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jueves, 31 de mayo de 2012

CAMINAR CON DIOS Y AL PASO DE DIOS: La Manera de Escapar de la Consecuencia Final de la Caída del Hombre. (Witness Lee)


ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE VEINTISEIS

LA MANERA DE ESCAPAR DE
LA CONSECUENCIA FINAL
DE LA CAIDA DEL HOMBRE


a. Caminar con Dios

¿Espera usted ser arrebatado? Si es así, debe caminar con Dios. No sólo debe invocar el nombre del Señor, sino también caminar con Dios. Después de invocar viene el andar. Caminar con Dios no es: pasar por encima de Dios, ni es ser arrogantes, ni es obrar según nuestros conceptos y deseos, ni es actuar sin Dios. Caminar con Dios consiste en: tomarlo a El como nuestro centro y nuestro todo, en obrar conforme a Su revelación y dirección, y en hacerlo todo con El. No consiste solamente en vivir para Dios y hacer obras para El, sino en vivir y actuar conforme a Dios y con El. Enoc anduvo con Dios de esa manera, viviendo y obrando conforme a Dios y con El, y no según su propio deseo o concepto, ni según la corriente de la era en la cual vivía.
No es fácil caminar con otra persona. Cuando yo caminaba con los hermanos o con los miembros de mi familia, todos decían que yo caminaba demasiado rápido y que no podían seguirme el paso. Me pedían que caminara más despacio. Tengo una pregunta que dirigir a los hermanos y a mi familia: ¿Va usted a caminar conmigo o voy a caminar yo con usted? Determinemos primeramente quién va a caminar con quién. Si usted va a caminar conmigo, debe seguirme el paso. No me eche la culpa a mí por caminar demasiado rápido. Si se queja de que camino demasiado rápido, olvídese de mí y camine con alguien que ande al mismo ritmo que usted. Pero si desea caminar conmigo, debe ajustarse a mis normas. Si tengo la intención de caminar con usted, debo aminorar el paso y caminar a la misma velocidad que usted.
Haga el favor de contestarme: ¿Camina Dios con usted, o camina usted con Dios? ¿Caminaba Dios con Enoc o caminaba Enoc con Dios? La Biblia no dice que Dios caminaba con Enoc, sino que Enoc caminaba con Dios. Resulta difícil encontrar un pasaje bíblico donde se muestre que Dios caminaba con la gente. Encontramos un caso en Lucas 24. En el día de resurrección, el Señor Jesús caminó con dos discípulos que iban de Jerusalén a Emaús. Los discípulos no caminaron con el Señor Jesús; fue el Señor Jesús quien caminó con ellos. Cuando el Señor camina con usted, ello indica que usted va para abajo, que desciende de Jerusalén a Emaús. No obstante, cuando camina con el Señor, sube a Jerusalén desde Emaús. ¿Camina usted con el Señor o camina El con usted? En otras palabras, ¿va usted para abajo o para arriba? Por ejemplo, si va para abajo al cine, el Señor Jesús caminará allí con usted. A menudo el Señor ha caminado así hacia abajo con los santos. Muchos santos le han dicho al Señor: “Señor, no puedo quedarme contigo. Quiero ir a ver una película”. Entonces, el Señor ha dicho: “¿Vas a ver una película? Iré allí contigo; caminaré hacia abajo contigo. ¿Por qué voy a ir contigo allí? Porque te voy a traer de regreso. No debes ir hacia abajo a Emaús. Mi intención es que permanezcas en Jerusalén. Puesto que vas para abajo, tengo que ir contigo. Debo caminar contigo para traerte de regreso”.
Enoc caminó ascendentemente con Dios. No se imagine que el arrebatamiento de Enoc sucedió repentinamente. No se crea que en un momento él estaba en la tierra y que al momento siguiente estaba en los cielos. Enoc no tuvo altibajos con Dios, ni anduvo zigzagueando. El caminó continuamente hacia arriba hasta tocar los cielos. A la edad de trescientos sesenta y cinco años, cuando Enoc casi tocaba los cielos, Dios le dijo: “Querido hijo, estoy aquí. Ven conmigo”. Y Enoc fue arrebatado.
