Yo invoqué el nombre del Señor:
“¿Quién ascenderá al alto monte de nuestro Dios y Rey?"
Él contestó:
“¿Quién ascenderá al alto monte de nuestro Dios y Rey?"
“El de corazón contrito y humillado. El que se humilla en Mi presencia. Ese es el que ascenderá a mi monte santo.”
E invoqué otra vez y pregunté,”Señor, ¿Cómo puede alguien humillarse? El hombre está tan lleno de orgullo.”
Y Él dijo, “El que se humilla es el que reconoce su orgullo y se rompe delante de mi. Le veré. Vendré a él. Romperé su corazón. Llorará y lamentará porque sabrá que hombre de labios inmundos es él. Le veré y le levantaré. Pero si se levanta él sólo, le dejaré caer otra vez.”
De nuevo pregunté, “Señor, ¿Adónde vamos desde ese lugar?”
Y Él contestó, “¿Dónde queréis ir? Lo que haya en vuestro corazón, ahí es dónde iréis. Si en vuestro corazón está seguirme, entonces caminaremos juntos y moraremos en cosas más profundas y más ricas. Iremos de gloria en gloria, de fe en fe. Si, ascenderemos, y ascenderemos, a cada vuelta yendo más y más arriba. Hijo Mío, éste es un lugar en Mí mismo. Yo soy el Monte Sión. Yo soy Mi monte santo. Cuando te dijo que vengas a Mí, te estoy llamando a Mi monte alto.”
“Si por otro lado, está en vuestro corazón ir a Babilonia, o de vuelta a Egipto, entonces es ahí a dónde iréis. Las recompensas de Babilonia estarán ahí y las joyas de Egipto serán vuestras. Solo que no confiéis en ellas, porque no pueden salvaros y en esa hora cuando Yo venga en toda Mi gloria, no tratéis de rescatar vuestra alma con ellas. Para Mí son cosas viles. Las arrojaré de vosotros. Os desnudaré y os dejaré en vuestra vergüenza. Hay gloria en Babilonia y riquezas en Egipto, pero irán al abismo. Porque del abismo salieron. Son carne y atraen a la carne. No las toquéis. No vayáis tras ellas, porque de cierto serán vuestras si queréis.”
“Señor”, dije, “Esto es un gran engaño, ¿verdad? ¿Babilonia y Egipto?”
“Jamás ha habido un engaño mayor que éste”, contestó Él.
Me estremecí con este pensamiento.
“Tan grande es el engaño”, explicó, “que los hombres bajan a Babilonia, se adornan con la religión y la piedad, y creen sinceramente que han venido a Mí. Son sacudidos en ira ante la sugerencia de que ésta, su Babilonia, no sea Mía, ante la sugerencia de que Yo no esté ahí.”
“Y de Egipto, ¿Qué puedo decirte de Egipto, Mi hijo? Él también es hermoso y rico, y mora en casas donde tiene tierras en propiedad, y comercia y vende en el mercado. La prosperidad abunda e igualmente el engaño.
Porque en las riquezas en las que viven y se mueven, ahí tienen su existencia. Pero... ¿Adónde les llevarán sus riquezas y que les conseguirán cuando Yo venga? Miraré al pobre a los ojos y veré de dónde procedía su hambre.
Miraré al rico a los ojos y veré de dónde procedía su satisfacción, y se envanecerá en su corazón, y Me mostrará las cosas de su granero y dirá, ‘Mi Señor, de todo lo que es mío’. Me volveré de nuevo al pobre y le preguntaré de dónde procedía su pobreza.
Y apuntará al granero del hombre rico y dirá, ‘Mi Señor, de todo lo que es suyo' ¿De dónde viene tu satisfacción? El hombre pobre se inclinará y dirá, ‘Ah, Señor, de Ti, de Ti, mi Señor, de Ti'.
Dije, “Señor, háblanos claramente. ¿Qué es Babilonia y qué es Egipto?”
Él contestó, “Babilonia es todo lo que maquina la mente carnal. Es el orgullo y la arrogancia y la altivez del hombre que exalta su propio conocimiento sobre el conocimiento de Dios.
“En cuanto a Egipto, ésta es la carne y toda su lascivia.”
“¿No puedes ver, hijo Mío, como la mente carnal ha preparado su propio plan con todas sus tradiciones y lo ha etiquetado como iglesia? A lo largo de las generaciones, los hombres han pensado que esto era Mío y para Mí, pero no es así.
