósito.
Por medio de este mensaje, podemos concluir que por mucho que Satanás intente esclavizarnos o aniquilarnos, Dios es soberano y Él nos puede usar para ser las parteras de hoy. Todos podemos ser aquellos que convierten la vida para el placer del hombre en una vida para el propósito de Dios. Si somos estas parteras, Dios establecerá casas para nosotros, llenas de gente que producen vida con miras al cumplimiento del propósito de Dios.
En el mensaje siguiente, veremos que Moisés fue preservado por medio de tres mujeres: su madre, su hermana y la hija de Faraón. ¡Alabado sea el Señor por las parteras, por la vida femenina que se vuelve a Dios a fin de cumplir Su propósito! Alabado sea Él porque en la oscuridad de Éxodo 1 resplandece una luz brillante.

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