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lunes, 17 de septiembre de 2012

UN HOMBRE QUE SE ARREPIENTE Y RINDE CUENTAS ("En Busca de Papá", Charles Elliott Newbold, Jr.)



En Busca de Papá – Charles Elliott Newbold, Jr.

Capítulo 16 – Un hombre que rinde cuentas

Los hombres se reunían cada Martes por la noche en el sótano de Steven. Lo habían estado
haciendo durante años. Bebían café. Reían. Lloraban. Oraban. A veces pasaban las doce de la
noche para asegurarse de que todos hubieran tenido una oportunidad de compartir. Dios ha
sido conocido por hacer milagros poderosos en favor de estos hombres que se preocupaban lo
suficiente por sus vidas y por las de sus amados para dar cuentas unos a otros semana tras
semana.
Estos hombres no estaban solos. Muchos hombres se están reuniendo en grupos para rendir
cuentas, en busca de integridad. Estudian juntos, reciben colectivamente de la sabiduría y
experiencias de los demás, oran juntos, crecen juntos y son mentores unos a otros en amor.
Colectivamente suplen la ausencia del modelo de papá.
Rendir cuentas es vivir en relación con otros como un libro abierto por el que otros pueden no
solo leer nuestras vidas, sino influir en la escritura de las mismas para producir carácter e
integridad.

Disposición para rendir cuentas

Rendir cuentas tiene que comenzar con una disposición de que otros sepan todo de nosotros
en nuestras vidas. Necesitan saber los secretos más oscuros—esos pecados que tan
fácilmente nos acosan—no para avergonzarnos o condenarnos o extender la murmuración
sobre nosotros, sino para ayudarnos a mantener un estilo de vida de arrepentimiento, para
animarnos y fortalecernos.
Lo que hay escondido en la oscuridad permanece escondido siempre que sea mantenido en
secreto. El pecado prospera en la oscuridad del secretismo y de la negación. Pero una vez que
el pecado es expuesto a la luz, es erradicado por la luz. No puede sobrevivir en la luz del
arrepentimiento y la confesión.
Rendir cuentas en relaciones con los demás será fingido y estéril si no estamos dispuestos a
ser transparentes. Seguiremos engañándonos a nosotros mismos e intentaremos engañar a los
demás haciéndoles creer que estamos bien cuando en realidad no lo estamos.

Honestidad con el yo

Antes de poder dejar que otros nos sondeen, deberíamos desear hacer un poco de sondeo
nosotros mismos. Deberíamos querer ser dueños de la verdad en relación con esos pecados
que hemos estado pretendiendo que no existen. Dejaremos de justificarlos. Conocer la verdad
sobre nosotros mismos es difícil para muchos de nosotros, porque no fuimos enseñados como
saber lo que sentimos, pensamos, queremos o creemos. ¿Cómo podemos entonces esperar
que lo contemos a los demás?
Comenzamos echando una larga y seria mirada honesta a nosotros mismos y nos confesamos
culpables ante algunos hilos de verdad. Admitimos que tenemos problemas: pecados,
adicciones, comportamientos obsesivocompulsivos,
y malas actitudes. Y quizás, solo quizás, seamos nosotros la causa de esos problemas.
Somos dueños de esas realidades sobre nosotros mismos. Somos dueños del hecho de que
nuestras vidas son imposibles de manejar, que no tenemos fuerza sin Dios, que estamos
dispuestos a cambiar o a ser cambiados por Dios y que necesitamos rendir cuentas en
nuestras vidas. Confesiones como éstas llevan al arrepentimiento. El arrepentimiento tiene que
ver con cambiar nuestras mentes y la dirección de nuestras vidas.
Cuanto más aprendemos sobre nuestros defectos de carácter, seré menos probable que estos
defectos gobiernen nuestras vidas. Sólo podemos resolver esos problemas que sabemos que
existen.
Pero no todo lo que tiene que ver con nosotros es malo. Tenemos también rasgos de
personalidad buenos. Cuánto más sepamos sobre nuestros dones, talentos y atributos, más
podremos consagrarlos para que Dios los use en Su Reino. Él quiere todos ellos.
Al llegar a saber quienes somos, estaremos mejor preparados para someternos a Dios y a
otros rindiendo cuentas.

Llegando al “ fondo”

No es hasta que llegamos al “fondo” que estamos dispuestos a arrepentirnos. El
arrepentimiento comienza cuando llegamos al final de nosotros mismos. Lo profundo que
tengamos que llegar para tocar “fondo” es diferente para cada uno de nosotros. Puede
depender de nuestra terquedad.
Norman estaba sentado en la cocina mientras le ofrecíamos orar con él por sus problemas.
Teníamos un deseo tan grande de ayudarle a dar un giro a su vida. No tenía hogar, estaba
hambriento, en bancarrota, y en paro. Su única posesión era la ropa que vestía su cuerpo.
Caminaba horas por noche, algunas veces bajo la lluvia, durmiendo de pie apoyado contra una
pared.
“Norman, ¿estas contento con tu vida?”, le pregunté.
“Si”, fue su simple respuesta.
“¿Eso es todo?”, pregunté. Había sido golpeado por la incredulidad. “Si eso es todo, entonces
no puedo hacer nada por ti”.
Lo profundo que tengamos que llegar para “tocar fondo” podrá depender de lo profundamente
arraigado que esté el pecado; porque cuánto más profundo es el pecado, más difícil será
desarraigarlo. Cuando ese pecado es generacional, como lo es en muchos casos, esa raíz
crece aún más profundamente.
Aunque no siempre nos gustan los efectos que esos pecados tienen en nosotros, parece como
si fueran amiguitos para nosotros. No queremos rendirlos. Puede que no hayamos terminado
con ellos, y sólo vamos a dar a Dios aquellas cosas con las que hemos terminado. Rara vez
hemos terminado algo hasta que comienza a producirnos más dolor que placer. Así, Dios
puede permitir que sucedan ciertas cosas como resultado de que ese pecado nos lleve al fin de
ello, para llevarnos al fin de nosotros mismos.

Sometiéndonos a un círculo de mentores

Diferentes mentores servirán a diferentes propósitos en nuestras vidas. Puede que
descubramos que ya tenemos un círculo de mentores. Algunos nos guían espiritual y
moralmente. Algunos os ofrecerán servicios profesionales, como doctores, abogados y
contables. Otros estarán disponibles para la consejería emocional y psicológica. Diferentes
mentores están cualificados para estar ahí a favor nuestro en maneras distintas. Debemos
anhelar recibir de estos mentores conforme a sus propósitos. Abusaríamos de nuestros
dentistas si le contásemos nuestros problemas financieros. No son expertos en esa área ni
tampoco es asunto de ellos—a menos, claro está, que les debamos dinero.
Nuestras esposas, si estamos casados, son mentores en ciertas áreas de nuestras vidas. Mi
esposa sabe todo lo que necesita saber sobre mí para la santidad de nuestro matrimonio. Me
conoce física, espiritual, social, sexual ética, financiera y moralmente. Me conoce como un
libro. Rindo cuentas a ella automáticamente por cada donut que se supone que no debo comer,
por cada taza de café que se supone que no debo beber, por cada grano de sal que se supone
que no debo usar, y por cada dedo que no se supone que no debo levantar.
Mi esposa es una influencia positiva en mi vida porque ella es la que vive conmigo día a día. Es
cariñosa, tierna y me acepta. No es crítica ni juiciosa. Sabe como “estar junto a su hombre”. No
predica, no da la lata ni intenta rescatarme. Está casi demasiado dispuesta a que yo tome mis
propias decisiones, sabiendo muy bien que yo estoy dispuesto a sufrir las consecuencias, ella
es una roca. Además, con frecuencia cuenta como va por encima de mi cabeza en oración para
entregar las cosas a mi Cabeza, Jesús, cuando piensa que estoy haciendo algo mal; y puede
dejarlo ahí.
Y sin embargo, hay veces cuando necesito a otros hombres, no a mi esposa, con quien hablar
las cosas.

