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sábado, 30 de junio de 2012

¿DONDE VAN LOS SANTOS AL MORIR: CIELO O PARAÍSO?




DEL ESTUDIO-VIDA DE APOCALIPSIS-MENSAJE VEINTE-EL CLAMOR DE LOS SANTOS MARTIRIZADOS Y LA RESPUESTA DE DIOS: EL QUINTO Y EL SEXTO SELLOS.

(Véase estudio completo en: http://www.librosdelministerio.org/books.cfm?id=%24%2E%3EOA%5E%20%20%20%0ALos resaltados no son del autor)

Debemos leer la Biblia cuidadosamente, sin apegarnos a las enseñanzas tradicionales y superficiales de hoy. Tenemos que ver claramente que los santos salvos no están en el cielo, sino en un lugar placentero que la Biblia llama el Paraíso, el lugar adonde fue el Señor Jesús después de Su muerte.


El clamor

En Apocalipsis 6:10, hablando de “las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían”, dice que “clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” En 6:9 vemos que las almas están debajo del altar. Esto denota los sacrificios inmolados en el altar. Cuando un sacrificio era ofrecido en el altar, su sangre corría hasta caer debajo del altar. El alma de la carne está en la sangre (Lv. 17:11). Queda implícito en el hecho de que las almas de los mártires estén bajo el altar, que a los ojos de Dios todos ellos fueron ofrecidos a El como sacrificios hechos en el altar y que la sangre, la vida, de ellos fue derramada allí. Ahora están debajo del altar. En tipo y figura el altar estaba en el atrio del tabernáculo y del templo, y este atrio representa la tierra. Por lo tanto, “bajo el altar” significa debajo de la tierra, donde están las almas de los santos martirizados. Este es el paraíso adonde el Señor Jesucristo fue después de Su muerte (Lc. 23:43). Está en el corazón de la tierra (Mt. 12:40), y debe de ser la sección agradable del Hades, donde está Abraham (Hch. 2:27; Lc. 16:22-26).

Hoy, los santos martirizados están en el paraíso debajo del altar, o sea, debajo de la tierra. Es un error decir que estos santos están en el cielo. En la Biblia anotada de Scofield, hay una nota en Lucas 16:23 que indica que el paraíso estaba debajo de la tierra antes de la resurrección de Cristo, pero cuando Cristo resucitó, fue trasladado de allí al tercer cielo. No obstante, en el día de Pentecostés, cincuenta días después de la resurrección del Señor, Pedro dijo: “David no subió a los cielos” (Hch. 2:34). Hasta el día de Pentecostés, David no estaba en los cielos. En el libro Las primicias y la cosecha, página 54, G. H. Lang, uno de los últimos maestros entre los Hermanos, dice que “la Escritura jamás afirma” que después de la ascensión de Cristo, el paraíso haya sido trasladado de debajo de la tierra al tercer cielo, “sino que está totalmente en contra de ese concepto”. El también hace alusión al versículo de Hechos 2 donde Pedro dice que David no estaba en el cielo. Menciono esto con el fin de que nos demos cuenta de que todos los santos que murieron como mártires todavía están en el paraíso debajo del altar.

Muchos cristianos no saben que el paraíso está en el Hades. La prueba más evidente de esto se halla en lo que el Señor dice en Lucas 23:43 al ladrón que fue salvo: “De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. En Hechos 2:27, 31 se revela que después de que el Señor murió fue al Hades. Mateo 12:40 indica que el Hades está en “el corazón de la tierra” donde el Señor Jesús estuvo por tres días y tres noches después de Su muerte. En el Hades hay una sección confortable, que se compara con el seno de Abraham, donde estaba Lázaro (Lc. 16:23)Este no es el Paraíso celestial, sino el que está en el Hades. Basándose en 2 Corintios 12:2-4 algunos han aseverado que cuando Pablo fue “arrebatado al paraíso” fue “arrebatado al tercer cielo”. Pero dicho pasaje no prueba que el paraíso esté en el tercer cielo; por el contrario, demuestra lo opuesto. La letra “y” al comienzo del versículo 3 comprueba que el arrebatamiento (de Pablo) “al tercer cielo” y el arrebatamiento “al paraíso”, mencionado en los versículos 3 y 4 son dos cosas diferentes. Por un lado Pablo estaba en la tierra, pero por otro, fue “arrebatado” a los cielos y también “al paraíso”. De esta manera, Pablo recibió una visión completa del universo. Desde el punto de vista humano, el universo consta de tres secciones: los cielos, la tierra y la parte que está debajo de la tierra (cfr. Fil. 2:10). Pablo conoció las cosas de la tierra, las cosas de los cielos y las cosas del paraíso. El tuvo la más notable revelación del universo y de la relación de éste con el hombre.

Cuando los salvos mueren, se hallan desnudos, es decir, sin cuerpo. Si un ser humano no tiene cuerpo, está desnudo, o sea, en una condición anormal. Nadie puede estar en la presencia de Dios, en el tercer cielo, en una condición anormal de desnudez. Por consiguiente, los santos que mueren son guardados en un lugar placentero hasta el día de su resurrección, cuando Dios les pondrá un cuerpo resucitado y serán personas completas y normales.

Tal vez algunos se pregunten cuál es el significado de Filipenses 1:23 donde Pablo dice que tiene el deseo de “partir y estar con Cristo”. Parece que Pablo dijera: “Si muero, estaré con Cristo”. Estar con Cristo no es un asunto absoluto sino relativo. En la actualidad estamos con Cristo. Dondequiera que estemos, estamos con El. Mientras estamos en este cuerpo físico, no estamos tan cerca de Cristo como cuando morimos, pues entonces salimos de este mundo y entramos en otra esfera. Esto no significa que cuando los creyentes mueren son llevados a los cielos. Esto sólo ocurrirá el día de la resurrección y el arrebatamiento.

