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jueves, 23 de diciembre de 2010

LAS FLORES DEL DESFILADERO: "Quebrantados para nuestro provecho", Manantiales en el Desierto






LAS FLORES DEL DESFILADERO

"Quebrantados para nuestro provecho"
(Hebreos 12:10, V. M.)


En uno de sus libros Ralf Connor relata la historia de una joven llamada Gwen. Dicha joven era tosca, obstinada y había estado acostumbrada a hacer siempre su voluntad. Era muy rebelde y murmuraba constantemente. Un día tuvo un accidente y quedó imposibilitada para siempre. Un misionero conocido entre los montañeses por "El Piloto del Cielo" la visitó. Se acercó a ella y le contó la siguiente parábola del desfiladero.

"En cierto lugar al principio no había desfiladeros, sino una Pradera amplia y abierta. Cierto día en que el Dueño de la Pradera andaba sobre el césped, en el que solo había hierbas, preguntó a la Pradera: '¿Dónde están tus flores?' y la Pradera respondió: 'Señor, no tengo simientes'.

Entonces el habló a los pájaros y ellos llevaron simientes de todas clases de flores y las esparcieron por todo. Muy pronto en la Pradera florecieron lirios encarnados, rosas, girasoles y muchas otras bellísimas flores. Entonces volvió el Dueño y se puso muy contento, pero echó de menos las flores que más le gustaban, y dijo a la Pradera: '¿Dónde están las clemátides y el colombino, las preciosas violetas, las enémonas y todos los helechos y arbustos floridos?'

Nuevamente habló a los pájaros y trajeron toda clase de simientes, las cuales rociaron por todas partes. Pero cuando el Dueño volvió, tampoco esta vez pudo hallar las flores que Él más amaba, y dijo: '¿Dónde están Mis mejores flores?' y la Pradera respondió con gran pena: 'Oh, Señor, no puedo conservar las flores, porque el viento sopla fuerte, el sol me castiga constantemente y las flores se secan y desaparecen'.

Entonces el Dueño habló al Rayo y, con un golpe rapidísimo, el Rayo partió la Pradera por el corazón. La Pradera se tambaleó y gimió con gran agonía y, durante muchos días, se lamentó amargamente de la terrible herida que había quedado sin cerrar.

Pero el Río derramó sus aguas sobre la grandísima grieta que en la Pradera se había abierto, arrastrando consigo la rica tierra negra y fértil. Los pájaros volvieron a esparcir las semillas por el desfiladero y, después de largo tiempo las ásperas, duras y cortantes aristas de las rocas se vieron vestidas y adornadas con musgos suaves y viñas enmarañadas; y todos los rinconcitos estaban cubiertos con las clemátides y el colombino. Grandísimos olmos levantaban sus elevadas alturas a la luz del sol y por debajo de sus pies se arracimaban los cedros cortos y los bálsamos. Por todas partes crecieron y florecieron violetas, enémonas y otras muchas flores, hasta que el desfiladero se convirtió en el lugar favorito del Dueño, para Su solaz, gozo y paz".

Entonces el llamado "Piloto del Cielo" leyó a Gwen: "El fruto, podríamos decir, las flores del Espíritu, son amor, gozo, paz, mansedumbre, templanza, ...; y algunas de esas solamente crecen en los desfiladeros" (corazones traspasados o heridos).

"¿Cuáles son esas flores de los desfiladeros?", preguntó ella con dulzura; y el Piloto contestó: "Bondad, fidelidad, mansedumbre y templanza; aunque las otras florezcan al aire libre, nunca tienen el perfume tan delicioso ni son tan bellas como las flores del desfiladero profundo".

Gwen permaneció callada durante un buen rato y después con labios temblorosos dijo con tristeza: "En mi desfiladero no hay flores sino solo ásperas rocas".

"Algún día florecerán, querida Gwen, el Maestro las hallará y nosotros también podremos verlas".

Amado, cuando entres en tu desfiladero, ¡RECUÉRDALO!

- Tomado y adaptado de "Manantiales en el Desierto"


NOTAS MÍAS:
    - Gálatas 5:22 nos dice que "EL (no LOS) FRUTO (no FRUTOS) del Espíritu ES (no SON) amor: gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad (compromiso sostenido en el tiempo y no la simple fe, que es un don y no un fruto), mansedumbre y dominio propio".
    A mí me gusta decir que ese fruto es una naranja de 8 gajos. Cuando aparece la naranja aparece completa, eso si, pequeña y verde, y tendrá que crecer y madurar. Es decir, el fruto es Cristo ("hijitos míos por los que sufro dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros"- Gál. 4:19).
    ¡Sí!, nos quedamos preñados de Cristo al momento de ser salvos, Él es formado o gestado en nuestro interior y le damos a luz después, cuando el velo (nuestra alma) es rasgado (el "desfiladero" es abierto por la circuncisión del corazón) y el camino al lugar santísimo (nuestro espíritu) queda expedito.
    - Es de destacar también que la gama de los atributos de Cristo sea de ocho, número de la resurrección, y no de nueve. Así corresponde a esa nueva dimensión de vida en la que entramos: vida ascendida, tras del velo, victoriosa, ¡vida de resurrección y reposo! Es decir, que el fruto del espíritu es AMOR: la naranja; siendo el amor el compendio de los 8 gajos.

    Si Dios es amor, no puede ser amor y algo más, porque lo definido no puede ser parte de la definición. Si quisiera haberse dicho LOS FRUTOS y no EL FRUTO, la estructura gramatical sería: "loS frutoS del Espíritu SON", pero aún así el amor no podría entrar en la definición, por lo ya apuntado.

    - El libro de Jueces 14:14 nos dice: "Del devorador salió comida, y del fuerte salió dulzura"... Sabemos que se refiere al león que Sansón despedazó y en cuyo cadáver apareció después un panal de dulce miel. Este es un tipo de la crucifixión de Cristo y de la propia. Cuando nuestro áspero y fiero "león" va a la cruz, se transforma en manso y dulce cordero. Cuando nuestro león puede acostarse con nuestro cordero, habremos crecido y madurado y tendremos esa maravillosa integración de contrarios, que solo el Espíritu Santo puede amalgamar, haciéndonos, como Cristo, leones-corderos. El león-cordero ruge cuando hay que expulsar con látigo a los mercaderes del templo y enmudece cuando hay que ir al matadero. Fuerte como el león, manso como el cordero y dulce como la miel; pues el fruto verde es ácido o amargo, pero al fruto maduro pertenece la dulzura.

    - Tal vez esas flores más bellas y tardías: bondad, fidelidad, mansedumbre y templanza, (en el libro la Sra. de Cowman no incluye la fidelidad; yo la incluyo respetando el orden de las cuatro características que conforman el último tercio del fruto del Espíritu) sean las que aparecen tras la operación subjetiva de la cruz o, como dijera Watchman Nee, la cruz después de la cruz. Experiencia por la que somos purificados de los afectos humanos, de la aspereza o indelicadeza de temperamento, de la locuacidad, de las motivaciones erróneas y egoístas y llevados a la estatura de un varón perfecto.

VERDAD Y TRADICIÓN, Michael Rood-YouTube







NOTA DEL ADMINISTRADOR:
Les transcribimos la nota que pusimos en el enlace: http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/07/jordan-punto-de-transferencia-del.html; para que entiendan por qué no estamos con el mesianismo ni con raíces hebreas:

No compartimos con los hermanos mesiánicos su tendencia judaizante, que levanta de nuevo el muro de separación que fue derribado por Cristo, pero apreciamos su luz para entender los cuadros o tipos veterotestamentarios y la ley.