Sometiéndonos a hermanos de confianza

Encontrar a los hombres adecuados para esta clase de rendimiento de cuentas no es tarea
fácil. Lleva tiempo encontrar a otros hombres que se han probado dignos de confianza y que
estén dispuestos a conectar en apertura y honestidad. Hemos de ser cautelosos sobre airear
nuestros trapos sucios a cualquiera. Muchos no pueden ser confiados con nuestra honestidad.
Ellos mismos están todavía en pecado y negación. Siempre que puedan apartar la atención
sobre ellos mismos calumniando a los demás, eso es precisamente lo que harán.
Una vez di mi testimonio a un grupo de hombres de iglesia. Creo que me estaban considerando
como un candidato a pastor asistente. Yo quería ser honesto y abierto con ellos. Les compartí
sobre mi participación en algunas actividades de ocultismo durante un breve tiempo en mi
período de ateismo y como esa atadura me había llevado de vuelta al Señor. No pudieron
manejar esa información. ¿Cómo era posible que un hombre que había sido ordenado
previamente para el ministerio, pudiera haber llegado tan lejos? ¿Se podría confiar otra vez en
él? ¿Se había vuelto loco? No estoy seguro de lo que pensaron; pero sea lo que sea, la puerta
se cerró para mi ministerio candidato después de aquello.
Aunque tenemos que ejercer la cautela, no podemos ser gobernados por lo que otras personas
piensen de nosotros. No es asunto nuestro lo que piensen los demás a menos, que por
supuesto, les hayamos dañado y necesitemos arreglar algunos asuntos. Si tenemos temor de
lo que otros piensen de nosotros, lo más seguro es que nos sea imposible abrirnos a otros
hermanos de confianza.

Sometiéndonos a hermanos que nos aceptan

Hasta que no lleguemos a aceptarnos unos a otros sin juzgarnos ni criticarnos, lo más probable
es que no revelemos nuestras más profundas necesidades. Dudo mucho que hubiera podido
hacer un círculo para rendir cuentas de aquellos hombres de iglesia a quienes di mi testimonio.
Debemos mostrar tanta gracia, amor y aceptación unos a otros como el Señor nos las ha
mostrado hacia nosotros mismos. Y sin embargo, aceptarnos unos a otros no significa que
condonemos nuestros pecados en absoluto. La meta del rendir cuentas es ayudarnos unos a
otros a vivir por encima del pecado. Porque “no envió Dios a Su Hijo al mundo para condenar al
mundo sino para que el mundo fuera salvo por Él.” (Juan 3:17).
Es vitalmente importante que los hombres nos reunamos para rendir cuentas honestamente,
abiertamente y en aceptándonos unos a otros. Encontrar otros hombres con quienes deseemos
ser honestos mutuamente, abiertos y receptivos es como encontrar un tesoro enterrado. Vale la
pena comprar todo el campo para tenerlo.

Sometiéndonos a hermanos consagrados

Los hombres que están dispuestos a conectarse unos a otros en honestidad, apertura y
recepción, desearán entregarse fielmente unos a otros, a ellos mismos, a Dios y al proceso.
Esto implica una entrega de tiempo. Los hombres que rinden cuentas tienen que
comprometerse a un tiempo para estar juntos y comprometerse a ser fieles unos con otros en
ese tiempo. Los hermanos que han entrado en relaciones para rendir cuentas pueden recibir
llamadas a las dos de la madrugada. Saltarán de la cama, nos recogerán en la cabina de
teléfono junto a la tienda de bebidas alcohólicas de la esquina, y compartirán una taza de café
hasta que rompa el día, si es que eso es lo necesario.
Dios me ha bendecido a lo largo de los años con unos pocos hombres que están tan cerca de
mí como hermanos. Estamos a cientos de millas de distancia unos de otros; y sin embargo,
estaremos dispuestos a cruzar la frontera de varios estados para “estar ahí” unos por otros.
Conocemos las debilidades y fortalezas de todos. Nos amamos y nos apoyamos unos a otros.
Compartimos nuestras alegrías y nuestros sufrimientos. No nos juzgamos ni nos condenamos
unos a otros, pero tampoco dejamos que ninguno de nosotros se marche con basura en
nuestras vidas.
Creo que Dios ha puesto hombres con quién Él nos va a conectar. Él quiere esto por todos
nosotros. No quiere a hombres gobernando a otros hombres, sino a hombres sometidos unos a
otros como compañeros. Puede que esos hombres ya estén en nuestras vidas. Oremos y
pidamos a Dios que nos abra los ojos para verlos. Demos pasos con medida para llegar a
conocernos unos a otros a un nivel más íntimo. Construyamos una relación de confianza y
estemos dispuestos a comprometernos unos con otros en sinceridad.
Por causa de rendir cuentas, no es necesario buscar a otros hombres que tengan el mismo
pecado que nosotros. Pero está bien si así fuera, porque comprenderemos la vulnerabilidad en
cada uno de nosotros. Pero es algo igualmente poderoso si tenemos a otros en nuestras vidas
que son fuertes en áreas en las que nosotros somos débiles, y nosotros podemos ser fuertes
en áreas en las que otros son débiles. Romanos 15:1 nos instruye: “Así que, los que somos
fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos.”
Podemos ganar fortaleza unos de los otros cuando estamos conectados a hombres que
conocen nuestras debilidades y vulnerabilidades, que puedan llamarnos en cualquier momento
que sientan la necesidad de hacerlo y preguntar, “¿Cómo te va en esa área?”. Si nos va bien,
lo decimos. Si no, lo decimos dejamos que el hermano nos ministre.
La fidelidad y la lealtad son disciplinas que han de perfeccionarse con la práctica. Comencemos
a practicar la fidelidad y la lealtad a nuestros hermanos rindiendo cuentas. Seamos fieles en lo
poco—siendo fieles en participar de las reuniones con ellos, llegar a tiempo, quedarse un buen
rato y orar fielmente. Aprender la fidelidad en el grupo tendrá su efecto maduro sobre nuestra
fidelidad en casa.

Sometiéndonos a hermanos que oran

Siempre podremos encontrar a quién estén dispuestos a escucharnos, a cargarnos de consejo,
a servirnos una bebida. Es más difícil hallar a otros que estén dispuestos a ponerse de rodillas
y orar por nosotros. Podemos someternos a nuestros camareros, barberos, médicos y
abogados, pero lo que en realidad necesitamos es socios de oración.
Cuántas más personas podamos incluir en nuestro círculo de mentores, más apoyo de oración
que habremos conseguido para nosotros mismos. Dios responde a la oración, especialmente a
la oración ferviente y eficaz de hombres piadosos (Santiago 5:16). Oremos juntos unos con
otros, oremos unos por otros, oremos juntos unos por otros y oremos cuando estemos lejos
unos de los otros. La oración nos ayudará a mantenernos cubiertos de los dardos de fuego del
diablo.

Sometiéndonos unos a otros

El sometimiento unos a otros sugiere que todos nosotros tenemos un terreno común. Aquellos
individuos que consideran que están más allá de la corrección no pertenecen al grupo. Crean
un clima de desconfianza y no produce seguridad tenerlos cerca.
Cuando nos sometemos unos a otros en el entorno de un grupo de apoyo confidencial,
seremos más transparentes y confiaremos más unos en otros. Dios dará más de Su
misericordia y de Su gracia. Nos dará sabiduría y entendimiento. Se creará un clima para que
Dios envíe Su palabra para edificación, sanidad, liberación, transformación y fortalecimiento. El
Salmo 107:20 dice “El envió su palabra y los sanó y los libró de la muerte.”

Tomando responsabilidad por nosotros mismos

Aunque rindamos cuentas unos a otros, no podemos esperar que otros vivan nuestras vidas
por nosotros. Podemos y probablemente deberíamos hacer un inventario de nuestras vidas
para ver lo que nos ha hecho ser como somos. Pero no podemos escondernos detrás de lo que
otros nos han hecho como excusa para permanecer en pecado. Es tiempo de crecer y de tomar
responsabilidad por nosotros mismos.
Mi hijo pasó un tiempo de prueba hace muchos años que le llevó a la consulta de un consejero.
Su consejero le ayudó a ver los efectos que sus padres y su pasado habían tenido sobre él
para moldearlo hasta llegar a ser la persona que era. Culparnos era la excusa que él tenía para
no trabajar sobre sus propios asuntos.
Le he pedido que me perdone en repetidas ocasiones. Nada cambió hasta que un día le dije,
“Hijo, yo acepto mi responsabilidad por lo que te sucedió de niño. Cometí serios errores
contigo. Pero ahora eres un hombre maduro, un individuo adulto tú mismo. Ya no puedes más
esconderte detrás de mí. Tienes que ser responsable por ti mismo.” Me dijo varias veces
después que esa amonestación cambió su mente y su vida.
Yo tiendo a ser un conserje en el sentido disfuncional del término. Por conserje me refiero a
alguien que hace por los demás lo que en realidad ellos tendrían que estar haciendo por ellos
mismos. Los conserjes hacen estas cosas para hallar significado en la aprobación de los
demás. Aunque nunca obtengamos esa aprobación, seguimos preocupándonos por todo
compulsivamente. Nos inclinamos hacia los asuntos de los demás aunque no sean asunto
nuestro. Nos inclinamos a los asuntos de los demás porque no tenemos un sentido claro de
nuestros propios límites. No diferenciamos bien lo que es asunto nuestro de lo que no es.
He sido condicionado a ser así durante mis años de formación. Podría culpar a mi madre por
hacerme así y por seguir preocupándose por los demás, o podría tomar mi propia
responsabilidad yo mismo y dejar de actuar de ese modo.
Necesito que otros hombres que saben esto de mí—hombres que me llamen la atención
cuando me vean liando las cosas. Pero esos otros hombres en mi vida no pueden vivir mi vida
por mí. Yo no puedo vivir mi vida por ellos. Tenemos que tomar responsabilidad por nosotros
mismos. Hasta que no estemos dispuestos a hacer eso, estaremos simplemente falsificando el
rendir cuentas, algo que no cambiará nada.
Deberíamos desear tomar responsabilidad en todas las áreas de la vida: lo que pensamos y
hacemos. Deberíamos desear tomar responsabilidad por nuestro crecimiento espiritual, nuestra
salud física y emocional, las finanzas, actitudes y resentimientos. Deberíamos querer tomar
responsabilidad si dejamos a una mujer embarazada, mentimos o cometemos errores. No
hemos de echar la culpa a los demás. Deberíamos decir “Lo siento, por favor, perdóname.”
Daremos los pasos necesarios para arreglar las cosas.
Somos responsables de recibir ayuda cuando la necesitamos. ¿Cómo sabemos cuando
necesitamos ayuda? Cuando Dios ha intervenido sobrenaturalmente y no podemos ignorarlo
por más tiempo.
Siempre que seamos honestos con nosotros mismos, será más probable que aceptemos
responsabilidad por nosotros mismos. Cuando dejamos de ser honestos con nosotros mismos,
echaremos las culpas a los demás de nuestro comportamiento.