Esta es la ramera, la mujer que se sienta sobre muchas aguas, que pretende lealtad a Mí, pero es viuda. No es mi Esposa. Su engaño es tremendo. Ha conseguido para sí riquezas de este mundo. Se ha rodeado de edificios preciosos y los llama templos y catedrales, sinagogas e iglesias. Se ha vestido de ropajes reales que ha tejido con sus propias manos.
El lino que Yo doy es justicia, que ha sido comprada por Mi sangre. Ella ha acumulado grandes riquezas con cuentas bancarias e inversiones y ha hecho que los hombres se aten a ella por medio de estas cosas. Ella ha adquirido estas cosas por la sangre de los mártires.”
“Por dondequiera que mires, puedes ver a la ramera. Está por todas partes en los corazones de los hombres. Los hombres la persiguen y a ella le encanta. No está casada pero ha tomado para sí muchos amantes. Está corrompida y los que duermen con ella están corrompidos.”
“Misericordia y paz hay para los que tienen ojos para ver y oídos para oír cuando suenen las trompetas y el llamado salga, “Salid de ella, pueblo Mío, ¡Salid de ella!”
“El camino a Sión está pavimentado con humildad”.
“Señor”; clamé. “Es tan difícil de decir. ¿Por qué me cuesta tanto decirlo claramente? ¿Por qué te cuesta tanto decirlo claramente?”
Él contestó, “Porque el engaño es tan tremendo.”
“El cristianismo es una religión, y los hombres religiosos son atrapados en esta red.” “¿Quién puede escucharme?”, dijo el Señor, “¿O quien puede escuchar a Mis profetas, cuando dicen del cristianismo que es, como sistema religioso, una religión falsa?” “¿Quién puede entender cuando Yo declaro que toda religión es falsa?”
“El mayor engaño de todos es que los hombres vengan a ella en Mi nombre, pensando que han venido a Mí. Yo no soy ‘una cosa’. No soy una religión. Soy el Dios vivo y verdadero. Demando que todos los hombres vengan a Mí y renuncien a toda religión, pero, ¿Quién podrá escuchar?”
“La Religión tiene límites. Yo soy ilimitado. Tiene sus leyes, normas y reglas. Yo ofrezco gracia, amor y paz. La religión ata a los hombres; Yo los libero. La religión suprime a los hombres; Yo les llamo a subir a los lugares celestiales.
La religión restringe y controla. Yo libero. La religión demanda obediencia a ella misma; Yo demando obediencia a Mí. Si, obediencia que es mucho mejor que sacrificios. Yo aborrezco la religión y a los hombres religiosos. Son peligrosos y extienden el engaño a corazones inocentes.”
“Señor, Tú has hablado claramente. Pero entonces, ¿Adónde irán los que salgan de Babilonia?”
Y Él contestó simplemente, “A Jesús”.
“Subid, Mis santos, Subid a los lugares celestiales. Sentaos a Mi mano derecha y a Mi mano izquierda. A mi izquierda hay gracia, misericordia y paz. Y a Mi derecha hay rectitud, justicia e ira. Yo soy una espada de dos filos. Mi espada sale de Mi boca. Separa a los justos de los injustos. Es afilada, rápida y segura.”
“Mira que Yo divido lo bueno de lo malo. Enderezo el camino. Levanto los valles. Muevo las montañas. Lo alto será rebajado y lo bajo será levantado.”
“Si él no puede comprender esto (el hombre de pecado), deja que vaya a su casa, cierre su puerta y llore y lamente, porque ciertamente habrá pena por esta casa”.
“¿Cómo saldrán de Babilonia?”, pregunté al Señor.
“Saldrán viniendo a Mí. Simplemente saldrán. La puerta está abierta. El camino es claro. Los profetas han pasado por ahí antes. No miréis atrás. No regreséis. Salid, simplemente.”
“Y cuando te critiquen y te llamen con nombres blasfemos, que tu cabeza sea como un pedernal, guarda silencio, ten paz, ámalos, vuelve la otra mejilla, porque así persiguieron a vuestros padres antes que a vosotros.”
“No miréis atrás. No hagáis nada. No digáis nada. Simplemente marchaos. Decid en vuestro corazón, “He dejado Babilonia y he ascendido al monte alto de mi Dios. He venido al Monte Sión, a Jesús, el autor y consumador de Mi fe.”