A esta nota habitual que ponemos en los artículos de Jim Staley, hoy debemos añadir que Jim y Matthew Nolan nos traen en este vídeo una revelación tremenda y profunda. Ambos confiesan abiertamente que tras salir defraudados y frustrados del sistema eclesiástico-religioso-evangélico, dieron otro extenso periplo (por el mismo desierto), pero en el área mesiánica-judaica-levítica. Nos parece a nosotros, con pena, que todavía no han recorrido la distancia completa para dejar atrás, totalmente, parte del bagaje mesiánico, como si nadaran entre dos aguas, al aferrarse todavía al shabat, las fiestas judías, los tzitzit, ...

Qué lástima que tantos hijos de Dios sean llevados por Él a enfrentar el cruce del Jordán -y lo que ello conlleva de rendición completa y muerte a la carne, para dejar atrás el activismo de las obras muertas u obras realizadas en la iniciativa y energía del hombre natural- sean seducidos por estos cantos de sirena mesiánicos, en lugar de entrar a la Buena Tierra de la vida en el Espíritu-espíritu, que reposa en quietud y no hace si no lo que ve hacer al Padre. Nolan confiesa su casi eterna divagación de unos 20 interminables años, para al fin reconocer que el cristianismo-judaizado no es más que otra religión, para nosotros igualmente babilónica y, eso sí, especialmente dañina, por cuanto tiene de seductora y de apariencia de piedad.

También lamentamos que se sigan dando palmaditas en la espalda de lo levítico, diciendo que "no es malo, pero que el Señor tiene algo mejor", en lugar de decir que lo levítico es una rebelión religiosa y carnal más contra Jahweh-Jeshua; otra muestra más de ese nadar entre dos aguas. Ni por un momento osamos compararnos con la tremenda erudición de estos amados hermanos maestros, a quienes sin duda alguna Dios está usando para traer luz a los seducidos por el embrujo mesiánico, pero anhelamos y deseamos su completo posicionamiento fuera del campamento judaizante. No tenemos ni de lejos el dominio del griego, el hebreo y el paleo-hebreo que ostentan estos siervos; ni su teología y conocimiento escritural, ni el manejo de múltiples versiones bíblicas; nos aturden los interminables razonamientos; nunca celebramos las fiestas de la Pascua, ni Pentecostés ni Tabernáculos; nunca celebramos el shabat; y nunca hemos dejado de comer puerco ni todos los alimentos que Dios ha santificado, excepto ahogado y sangre. Sin embargo, por revelación y experiencia, no por cumplir las prescripciones de la Torá, fuimos salvos en nuestro espíritu, fuimos bautizados en el Espíritu Santo y en el fuego, que acabó sepultándonos en el Jordán para poder nacer (salvación del alma) al Shalom o Reposo de Dios y al sacerdocio de Melquisedec, tras solo 9 años de singladura. Recomendamos a los hermanos que quieran salir del desierto religioso del lugar santo pentecostal y entrar a la Buena Tierra de Tabernáculos, no tomar las circunvalaciones mesiánicas, teológicas y demás elucubraciones, que tratan de evitar la cruz, que es el atajo y la única vía de acceso. Y aunque los cantos de sirena mesiánicos vinieron después, la gracia de Jeshua nos preservó atándonos al poste de Ulises -Su Cruz- para no sucumbir.

¿Qué hacer para tomar este atajo? Solo DEJAR DE HACER; es decir, no hacer nada, ni una iniciativa más de ningún tipo, sino rendirse a la Cruz y dejar de luchar, hasta que seamos resucitados con Él en el otro lado. Oren pues que Él les ayude a abdicar y que los resucite del otro lado.

Qué bueno sería que algunos de tantos frustrados en el campamento evangélico de la Pascua avanzaran al campamento evangélico leudado de Pentecostés. Y mejor sería todavía que aquellos del campamento pentecostal que también están llegando a la frustración y siendo enfrentados a la decisión del Jordán, cambien sus hábitos levíticos por la túnica sin rasgar de Melquisedec y lo crucen, no para regresar a Pentecostés, sino para ir más allá, hasta Tabernáculos.

Vemos con satisfacción también que estos siervos confirman algunos postulados del siervo Stephen E. Jones que los lectores del blog ya conocen.

Una vez más se confirma que el Cruce del Jordán es la clave o conexión espiritual que esta generación de Dios debe enfrentar, para acceder al Reposo del Lugar Santísimo y al muy superior sacerdocio intercesor de Melquisedec: http://txemarmesto.blogspot.com.es/2012/09/finisterre-al-borde-del-jordan-copia.html

NAVIDAD, FALSA Y VANA TRADICIÓN, Michael Rood-YouTube









NOTA DEL ADMINISTRADOR:
Les transcribimos la nota que pusimos en el enlace: http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2014/07/jordan-punto-de-transferencia-del.html; para que entiendan por qué no estamos con el mesianismo ni con raíces hebreas:

No compartimos con los hermanos mesiánicos su tendencia judaizante, que levanta de nuevo el muro de separación que fue derribado por Cristo, pero apreciamos su luz para entender los cuadros o tipos veterotestamentarios y la ley.

A esta nota habitual que ponemos en los artículos de Jim Staley, hoy debemos añadir que Jim y Matthew Nolan nos traen en este vídeo una revelación tremenda y profunda. Ambos confiesan abiertamente que tras salir defraudados y frustrados del sistema eclesiástico-religioso-evangélico, dieron otro extenso periplo (por el mismo desierto), pero en el área mesiánica-judaica-levítica. Nos parece a nosotros, con pena, que todavía no han recorrido la distancia completa para dejar atrás, totalmente, parte del bagaje mesiánico, como si nadaran entre dos aguas, al aferrarse todavía al shabat, las fiestas judías, los tzitzit, ...

Qué lástima que tantos hijos de Dios sean llevados por Él a enfrentar el cruce del Jordán -y lo que ello conlleva de rendición completa y muerte a la carne, para dejar atrás el activismo de las obras muertas u obras realizadas en la iniciativa y energía del hombre natural- sean seducidos por estos cantos de sirena mesiánicos, en lugar de entrar a la Buena Tierra de la vida en el Espíritu-espíritu, que reposa en quietud y no hace si no lo que ve hacer al Padre. Nolan confiesa su casi eterna divagación de unos 20 interminables años, para al fin reconocer que el cristianismo-judaizado no es más que otra religión, para nosotros igualmente babilónica y, eso sí, especialmente dañina, por cuanto tiene de seductora y de apariencia de piedad.