Sometiéndonos a Dios

Finalmente, rendir cuentas es un asunto entre el individuo y Dios. Podemos fingir unos con
otros y negarnos a nosotros mismos, pero no podemos engañar a Dios. Poco bueno surge de
pretender sometimiento a otros si no estamos dispuestos a someternos a Dios para rendirle
cuentas. Sólo nosotros sabemos si somos o no honestos en cuánto a ser responsables de
nosotros mismos, Dios y los demás, cuando nadie más nos está mirando.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Libro: EL SISTEMA DE LA 'IGLESIA' RAMERA (Y OTROS LIBROS DE CHARLES ELLIOTT NEWBOLT)




Página web de Newbolt:

¿VOLVERÉ PARA CASARME CON UNA RAMERA? (Charles E. Newbold Jr. – El Sistema de la Iglesia Ramera)


El cristianismo es una religión, y los hombres religiosos son atrapados en esta red.” “¿Quién puede escucharme?”, dijo el Señor, “¿O quien puede escuchar a Mis profetas, cuando se dice del Cristianismo que es, como sistema religioso, una religión falsa?” “¿Quién puede entender cuando Yo declaro que toda religión es falsa?” “El mayor engaño de todos es que los hombres vengan a ella en Mi nombre, pensando que han venido a Mí. Yo no soy ‘una cosa’. No soy una religión. Soy el Dios vivo y verdadero. Demando que todos los hombres vengan a Mí y renuncien a toda religión, pero, ¿Quién podrá escuchar?”

“La ramera es la naturaleza carnal del hombre que ha tomado su gobierno en las iglesias—auto-engrandecimiento, hombres buscando incremento de los rebaños para ellos mismos. Cuentan a los miembros y se glorían en ellos. Son dueños de sus propias ovejas y las llaman Mías. Mienten porque no son Mis ovejas. Hacen discípulos para sí mismos, de sí mismos y por ellos mismos. Despluman a sus rebaños por causa de su propia sórdida ganancia. No son Mis ministerios. Son asalariados y Nicolaítas.”


CAPÍTULO 18 -- ¿Quién ascenderá? {25}


Invoqué el nombre del Señor, “¿Quién ascenderá al alto monte de nuestro Dios y Rey?”

El contestó; “El de corazón contrito y humillado. El que se humilla en Mi presencia. Ese es el que ascenderá a mi monte santo.” E invoqué otra vez y pregunté, ”Señor, ¿Cómo puede alguien humillarse? El hombre está tan lleno de orgullo.”

Y Él dijo, “El que se humilla es el que reconoce su orgullo y se rompe delante de mi. Le veré. Vendré a él. Romperé su corazón. Llorará y lamentará porque sabrá que hombre de labios inmundos es él. Le veré y le levantaré. Pero si se levanta él sólo, le dejaré caer otra vez.

De nuevo pregunté, “Señor, ¿Adónde vamos desde ese lugar?”

Y Él contestó, “¿Dónde queréis ir? Lo que haya en vuestro corazón, ahí es dónde iréis. Si en vuestro corazón está seguirme, entonces caminaremos juntos  y moraremos en cosas más profundas y más ricas. Iremos de gloria en gloria, de fe en fe. Si, ascenderemos, y ascenderemos, a cada vuelta yendo más y más arriba. Hijo Mío, éste es un lugar en Mí mismo. Yo soy el Monte Sión. Yo soy Mi monte santo. Cuando te dijo que vengas a Mí, te estoy llamando a Mi monte alto.”

“Si por otro lado, está en vuestro corazón ir a Babilonia, o de vuelta a Egipto, entonces es ahí a dónde iréis. Las recompensas de Babilonia estarán ahí y las joyas de Egipto serán vuestras. Solo que no confiéis en ellas, porque no pueden salvaros y en esa hora cuando Yo venga en toda Mi gloria, no tratéis de rescatar vuestra alma con ellas. Para Mí son cosas viles. Las arrojaré de vosotros. Os desnudaré y os dejaré en vuestra vergüenza.”

“Hay gloria en Babilonia y riquezas en Egipto, pero irán al abismo. Porque del abismo salieron. Son carne y atraen a la carne. No las toquéis. No vayáis tras ellas, porque de cierto serán vuestras si queréis.”

“Señor”, dije, “Esto es un gran engaño, ¿verdad? ¿Babilonia y Egipto?”

“Jamás ha habido un engaño mayor que éste”, contestó Él.

Me estremecí con este pensamiento.

“Tan grande es el engaño”, explicó, “que los hombres bajan a Babilonia, se adornan con la religión y la piedad, y creen sinceramente que han venido a Mí. Son sacudidos en ira ante la sugerencia de que ésta, su Babilonia, no sea Mía, ante la sugerencia de que Yo no esté ahí.”

“Y de Egipto, ¿Qué puedo decirte de Mi hijo, Egipto? Él también es hermoso y rico, y mora en casas donde tiene tierras en propiedad, y comercia y vende en el mercado. La prosperidad abunda e igualmente el engaño. Porque en las riquezas en las que viven y se mueven, ahí tienen su existencia.  Pero... ¿Adónde les llevarán sus riquezas y que les conseguirán cuando Yo venga? Miraré al pobre a los ojos y veré de dónde procedía su hambre. Miraré al rico a los ojos y veré de dónde procedía su satisfacción, y se envanecerá en su corazón, y Me mostrará las cosas de su granero y dirá, ‘Mi Señor, de todo lo que es mío’. Me volveré de nuevo al pobre y le preguntaré de dónde procedía su pobreza. Y apuntará al granero del hombre rico y dirá, ‘Mi Señor, de todo lo que es suyo.’ ¿De dónde viene tu satisfacción? El hombre pobre se inclinará y dirá, ‘Ah, Señor, de Ti, de Ti, mi Señor, de Ti.”

Dije, “Señor, háblanos claramente. ¿Qué es Babilonia y qué es Egipto?

Él contestó, Babilonia es todo lo que maquina la mente carnal. Es el orgullo y la arrogancia y la altivez del hombre que exalta su propio conocimiento sobre el conocimiento de Dios".

“En cuanto a Egipto, éste es la carne y toda su lascivia.

“¿No puedes ver, hijo Mío, como la mente carnal ha preparado su propio plan con todas sus tradiciones y lo ha etiquetado como iglesia?  A lo largo de las generaciones, los hombres han pensado que esto era Mío y para Mí, pero no es así. Esta es la ramera, la mujer que se sienta sobre muchas aguas, que pretende lealtad a Mí, pero es viuda. No es mi Esposa. Su engaño es tremendo. Ha conseguido para sí riquezas de este mundo. Se ha rodeado de edificios preciosos y los llama templos y catedrales, sinagogas e iglesias. Se ha vestido de ropajes reales que ha tejido con sus propias manos. El lino que Yo doy es justicia, que ha sido comprada por Mi sangre. Ella ha acumulado grandes riquezas con cuentas bancarias e inversiones y ha hecho que los hombres se aten a ella por medio de estas cosas. Ella ha adquirido estas cosas por la sangre de los mártires.”

“Por dondequiera que mires, puedes ver a la ramera. Está por todas partes en los corazones de los hombres. Los hombres la persiguen y a ella le encanta. No está casada pero ha tomado para sí muchos amantes. Está corrompida y los que duermen con ella están corrompidos.”

