Estimados Hermanos, Amada Iglesia del Señor Jesús:
Al meditar profundamente en oración y en las Escrituras respecto de la Venida y del FIN, me generó un gran gozo que fue opacado rápidamente por una terrible angustia. Tal angustia es por la Iglesia, por un momento miré a todos los cristianos y vi como muchos, pero muchos corrían avergonzados y turbados llenos de confusión y angustiados por verse sin santidad (Heb 12:14; 1 Te 3:13), por verse que no tenían el Aceite (Mt 25:3), por verse que no estaban vestido para tal ocasión (Mt 22:11).
1 Juan 2
28Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.
Mientras leía, mucha información pasó rápidamente por mi mente, dije en mi interior, en estos 250 años hemos pasado más de 100 guerras (Mt 24:6), tres de ellas muy terribles y sangrientas con una demostración de poder de destrucción como la bomba atómica tirada por los americanos que en un par de segundos dejó un gran saldo de muertos (Napoleón, 1º Guerra Mundial y 2º Guerra Mundial de la que solo han pasado 66 años), el mundo ha recibido y sigue recibiendo terribles catástrofes, terremotos, huracanes, maremotos y todo un desequilibrio ambiental patente (Mt 24:7), se ven por los medios de comunicación millares de personas muriendo de hambre (Africa, India, Tailandia), en estas últimos 50 años la humanidad ha tenido que luchar con muchas pestilencias, enfermedades y diferente clases de virus.
Más Asombrado quedé cuando está a la vista el surgimiento del “Gobierno Mundial” (Ap 13:1-18), cuando muchos pedían “paz y seguridad” y por todo el mundo la mayoría de los gobernantes dicen “paz y seguridad” (1 Te 5:3) y al mismo tiempo personas muy malignas, perversas y sodomitas pidiendo “derechos” a ser reconocidos como normales (homosexualidad, lesbianismos, pedofilia, zoofilia, orgías, drogadicción) (2 Ti 3:1-4).
Todo esto está a la vista y me dije “a la verdad todo se está cumpliendo”, por primera vez en mi corazón con firmeza asentí a la conclusión de mi corazón “El Señor puede venir en cualquier instante a partir de este momento”, inmediatamente me gocé, me dio alegría y al mismo tiempo me pregunté si estaba preparado, mi conciencia habló dio sus razones, el Espíritu escaneo todo mi ser y me apresuré de rodillas.
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