También lamentamos que se sigan dando palmaditas en la espalda de lo levítico, diciendo que "no es malo, pero que el Señor tiene algo mejor", en lugar de decir que lo levítico es una rebelión religiosa y carnal más contra Jahweh-Jeshua; otra muestra más de ese nadar entre dos aguas. Ni por un momento osamos compararnos con la tremenda erudición de estos amados hermanos maestros, a quienes sin duda alguna Dios está usando para traer luz a los seducidos por el embrujo mesiánico, pero anhelamos y deseamos su completo posicionamiento fuera del campamento judaizante. No tenemos ni de lejos el dominio del griego, el hebreo y el paleo-hebreo que ostentan estos siervos; ni su teología y conocimiento escritural, ni el manejo de múltiples versiones bíblicas; nos aturden los interminables razonamientos; nunca celebramos las fiestas de la Pascua, ni Pentecostés ni Tabernáculos; nunca celebramos el shabat; y nunca hemos dejado de comer puerco ni todos los alimentos que Dios ha santificado, excepto ahogado y sangre. Sin embargo, por revelación y experiencia, no por cumplir las prescripciones de la Torá, fuimos salvos en nuestro espíritu, fuimos bautizados en el Espíritu Santo y en el fuego, que acabó sepultándonos en el Jordán para poder nacer (salvación del alma) al Shalom o Reposo de Dios y al sacerdocio de Melquisedec, tras solo 9 años de singladura. Recomendamos a los hermanos que quieran salir del desierto religioso del lugar santo pentecostal y entrar a la Buena Tierra de Tabernáculos, no tomar las circunvalaciones mesiánicas, teológicas y demás elucubraciones, que tratan de evitar la cruz, que es el atajo y la única vía de acceso. Y aunque los cantos de sirena mesiánicos vinieron después, la gracia de Jeshua nos preservó atándonos al poste de Ulises -Su Cruz- para no sucumbir.

¿Qué hacer para tomar este atajo? Solo DEJAR DE HACER; es decir, no hacer nada, ni una iniciativa más de ningún tipo, sino rendirse a la Cruz y dejar de luchar, hasta que seamos resucitados con Él en el otro lado. Oren pues que Él les ayude a abdicar y que los resucite del otro lado.

Qué bueno sería que algunos de tantos frustrados en el campamento evangélico de la Pascua avanzaran al campamento evangélico leudado de Pentecostés. Y mejor sería todavía que aquellos del campamento pentecostal que también están llegando a la frustración y siendo enfrentados a la decisión del Jordán, cambien sus hábitos levíticos por la túnica sin rasgar de Melquisedec y lo crucen, no para regresar a Pentecostés, sino para ir más allá, hasta Tabernáculos.

Vemos con satisfacción también que estos siervos confirman algunos postulados del siervo Stephen E. Jones que los lectores del blog ya conocen.

Una vez más se confirma que el Cruce del Jordán es la clave o conexión espiritual que esta generación de Dios debe enfrentar, para acceder al Reposo del Lugar Santísimo y al muy superior sacerdocio intercesor de Melquisedec: http://txemarmesto.blogspot.com.es/2012/09/finisterre-al-borde-del-jordan-copia.html

martes, 21 de diciembre de 2010

ESTARÉ EN DESCANSO Y EN REPOSO (Vídeo) | Renuevo de Plenitud


LIBERARSE REPUDIANDO EL SISTEMA MUNDIAL PERVERSO, David Wilkerson Today




TUESDAY, DECEMBER 21, 2010

SIN CONTAMINACIÓN EN MEDIO DE LA MALDAD

“Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de comida del rey ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligara a contaminarse” (Daniel 1:8).

La palabra contaminarse aquí sugiere “liberándose a través del repudio". Daniel estaba diciendo en otras palabras, “¡Cualquier compromiso contra mis estándares me robará mi libertad!” Así que Daniel se propuso comer sólo legumbres y beber sólo agua por diez días. Cuando él le pidió esto al príncipe de los eunucos, él le respondió, “¡vas a costarme mi vida! Vas a lucir enfermo al final de los diez días. ¡Tus mejillas estarán sumidas y el rey seguro que lo notará! Toma – come sólo un poco de carne. Necesitas proteínas. Bebe el vino para robustecer tu sangre. ¡Come estos dulces para que te den energía!”

Yo creo que Daniel y los tres jóvenes Hebreos tenían mucho más en mente que tan sólo evitar cosas que no estaban limpias ceremonialmente. Ellos habían sido tomados cautivos junto con miles de su pueblo. Lo que vieron al llegar a Babilonia debió de haberlos asombrado en gran manera. Esta era una sociedad tan suelta, inmoral y llena de mal hablar, que la sensibilidad espiritual de estos cuatro jóvenes fue asaltada.

Así que los cuatro hicieron un compromiso. Se dijeron uno al otro, “No nos vamos a ceder. No vamos a adoptar estos estándares morales. ¡Seremos aparte, tendremos disciplina en nuestro caminar de fe!

Estos cuatro jóvenes no anduvieron predicando su estilo de vida a otros. Esto era un asunto estrictamente entre Dios y ellos.

Yo le pregunto a usted: Cuando usted está en una crisis, ¿clama usted, “Señor, dónde estás cuando te necesito?¿No estás comprometido a librarme?” Pero, y si el Señor le dijera a usted, “¿Dónde estás cuando yo necesito una voz? Yo necesito voces en estos tiempos viles, vasos puros a través de los cuales yo pueda hablar. Tú dices que quieres que venga a tu crisis – pero tú continúas siendo parte de del sistema mundial perverso. Dime, ¿estás comprometido a mis propósitos?”

lunes, 20 de diciembre de 2010

YouTube - Videos Cristianos - El Lapiz

YouTube - Videos Cristianos - El Lapiz

EL ÍDOLO DE LA AMBICIÓN MOTIVADORA DEL ÉXITO, David Wilkerson Today




MONDAY, DECEMBER 20, 2010


COMENZÓ CON ARREPENTIMIENTO
La iglesia como la conocemos hoy comenzó con arrepentimiento. Cuando Pedro predicó la cruz en Pentecostés, miles vinieron a Cristo. Esta nueva iglesia estaba hecha de un cuerpo, que consistía en todas las razas, llenas de amor los unos por los otros. Su vida corporativa estaba marcada por evangelismo, un espíritu de sacrificio, de mártires.

El maravilloso comienzo refleja las palabras de Dios a Jeremías: “Te planté de vid escogida, toda ella de buena simiente” (Jeremías 2:21). Pero las palabras que siguen del Señor describen lo que a menudo sucede con esos trabajos: “¿Cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid extraña?” (2:21). Dios está diciendo, “Yo te planté bien. Tú eras mía, llevabas mi nombre y mi naturaleza. Pero ahora te has vuelto degenerada.”

¿Qué causó esta degeneración en la iglesia? Siempre ha sido, y continuará siendo la idolatría. Dios está hablando de idolatría cuando le dice a Jeremías, “Mi pueblo ha cambiado su gloria por lo que no aprovecha” (2:11).

La mayoría de las enseñanzas cristiana de hoy día identifican a un ídolo como cualquier cosa que se interpone entre el pueblo de Dios y él. Pero eso es una descripción parcial de lo que es idolatría.

Idolatría tiene que ver con un problema más profundo del corazón. El ídolo número uno entre el pueblo de Dios no es el adulterio, la pornografía o el alcohol. Es una lujuria mucho más poderosa. ¿Cuál es este ídolo? Es la ambición motivadora del éxito. Y también tiene una doctrina para justificarse.

La idolatría de ser un éxito describe a muchos en la casa de Dios hoy día. Estas personas son buenas, moralmente limpias, llenas de buenas obras. Pero han colocado un ídolo de ambición en sus corazones, y no se pueden apartar de él.

Dios ama bendecir a su pueblo. El quiere que sus hijos sean un éxito en todo lo que hacen honestamente. Pero ahora hay un espíritu galopante en la tierra que está apoderándose de multitudes – este es el espíritu del amor a ser reconocido y a adquirir cosas.