“No puedes llevar Sión hasta Babilonia. Tienes que salir de ella. No puedes cantar las canciones de Sión en Babilonia. Sólo se pueden cantar en Sión.”
“Sión es un lugar en el Espíritu dónde Jesús es lo único que hay”.
“Señor”, mis preguntas no se acaban nunca, “esta clase de libertad, esta independencia, esta libertad, ¿No será una gran amenaza a los que dirigen Babilonia?”
“Oh sí, hijo Mío, se ofenderán grandemente por causa de Mis santos. Dirán que habéis sido engañados. Os calumniarán, acusarán y difamarán. Maquinarían para mataros si pudieran. Porque vosotros, mis santos, os habéis hecho lo que ellos no pueden, porque no pueden soltar lo que tienen. Aunque de cualquier forma, pronto todo eso les será quitado.”
“Dime, Señor, a la vista de todo esto, ¿Es que todavía no hemos oído realmente el evangelio? ¿Qué es el evangelio? Háblanos claramente.”
El evangelio ha sido retorcido y pervertido para ajustarse a los moldes y religiones—de una forma tan única que los hombres confunden a Cristo con sus sistemas y añaden convertidos a ellos en lugar de a Él.”
“Pero la verdad del evangelio es ésta: que Yo, el Señor Dios de Israel, vine en carne humana, cumplí la Ley y los Profetas, derramé Mi sangre de justicia, Me levanté de la tumba, ascendí a los cielos donde ahora Me siento a la diestra de Dios el Padre, y desde dónde intercedo por los santos y por la fe, reúno para Mí mismo Mi propia asamblea de santos.
Se reúnen en Mí. Son Mi Asamblea General de los Primogénitos. Les he dado a luz por Mi Espíritu. Les guío por Mi Espíritu. Son uno en la fe, la esperanza y el amor. Están por todos lados y Me adoran en espíritu y en verdad. Me sirven en obediencia dónde están, con todo lo que son en Mí.
Y nada de esto tiene nada que ver con esa Cosa que los hombres llaman iglesia. Son Mi cuerpo, Mi templo, Mis santos, real sacerdocio, nación santa. Están por encima del institucionalismo —más allá de doctrinas, credos y rituales. No son religiosos. Son santificados.”
“Éstas son las buenas noticias: que Jesucristo es el Señor. Y cualquiera que invocare Su Nombre, será salvo.”
“Señor, conozco a pastores jóvenes, llenos del Espíritu, que te aman y que quieren avanzar contigo. ¿Qué harán una vez que vean estas cosas?”
“Ningún hombre que ponga sus manos en el arado y mire atrás, es apto para el Reino de los Cielos”.
“De nuevo, te ruego, Señor, habla claramente”.
Y Él dijo, “El que vea estas cosas y obedezca Mi palabra, simplemente saldrá. Dejará casa, familia y amigos y saldrá. Es una palabra dura, ¿quién la podrá oír?”
“Éstos son los que siguen al Cordero por dondequiera que Él vaya.” (Apocalipsis 14:4).
“Señor, ¿Qué haré con esta palabra?”
“Proclámala desde las azoteas. Proclámala a las naciones. Lo que te ha sido revelado en secreto, proclámalo públicamente. ¡Sé valiente! ¡Sé directo! ¡Sé fuerte! ¡Proclámalo con fuerza! Sacude naciones. Sacude sus puertas. Sacude sus fundamentos.
Si no pueden permanecer, no son Míos. Si algo puede cerrarse y clausurarse, no es Mío. Si puede ser llevado por el viento, no es Mío. Si produce ira y violencia, murmuración maliciosa, calumnias y mentiras en los que lo escuchan, no es Mío, porque tales cosas no salen de Mí.
“Mira, Yo he puesto Mi fundamento. He edificado Mis muros. Y ahora estoy dejando caer la plomada. Mi palabra de Verdad sale. Lo que no se alíe con Mi palabra será derribado y arrojado al mar. Envío a Mis profetas de nuevo.
Salen en el Espíritu de Elías, predicando el Reino de Dios y llamando a todos los hombres al arrepentimiento y a sumergirse en Jesús. Son Mis “Juanes Bautistas”. Salen para preparar el camino del Señor.”
“¿Volveré para casarme con una ramera? ¡Que repulsivo para Mí! Tampoco tomaré para Mí a los que estén unidos a ella. Escudriñad vuestros corazones, pueblo Mío. Babilonia está en el corazón. Salid de ella y ella saldrá de vosotros. Sión, de igual forma, está en el corazón. Venid a Mí y Yo seré vuestro único amor.”