“Misericordia y paz hay para los que tienen ojos para ver y oídos para oír cuando suenen las trompetas y el llamado salga: 'Salid de ella, pueblo Mío, ¡Salid de ella!'

“El camino a Sión está pavimentado con humildad”.

“Señor”; clamé. “Es tan difícil de decir. ¿Por qué me cuesta tanto decirlo claramente?  ¿Por qué te cuesta tanto decirlo claramente?”

Él contestó, “Porque el engaño es tan tremendo.”

El cristianismo es una religión, y los hombres religiosos son atrapados en esta red.” “¿Quién puede escucharme?”, dijo el Señor, “¿O quien puede escuchar a Mis profetas, cuando se dice del Cristianismo que es, como sistema religioso, una religión falsa?” “¿Quién puede entender cuando Yo declaro que toda religión es falsa?” “El mayor engaño de todos es que los hombres vengan a ella en Mi nombre, pensando que han venido a Mí. Yo no soy ‘una cosa’. No soy una religión. Soy el Dios vivo y verdadero. Demando que todos los hombres vengan a Mí y renuncien a toda religión, pero, ¿Quién podrá escuchar?”

“La Religión tiene límites. Yo soy ilimitado. Tiene sus leyes, normas y reglas. Yo ofrezco gracia, amor y paz. La religión ata a los hombres; Yo los libero. La religión suprime a los hombres; Yo les llamo a subir a los lugares celestiales. La religión restringe y controla. Yo libero. La religión demanda obediencia a ella misma; Yo demando obediencia a Mí. Si, obediencia que es mucho mejor que sacrificios. Yo aborrezco la religión y a los hombres religiosos. Son peligrosos y extienden el engaño a corazones inocentes.”

“Señor, Tú has hablado claramente. Pero entonces, ¿Adónde irán los que salgan de Babilonia?

Y Él contestó:  "simplemente, A Jesús”.

“Subid, Mis santos, Subid a los lugares celestiales. Sentaos a Mi mano derecha y a Mi mano izquierda. A mi izquierda hay gracia, misericordia y paz. Y a Mi derecha hay rectitud, justicia e ira. Yo soy una espada de dos filos. Mi espada sale de Mi boca. Separa a los justos de los injustos. Es afilada, rápida y segura.”

“Mira que Yo divido lo bueno de lo malo. Enderezo el camino. Levanto los valles. Muevo las montañas. Lo alto será rebajado y lo bajo será levantado.”

“Si él no puede comprender esto (el hombre de pecado), deja que vaya a su casa, cierre su puerta y llore y lamente, porque ciertamente habrá pena por esta casa”.

“¿Cómo saldrán de Babilonia?”, pregunté al Señor.

Saldrán viniendo a Mí. Simplemente saldrán. La puerta está abierta. El camino es claro. Los profetas han pasado por ahí antes. No miréis atrás. No regreséis. Salid, simplemente.”

“Y cuando te critiquen y te llamen con nombres blasfemos, que tu cabeza sea como un pedernal, guarda silencio, ten paz, ámalos, vuelve la otra mejilla, porque así persiguieron a vuestros padres antes que a vosotros.”

No miréis atrás. No hagáis nada. No digáis nada. Simplemente marchaos. Decid en vuestro corazón, 'He dejado Babilonia y he ascendido al monte alto de mi Dios. He venido al Monte Sión, a Jesús, el autor y consumador de Mi fe'.”

No puedes llevar Sión hasta Babilonia. Tienes que salir de ella. No puedes cantar las canciones de Sión en Babilonia. Sólo se pueden cantar en Sión.”

“Sión es un lugar en el Espíritu dónde Jesús es lo único que hay”.

“Señor”, mis preguntas no se acaban nunca, “esta clase de libertad, esta independencia, esta libertad, ¿No será una gran amenaza a los dirigen Babilonia?

Oh sí, hijo Mío, se ofenderán grandemente por causa de Mis santos. Dirán que habéis sido engañados. Os calumniarán, acusarán y difamarán. Maquinarían para mataros si pudieran.  Porque vosotros, mis santos, os habéis hecho lo que ellos no pueden, porque no pueden soltar lo que tienen. Aunque de cualquier forma, pronto todo eso les será quitado.”

“Dime, Señor, a la vista de todo esto, ¿Es que todavía no hemos oído realmente el evangelio? ¿Qué es el evangelio? Háblanos claramente.”

"El evangelio ha sido retorcido y pervertido para ajustarse a los moldes y religiones—de una forma tan única que los hombres confunden a Cristo con sus sistemas y añaden convertidos a ellos en lugar de a Él.”

“Pero la verdad del evangelio es ésta: que Yo, el Señor Dios de Israel, vine en carne humana, cumplí la Ley y los Profetas, derramé Mi sangre de justicia, Me levanté de la tumba, ascendí a los cielos donde ahora Me siento  a la diestra de Dios el Padre, y desde dónde intercedo por los santos y por la fe, reúno para Mí mismo Mi propia asamblea de santos. Se reúnen en Mí. Son mi asamblea general de los primogénitos. Les he dado a luz por Mi Espíritu. Les guío por Mi Espíritu. Son uno en la fe, la esperanza y el amor. Están por todos lados y Me adoran en espíritu y en verdad. Me sirven en obediencia dónde están, con todo lo que son en Mí. Y nada de esto tiene nada que ver con esa Cosa que los hombres llaman iglesia. Son Mi cuerpo, Mi templo, Mis santos, real sacerdocio, nación santa. Están por encima del institucionalismo—más allá de doctrinas, credos y rituales. No son religiosos. Son santificados.”

“Éstas son las buenas noticias: que Jesucristo es el Señor. Y cualquiera que invocare Su Nombre, será salvo.”

“Señor, conozco a pastores jóvenes, llenos del Espíritu, que te aman y que quieren avanzar contigo. ¿Qué harán una vez que vean estas cosas?”

“Ningún hombre que ponga sus manos en el arado y mire atrás, es apto para el Reino de los Cielos”.

“De nuevo, te ruego, Señor, habla claramente”.

Y Él dijo, “El que vea estas cosas y obedezca Mi palabra, simplemente saldrá. Dejará casa, familia y amigos y saldrá. Es una palabra dura, ¿quién la podrá oír?”

“Éstos son los que siguen al Cordero por dondequiera que Él vaya.” (Apoc. 14:4).

“Señor, ¿Qué haré con esta palabra?”

“Proclámala desde las azoteas. Proclámala a las naciones. Lo que te ha sido revelado en secreto, proclámalo públicamente. ¡Sé valiente! ¡Sé directo! ¡Sé fuerte! ¡Proclámalo con fuerza! Sacude naciones. Sacude sus puertas. Sacude sus fundamentos. Si no pueden permanecer, no son Míos. Si puede cerrarse y clausurarse, no es Mío. Si puede ser llevado por el viento, no es Mío. Si produce ira y violencia, murmuración maliciosa, calumnias y mentiras en los que lo escuchan, no es Mío, porque tales cosas no salen de Mí."

“Mira, Yo he puesto Mi fundamento. He edificado Mis muros. Y ahora estoy dejando caer la plomada. Mi palabra de Verdad sale. Lo que no se alíe con Mi palabra será derribado y arrojado al mar. Envío a Mis profetas de nuevo. Salen en el Espíritu de Elías, predicando el Reino de Dios y llamando a todos los hombres al arrepentimiento y a sumergirse en Jesús. Son Mis “Juanes Bautistas”. Salen para preparar el camino del Señor.”

¿Volveré para casarme con una ramera? ¡Que repulsivo para Mí! Tampoco tomaré para Mí a los que estén unidos a ella. Escudriñad vuestros corazones, pueblo Mío. Babilonia está en el corazón. Salid de ella y ella saldrá de vosotros. Sión, de igual forma, está en el corazón. Venid a Mí y Yo seré vuestro único amor.”

“Levantaos, resplandeced. Venid a Mí.”

“Señor”; oré. “Perdóname por el temor y la intimidación que siento cuando pienso en proclamar todas estas cosas.”

Conocerás a la ramera por esto también, que tiene un control tan poderoso sobre los corazones y las mentes de los hombres, que están cargados con el temor de atreverse a salir de ella, y mucho más de hablar en contra de ella. Ella es la más pura expresión de la idolatría y está llena de idolatría, y los que se unen a ella son idólatras. Pero debes darte cuenta, hijo Mío, de que una cosa es un ídolo cuando los hombres ponen su confianza y su amor en ello. Y los idólatras no quieren que nadie toque a sus ídolos. Cosa peligrosa es tocar los ídolos de los hombres.  Al proclamar estas cosas, estarás echando abajo fortalezas y sacudiendo ídolos—y serás odiado por muchos por causa de Mi nombre.”