Algunos pueden alegar, basándose en 1 Tesalonicenses 4, que los santos están con Cristo en el cielo. Afirman que cuando Cristo regrese, traerá consigo a los creyentes que hayan muerto, lo cual demuestra que ellos están con El ahora en el cielo. Si usted lee este capítulo detenidamente, verá que “los muertos en Cristo resucitarán primero” y “nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes” (1 Ts. 4:16-17). Según 1 Tesalonicenses 4 los santos que murieron serán resucitados y, junto con los que vivan, serán arrebatados a los aires al encuentro de Cristo. Debemos leer la Biblia cuidadosamente, sin apegarnos a las enseñanzas tradicionales y superficiales de hoy. Tenemos que ver claramente que los santos salvos no están en el cielo, sino en un lugar placentero que la Biblia llama el Paraíso, el lugar adonde fue el Señor Jesús después de Su muerte.

Después de esperar un largo tiempo, cerca del final de esta era, los santos que fueron mártires claman pidiendo venganza, instando al Señor a que juzgue y vengue la sangre de ellos “en los que moran en la tierra”.

viernes, 24 de febrero de 2012

DOS PARAÍSOS EN LA BIBLIA (E.V. Apoc., Witness Lee)


ESTUDIO-VIDA DE APOCALIPSIS

MENSAJE CINCUENTA Y NUEVE

LA NUEVA JERUSALEN
(1)

VI. EL PARAISO DE DIOS

La Nueva Jerusalén también será el paraíso de Dios. Según la Biblia hay más de un paraíso. Muchos cristianos piensan que el huerto de Edén es el paraíso (Gn. 2:8) Sin embargo, la Biblia no llama al Edén el paraíso. Así que en la Biblia sólo vemos dos paraísos, el que menciona el Señor Jesús en Lucas 23:43 y la Nueva Jerusalén.

El Señor dijo al ladrón que le había pedido que se acordara de él cuando viniera en Su reino: “De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. (Lc. 23:43). Sólo al estudiar otros versículos podemos ubicar este paraíso. Lucas 23:43 revela que el Señor Jesús inmediatamente después de morir, fue al paraíso. Hechos 2:27 y 31 revela que después de que el Señor Jesús murió, fue al Hades, y Mateo 12:40 indica que el Hades está en “el corazón de la tierra”, donde estuvo el Señor Jesús tres días y tres noches después de Su muerte. En el Hades hay una región agradable, descrita como el seno de Abraham, adonde fue Lázaro (Lc. 16:23). Por lo tanto, el paraíso que menciona el Señor en Lucas 23:43 es la región agradable del Hades. Según lo dicho por el Señor en Lucas 16, hay dos secciones en el Hades, y entre ellas hay un gran abismo. Cuando Lázaro murió, fue a la región placentera del Hades, donde está Abraham. Pero cuando murió el rico, fue a la región de tormento.

Algunos maestros cristianos, como por ejemplo el doctor Scofield, creen que cuando Cristo resucitó, la región placentera del Hades fue trasladada al tercer cielo. La Biblia anotada de Scofield tiene una nota en Lucas 16:23 al respecto. El pasaje de 2 Corintios 12:2-4 también lo usan como base para apoyar esta idea. Algunos interpretan las palabras de Pablo en estos versículos como una indicación de que el paraíso está ahora en el tercer cielo. Pero si uno lee este pasaje con detenimiento y siguiendo el texto griego, verá que demuestra lo contrario. En dicho capítulo Pablo estaba dando testimonio de que había recibido una visión completa del universo, el cual se divide en tres regiones: los cielos, la tierra y la parte que está debajo de la tierra (véase Fil. 2:10). Pablo había llegado a conocer las cosas de la tierra, las de los cielos y las del paraíso. Esto es lo que en realidad comunica 2 Corintios 12:2-4 (véase el mensaje veinte, págs. 236-239). El paraíso, la región placentera del Hades, todavía está ubicado en el Hades, debajo de la tierra.

La enseñanza de que los santos del Antiguo Testamento que estaban en el paraíso fueron trasladados al cielo cuando Cristo resucitó, no es correcta. El día de Pentecostés, cincuenta días después de la resurrección del Señor, Pedro dijo: “David no subió a los cielos” (Hch. 2:34). Hasta ese día David todavía no estaba en el cielo. Por consiguiente, la enseñanza tradicional sobre esto no es ni exacta ni confiable. Según las palabras claras de la Biblia, existe una sección placentera en el Hades, llamada el paraíso, donde están ahora los espíritus y las almas incorpóreas de los salvos esperando el día de la resurrección. En principio, la separación de un alma de su cuerpo denota que ella está desnuda, y ninguna persona desnuda puede entrar en la presencia de Dios. En consecuencia, los espíritus y las almas de los santos que ya fallecieron están en la región placentera del Hades esperando el día de la resurrección para ser vestidos del glorioso cuerpo de resurrección y ser cubiertos nuevamente.

La Nueva Jerusalén, el paraíso de Dios, es diferente del paraíso del Hades. El paraíso de la Nueva Jerusalén, el cual es eterno, será muy superior al del Hades, el cual no es más que un albergue temporal

El paraíso de Dios que está en la Nueva Jerusalén será la recompensa para los vencedores en la edad del reino (2:7) y la porción común a todos los redimidos de Dios en la eternidad (21:7). Todos los santos que hayan muerto resucitarán, se pondrán un cuerpo resucitado, y entrarán en la Nueva Jerusalén, la cual será su paraíso.