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lunes, 3 de enero de 2011

VOY A PELEAR POR USTEDES. Simplemente manténganse quietos. Estén callados y déjenlo todo en mis manos, David Wilkeron y A. B. Simpson





David Wilkerson Today
MONDAY, JANUARY 3, 2011

HAGAN TRES COSAS

En medio de la prueba, Dios le dijo a Israel que hicieran tres cosas: “No temáis. Estad firmes. Ved la salvación de Yahweh”.  Su llamado para Israel fue, “Voy a pelear por ustedes. Simplemente manténganse quietos. Estén callados y déjenlo todo en mis manos. Ahora mismo, estoy haciendo una obra en lo sobrenatural. Todo está bajo mi control. Así que no entren en pánico. Confíen que estoy peleando contra el diablo. Esta batalla no es de ustedes” (ver Éxodo 14:13-14).

Pronto el atardecer cayó sobre el campamento. Este era el comienzo de la noche tormentosa y oscura de Israel. Pero también era el comienzo de la obra sobrenatural de Dios. Él envió un ángel protector impresionante para que se colocara entre su pueblo y el enemigo. Yo creo que Dios todavía envía ángeles protectores para acampar alrededor de aquellos que lo aman y temen (ver Salmo 34:7).

El Señor también movió la nube sobrenatural que le había dado a Israel para guía. La nube súbitamente se cambió del frente del campamento de Israel a la retaguardia y surgió como un muro negro oscuro ante los Egipcios. Al otro lado, la nube proveyó una luz sobrenatural, dándole a los Israelitas una visibilidad clara toda la noche (ver Éxodo 14:20).

Aunque el ejército del Faraón estaba en una oscuridad total, ellos todavía podían alzar sus voces. Y toda la noche ellos lanzaban amenazas y mentiras. Este aluvión de mentiras sacudió el campamento de Israel aquella noche oscura. Pero no importaba cuánto gritara el enemigo sus amenazas, porque un ángel montaba guardia protegiéndolos, y Dios había prometido a su pueblo que Él los sacaría adelante.

Amado santo, si usted es un hijo de Dios comprado con la sangre, Él ha puesto un ángel guerrero entre usted y el diablo. Y le manda a usted, de igual manera que lo hizo con Israel, “No temas. Estate firme. Cree en mi salvación”. Satanás puede que venga contra usted vociferando amenazas malvadas. Pero en ningún momento durante esa noche oscura y tormentosa, podrá el enemigo destruirlo.

“Moisés extendió su mano sobre el mar, e hizo Yahweh que el mar se retirara por medio de un viento recio oriental que sopló toda aquella noche” (Éxodo 14:21).

La tormenta de viento que Dios envió fue tan poderosa, que comenzó a partir las olas del mar: “Un viento recio oriental … Así se secó el mar y las aguas quedaron divididas” (14:21).

La palabra hebrea que se traduce aquí como viento, significa “exhalar violentamente”. En otras palabras, Dios exhaló y el agua se congeló en muros a uno y otro lado. El campamento de tiendas de Israel debió de haberse sacudido ferozmente cuando esas ráfagas soplaron a través del campamento. ¿Por qué permitió Dios que Israel pasara toda una noche tormentosa, cuando él bien pudo haber hablado una simple palabra y calmado los elementos?

Qué tormenta debió de haber sido. Y qué tiempo aterrorizante para Israel. Yo le pregunto a usted, ¿Qué estaba Dios haciendo aquí? ¿Por qué Dios permitió que esa terrible tormenta continuara toda la noche? ¿Por qué no le dijo a Moisés que tocase las aguas con su manto, y que partiera las olas sobrenaturalmente? ¿Qué razón tendría Dios en permitir que esa terrible noche aconteciera?

Había sólo una razón: El Señor estaba haciendo adoradores. Dios estaba obrando todo el tiempo, usando esa tormenta terrible para hacer un camino para que su pueblo saliera de la crisis. Pero los Israelitas no podían ver esto en ese momento. Muchos estaban escondidos en sus tiendas, pero aquellos que salieron afuera presenciaron un espectáculo glorioso de luces. Ellos también contemplaron la gloriosa vista de las olas remontándose, y los poderosos muros de agua levantándose para formar una senda seca que atravesaba el mar. Cuando las personas vieron esto, ellos debieron de haber gritado, “Miren, Dios ha usado el viento para hacer un camino para nosotros. ¡Alabado sea el Señor!”
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UN POCO MÁS DE SABIDURÍA CONSOLADORA:
 
Cesa de entremeterte en los planes y en la voluntad de Dios. Cuando tocas algo de lo Suyo, echas a perder el trabajo o la obra realizada: ¡Abortas el milagro que estaba en camino!
 
Jesucristo no es una seguridad contra las tormentas, sino que Él es una perfecta seguridad en las tormentas. El nunca te ha prometido un pasaje fácil, sino un desembarque seguro.
 
Todos los problemas que nos sobrevienen pueden convertirse en carrozas propulsoras en el momento en que los tratemos como tal.
 
Hay tiempos y lugares en que Dios nos cerca con un muro misterioso, y nos separa de toda ayuda y modos ordinarios en que hacemos las cosas, y nos encierra para hacer algo divino que es completamente nuevo e inesperado; algo a lo que no se adaptan las antiguas circunstancias ni sabemos lo que haya de acontecer. En aquel lugar secreto, Dios moldea nuestras vidas en un nuevo modelo y hace que dirijamos nuestra vida hacia Él. Algunas veces Dios tiene que cerrar la puerta sobre nosotros, para que Él pueda hablarnos, quizás por medio del dolor y el sufrimiento. Muchas  veces es así,  solamente así, como Él puede darnos un precioso secreto divino.
 
Mucha de la ayuda que se nos ha ofrecido desde el Cielo, ha pasado desapercibida de nosotros, porque no hemos estado vigilando sobre la fortaleza para percibir las señales lejanas de su acercamiento, y abrir de par en par las puertas de nuestros corazones para que entre. (Habacuc 2:1, Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja).

Isaías 30:7, Ciertamente Egipto en vano e inútilmente dará ayuda; por tanto yo le di voces, que su fortaleza sería estarse quietos. Para conocer verdaderamente a Dios la quietud interior es absolutamente necesaria: "Estad quietos y conoced que Yo soy Dios" (Sal 46:10). Hay una pasividad perfecta que no es indolencia; es una quietud viva que nace de la confianza. La agitación interior disfrazada de calma externa, no es CONFIANZA, sino simplemente inquietud comprimida.

He aquí el secreto divino para bastarse en todo: agotar todo lo que tenemos de nuestras propias fuerzas y todo lo que en nuestras circunstancias nos pudiera ayudar. Cuando alcancemos dicho estado y dejemos de lloriquear y pedir consuelo, en nuestra situación difícil o duro tratamiento, y reconozcamos que estas cosas son los medios necesarios para nuestra bendición, que Dios está utilizando para atraernos a Él; entonces podremos por la fe acogernos a Su poder que se basta en todo. "Entonces, dice Pablo, Mi poder no tiene límites, porque es el mismo poder de Dios" 

(A. B. Simpson)

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