“Levantaos, resplandeced. Venid a Mí.”
“Señor”; oré. “Perdóname por el temor y la intimidación que siento cuando pienso en proclamar todas estas cosas.”
“Conocerás a la ramera por esto también, que tiene un control tan poderoso sobre los corazones y las mentes de los hombres, que están cargados con el temor de atreverse a salir de ella, y mucho más de hablar en contra de ella. Ella es la más pura expresión de la idolatría y está llena de idolatría, y los que se unen a ella son idólatras. Pero debes darte cuenta, hijo Mío, de que una cosa es un ídolo cuando los hombres ponen su confianza y su amor en ello. Y los idólatras no quieren que nadie toque a sus ídolos. Cosa peligrosa es tocar los ídolos de los hombres. Al proclamar estas cosas, estarás echando abajo fortalezas y sacudiendo ídolos —y serás odiado por muchos por causa de Mi nombre.”
“Ahora bien, la ramera, la madre de las rameras, es el espíritu mismo de Satanás. Él se ha escondido bajo sus faldas y ha engañado a las naciones. Lo último que él quiere es que ella sea expuesta. De hecho, él es el gran dragón e intentará consumir a mis siervos, a los que Yo envío en Mi nombre para proclamar el evangelio del reino y a exponer a la ramera y a sus falsificaciones.”
“Una fiera batalla ha comenzado en los lugares celestiales. Todo el infierno se ha soltado para destruir a Mis siervos si pudieran, pero no pueden ni siquiera tocarlos porque están muertos y escondidos en Mí. Por eso el temor es tan apremiante. Es real. No obstante, Mis siervos de hecho me seguirán dondequiera que Yo vaya a cualquier precio para sus vidas.”
“¿Por qué es tan duro dejar Babilonia? ¿Por qué no pueden los cristianos simplemente alejarse de ella?”
“Los Espíritus de Babilonia son numerosos y muy irresistibles:
En la cabeza del sistema está la madre de las rameras, Jezabel. Se viste como si fuera la esposa y así ha engañado a lo mejor de los corazones. Sin embargo, es un espíritu engañoso. Sus formas seductoras atraen a la carne de los hombres y a su deseo de poder, posición y riquezas. Obrando debajo de ella, están todos los Acabs: los reyes y los gobernantes en las iglesias, espíritus que operan por medio de hombres orgullosos; los Acabs son los Nicolaítas —los conquistadores del pueblo. Son el sistema del clero que se eleva por encima de la gente. Trabajando para ellos hay otros demonios como el orgullo, la altivez, el control, la posición, la autoridad, el poder, la posesividad, el dominio, la propiedad y los celos. Estos espíritus gobiernan las iglesias, los sistemas y el pueblo bajo ellos. Gobiernan a través de espíritus de temor, y de intimidación. Cooperando con ellos están los espíritus de la tradición, el dogmatismo, el sectarismo, la doctrina, el sentimentalismo, el denominacionalismo; los espíritus de guerra son la confusión, el odio, la división, la tendencia a la división, la amargura, y cosas semejantes. Estas cosas se aferran a los hombres y son fortalezas en las mentes de los hombres. Pero en la raíz de todas ellas están los despreciables espíritus de religión.
En la cabeza del sistema está la madre de las rameras, Jezabel. Se viste como si fuera la esposa y así ha engañado a lo mejor de los corazones. Sin embargo, es un espíritu engañoso. Sus formas seductoras atraen a la carne de los hombres y a su deseo de poder, posición y riquezas. Obrando debajo de ella, están todos los Acabs: los reyes y los gobernantes en las iglesias, espíritus que operan por medio de hombres orgullosos; los Acabs son los Nicolaítas —los conquistadores del pueblo. Son el sistema del clero que se eleva por encima de la gente. Trabajando para ellos hay otros demonios como el orgullo, la altivez, el control, la posición, la autoridad, el poder, la posesividad, el dominio, la propiedad y los celos. Estos espíritus gobiernan las iglesias, los sistemas y el pueblo bajo ellos. Gobiernan a través de espíritus de temor, y de intimidación. Cooperando con ellos están los espíritus de la tradición, el dogmatismo, el sectarismo, la doctrina, el sentimentalismo, el denominacionalismo; los espíritus de guerra son la confusión, el odio, la división, la tendencia a la división, la amargura, y cosas semejantes. Estas cosas se aferran a los hombres y son fortalezas en las mentes de los hombres. Pero en la raíz de todas ellas están los despreciables espíritus de religión.