“Ahora bien, la ramera, la madre de las rameras, es el espíritu mismo de Satanás. Él se ha escondido bajo sus faldas y ha engañado a las naciones. Lo último que él quiere es que ella sea expuesta. De hecho, él  es el gran dragón e intentará consumir a mis siervos, a los que Yo envío en Mi nombre para proclamar el evangelio del reino y a exponer a la ramera y a sus falsificaciones.”

“Una fiera batalla ha comenzado en los lugares celestiales. Todo el infierno se ha soltado para destruir a Mis siervos si pudieran, pero no pueden ni siquiera tocarlos porque están muertos y escondidos en Mí. Por eso el temor es tan apremiante. Es real. No obstante, Mis siervos de hecho me seguirán dondequiera que Yo vaya a cualquier precio para sus vidas.”

“¿Por qué es tan duro dejar Babilonia? ¿Por qué no pueden los cristianos simplemente alejarse de ella?”

“Los Espíritus de Babilonia son numerosos y muy irresistibles. En la cabeza del sistema está la madre de las rameras, Jezabel. Se viste como si fuera la esposa y así ha engañado a lo mejor de los corazones. Sin embargo, es un espíritu engañoso. Sus formas seductoras atraen a la carne de los hombres y a su deseo de poder, posición y riquezas. Obrando debajo de ella, están todos los Acabs: los reyes y los gobernantes en las iglesias, espíritus que operan por medio de hombres orgullosos. Los Acabs son los Nicolaítas—los conquistadores del pueblo. Son el sistema del clero que se eleva por encima de la gente. Trabajando para ellos hay otros demonios como el orgullo, la altivez, el control, la posición, la autoridad, el poder, la posesividad, el dominio, la propiedad y los celos.”

“Estos espíritus gobiernan las iglesias, los sistemas y el pueblo bajo ellos. Gobiernan a través de espíritus de temor, y de intimidación. Cooperando con ellos están los espíritus de la tradición, el dogmatismo, el sectarismo, la doctrina, el sentimentalismo, el denominacionalismo; los espíritus de guerra son la confusión, el odio, la división, la tendencia a la división, la amargura, y cosas semejantes. Estas cosas se aferran a los hombres y son fortalezas en las mentes de los hombres. Pero en la raíz de todas ellas están los despreciables espíritus de religión."

“Para que los hombres salgan, primero tienen que entender estas cosas. Después tendrán que arrepentirse de ellas y venir a Mí con corazón puro. Les libraré. Les separaré y limpiaré sus corazones corrompidos. Les revestiré en disposición y les prepararé para el banquete en Mi mesa. Les alimentaré con el buen forraje de Mi palabra en lugar de las ramas secas de las mentes de los hombres, difíciles de digerir. ¿Quién podrá digerir el intelecto humano? ¿Quién podrá tragarse sus mentiras y engaños? La respuesta es todo el mundo. Porque el hombre es necio y carente de conocimiento. Pero el que tiene Mi Espíritu tendrá hambre y sed de Mí, y Yo le revelaré Mi naturaleza. Vendrá a Mí y cenaré con él y él conmigo. Ése es el que podrá salir de la rameraÉse es el que saldrá de la ramera, porque no perderé a ninguno de los que el Padre me ha dado—a ninguno excepto al hijo de perdición.”

“La ramera está por todas partes. Está en el ministerio, pretendiendo promocionarse a sí misma en poder, posición y riquezas. Está en los ministerios—los Acabs, los Nicolaítas. Hace política para promocionarse. Miente, engaña, hace fraudes; hará cualquier cosa para avanzar. Está llena de ambición y de deseos egoístas. Es una abominación para Mí, todo lo opuesto a Mi naturaleza y a la naturaleza de Mi esposa."

Por esto, hijo Mío, digo que la mujer ha de estar en silencio, ser amable y sometida, porque lleva el gozo de la esposa en su corazón. Ella ama a su amante. La ramera se ama a sí misma. La esposa da de sí. La ramera quita para sí. La esposa se esconde en lo escondido. La ramera se exhibe—incluso en su misma puerta. Se anuncia a sí misma y engaña a los hombres para que vengan a ella, para que se unan a ella para los placeres de la carne. El yo es carne. Cualquier cosa para el yo es carne. Por esto es la abominación que asola Mi lugar santo. Mi lugar santo es el espíritu del hombre. Cuando ese espíritu es corrompido por la carne, es una abominación para Mí.”

“La ramera es la naturaleza carnal del hombre que ha tomado su gobierno en las iglesias—auto-engrandecimiento, hombres buscando incremento de los rebaños para ellos mismos. Cuentan a los miembros y se glorían en ellos. Son dueños de sus propias ovejas y las llaman Mías. Mienten porque no son Mis ovejas. Hacen discípulos para sí mismos, de sí mismos y por ellos mismos. Despluman a sus rebaños por causa de su propia sórdida ganancia. No son Mis ministerios. Son asalariados y Nicolaítas.”

“La ramera es fea y esconde su fealdad en vestiduras llamativas y decora su rostro con colores abundantes. Se esconde detrás de estas cosas. Se avergüenza de su pecado. Y sin embargo, no se arrepiente. No puede arrepentirse. Es mala en su interior.”

“¿Qué hay de la ramera, Señor? ¿Quién o qué cosa es el espíritu de la ramera? ¿Cómo podemos saber cuando ella está operando?”

“El espíritu de la ramera, hijo Mío, es cualquier cosa para el Yo. Ella es la abominación que asola a Mi Lugar santo. Mi esposa, Mi esposa santa esta vestida de justicia. Sólo tiene ojos para Mí. Ella está completamente consagrada a Mí. Ella es pura y no conoce corrupción ni busca nada para ella misma. Ella es la vida consagrada. Se niega de todo yo, toma su cruz y me sigue diariamente. Mi esposa es hermosa y brilla en la inocencia de su santidad. Está separada para Mí. Está unida a Mí. Yo soy su esposo y ella es Mí único amor verdadero. Yo la he dado a luz. Le he dado su cena. La he adornado en justicia, hermosura y santidad. Mi esposa es difícil de ver en el mundo porque está en silencio, carece de pretensiones, es humilde—está escondida en Mí.

Pero la ramera—ella es ruidosa y está siempre alborotada. Se busca a sí misma. Desea expandir su regazo con las riquezas de las naciones. Busca el Yo en todo y todo lo que hace lo hace para el Yo. Ha pintado Su cara con toda forma de atrocidades. Aborrece a la esposa. Porque no tiene marido. Ella es una ramera. Toma a cualquiera o a cualquier cosa en su regazo si le produce incremento. Ella es una abominación para Mí porque está llena de jactancia. Ella es engañosa. Es carnal. Es una ramera. Una ramera es infiel. Ella es la falsificación.

“Los hombres vienen a ella buscando el Yo—auto-engrandecimiento, auto-dependencia, autocompasión, fortaleza en sí, todo para ella misma. Yo, Yo, Yo. Hijo Mío, de esta manera puedes saber si la ramera está trabajando: Pregúntate, ‘¿Lo que estoy a punto de hacer, o lo que estoy discerniendo, tiene algo que ver con el Yo? ¿Estoy buscando el Yo? ¿O estoy buscando el bien de los demás? Si lo que busco es el Yo, entonces todo el tiempo se tratará de la ramera’. “Si es algo Mío”, dice el Señor, “será algo para los demás, será la vida consagrada del ágape.”

"Ella es engañosa. Ella hace toda clase de promesas. Promete la vida, el gozo, la prosperidad y la paz; y a cambio, te cobra un precio. No puede ofrecerte estas cosas; porque de hecho, los que van a ella van al Seol—bajan a la muerte, a la pobreza, a la desesperación, a las ataduras y a la angustia. Y no puede ofrecer estas cosas. Sólo Yo puedo ofrecer vida, gozo, paz, bendición y felicidad. Estas cosas se encuentran en Mí. Ella dice, ‘toma para ti lo que es tuyo’. Yo digo, ‘sacrifícalo’. Ella dice que vive para vivir, para beber y para alegrarse. Yo digo, ‘llora y lamenta’. Ella dice, ‘te daré placer y gran deleite’. Pero yo digo, ‘te daré vida eterna’. Ah, ella no puede darte paz. No puede ofrecerte estas cosas. No son suyas. Ella engaña a sus amantes y les hace pensar que tiene estas cosas, pero no las tiene.

La ramera es el Yo—cualquier cosa para el Yo. Te prostituyes cuando tu corazón se va detrás de cualquier sustituto de Jesús.

“Hijo Mío, recuerda esto, y guarda tu corazón. Vacíate del Yo. Permanece humilde, quebrantado, vacío delante de Mí. Yo te llenaré. Seré tu gozo, tu satisfacción, tu todo.”

