Queridos, dejadme que os ilustre esto transcribiendo literalmente la nota 1 a Hebreos 12:28 del Nuevo Testamento Versión Recobro. (las negritas y subrayados son del administrador).
Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible,
tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios
agradándole con temor y reverencia; (He 12:28).
El evangelio que el Nuevo Testamento nos ha predicado es el evangelio del reino (Mt. 3:1-2; 4:17, 23; 10:7; 24:14). Fuimos regenerados para entrar en el reino (Jn. 3:5) y fuimos trasladados al reino (Col. 1:13). Ahora estamos en el reino (Ap. 1:9), el cual hoy en día es la apropiada vida de iglesia (Ro. 14:17). Sin embargo, donde estamos hoy y lo que se encuentra en la vida de iglesia es el reino en su realidad, pero lo que vendrá en el futuro con el regreso de Cristo será el reino en su manifestación.
El reino en su realidad, o la realidad del reino, es un ejercicio y una disciplina para nosotros (Mt. 5:3, 10, 20; 7:21) en la iglesia de hoy en día, mientras que el reino en su manifestación, o la manifestación del reino, será una recompensa y un disfrute para nosotros (Mt. 16:27; 25:21, 23) en el reino milenario de la era venidera. Si tomamos el ejercicio del Espíritu y la disciplina de Dios en la realidad del reino hoy, recibiremos la recompensa del Señor y entraremos en el reposo sabático venidero (He. 4:9) cuando se manifieste el reino en la era venidera. De otro modo, perderemos el reino venidero, no seremos recompensados con la manifestación del reino en la venida del Señor, ni tendremos derecho de entrar en la gloria del reino para participar en el reinado milenario de Cristo, y perderemos nuestra primogenitura y por ende no podremos heredar la tierra en la era venidera ni ser los sacerdotes reales que sirven a Dios y a Cristo en su gloria manifestada, ni ser los correyes junto con Cristo, quienes gobiernan a las naciones con autoridad divina (Ap. 20:4, 6). Perder el reino venidero y desechar nuestra primogenitura no significa que pereceremos; significa que perderemos la recompensa, pero no la salvación (Véase nota 1 de 10:35). Sufriremos una pérdida, pero de todos modos seremos salvos, aunque así como por fuego (1 Co. 3:14-15). Este es el concepto fundamental sobre el cual se basan las cinco advertencias dadas en este libro de Hebreos. Todos los puntos negativos de esta epístola están relacionados con perder la recompensa en el reino venidero, mientras que todos los puntos positivos están relacionados con la recompensa y el disfrute del reino. Las siete epístolas de Ap. 2 y 3 concluyen con este mismo concepto: la recompensa del reino o la pérdida de ésta. Solamente a la luz de este concepto podemos entender apropiadamente y aplicar correctamente lo dicho en Mt. 5:20; 7:21-23; 16:24-27; 19:23-30; 24:46-51; 25:11-13, 21, 23, 26-30; Lc. 12:42-48; 19-17, 19, 22-27; Ro. 14:10, 12; 1 Co. 3:8, 13-15; 4:5; 9:24-27; 2 Co. 5:10; 2 Ti. 4:7-8; He. 2:3; 4:1, 9, 11; 6:4-8; 10:26-31, 35-39; 12:16-17, 28-29; Ap. 2:7, 10-11, 17, 26-27; 3:4-5, 11-12, 20; 22:12.
Si no tenemos este concepto, la interpretación de éstos versículos cae ya sea en la objetividad extrema de la escuela calvinista o en la subjetividad extrema de la escuela arminiana. Ninguna de estas escuelas reconoce la recompensa del reino, más aún, no ven la pérdida de la recompensa del reino. Por lo tanto, ambas creen que los puntos negativos de éstos versículos se refieren a la perdición. La escuela calvinista, la cual cree en la salvación eterna (es decir, que una persona salva nunca perecerá), considera que todos estos versículos se aplican a la perdición de los creyentes falsos; mientras que la escuela arminiana (la cual cree que una persona salva perecerá si cae), considera que estos puntos se aplican a la perdición de los creyentes que han caído. Sin embargo, la revelación completa de la Biblia nos muestra que estos puntos negativos se refieren a la pérdida de la recompensa del reino. La salvación de Dios es eterna; una vez que la obtenemos, nunca la perdemos (Jn. 10:28-29). No obstante, es posible que perdamos la recompensa del reino, aunque de todos modos seremos salvos (1 Co. 3:8, 14-15).
