David
Wilkerson Today
MONDAY,
AUGUST 1, 2011
DIOS
ESTÁ HACIENDO ALGO NUEVO
¿Cuán
a menudo ha oído usted a los cristianos decir, "Dios está
haciendo algo nuevo en Su Iglesia?" La "cosa nueva" a
la que se refieren puede llamarse un avivamiento, un nuevo fluir, una
visita o un mover de Dios.
Sin
embargo, muy a menudo, esta "cosa nueva" desaparece muy
rápidamente. Y una vez que se ha desvanecido, no puede ser
encontrada de nuevo. En este sentido, ésta no resulta ser del todo
un mover de Dios. De hecho, los sociólogos cristianos han seguido
muchas de estas visitas y descubrieron que el promedio de vida de
estos eventos es de unos cinco años.
Personalmente,
creo que Dios está haciendo algo nuevo en Su Iglesia de hoy. Sin
embargo, esta gran obra del Espíritu no se puede encontrar en un
solo lugar. Está sucediendo en todo el mundo.
Dios
no va a empezar algo nuevo en Su Iglesia hasta que quite lo viejo.
Este principio bíblico, probado a lo largo de siglos de historia
de la Iglesia, se encuentra en ambos Testamentos y abarca cualquier
movimiento verdadero de Dios. Como Jesús lo dijo, no se echa vino
nuevo en odres viejos (ver Marcos 2:22).
El
principio de abolir lo viejo y levantar lo nuevo fue
presentado por primera vez en el Antiguo Testamento en Silo.
Durante
el tiempo de los jueces, Dios estableció una santa obra en esta
ciudad (ver Jueces 18:31). Silo, donde el santuario del Señor estaba
en pie, fue el centro de toda actividad religiosa en Israel. El
nombre de Silo en sí mismo significa "lo que es del Señor".
Esto habla de las cosas que representan a Dios y revelan Su
naturaleza y carácter. Dios le habló a Su pueblo en Silo, fue allí
donde Samuel escuchó la voz de Dios y donde el Señor le reveló Su
voluntad (ver 1 Samuel 1).
El
Señor dejó de hablar en Silo, porque el sacerdocio se había
vuelto perezoso y sensual, y la ciudad se había convertido en
corrupta. Dios le dijo a Samuel, en esencia, "Silo se ha
vuelto tan contaminado, que ya no representa lo que soy. Esta casa
ya no es la Mía. He terminado con ella". Entonces el
Señor levantó Su presencia en el santuario y escribió "Icabod"
en la parte superior de la puerta, que significa, "la
gloria del Señor se ha ido".
El
Señor abolió completamente lo viejo, pero una vez más, levantó
una cosa nueva. Después de eso, el templo de Jerusalén llegó a ser
conocido como "la casa del Señor" y Dios le habló a su
gente allí.
"De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las
cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas" (2
Corintios 5:17).
Comentario
del administrador:
¿No
es esto exactamente lo que está pasando hoy en la "cristiandad"?
Dios está juzgando primero Su propia Casa; Su gloria está
abandonando el templo como profetizó Ezequiel. En aquel tiempo Dios
abandonó el corrompido odre viejo y eso es un tipo de que
abandonaría el babilónico templo actual de la cristiandad, el
cristianismo denominacional organizado.
Debemos
apresurarnos juzgándonos a nosotros mismos huyendo apresuradamente
del templo vacío de la religión-humanitaria veterotestamentaria, y
cruzar la puerta de salida de ese campamento, para integrarnos en Su
Remanente Santo, el que lleva Su vituperio; aunque ello
signifique tener que cambiar la "seguridad" babilónica por
la bendita "inseguridad" de la exclusiva dependencia en
Dios; pero obteniendo a cambio la paz y el gozo que solamente Cristo
puede dar.
Amén.
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