Un hombre mundano dijo recientemente, “Aquel que muere con la mayor cantidad de juguetes – gana.” Trágicamente, los cristianos también están envueltos en este afán.

Cuan lejos nos hemos desviado del evangelio de vivir muriendo a nuestro yo, nuestro ego, y a la ambición mundana.

viernes, 17 de diciembre de 2010

CUANDO WATCHMAN NEE ESTABA EN LA PRISIÓN, Testimonio





Cuando Watchman Nee Estaba en la Prisión, por Wu Yo-Chi

ADMINISTRADOR:
Un precioso testimonio, que llegó a mi doblemente, a través de Jamesson Chen  y Carlos Jiménez, que destaca la no beligerancia del hermano Nee contra el gobierno establecido por Dios y su preciosa longanimidad en las durísimas pruebas que soportó por amor al Señor.



Queridos hermanos y hermanas, yo soy de Shangai, China. Mi nombre es Wu Yo-Chi. Me volví (convertí) a los 68 en el año 2003. Solía ser un maestro de escuela secundaria. Yo estaba acusado de anti-revolucionario en 1960 porque estaba opuesto al movimiento de las "tres banderas rojas" y condenado a 7 años. Yo estaba encarcelado en la prisión más grande en el extremo oriental de la China—La prisión de Ti Lan Chau en Shangai.

El hermano Nee fue detenido en 1952. Pareciera que esta persona había desaparecido de la tierra. Nadie sabía qué sucedió con él. Alabado sea el Señor. El Señor tuvo misericordia de una persona humilde como yo. Él me amó y me ha mantenido para que yo tenga la oportunidad de decirles todo lo que sé sobre la permanencia del hermano Nee en la cárcel.

Estuve con el hermano Nee 9 años en total (1963-1972). Estuvimos separados por casi 2 años. Alabado sea el Señor que Él finalmente nos puso juntos otra vez hasta 3 días antes de que el hermano Nee fuera llevado por el Señor. Hay mucho para testificar de todos estos años. El hermano Nee también era un ser humano. Hoy quisiera testificar sobre él desde el aspecto humano.

En 1963, a causa de algunos arreglos en la cárcel, me movieron al mismo piso, mismo grupo y en la misma célula que el hermano Nee. Desde ese momento no se cortó nuestra relación.

La prisión de Ti Lan Chau era muy grande. Había 10 edificios en total. Cada edificio tenía 5 plantas. En cada planta había 90 celdas. Si había 3 personas en cada celda, cada edificio contendría más de 1.000 prisioneros. En una prisión tan enorme de más de diez mil personas, encontrarse con una persona en particular no era fácil. Me encontré con el hermano Nee en la celda número 3 y fue por la soberanía del Señor.

En nuestra celda, estaban el Tío Nee [Nota de traductor: en China se suele llamar a los mayores de edad tíos o tías respetuosamente], yo y un chico de 20 años de edad. Este último tenía un problema mental y, por lo tanto, no podía hablar claramente. Sólo podía decir "O - O - O...". También era un anti-revolucionario.

Estimados santos, quiero decirles que cuando llegué a esta célula, no era amistoso con el hermano Nee en absoluto. No me gustaba. Era hostil hacia él. Le odiaba y no quería hablar con él. ¿Por qué? Porque en ese entonces él era un líder de grupo. En la cárcel, había líderes de grupo sobre los prisioneros. A mi parecer todos los líderes de grupo halagaban a los guardias. Eran los informantes para el Gobierno Popular. Ellos mejoraban su propia condición aprovechándose de los demás para reducir sus propias sentencias mientras aumentaban cada vez más las sentencias de los demás. Además, me preguntaba ¿por qué estaba yo en la prisión? No asalté a nadie, no he robado, y no he matado... Lo único que hice fue sólo decir algo y me detuvieron. Así que tenía miedo de él. No tenía deseos de hablar con él. Había tres prisioneros en nuestra celda; uno tenía un problema mental y no podía hablar, Nee era el otro y yo era el tercero. Él escribía todos los días. ¿Si él no estaba reportando sobre mí, entonces sobre quien estaba reportando? ¿Por qué me interesaría hablar a mí con él? Las 24 horas al día no hablaba ni una palabra con él. Él escribía en frente de la puerta. ¿Por qué la puerta? Nuestra celda era de aproximadamente 1.5-1.6 metros de ancho. Si estirara mis brazos podía tocar las paredes. Era de unos 2 metros de largo. Paredes en tres lados sin ventana. Una puerta de hierro en la parte delantera. Había algo de luz cerca de la puerta. Cuando escribía, el hermano Nee siempre se sentaba al lado de la puerta de hierro. Ponían la comida y el agua en frente de la puerta. No se necesitaba abrirla. Todo lo que necesitábamos hacer era estirar el brazo y podíamos ingresar la comida en la celda. Él se sentaba próximo a la puerta por lo que siempre era él quien nos pasaba las cosas del exterior. Yo no quería hablar con él y nunca le di las gracias. Él hacía eso voluntariamente. Nuestra relación fue muy mala.

Luego algo ocurrió por disposición del Señor. Mi único familiar era mi esposa. Ella se graduó de la escuela marítima en Shangai y enseñaba química en el colegio. Teníamos una niña. Las familias de prisioneros podían visitarnos una vez al mes y traernos algunas cosas. Mi esposa me quería mucho. Me visitaba cada mes. Pensaba que ella todavía enseñaba, pero realmente algo le sucedió a ella.

Un día, el director del colegio le preguntó: "Sra. Chou, [Nota de traductor: Es costumbre china referirse a las mujeres profesionales por sus apellidos de solteras] he escuchado que tu marido es un anti-revolucionario y ¿está actualmente en la cárcel?" Ella le dijo: "Sí". El director dijo: "Tienes que divorciarle". Mi esposa dijo: "¿Por qué?" Él dijo: "Es la política del Gobierno Popular. Las familias de anti-revolucionarios no pueden ser profesores de las personas. Tu marido es un anti-revolucionario. Su pensamiento tiene problemas. Si está en contacto contigo, ¿cómo puedes enseñar a los alumnos? Así que tienes que divorciarle". Mi esposa dijo: "Cuando me se casé con él, no era un anti-revolucionario. Era un boxeador. Representó a Shangai para la competencia internacional. Se convirtió en un anti-revolucionario después de que me casé con él. Si le divorcio ahora y me caso con otra persona, no hay ninguna garantía de que el otro hombre no llegue a ser un anti-revolucionario en el futuro. ¿Entonces tendría que divorciarle y casarme otra vez? Además ya tenemos una niña y yo soy joven. Si me caso tendré más niños y niñas de este otro marido. Eso no sería bueno para mi hija. Por otra parte, Wu Yo-Chi fue condenado sólo por 7 años. Yo puedo esperar por él y luego podemos seguir edificando el socialismo. Podemos todavía ser marido y mujer". Lo que dijo tenía toda la razón. El director no pudo argüir con ella; ¿pero desistiría? Imposible. Poco después, el director le preguntó nuevamente: "¿Has decidido sobre esa cuestión?" Ella le respondió: "No hay ninguna posibilidad". El director dijo: "Entonces no hay posibilidad de parte de nosotros tampoco. Esta es la política. Entrega tu permiso de trabajo. Vete de este colegio si no te divorcias". En esa época la situación era totalmente diferente que ahora. No habría ningún trabajo una vez que saliera el colegio. No podía hacer nada por sí misma. Mi esposa lloró en todo el camino regresando a casa. No había futuro. “¿Qué puedo hacer para vivir? ¿Qué puedo hacer para mi hija?” Cuando llegó a casa continuaba llorando abrazando a nuestra hija y nadie estaba allí para consolarla.