Las advertencias que vemos en el libro de Hebreos no se refieren a la pérdida de la salvación eterna, sino a la pérdida de la recompensa del reino. Aunque los creyentes hebreos habían recibido el reino, corrían el riesgo de perder la recompensa en la manifestación del reino si retrocedían de la gracia de Dios, es decir, si retrocedían del camino del nuevo pacto de Dios, volviendo al antiguo pacto. Esta era la principal preocupación del escritor al amonestar a los titubeantes creyentes hebreos.
Nota del administrador: ¡Qué bien se entiende la Biblia cuando tenemos claro este concepto! A mi me gusta decir que soy calvinista para mi espíritu y arminiano para mi alma. Sería bueno que todos aprendiéramos a diferenciar que la salvación viene en una única semilla, pero se desarrolla en tres fases: espíritu, alma y cuerpo: Fuí salvo eternamente en mi espíritu cuando creí; después mi alma tuvo que ser ganada ("con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas", Lc. 21:19) esto vino con la circuncisión del corazón o muerte al yo que me adentró en el reposo, en el shalom o paz del corazón (la paz DE Dios que no es lo mismo que la paz CON Dios que obtuve al creer; una paz o salvación que puedo perder si vuelvo atrás, perdiendo el disfrute milenial) y, al fin, la salvación de mi cuerpo que tendré en la resurrección.
(Véanse artículos de este blog:
UNGIDO PARA LA SEPULTURA: DE ORUGA A MARIPOSA. (Véanse artículos de este blog:
DOS VELOS EN LA RECONCILIACIÓN CON DIOS: Alma y espíritu.
También recomendamos leer el libro "La salvación del Alma" de Watchmen Nee).
Gracia y paz en nuestro precioso Señor Jesucristo.
Estimado Armesto, valoro su esfuerzo en tratar de explicar por medio del presente artículo algún pasaje de las Sacras Escrituras, pero permítame decirle con todo respeto que nada ha clarificado el texto exponente. Simplemente se aboca a decir algo que usted cree que la Biblia hace refencia. Tal vez si pudiera explicar las razones bien específicas sería muy interesante.
ResponderEliminarGracias
Adrián
Querido Maldonado:
EliminarDice bien “hasta la China”, porque me apoyo principalmente en la sabiduría de Dios depositada en dos eminentes hermanos chinos: Watchmen Nee y Witness Lee; quienes, entre otros, han discernido claramente en la palabra de Dios el tema que nos ocupa. Al menos nosotros hemos expresado claramente las bases sólidas de la palabra de Dios. Este tema dejaría de ser controversial si nos atenemos a ella, pues las Escrituras dejan claro como el agua el asunto: ¿Se puede perder la salvación del espíritu? ¡No!; ¿Se puede perder la salvación del alma? ¡Sí!
Como ve, ambos, calvinistas y arminianos, tienen en parte razón y ambos están en parte confundidos. ¿Elías ya vino o Elías vendrá? Las dos cosas son ciertas: vino en Juan el Bautista y vendrá en estos tiempos. Cuando aplicamos correctamente la palabra de Dios la luz resplandece, nítida como el mediodía y la controversia desaparece. Solo debemos saber aplicar oportunamente los textos que hablan de la vida eterna (salvación del espíritu) y los que hablan del reino milenial (referentes a ganar con paciencia nuestras almas); ¡entonces todo encaja y no tenemos que estar dando a veces un paso adelante y un paso atrás otras, cuando predicamos de la salvación. Esto nos convierte en esquizofrénicos de doble ánimo a nosotros y a nuestros oyentes; esquizofrenia que yo padecí hasta que el buen Dios se apiadó de mi, trayendo la luz por la que tanto Le rogaba, mediante el libro “La Salvación del Alma” de Watchmen Nee”.
Amado, lea las referencias que le he dado y luego juzgue (“El que creyere no se apresure- Is.28:16). Por mi parte SE muy bien que no estoy confundido.
Gracia y paz.
Resto de los comentarios en: http://elteologillo.wordpress.com/2012/08/04/puede-un-cristiano-perder-la-salvacion/#comment-791
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