“Cuidado con la ramera. Está por todas partes—en cada ventana, puerta, esquina de la calle. Está en la voz de todo el que habla. Se jacta, se enorgullece, engaña, adula y seduce. ¡Cuidado! ¡Cuidado!"

“La ramera es el regazo de todo hombre. Se levanta y dice, ‘Quiero esto o eso, o quiero hacer esto o eso, o quiero ser esto o aquello’. En todo momento y en todas las cosas busca algo para ella. ¿No puedes verla en la iglesia? ¿No puedes verla en el ministerio? ¿No puedes verla en los comités y juntas, en lugares de alto liderazgo? ¿No puedes verla en los bancos? ¿No puedes verla en el coro? Por todas partes levanta sus faldas para danzar su propio baile al ritmo que ella misma ha escrito de su propia invención. Y cuando ha terminado, hace sus reverencias y recibe sus reconocimientos, su aplauso, sus placas y trofeos; decora sus paredes con ellos. Es la ramera, la falsificación de Mi esposa, que simplemente se halla escondida en Mí.”

Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.” Marcos 8:35

Suena el llamado de la trompeta. “¡Salid de ella, pueblo Mío!” “Así pues, salgamos a Él fuera del campamento, llevando su oprobio.” Hebreos 13:13

Atrevámonos a enfrentarnos a nuestros ídolos, limpiar el templo, y regresar al Dios de nuestra salvación.

Notas

{25} He incluido esta profecía que recibí el 4 de Febrero de 1987, porque sirve como un resumen minucioso y cierre de todos los capítulos anteriores.

sábado, 15 de septiembre de 2012

LAS PROFUNDIDADES DE SATANÁS EN LA COSA LLAMADA 'IGLESIA' (Charles E. Newbold Jr. – El Sistema de la Iglesia Ramera)


... Los fariseos eran una parte inseparable del sistema de la sinagoga en los tiempos de Jesús y eran conocidos por su legalismo; su ambición de poder, posición, reconocimiento y dominio; su altivez; su justicia propia e hipocresía; su estilo de vida egoísta; y sus intenciones homicidas.

¿Qué tenemos que decir de los clérigos de la Cristiandad de hoy que son igualmente legalistas; que ambicionan poder, posición, reconocimiento, y dominio; que son altivos, justos por sí mismos, hipócritas y egoístas; y que tienen intenciones homicidas en sus corazones? ¿Podrían ser los fariseos modernos en las iglesias?

Conecta conmigo. Si los líderes de esa Cosa en la que tú estás y que tú llamas iglesia, tienen las marcas de los fariseos, entonces están en la carne y buscan algo para sí mismos. Son la sinagoga de Satanás. Si tu participas, compartes, y tienes tu comunión con ellos en ese sistema idolátrico, lo más probable es que el sistema esté también en tu corazón. Si ese es el caso, entonces tú eres también la sinagoga de Satanás con ellos. Satanás tiene su sinagoga y Jesús tiene su asamblea de los-llamados-fuera. Somos los-llamados-fuera para reunirnos con Él. Él formó un pueblo. Él está edificando Su templo y está hecho de piedras vivas. Hemos de unirnos solo a Él. Bill Shipman dice, “Si estamos unidos, sometidos, comprometidos, o en pacto con cualquiera o con cualquier cosa diferente del Señor Jesús, estamos cometiendo adulterio espiritual.”...

...Cuando llegamos a esta Cosa que llamamos iglesia, en la mayoría de los casos, Satanás se ha posicionado a sí mismo y su trono en medio de ella.  ¡Tenemos que ver esto! Su engaño es tan grandioso que ni siquiera sabemos que podemos estar sirviéndole en medio de nuestro servicio a Cristo. “El mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.” 2ª Cor. 11:14. Él es una luz falsa llena de engaño y de profunda oscuridad. Esta Cosa que llamamos iglesia vela los ojos de los que permanecen como parte de ella. Las personas son tan engañadas por esta oscuridad, que se han convertido inocentemente en dispensadoras de ello. La iglesia, en toda su oscuridad, es la ramera que falsifica a la verdadera novia...

El sistema de la iglesia ramera brota de los que tienen a la Babilonia espiritual en sus corazones. Esta Babilonia es la gran ramera que se sienta sobre muchas aguas. “Muchas aguas”, incluye a todos los pueblos de todas las naciones en todas las iglesias denominacionales y no denominacionales que practican la fornicación de iglesia.


Capítulo 17 –Las Profundidades de Satanás


“¡Cómo caíste del cielo, Oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas subiré y seré semejante al Altísimo.” Isaías 14:12-13

LA MORADA DE SATANÁS

Hay varias cosas de interés que se revelan en los versículos de la Escritura de Isaías que mencionamos arriba. Primero, apreciamos que junto esta referencia a Lucifer, quien creo que es Satanás, está el contexto de la profecía de la caída del rey de Babilonia y de la destrucción de Babilonia. Isaías 14:3-11, 22-23. Si quitamos los subtítulos y los capítulos y versículos que han sido dados arbitrariamente a estos versículos, se leen como un pasaje continuo, por tanto, enlazando a Lucifer con Babilonia como el rey de Babilonia.

En segundo lugar, apreciamos que Lucifer tuvo cinco jactancias, cinco “Yo quiero”. Busca usurpar el lugar de Dios en el cielo, exaltar su trono por encima de las estrellas, sentarse sobre el monte de la congregación a los lados del norte, ascender por encima de las alturas de las nubes, y ser como el Altísimo. Babilonia va de esto—la exaltación del Yo. Es todo aquello que maquina la mente carnal.

En tercer lugar y muy particularmente, Lucifer dijo que se sentaría sobre el monte de la congregación a los lados del norte. El Salmo 48:2 nos permite saber que “los lados del norte” se refieren al Monte Sión. “Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra es el Monte de Sión, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey.” El “gran Rey” en este versículo se refiere a Yaveh, que es Jesús. Salmos 2:6 declara, “He puesto mi Rey sobre Sión, mi santo monte.” Sión es la morada de Dios (Salmos 9:11) y es “la ciudad del gran Rey”. Sión es también un tipo del remanente santo de Dios. “Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste desde tiempos antiguos, la que redimiste para hacerla la tribu de Tu herencia; este Monte de Sion, donde has habitado.” Salmos 74:2. También leemos, “Los que confían en Jehová son como el Monte de Sion.” Salmos 125:1. Lucifer intentó desde el principio, sentarse como la cabeza de la congregación del pueblo de Dios.

Israel fue la congregación del pueblo de Dios, como lo son todos los creyentes verdaderos en Cristo en este día. Lucifer buscó ser la cabeza de Israel entonces, igual que ahora busca ser la cabeza del cuerpo de Cristo en este día. Lucas 4:13 dice: ”Y cuando hubo acabado toda tentación, se apartó de Él (Jesús) por un tiempo.” Pero solo por un tiempo—Satanás no pierde tiempo en engañar, si fuera posible, a los elegidos de Dios. Mat. 24:24. Su conquista de las iglesias no debería ser ninguna sorpresa para nosotros.

Leemos en el libro de Apocalipsis cuánto se involucró Satanás en las tres asambleas de los-llamados-fuera que menciona ahí. Él, no Jesús, estaba gobernando en sus corazones. Jesús estaba en pie, llamando desde fuera de la puerta, hablando espiritualmente, de la ekklesía de Laodicea diciendo: ”Si alguno oye Mi voz, y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis 3:20.


EL TRONO DE SATANÁS

El Señor Jesús instruyó al apóstol Juan a escribir a los-llamados-fuera en Pérgamo diciendo: “El que tiene la espada aguda de dos filos, dice esto: Yo conozco tus obras, y donde moras, donde está el trono de Satanás.” Apocalipsis 2:12-13. La interpretación de esta frase, donde está el trono de Satanás, no está clara. ¿Está el trono de Satanás en medio de la asamblea de los-llamados-fuera? ¿Tiene él este trono en la misma ciudad donde ellos están? ¿O se refiere a qué simplemente hay personas en la asamblea en Pérgamo que representan las acciones de Satanás? Dice que este trono está ahí y después dice que él mora allí. Esto concuerda con la propia aspiración de sentarse sobre “el monte de la congregación, en los lados del norte.”  Cualquiera que sea el caso, él despertó la persecución entre ellos. Jesús alabó a los que levantaron Su nombre y no negaron la fe. Sin embargo, Él tenía unas cuántas cosas contra ellos porque tenían entre ellos a los que seguían las enseñanzas de Balaam y los Nicolaítas.