“Para que los hombres salgan, primero tienen que entender estas cosas. Después tendrán que arrepentirse de ellas y venir a Mí con corazón puro. Les libraré. Les separaré y limpiaré sus corazones corrompidos. Les revestiré en disposición y les prepararé para el banquete en Mi mesa. Les alimentaré con el buen forraje de Mi palabra en lugar de las ramas secas de las mentes de los hombres, difíciles de digerir. ¿Quién podrá digerir el intelecto humano? ¿Quién podrá tragarse sus mentiras y engaños?
La respuesta es todo el mundo. Porque el hombre es necio y carente de conocimiento. Pero el que tiene Mi Espíritu tendrá hambre y sed de Mí, y Yo le revelaré Mi naturaleza. Vendrá a Mí y cenaré con él y él conmigo. Ése es el que podrá salir de la ramera. Ése es el que saldrá de la ramera, porque no perderé a ninguno de los que el Padre me ha dado —a ninguno excepto al hijo de perdición.”
“La ramera está por todas partes. Está en el ministerio, pretendiendo promocionarse a sí misma en poder, posición y riquezas. Está en los ministerios —los Acabs, los Nicolaítas. Hace política para promocionarse. Miente, engaña, hace fraudes; hará cualquier cosa para avanzar. Está llena de ambición y de deseos egoístas. Es una abominación para Mí, todo lo opuesto a Mi naturaleza y a la naturaleza de Mi esposa.
“Por esto, hijo Mío, digo que la mujer ha de estar en silencio, ser amable y sometida, porque lleva el gozo de la esposa en su corazón. Ella ama a su amante. La ramera se ama a sí misma. La esposa da de sí. La ramera quita para sí. La esposa se esconde en lo escondido. La ramera se exhibe —incluso en su misma puerta. Se anuncia a sí misma y engaña a los hombres para que vengan a ella, para que se unan a ella para los placeres de la carne. El yo es carne. Cualquier cosa para el yo es carne. Por esto es la abominación que asola Mi lugar santo. Mi lugar santo es el espíritu del hombre. Cuando ese espíritu es corrompido por la carne, es una abominación para Mí.”
“La ramera es la naturaleza carnal del hombre que ha tomado su gobierno en las iglesias —auto- engrandecimiento, hombres buscando incremento de los rebaños para ellos mismos. Cuentan a los miembros y se glorían en ellos. Son dueños de sus propias ovejas y las llaman Mías. Mienten porque no son Mis ovejas. Hacen discípulos para sí mismos, de sí mismos y por ellos mismos. Trasquilan a sus rebaños por causa de su propia sórdida ganancia. No son Mis ministerios. Son asalariados y Nicolaítas.”
“La ramera es fea y esconde su fealdad en vestiduras llamativas y decora su rostro con colores abundantes. Se esconde detrás de estas cosas. Se avergüenza de su pecado. Y sin embargo, no se arrepiente. No puede arrepentirse. Es mala en su interior.”
“¿Qué hay de la ramera, Señor? ¿Quién o qué cosa es el espíritu de la ramera? ¿Cómo podemos saber cuando ella está operando?”
“El espíritu de la ramera, hijo Mío, es cualquier cosa para el Yo. Ella es la abominación que asola a Mi Lugar santo. Mi esposa, Mi esposa santa está vestida de justicia. Sólo tiene ojos para Mí. Ella está completamente consagrada a Mí. Ella es pura y no conoce corrupción ni busca nada para ella misma. Ella es la vida consagrada. Se niega de todo yo, toma su cruz y me sigue diariamente. Mi esposa es hermosa y brilla en la inocencia de su santidad. Está separada para Mí. Está unida a Mí. Yo soy su esposo y ella es Mí único amor verdadero. Yo la he dado a luz. Le he dado su cena. La he adornado en justicia, hermosura y santidad. Mi esposa es difícil de ver en el mundo porque está en silencio, carece de pretensiones, es humilde —está escondida en Mí.