Luego cuando me visitó, me contó todo. Me enojé al escuchar su relato. “¡Bajo el cielo no existe tal irracionalidad!” Yo ya estaba acusado de anti-revolucionario sin causa y ahora no dejan a mi esposa ni a mi hija en paz. Mi esposa dijo: "Acabo de vender mi reloj y me vine para acá. No sé qué hacer para el futuro".

Estimados santos, no he cometido ningún acto malo, no era un nacionalista [Nota del traductor: los nacionalistas estaban en contra de los comunistas], ni era un espía, ni tampoco un terrateniente [Nota del traductor: los comunistas odiaban a la clase privilegiada]. ¿Qué tipo de anti-revolucionario era yo? Yo no había colgado ni un pedazo de propaganda anti-revolucionaria. ¿Entonces cómo pudiera ser yo un "anti-revolucionario"? No entendía. Pero ¿qué podía hacer? Mi esposa lloró mucho, pero yo no dejé derramar ni una lágrima. Me crié bajo el régimen comunista y los comunistas me enseñaron a no lagrimear delante del enemigo. Decía para mí: “Hoy no voy a derramar ni una lágrima. Antes no era vuestro enemigo. Os apoyaba. Tenía sólo 12 años de edad cuando ustedes los comunistas tomaron el poder. Incluso les brindaba flores rojas a los soldados del ejército rojo. Pero fueron ustedes los que me impulsaron al lado de sus enemigos; el hecho que hoy sea vuestro enemigo fue causado por ustedes”. Los 5 minutos de visita se acabaron de pronto. Mi esposa se fue con nuestra hija en sus brazos. Yo las miraba mientras se alejaban y no sabía qué hacer o qué sucederá en el futuro. No estaba seguro si ella se iba a divorciar de mí. De repente ella se volvió y gritó: "¡Cuídate!" Ese grito suena en mis oídos aún ahora. Ese fue un grito desgarrador que quebró mi corazón. No podía hacer nada. No podía simplemente salir, no tenía armas, no podía pelear contra ellos. Sólo podía dejarme ser torturado por ellos.

El guardia de la prisión me devolvió a la celda. Al regresar a la celda no pude aguantar y derramé las lágrimas. En nuestra celda no había ni escritorio, ni silla, ni cama. Apoyándome a la pared solté un llanto. Próximamente me di cuenta que alguien se había tomado de mi mano. Ya que éramos sólo tres, sabía que era el fastidioso Tío Nee que se asió de mí. Yo estaba muy enojado y él era la persona más despreciada por mí. ¿Qué hace asiendo de mi mano cuando ni hablo con él? No necesitaba su simpatía. Quería quitar su mano de encima de la mía. Yo era un boxeador y era joven. Él era mayor y padecía de enfermedad del corazón. Todo lo que necesitaba hacer es darle un empujón y le hubiera arrojado contra la puerta. Pero, estimados santos, fue algo muy extraño. No podía levantar mi mano. Tío Nee no estaba fuerte, traté al menos tres veces y simplemente no podía levantar mi mano. Y entonces oí a Tío Nee diciéndome a mi oreja: "Yo-Chi, déjate llorar. Es bueno llorar. Llorando te sentirás mejor". Su palabra me conmovió mucho. Debido a la política de la cárcel, no se permitía llorar en voz alta. Porque todos los prisioneros estaban deprimidos. Si uno llora, otro también llorará y toda la prisión estaría llorando, lo cual sería terrible y sería mala evidencia para la “re-educación”. Pensaba que Tío Nee debió haberme dicho: "Yo-Chi, no llores. No es apropiado llorar. Tienes que obedecer la re-educación". El era el líder de grupo y debe estar al lado del Gobierno Popular. Nunca hubiera imaginado que él me dijera, déjate llorar, llorando te sentirás mejor. Con la palabra que me dio, empecé a cambiar mi opinión de él. Entonces empecé a desahogarme llorando en voz alta no importándome nada. No me importaba si venía el guardia de prisión a regañarme o a golpearme o matarme a tiros. Mi familia ya estaba destruida. No me importaba si muriera. Fue muy extraño que incluso no vino el guardia de prisión. Lloré hasta que me quedé totalmente agotado. Tío Nee me dio la toalla para limpiar mi cara y me dio agua para beber. Estábamos los dos sentados en el suelo. Desde ese momento comencé a hablar con él. Le conté lo que me había ocurrido. Y no me imaginaba cuán franco era él porque empezó a contarme lo que aconteció a su familia.

Desde ese día conversábamos más y más. Me contaba que tenía mucho que hacer porque era cristiano. Y me decía que su esposa le amaba mucho. Que ella tenía hipertensión y estaba en una condición muy seria, su tensión baja estaba en 104 o 105, y su tensión alta estaba en 200 o más. Podría morir en cualquier momento y que todo dependía del sostén y la misericordia del Señor.

Él esperaba que su sentencia podría cumplirse pronto y ser liberado para poder al menos verla. Pero si la sentencia no se cumplía y su esposa muriera, no podría verla otra vez en esta vida. Su esposa era como la mía, ellas amaban mucho a sus maridos. Él me contó muchas otras cosas y nuestra conversación se hizo más y más agradable. Él me dijo que un cristiano no debe ser uno que se opone al liderazgo de una nación porque Dios los ha instalado y empezó a predicarme el evangelio a mí. Escuchándole pensaba: “Estoy claro que a mí me impresionaron injustamente, pareciera que a él también le impresionaron injustamente pero no se ha opuesto al Gobierno Popular”. No es apropiado para un cristiano estar en contra de los líderes, sin embargo está acusado de anti-revolucionario, ¿no es esto injusto? Por lo que le pregunté: “¿En este momento todavía crees en el Señor?” Él respondió: “Ustedes no creen, yo creo; ustedes no ven, yo veo”. Ésta fue su palabra. Una palabra simple, aun lo recuerdo.

Hace 24 años un hermano vino a visitarme y yo le conté este relato. Le dije: “Todavía no entiendo porqué no podía levantar mi mano. Una persona tan energética como yo, él se asía de mí y yo no podía zafarme de su mano”. “Hermano”, me dijo, “tienes razón, no podías levantar tu mano, El Señor no lo permitió”. Al escuchar esa palabra entendí de inmediato. Cierto, soy una persona humilde, El Señor me encontró, me escogió, por lo que no podía levantar mi mano.

Nuestra relación se mejoró y conversábamos agradablemente. El otro, el loquito, él también estaba contento y se reía constantemente y hablaba mucho. Pero yo no le entendía, a lo máximo un 50 por ciento, pero Tío Nee le entendía perfectamente y servía de traductor para mí. Así los tres pasábamos duramente nuestros días.