Satanás estaba en medio de todo esto. Sería ingenuo pensar que Satanás pudiera estar en otro lugar. Su misión siempre ha sido hacer la guerra contra Jesucristo, el Hijo del Dios viviente, y contra Su asamblea de los-llamados-fuera. Cualquier otra cosa que él haga en este mundo, la hace para poder avergonzar, usurpar o destronar a Jesús, o robarle su herencia en los santos. Efesios 1:18. Satanás no establecerá su  trono fuera de los campamentos del pueblo de Dios a menos que deba. Lamentablemente, por causa de los corazones carnales de ramera de la gente, él ha recibido carta libre para acampar a sus anchas. Él se coloca a sí mismo tan cerca del centro del pueblo de Dios como pueda.


LAS PROFUNDIDADES DE SATANÁS

Jesús comenzó Su mensaje a través de Juan a los-llamados-fuera de Tiatira reconociendo sus obras, amor, servicio, fe, paciencia y que sus últimas obras eran más que las primeras. Después dijo que Él estaba contra ellos por tolerar a esa mujer Jezabel, que se llamaba a sí misma profetisa. Ella enseñaba y seducía a Sus siervos a cometer fornicación y comer cosas sacrificadas a los ídolos. Jesús le había dado tiempo para arrepentirse, pero no lo hizo. Consecuentemente, Él dijo que la arrojaría a un lecho de enfermedad, y arrojaría a los que cometían adulterio con ella, a gran tribulación; eso es, a menos que se arrepintieran de sus obras. Aún más, Jesús dijo que mataría a los hijos de Jezabel con muerte para que todos los-llamados-fuera supieran que Él es el que escudriña los corazones de los hombres y da a cada uno según sus obras. Los hijos espirituales de Jezabel son los que la siguen en su engaño e idolatría. Jesús hizo una distinción aquí entre los hijos de Jezabel y los-llamados-fuera Suyos propios. Después Jesús dijo que no pondría ninguna otra carga sobre el resto de ellos en Tiatira, “a cuántos no tienen esa doctrina (enseñanza), y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás.” Apocalipsis 2:18-19.

Que hubiera en la asamblea de los-llamados-fuera en Tiatira quienes no conocían las cosas profundas de Satanás, sugiere que sí había quienes las conocían. Estos eran los que se dejaban seducir por Jezabel para cometer fornicación y cosas sacrificadas a los ídolos.

Jesús encargó a los que no habían conocido estas cosas profundas de Satanás, que retuvieran lo que tenían hasta que El viniera. ¿Por qué les habría dicho que retuvieran lo que tenían? Porque lo que tenían podía ser fácilmente quitado de ellos mediante engaño. Este espíritu de Jezabel es muy seductor y engañoso.

Jezabel estaba en la asamblea de los-llamados-fuera de Tiatira y tenía seguidores. Estaba enseñando cosas que Jesús llamó “las profundidades de Satanás”. Nada podía estar más claro. SI estas Cosas que llamamos iglesia son extensiones idolátricas del yo-adoración de la carne-entonces los que gobiernan sobre ellas practican la brujería y están bajo el control de los espíritus de brujería, y si están bajo la brujería, entonces ellos también están involucrados en las profundidades de Satanás.


SINAGOGAS DE SATANÁS

Cuando Jesús encargó a Juan que escribiera a las asambleas en Esmirna y Filadelfia, El mencionó a los que blasfemaban al llamarse a sí mismos judíos, de los cuales, Jesús clarificó que no eran judíos, sino de la sinagoga de Satanás. Apocalipsis 2:8-9; 3:7-9. Jesús podía haberse referido a algunos Judaizantes que podrían haber penetrado en las filas de los creyentes allí, pero es más probable que Él se estuviera refiriendo a los judíos inconversos que calumniaban a los creyentes en estas ciudades.

Jesús dijo que aquellos que falsamente se llamaban a sí mismos Judíos eran la sinagoga de Satanás. De la misma manera en que los creyentes son el templo del Espíritu Santo, ellos eran la sinagoga (lugar de reunión) de Satanás—no sus edificios, creencias o actividades. Él dijo que ellos blasfemaban llamándose a sí mismos Judíos.

Pablo dijo que los verdaderos Judíos son los seguidores de Jesús. “Pues no es judío el que los es externamente, ni es la incircuncisión la que se hace externamente en la carne, sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra, la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.” Rom. 2:28-29.

Eran la sinagoga de Satanás porque se oponían y perseguían a los seguidores de Jesús. Se habían propuesto de antemano en las sinagogas que cualquier hombre que confesara que Jesús era el Cristo, fuera expulsado de la sinagoga. Juan 9:22.Tanto énfasis se ponía en pertenecer a la sinagoga que era muy vergonzoso ser expulsado de ella. Se culpaba y avergonzaba como un medio de manipular, controlar, dominar y poseer a los votantes de la sinagoga, como se hace hoy día en las iglesias. Es una afirmación muy dura, pero cualquiera que permita que la carne gobierne en lugar del Espíritu Santo, ése es también la sinagoga de Satanás.


EL PATRÓN VERDADERO

Casi todo el mundo está de acuerdo con que el sistema de la iglesia desde su nacimiento después del primer siglo D.C., ha seguido el patrón del sistema de la sinagoga de la religión judía. La palabra sinagoga literalmente significa reunión. Era el lugar de reunión de los Judíos para leer y explicar las sagradas escrituras y orar, pero se terminó convirtiendo más que en un lugar de reunión. Se convirtió en un edificio y en una institución, como lo es la iglesia hoy. Hay algunas similitudes entre la sinagoga y los sistemas de iglesia que aparecen en las notas de final del capítulo con algunos comentarios personales. {23}.

Los fariseos eran una parte inseparable del sistema de la sinagoga en los tiempos de Jesús y eran conocidos por su legalismo; su ambición de poder, posición, reconocimiento y dominio; su altivez; su justicia propia e hipocresía; su estilo de vida egoísta; y sus intenciones homicidas.

¿Qué tenemos que decir de los clérigos de la Cristiandad de hoy que son igualmente legalistas; que ambicionan poder, posición, reconocimiento, y dominio; que son altivos, justos por sí mismos, hipócritas y egoístas; y que tienen intenciones homicidas en sus corazones? ¿Podrían ser los fariseos modernos en las iglesias?

Conecta conmigo. Si los líderes de esa Cosa en la que tú estás y que tú llamas iglesia, tienen las marcas de los fariseos, entonces están en la carne y buscan algo para sí mismos. Son la sinagoga de Satanás. Si tu participas, compartes, y tienes tu comunión con ellos en ese sistema idolátrico, lo más probable es que el sistema esté también en tu corazón. Si ese es el caso, entonces tú eres también la sinagoga de Satanás con ellos. Satanás tiene su sinagoga y Jesús tiene su asamblea de los-llamados-fuera. Somos los-llamados-fuera para reunirnos con Él. Él formó un pueblo. Él está edificando Su templo y está hecho de piedras vivas. Hemos de unirnos solo a Él. Bill Shipman dice, “Si estamos unidos, sometidos, comprometidos, o en pacto con cualquiera o con cualquier cosa diferente del Señor Jesús, estamos cometiendo adulterio espiritual.”

Mucho de lo que Jesús enseñó estaba en contradicción con los que los fariseos enseñaban. De forma figurada apuntó con su dedo a los fariseos, declarando a Sus discípulos, “¿Los veis? Lo que dicen y hacen no es lo real. ¡Mirádme! Yo soy el camino y la verdad y la vida.” Hemos formado  lo que llamamos iglesia conforme al patrón del sistema de la sinagoga de los hombres. La novia de Cristo nunca puede ser definida por sistemas, instituciones, edificios, órdenes gubernamentales, programas, fórmulas, credos, doctrinas, rituales, y letanías. La asamblea de los-llamados-fuera es un pueblo que se ha formado conforme al patrón de la persona de Jesucristo. Sólo Él es el gobernador y el gobierno del Reino de Dios. Isaías 9:6.

Cuando llegamos a esta Cosa que llamamos iglesia, en la mayoría de los casos, Satanás se ha posicionado a sí mismo y su trono en medio de ella.  ¡Tenemos que ver esto! Su engaño es tan grandioso que ni siquiera sabemos que podemos estar sirviéndole en medio de nuestro servicio a Cristo. “El mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.” 2ª Cor. 11:14. Él es una luz falsa llena de engaño y de profunda oscuridad. Esta Cosa que llamamos iglesia vela los ojos de los que permanecen como parte de ella. Las personas son tan engañadas por esta oscuridad, que se han convertido inocentemente en dispensadoras de ello. La iglesia, en toda su oscuridad, es la ramera que falsifica a la verdadera novia.

El sistema de la iglesia ramera brota de los que tienen a la Babilonia espiritual en sus corazones. Esta Babilonia es la gran ramera que se sienta sobre muchas aguas. “Muchas aguas”, incluye a todos los pueblos de todas las naciones en todas las iglesias denominacionales y no denominacionales que practican la fornicación de iglesia.