“Pero la ramera—ella es ruidosa y está siempre alborotada. Se busca a sí misma. Desea expandir su regazo con las riquezas de las naciones. Busca el Yo en todo y todo lo que hace lo hace para el Yo. Ha pintado (disfrazado) Su cara con toda forma de atrocidades. Aborrece a la esposa, porque no tiene marido. Ella es una ramera. Toma a cualquiera o a cualquier cosa en su regazo si le produce incremento. Ella es una abominación para Mí porque está llena de jactancia. Ella es engañosa. Es carnal. Es una ramera. Una ramera es infiel. Ella es la falsificación.
“Los hombres vienen a ella buscando el Yo —auto-engrandecimiento, auto-dependencia, auto-compasión, fortaleza en sí mismos, todo para ella misma. Yo, Yo, Yo. Hijo Mío, de esta manera puedes saber si la ramera está trabajando: Pregúntate, ‘¿Lo que estoy a punto de hacer, o lo que estoy discerniendo, tiene algo que ver con el Yo? ¿Me estoy buscando a mi mismo o estoy buscando el bien de los demás? Si lo que busco es el Yo, entonces todo el tiempo se tratará de la ramera’. “Si es algo Mío”, dice el Señor, “será algo para los demás, será la vida consagrada del ágape.”
"Ella es engañosa. Ella hace toda clase de promesas. Promete la vida, el gozo, la prosperidad y la paz; y a cambio, te cobra un precio. No puede ofrecerte estas cosas; porque de hecho, los que van a ella van al Seol —bajan a la muerte, a la pobreza, a la desesperación, a las ataduras y a la angustia. Y no puede ofrecer estas cosas. Sólo Yo puedo ofrecer vida, gozo, paz, bendición y felicidad. Estas cosas se encuentran en Mí. Ella dice, ‘toma para ti lo que es tuyo’. Yo digo, ‘sacrifícalo’. Ella dice que vive para disfrutar, para beber y para alegrarse. Yo digo, ‘llora y lamenta’. Ella dice, ‘te daré placer y gran deleite’. Pero yo digo, ‘te daré vida eterna’. Ah, ella no puede darte paz. No puede ofrecerte estas cosas. No son suyas. Ella engaña a sus amantes y les hace pensar que tiene estas cosas, pero no las tiene.”
“La ramera es el Yo —cualquier cosa para el Yo. Te prostituyes cuando tu corazón se va detrás de cualquier sustituto de Jesús. Hijo Mío, recuerda esto, y guarda tu corazón. Vacíate del Yo. Permanece humilde, quebrantado, vacío delante de Mí. Yo te llenaré. Seré tu gozo, tu satisfacción, tu todo.”
“Cuidado con la ramera. Está por todas partes —en cada ventana, puerta, esquina de la calle. Está en la voz de todo el que habla. Se jacta, se enorgullece, engaña, adula y seduce. ¡Cuidado! ¡Cuidado!
“La ramera es el regazo de todo hombre. Se levanta y dice, ‘Quiero esto o eso, o quiero hacer esto o eso, o quiero ser esto o aquello’. En todo momento y en todas las cosas busca algo para ella. ¿No puedes verla en la iglesia? ¿No puedes verla en el ministerio? ¿No puedes verla en los comités y juntas, en lugares de alto liderazgo? ¿No puedes verla en los bancos? ¿No puedes verla en el coro?"
"Por todas partes levanta sus faldas para danzar su propio baile al ritmo que ella misma ha escrito de su propia invención. Y cuando ha terminado, hace sus reverencias y recibe sus reconocimientos, su aplauso, sus placas y trofeos; decora sus paredes con ellos. Es la ramera, la falsificación de Mi esposa, que simplemente se halla escondida en Mí.”
"Por todas partes levanta sus faldas para danzar su propio baile al ritmo que ella misma ha escrito de su propia invención. Y cuando ha terminado, hace sus reverencias y recibe sus reconocimientos, su aplauso, sus placas y trofeos; decora sus paredes con ellos. Es la ramera, la falsificación de Mi esposa, que simplemente se halla escondida en Mí.”
“Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.” (Marcos 8:35)
Suena el llamado de la trompeta:
“¡Salid de ella, pueblo Mío!” (Ap. 18:4)
“Así pues, salgamos a El fuera del campamento, llevando su oprobio.” (Hebreos 13:13)
Atrevámonos a enfrentarnos a nuestros ídolos, limpiar el templo, y regresar al Dios de nuestra salvación.
(Una vez más gracias a Néstor A. Martínez por publicarla y a Carlos Jiménez por hacerme llegar esta nueva confirmación a la palabra de este blog).
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