Pero la paz no duró. Un día el guardia sacó a Tío Nee por un largo tiempo y no regresó a la hora del almuerzo. Ahora que nuestra relación estaba mejor, envolví su almuerzo en una toalla. Anteriormente le ignoraba, y si se desperdiciaba su almuerzo, a mí qué me importaba. Después que regresó lo noté un poco descontento y se sentó en el suelo. Le pregunté: “¿Qué querían contigo?” Él dijo: “Ellos me pidieron negar mi fe”. Dije: “¿Y usted aceptó?” Respondió: “No, no lo acepté”. Y continuó: “Ellos querían que negase mi fe, y si lo hiciese, me liberarían”. Yo dije: “¿Y porqué no se puso de acuerdo?” Él dijo: “Yo no estoy de acuerdo. Habían dos otros conmigo, uno se apellida Lan y el otro Chang”. El que se llamaba Lan era director de un hospital muy grande en Shangai y Chang era jefe de un condado de Shangai. Son personas prominentes en la Iglesia Católica. Le pregunté a Tío Nee: “¿Y qué de ellos?” Dijo: “Los dos se rindieron. Ya te enterarás”. De pronto el altavoz de la prisión entonó y era el jefe de nuestra prisión diciendo: “Hay dos prisioneros, habiendo pasado por el programa de re-educación, han cambiado su pensar, y se han presentado bien. Desean renunciar públicamente la fe que tenían y abandonar su posición de anti-revolucionarios. Ahora ellos quieren dar una palabra”. Entonces Lan y Chang cada uno habló. Lo primero que hicieron fue reprocharse a sí mismos y luego a la Iglesia Católica diciendo que la Iglesia Católica era un instrumento de espionaje usado por el imperialismo y es anti-revolucionaria. Que estaban engañados pero habiendo pasado por la re-educación del Gobierno Popular, ahora querían renunciar públicamente esa superstición, y que abandonarían esa organización anti-revolucionaria y que se arrepentían profundamente. Lloraban mientras hablaban. Después de hablar, el jefe de nuestra prisión anunció que estos dos serán liberados habiendo sido aprobado por el director de la prisión (el jefe es sólo de nuestro edificio mientras que el director de la prisión es de todo el complejo) y hoy regresarán a sus casas. Hermanos y hermanas, cuando escuchamos este anuncio todos los prisioneros y también yo nos quedamos atónitos. Tío Nee estaba a mi lado. Mirándole intensamente le dije: “Hace pocos días me decía cómo le amaba su esposa y cómo se amaban los dos y que su esposa no estaba de buena salud estando en gran peligro de perder su vida y también que usted extrañaba tanto a su esposa. Hoy con tan sólo una palabra hubiera logrado que el Gobierno Popular le dejara irse ¿y no quiere? ¿No dice ni una palabra? ¿Qué clase de persona es usted? ¿Ha creído en el Señor hasta este grado? Realmente no le entiendo. ¡Cuán preciosa es la libertad! El Gobierno Popular le ofrece a usted, Tío Nee, la libertad, y usted, Tío Nee, no la quiere”. El Tío Nee, por amor al Señor, sacrificó su vida, su amada esposa, y aun su libertad. Tío Nee estaba dispuesto a sacrificar estas tres cosas, cómo amaba al Señor, cómo creía en El Señor, ¡me conmovía muchísimo!

El método de los comunistas tiene como objetivo quebrar el espíritu del hombre [Nota del traductor: La palabra “espíritu” se usa aquí en el sentido secular]. Fue muy duro para el Tío Nee. ¿No te rindes? Bien, liberaremos a los otros dos, haber qué haces. Pero Tío Nee no se dejó convencer; su espíritu no fue quebrado. Pero a mí sí me quebraron el espíritu. Sabía que el Tío Nee no era una persona insensata, con falta de sabiduría. Para que él creyera tanto en Jesús debía de haber una razón, tiene que ser algo muy bueno para que él Le creyera tanto. Yo también deseaba creer en Jesús, yo también deseaba creer en Jesús como Tío Nee. Desde ese momento para adelante sentía que tenía que creer en el Señor. Que todos deben creer en el Señor. Para no estar oprimidos, hay que creer en el Señor; para tener paz, hay que creer en el Señor.

Hermanos y hermanas me han preguntado qué libro, qué artículo del Hermano Nee he leído el cual me llevó a creer en el Señor. Contesté que no creí en el Señor porque leí algo escrito por él. Cuando le conocí aún no creía en el Señor, no había leído de sus escritos. Creí en el Señor estudiando su persona. Hay un dicho en chino que dice: “La educación de palabras no alcanza a la educación de la acción”. Porque vi su comportamiento, creí en el Señor habiendo sido conmovido por lo que vi. Tío Nee es un ser humano; y conociendo a esta persona en una forma subjetiva, lo cual me conmovió, es así que creí en el Señor. Lo que le aconteció me afectó profundamente.

Así, por medio del Tío Nee es que me salvé. En la prisión, él no había tomado una posición de mando, levantando la mano y declarando: Amigos, ¡todos tienen que creer en el Señor! Tampoco miles creyeron en el Señor. Ni tampoco estaba Tío Nee luchando en la prisión en contra de los comunistas, haciéndose un héroe, un gran hombre. No, no era así. Esas eran mentiras, no existía tal situación. Lo único que hizo fue estar firme y no negar su fe. Tenemos que hablar la verdad y habló la verdad en Cristo, y no mentiras. Mi conciencia tocada por el Espíritu Santo testifica de esto.

La segunda vez que nos encontramos fue en el campamento de trabajos forzados de Bai-Mao Ling en la provincia de Anhui. Allí estuvimos juntos otros 5 años. Ambos fuimos muy conmovidos al encontraros otra vez. En ese entonces él ya se encontraba muy débil, de edad avanzada, y no podía caminar bien. Donde vivíamos estaba a como unos 60 a 70 metros del comedor. Estábamos cuesta abajo del comedor el cual estaba ubicado en un nivel alto al lado de la carretera. Para llegar al comedor a recoger la comida había que pasar por dos pendientes y cruzar la carretera. No era posible para Tío Nee lograr eso. Por eso yo le traía las tres comidas del día. De repente un día el guardia me llamó a la oficina y me preguntó porqué le llevaba la comida al señor Nee. Yo le dije: Él es de edad avanzada, no tiene buena salud, no puede escalar las dos pendientes, y es mí deber llevarle la comida. No podía imaginar que el guardia se pusiera muy serio y dijera: “Hablas tonterías. Él está fingiendo enfermedad; déjalo buscar su comida por sí mismo, ya no le ayudarás”. Se me hizo muy claro que estaban torturando a Tío Nee a propósito. Pero no le hice caso.

Pasados unos días, cuando fui otra vez a buscar la comida, los que servían la comida me dijeron que el guardia les instruyó que nadie le podía llevar comida al señor Nee, que tenía que venir personalmente a buscarla. Bajo esta situación no podía hacer nada más que volverme a nuestra habitación y contarle al Tío Nee los detalles. Sabía que Tío Nee era persona de amplia sabiduría y le pedí que buscara una manera. Y esperé que me diera su sugerencia. Después de un largo silencio, por fin abrió su boca y dijo: “Dejémoslo así”. Al escuchar su palabra me quedé atónito— ¡Dejarlo así y obedecer al Señor en cualquier situación! Yo estaba realmente enojado y desesperado. No había esperado que dijera tal cosa. ¿No quiere comer? No quería ir en contra de él. Lo único que podía hacer era compartir mi porción entre los dos. Mientras hacíamos eso, gracias al Señor, Él me dio a mí, una persona insensata, una buena idea. Normalmente como 5 onzas (medida China menor que la onza occidental) de arroz para el almuerzo. Puedo decirle al que sirve las comidas que trabajé muy duro ese día y necesito una onza más. Ellos no sospecharán. Entonces tomaré 6 onzas y cuando regrese a la celda, le daré a Tío Nee 2 onzas. Para su edad, 2 onzas serán suficientes y yo me comeré 4 onzas. Aunque no bastaba, podría aguantarme. De esta manera los dos compartíamos la comida todos los días y así vencimos la dificultad.