FUERA DEL CAMPAMENTO

El sistema de la iglesia ramera no puede arreglarse. Nunca podrá ser redimido. Es carne y toda la carne se halla bajo el dominio de Satanás. El pueblo de Dios—los que somos llamados por Su nombre y no dejamos que nadie nos llame por otro nombre—debemos salir de Babilonia. Somos redimidos por la sangre del Cordero, unidos sólo a Él, bautizados en Su muerte y levantados en Su resurrección. Estamos inmersos en el Espíritu Santo y somos guiados por el Espíritu Santo. Sólo Él es el Señor de nuestras vidas. Estamos sujetos unos a otros en el espíritu de la humildad y del amor.

Bob Hughey escribe, “Dios está buscando a un pueblo, no un lugar. Su programa de construcción está hecho de piedras vivas, no de bloques de hormigón, madera y clavos. Está buscando y levantando a un pueblo de fe, no alguna reunión teológica que surja con una declaración de fe. No está comenzando un nueva organización sin ánimo de lucro. Está trayendo a la vida un organismo con verdaderos apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, cada uno en el cuerpo, ministros.  No busca a un pueblo conocido por su doctrina, el nombre de su pastor, la localización, sino levantando a un pueblo conocido por su amor por Él y los unos por los otros. No está buscando a un pueblo atado por tradiciones, sino que está levantando un pueblo libre en Jesús y siendo guiado por Su Espíritu Santo. 24

“Por lo cual, también Jesús, para santificar al Pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. Salgamos, pues, a Él, fuera del campamento, llevando su vituperio.” Hebreos 13:12-13.

Notas


23 Fuentes de información basadas en hechos y mencionadas más abajo, se obtuvieron del Harper’s Bible Dictionary y de la Nelson’s New Illustrated Bible Dictionary, s.v. “sinagoga”.

Origen. El origen de la sinagoga como institución es incierto. Aunque las sinagogas no son específicamente mencionadas en el Antiguo Testamento, surgieron en algún momento después de que Judá fuera llevada al cautiverio Babilónico en el siglo sexto A.C. Babilonia es el lugar donde surgieron más probablemente. En los tiempos del Nuevo Testamento, las sinagogas ya eran numerosas y estaban jugando un papel más importante en la vida comunitaria. Eran centros sociales para las actividades judías y escuelas para los niños. Puede que se usaran como juzgados locales y para los castigos. Al menos Jesús predijo que harían tales cosas en las sinagogas, contra aquellos a quienes Él enviaría. Mateo 10:17, 23:34. En cuanto se refiere a la evidencia de las Escrituras, no existe mención por parte de Dios instituyendo las sinagogas, tal y como Jesús no instituyó la iglesia tal y como la conocemos hoy.  Tanto la sinagoga como la iglesia, sean cuales sean las buenas intenciones de servicio que tengan, siguen siendo las instituciones de los hombres y el resultado de las tradiciones de los hombres.

Edificios. Los judíos probablemente habrían hecho la sinagoga en casas, pero las evidencias atestiguan que levantaron edificios para ellos al principio. Los restos de una de ellas se han encontrado en Alejandría, Egipto, probablemente datada alrededor del año 230 A.C. Muchas sinagogas judías estaban bien establecidas por todo el Imperio Romano, y también había sinagogas en Jerusalén en los tiempos de Jesús. El tipo arquitectónico más antiguo utilizado era la basílica. La basílica constaba de una nave central (la parte principal), con un ábside semicircular (una proyección del edificio), dos o cuatro filas laterales, un vestíbulo o zona de entrada, y muros altos  con ventanales sobre la nave. La Torá estaba colocada en un arca sobre una plataforma donde también se hallaban las lámparas y un atril.

Muchas iglesias siguen ese patrón del estilo arquitectónico de la basílica. Los únicos edificios que Dios mandó fueron el Tabernáculo de Moisés, que era una tienda portátil con una serie de artículos en su interior, y el Templo de Salomón. Éxod. 25:8-9 y 1ª Crón. 28. Los cristianos no comenzaron a construir sus propios lugares de adoración hasta que el emperador Constantino se convirtió alrededor del año 325 D.C. y tras cristianizar a todo el Imperio Romano.

Asientos. La gente joven se sentaba en la parte trasera, y los mejores asientos, reservados al frente, eran para los ancianos. Jesús condenó esa orgullosa ambición por destacar en Mateo 23:6. En referencia a los escribas y los fariseos, Él dijo que amaban los asientos principales en las sinagogas. Hoy, el clero sigue amando los principales asientos en sus congregaciones. Esos asientos en los púlpitos son típicamente elaborados, grandes y tapizados para la realeza.

Oficiales. Una sinagoga no podía formarse a menos que hubiera al menos diez hombres judíos en la comunidad. Jesús dijo que donde dos o más se reunieran en Su nombre, Él estaría en medio de ellos. Mateo 18:20. Las sinagogas tenían un grupo de ancianos respetados y devotos, quienes regulaban las políticas de la sinagoga. Los gobernadores cuidaban del edificio y planeaban los servicios. Un ministro estaba a cargo de los rollos sagrados, cuidaba de las lámparas, mantenía limpio el edificio, impartía la correspondiente disciplina y enseñaba a los niños durante la semana. El gobernante nombraba a un delegado de la congregación para leer la lección de las Escrituras, dirigir la oración y predicar o comentar sobre la Escritura. La Torá estaba escrita en Hebreo antiguo, por lo que a menudo se necesitaba un intérprete. Dos o tres personas encargadas de distribuir la caridad, tomaban el dinero u otras cosas que  necesitasen para los pobres.

El hecho de que Jesús habitualmente fuera a la sinagoga, leyera del rollo y enseñara, no indica una aprobación del sistema de la sinagoga. Lucas 4:16-20 dice que Jesús incluso fue echado de la sinagoga. En Mateo 10:17 y 13:54, Jesús y Mateo se refirieron a ellas como sus sinagogas.

Hay diferentes tradiciones de iglesias Cristianas con variaciones en cuanto a estos oficiales. En los sistemas presbiterianos, el grupo de los ancianos gobierna con los pastores. Son los equivalentes al ministro de la sinagoga. Los diáconos o los ujieres son los equivalentes a los que distribuían la caridad. Los oficiales gobernantes pueden ser llamados diáconos, como en la tradición bautista, o puede ser sacerdotes en la tradición episcopal.

Pablo reconocía que Dios dio a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, otros, pastores (supervisores-ancianos), y a otros maestros. La versión inglesa King James utilizaba el término “oficio”, aunque debía haber sido traducido como servicio. Rom. 11:13; 12:4; 1ª Tim. 3:1, 3:10 y 3:13. La idea del ministerio como oficio o posición, es ajena al pensamiento del Nuevo Testamento. No es un término del Nuevo Testamento o una distinción. Estos son funciones-actos de servicio-en el cuerpo de Cristo. No existen tales “posiciones” en el Reino de Dios, solo en los reinos de los hombres.

Orden de la adoración. Antes del servicio, el ministro colocaría la Torá en el atril y la enrollaría en la lectura del día. Este servicio comenzaba con la Shema-el pasaje de Deuteronomio 6:4-9. El orador del día dirigiría la oración, mirando hacia Jerusalén, con los manos extendidas—después de lo cual, la gente diría “Amen”. Permanecía de pie para leer la lección del día, y se sentaría para dar un sermón sobre ella. Lucas 4:20. Después, si un sacerdote estaba presente, pronunciaría la bendición a lo que la gente le contestaría, “Amen”. Si no hubiera un sacerdote presente, alguien ofrecería una oración para cerrar la reunión. Las Escrituras siguen leyéndose y los sermones siguen predicándose en las iglesias hoy como en las sinagogas, siguiendo las lecturas preceptivas de la semana.

Este formato está en directa contradicción con la reunión de los creyentes dirigidos por el Espíritu Santo en el Nuevo Testamento, y que iban de casa en casa. La reunión corintia aparece en 1ª Cor. 14:26. “¿Qué hay pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación.” Las asambleas del Nuevo Testamento se caracterizaban por la existencia de los dones equipadores de los ministerios de apóstoles, profetas, evangelistas, pastores (ancianos) y maestros; por la pluralidad de los ancianos; por la operación de todos los dones del Espíritu Santo; y por el mutuo reconocimiento de la contribución de unos a otros en el cuerpo de Cristo. Jesús dijo que el Padre buscaba a los que le adorarían en Espíritu  y en verdad (Juan 4:23-24), no conforme a un boletín o a un ritual muerto.


Estoy convencido más allá de toda duda, que si Jesús tuviera que entrar en la mayoría de las iglesias hoy, Él sería tratado de forma muy parecida a como le trataron en las sinagogas de Su día. La diferencia entre aquello a lo que Él nos llama a nosotros y lo que tenemos en la iglesia hoy,  es impresionante.