¿Cree usted que el andar de Enoc con Dios conoció altibajos? ¿Cree que Enoc anduvo con Dios de manera irregular y que Dios le dijo: “Pobre hijo, sube rápidamente”? No creo que haya sido así como Dios arrebató a Enoc. Enoc anduvo con Dios día y noche durante tres siglos, más de cien mil días. Enoc anduvo con Dios día tras día, acercándose a El cada día un poco más que el día anterior. Enoc vio la situación, el entorno, la gente y sus obras, y vio que todo era impío. Sin embargo, él siguió caminando con Dios de una manera piadosa y santa, y lo hizo por trescientos años.
Si queremos andar con Dios debemos estar con El. Debemos ser uno con El en nuestros pensamientos, nuestro amor y nuestras decisiones. Como dijimos, no es fácil caminar con otra persona. Supongamos que yo camino a su lado y tengo ideas diferentes a las suyas, y le digo: “Hermano, lo quiero y deseo caminar con usted, pero no vaya por allí. Venga por aquí. No quiero ir en esa dirección”. Si digo eso, no estoy caminado con usted, sino que discuto con usted. No obstante, eso es exactamente lo que hacen muchos creyentes que aman a Jesús. Dicen: “Señor, te amo y deseo seguirte. Quiero ir contigo”. No obstante, a la hora de la verdad, muchos no caminan con El, sino que discuten con El. Caminar con el Señor implica mucho de parte de usted: negarse a sí mismo, negarse a sus pensamientos y a su amor, negarse a todo lo que proviene de usted. Implica que usted se entrega a El, que deja que El rija y vaya delante. Caminar con el Señor no es una cosa insignificante. Al caminar con El usted muere. Mi esposa sufre cuando camina conmigo. Pero si usted desea caminar conmigo, debe negarse a sí mismo. Por otra parte, si yo deseo caminar con usted, debo olvidarme de mí mismo, condenarme a mí mismo, y renunciar a mí mismo a fin de ser uno con usted. Si no estoy dispuesto a hacer eso, no puedo caminar con usted ni con ninguna otra persona.
No se trata simplemente de invocar el nombre del Señor. Es maravilloso y disfrutable clamar: “Oh Señor Jesús”, pero ¿qué viene después de invocar? Cuando el Señor dice: “Sígueme”, ¿lo seguirá usted? ¿Caminará usted con El? Nunca olvide que en Génesis 4 se menciona invocar y que en Génesis 5 aparece el caminar. Si el caminar no viene después de invocar, éste no será muy sincero. En un mensaje posterior, veremos que después de caminar, tenemos la construcción. Enós invocó, Enoc caminó y Noé caminó y construyó. Debemos partir de Génesis 4 y pasar de invocar a caminar. La invocación trae la suministración, pero no mata. La invocación lo hace vivir a uno, mientras que el caminar siempre lo mata a uno, aunque también lo resucita. El caminar empieza por matarlo a uno, pero luego lo resucita para avivarlo cuando disfruta de la presencia de Dios. Uno vivirá al máximo, no de una manera natural, sino en resurrección. ¡Cuánto debemos caminar todos con Dios!

c. Creer en la Palabra de Dios

(Principio: Nuestra Paciencia Natural debe Agotarse)
...
En cierto sentido, yo aprecio a Matusalén. En otro sentido, no lo quiero mucho, porque vivió demasiado tiempo. Su vida fue más larga que cualquiera de las que menciona la Biblia. Indudablemente si nosotros viviéramos tanto tiempo, nuestra paciencia se habría agotado. Por tanto, oramos: “Señor, ven pronto”. Aunque el Señor nos dijo que El viene pronto (Ap. 22:7, 12, 20), han pasado más de mil novecientos años, y todavía no ha regresado. Aquí vemos un principio: nuestra paciencia natural debe agotarse. Si usted espera la venida del Señor con su paciencia natural, quedará desilusionado y agotado. Olvídese del tiempo y simplemente camine con Dios. Para El, mil años equivalen a un día. Si usted dice: “Señor Jesús, esto es demasiado tiempo”, El dirá: “Todavía no han pasado dos días. Para mí, mil años equivalen a un día. ¿Por qué estás impaciente? Estás impaciente porque no caminas conmigo. Si caminaras conmigo, me tendrías contigo, y no te preocuparías por el tiempo. La tierra será como los cielos porque cuando tú me tienes, estás en los cielos”.


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