En 1971, el guardia me permitió pasarle una carta a Tío Nee de su familia. La carta decía que su esposa, Tía Nee, se cayó de la silla y se quebró dos costillas y que estaba en urgencias en el hospital. Por un lado le aconsejaba a Tío Nee que no se preocupara, por otro lado le urgía que solicitara regresar a Shangai para una visita familiar y que yo le podía acompañar. De hecho, en aquel año tanto yo como Tío Nee habíamos ya cumplido con nuestra sentencia; ya no éramos condenados. Pero en 1966 estalló la Gran Revolución Cultural Proletaria, y no liberaron a ningún preso desde entonces aunque hubieran cumplido con sus sentencias. Aun así, según las reglas, supuestamente teníamos el derecho de visitar familias por lo menos una vez al año por dos semanas. Creía que con este incidente tan serio, seguro que nos dejarán salir esta vez. Al principio el guardia de la prisión le dijo a Tío Nee, “Déjanos considerar tu caso”. Después decían, “Tú tienes un padecimiento del corazón muy serio, y ni siquiera puedes caminar, ¿cómo vas a regresar a Shangai?” Tío Nee les dijo que yo podía acompañarle. El guardia dijo, “Déjanos considerarlo con más tiempo”. Así se demoró más de medio mes. Cuado inquirimos una vez más, el guardia se puso bravo y dijo: “¿De qué sirve que regreses? Tú ni eres médico. Además, tu esposa ya está mejor, hemos indagado. Analizamos tu solicitud de visita familiar y no la aprobamos”. Tío Nee no dio ni una palabra de argumento con ellos ni tampoco me permitió razonar con ellos y regresamos a nuestra celda. Tío Nee se quedó orando en silencio. Cuando los otros presos vieron mover los labios del Tío Nee, me preguntaron: “¿Está orando ese Nee?” Yo contesté: “No, él está haciendo ejercicios de respiración”. El guardia también vino a preguntarme y le constaté igual. Pero yo sabía que Tío Nee no dejaba de orar ni un solo día.

Por fin un día cuando regresé de mi trabajo vi al Tío Nee con su rostro regado de lágrimas. Tía Nee había fallecido. Por un lado le animaba a no estar entristecido, por otro le aconsejaba hacer petición otra vez para regresar a Shangai y asistir al funeral. Estaba seguro que esta vez sí que lo aprobarían. Sin embargo, uno no podía imaginarse, que con una demora y con otra demora, al fin y al cabo le negaron igual. El guardia dijo: “Ya murió, ¿de qué sirve que regresases?” Hermanos y hermanas, ¿quién ha sufrido un tormento más profundo que éste? ¡Cómo le rompió el corazón! Él amaba al Señor y era firme en su fe, y él lo soportó.

Tío Nee amó al Señor toda su vida y a causa de eso padeció enormemente.

Después de unos días le pasó la agonía a Tío Nee y volvió a su vida cotidiana, todos los días perseverando en oración.

Tío Nee no sólo padeció físicamente sino que soportó indecibles abusos psicológicos. En toda su vida sufrió mucho sin obtener nada, pero ganó al Señor. Pudimos ver al Señor a través de él. Él era sólo un vaso, ¡pero en este vaso estaba el tesoro!

Hoy podemos estar aquí e invocar en voz alta y con libertad: “¡Oh, Señor, te amo!” Hoy en cualquier lugar en China uno también puede invocar: “!Oh, Señor, te amo¡” Pero en esos años bajo el régimen de la extrema izquierda uno no podía hacer eso. Tío Nee amó al Señor toda su vida, pero fue restringido por veinte años cuando no se le permitió invocar: “!Oh, Señor, te amo¡” Piénsenlo, si por veinte años no se les permite decir: “¡Mamá, te amo¡” No se les permite decir: “¡Hija, te amo¡”, o, “¡Esposa, te amo!” ¿Lo podrían soportar? Sin embargo, Tío Nee lo soportó todo.

Hoy, en su honor, clamemos todos a una voz tres veces, “¡Oh, Señor, te amo! ¡Oh, Señor, te amo! ¡Oh, Señor, te amo!”


ADMINISTRADOR: Añadimos este fragmento que nos ha llegado hoy de la mano de Rafael Restrepo. (No creemos que sea cierto lo que se dice al final de que le sacaron los ojos, le cortaron la lengua y las manos):


Aún no hemos resistido hasta la sangre...

En el verano de 1966, al mismo tiempo que los Beatles grababan en Londres: "Sergent Pepper" y Martín Luther King junior marchaban a través de las calles de Chicago; el cuerpo decadente de un pastor y obrero chino caía en el suelo infestado de ratas de una celda china de cuatro y medio por nueve y medio pies, localizada en las espaldas de las calles de Shanghai. Esta antigua prisión inglesa tomó el nombre de: "Primer Lugar de Detención", por sus más recientes dueños: la Armada Roja del Pueblo de la República de China. Un mejor nombre hubiese sido: "El Último Lugar". 

Después de catorce años de encarcelamiento el prisionero había hecho la paz con su sufrimiento sin saber que los estudiantes, guardias rojos, aún buscaban contrarrevolucionarios a quienes molestar. Ellos encontraron a Watchman Nee. 

Y ahora, con su brazo derecho quebrado, doblado en un ángulo inimaginable, el prisionero se levantó torpemente del piso hacia su cama. Su respiración era dolorosa, su corazón latía pesadamente en su pecho. De casi seis pies de altura y razonablemente saludable al momento de su arresto, él ahora pesaba menos de cincuenta kilos. Le sobrevino una tos repentina y  accidentalmente égolpeó su brazo fracturado contra la pared. Un fuerte dolor penetró en su costado derecho. Sus ojos se llenaron de lágrimas involuntarias, él se levanto por sí mismo ayudado por su otro brazo, aprisionó sus dientes ... ¡y sonrió! 

"Podría haber sido peor", pensó. "Yo todavía no he resistido hasta la sangre", dijo, citando al apóstol Pablo, "incluso hay una canción, siempre habrá una canción". 

Su suave voz recorrió las celdas aliviando la soledad de los prisioneros, terminando en las quebradas mesas de los desafortunados guardias. 

Sólo unas cuantas millas más, amado Y nuestros pies dejarán de doler;No más pecado y no más tristeza; estemos firmes, Jesús va adelante

Como él lo había hecho en tantas otras noches, el guardia se acercó a la puerta para escuchar con más atención la canción. Y yo escuché a Él susurrando dulcemente, 

"No desmayes, no temas, continua adelante;Porque esto podría acabar mañana; el largo viaje terminará".

Después de un momento de silencio el carcelero susurró: "pastor Nee, pastor Nee, ¿está usted ahí?"

"Tus preguntas son siempre extraordinarias, Wong Shu-yen. Si, estoy aquí", le respondió. 

"Pastor Nee, su canción me asusta. Yo no la había escuchado antes".

Él respondió, "Yo simplemente no la he cantado antes. ¿Por qué te asusta?" 

"Tengo miedo de que usted se esté muriendo", dijo el carcelero.
"No, mi joven amigo. Yo soy muy testarudo para la muerte. Y por otro lado, Él no me dejará ir antes de que tú creas".

"Pero yo creo. Yo creo que usted es el mejor hombre que yo haya conocido". 

"Entonces tú estas muy lejos de creer, querido Shu-yen. Cuando tú hallas encontrado a Cristo, sabrás que yo soy el peor hombre que tu hayas conocido". 

"Este hablar me atemoriza más que su muerte. Mi pobre esposa me ruega que lo ignore a usted. Si yo sigo a su Cristo, terminaré en el lado equivocado de esta puerta y ella terminará sola".
"Sin Cristo, ella está sola".
"Pastor, sus palabras son como martillo para mi corazón. ¿Qué debo hacer para ser salvo?" 

"Mi amado Wong tus preguntas siempre son maravillosas".

Levantando su cadavérico, mas aún radiante rostro al cielo, Watchman Nee suavemente cantó, 

"¿Puedes tú escuchar Su dulce susurro?Tu viaje acaba de empezar".

Así, como Sansón mató más enemigos en su muerte, que cuando estaba vivo, de la misma manera Watchman Nee tocó muchas vidas para Cristo en su celda. Sus sermones aparecieron en Inglaterra y Estados Unidos. Ambas, su causa y su persona, llegaron a ser legendarias para los cristianos que no toman su libertad como algo garantizado. Rumores se esparcieron diciendo que sus captores le quitaron los ojos por llevar a los guardias a Cristo. Pero muchos de sus sermones fueron publicados después de esto. Después se dijo que los comunistas cortaron su lengua, pero más libros aparecieron. Finalmente se dijo que cortaron sus manos, sólo para encontrar más de sus escritos en las manos de aquellos que estaban fuera de la prisión en Shangai. Aunque algunas historias fueron exageradas, aún con todo, éstas nos muestran la real preocupación de los cristianos por la persecución de Watchman Nee". 

(Prólogo de The Books Series "Heroes of the Faith")

jueves, 16 de diciembre de 2010

LA ORACIÓN: Preparar el camino de Dios; por W. NEE.




La Oración: Preparar el camino de Dios


“Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual”. (Colosenses 1:9).

Un siervo del Señor ha dicho muy bien: "La oración es la vía para la obra de Dios." En efecto, la oración es para la voluntad de Dios lo que la vía es para el tren. La locomotora es una máquina de gran potencia, puede recorrer dos mil kilómetros en un día. Pero si no hay vía, no puede avanzar ni un metro. Si trata de ponerse en marcha sin vía, pronto se atascará en la tierra. Tiene la capacidad de recorrer grandes distancias, pero con todo, no puede ir a ninguna parte si primero no le han puesto la vía. Y así es la relación entre la oración y la obra de Dios. No creo que sea necesaria una explicación más detallada, pues espero que todos hayan podido darse cuenta del significado de esta comparación. Sin duda alguna Dios es todopoderoso y obra poderosamente, pero no puede obrar y no obrará si usted y yo no nos esforzamos mano a mano con El en oración, si no preparamos el camino para su voluntad y si no oramos "con toda oración y súplica" (Efesios 6:18), con el fin de lograr para el Señor la condición necesaria para obrar. Son muchas las cosas que Dios quiere hacer y le gustaría hacer, pero tiene las manos atadas porque sus hijos no le dan apoyo y no han orado para prepararle el camino.
Permítaseme decir a todos los que se han entregado completamente a Dios: Examínense a sí mismos para ver si en este asunto han estado limitando al Señor día tras día. Por lo tanto, nuestra labor más importante es preparar el camino del Señor. No hay ningún trabajo que pueda compararse a este trabajo. Para Dios hay muchas "posibilidades"; pero se convertirán en "imposibilidades" si los creyentes no abren caminos al Señor. Así pues, nuestras oraciones acordes con la voluntad de Dios deben aumentar considerablemente.
Oremos exhaustivamente, es decir, oremos hasta la certeza de la respuesta, hasta el fondo, en todas direcciones, para que la voluntad de Dios prospere en todos los aspectos. Aunque nuestras actividades entre los hombres son importantes, el que trabajemos con el Señor por medio de las oraciones que le ofrecemos, es mucho más importante.
La oración no es un intento de restaurar los designios del cielo. Es una idea muy equivocada la de creer que como Dios es inflexible, necesitamos, por medio de la oración, entrar con El en combate para "subyugarle" y hacerle cambiar de decisión. Cualquier oración que no esté de acuerdo con la voluntad de Dios carece de toda fuerza. Hemos de contender ante Dios como si estuviéramos en desacuerdo, sólo porque su voluntad está bloqueada por hombres o por el diablo y, por lo tanto, deseamos ardientemente que El ejecute su voluntad para que los designios divinos no se retrasen por causa de la oposición. Deseando así que se cumplan los designios divinos y orando, sí, y hasta luchando contra todo lo que se opone a su voluntad, preparamos el camino para que El lleve a cabo sus designios; sin permitir que nada que venga del hombre o del diablo prevalezca temporalmente. Es cierto, parece que estamos luchando contra Dios, pero en realidad tal lucha no es contra Dios, como si quisiéramos obligarlo a cambiar su voluntad para acoplarse a nuestros deseos; en realidad la lucha es contra todo lo que se opone a Dios, para que El haga su voluntad. Por lo tanto, debemos darnos cuenta de que no podremos orar como colaboradores de Dios a menos que sepamos realmente cuál es su voluntad. Habiendo entendido algo el verdadero significado de la oración, seamos doblemente cautos no sea que la carne entre subrepticiamente. Démonos cuenta de que si Dios enviara por sí mismo a los trabajadores, entonces, ¡Cristo no nos habría ordenado orar al Señor de la mies que enviara trabajadores! Si el nombre de Dios fuera santificado espontáneamente, si su reino viniera sin necesidad de nuestra cooperación, y si su voluntad se hiciera en la tierra en forma automática, el Señor Jesús nunca nos habría enseñado a orar de la manera que nos enseñó. Si El mismo fuera a volver sin necesidad de que su iglesia lo pidiera, el Espíritu del Señor no habría movido al apóstol Juan a reclamar a gritos su pronta vuelta. Si Dios Padre fuera a hacer que todos los creyentes fuesen uno en forma espontánea, ¿habría orado nuestro Señor a su Padre para que esto se realizara? Si trabajar de acuerdo con Dios no fuera esencial, ¿cuál sería la utilidad de la continua intercesión de nuestro Señor en el cielo? !Oh, comprendamos que la oración acorde con la voluntad de Dios es más vital que ninguna otra cosa! Porque Dios puede obrar solamente en los asuntos en que sus hijos le han dado apoyo. Dios rehúsa obrar en aquellas áreas en que no hay oración y donde la voluntad de su pueblo no está unida a su voluntad. La oración con unidad de voluntades es verdadera oración. El motivo más alto de la oración no es obtener la respuesta. Es unir la voluntad del hombre con la de Dios para que el Señor pueda obrar. Puede que algunas veces pidamos en forma incorrecta, y por eso nuestra oración quede sin contestar; mas con todo, si nuestra voluntad está unida a la de Dios, el Señor aún ganará, pues aprovechando nuestro acuerdo con El, todavía podrá el Señor llevar a cabo su voluntad.

Tomado de: “OREMOS” W. Nee

(Gracias de nuevo Debi, por esta perla que me envías vía Pilar Medrano)