ESTUDIO-VIDA DE ÉXODO
MENSAJE DOS
ISRAEL BAJO CAUTIVERIO
(Ver completo en: http://www.librosdelministerio.org/books.cfm?id=37EB17C6)
...
II. FARAÓN
ESCLAVIZA A ISRAEL
A. Faraón
representa a Satanás
Los hijos de Israel se encontraban bajo el cautiverio de Faraón (1:8-11,13-14), quien representaba a
Satanás, el príncipe del mundo (Jn. 12:31; Ef. 2:2). Por ser la
corporificación de Satanás, Faraón es un cuadro de éste en Éxodo, el cual es un
libro de cuadros.
B. Faraón hizo trabajar al pueblo de Dios
para sus propios intereses
1.
Fue sabio con ellos
Faraón obligó al pueblo de
Dios a trabajar para él (1:10-11, 13-14). En el versículo 10, Faraón dijo: “Ahora, pues, seamos sabios para con él”.
La gente mundana no se da cuenta de lo sabio que es Satanás y de la sabiduría que él usa con el
pueblo para usurparlos, mantenerlos ocupados, y esclavizarlos. La meta
de las acciones sabias de Satanás es el cautiverio de la humanidad.
2.
Los obligaron a servir con dureza
El versículo 13 dice: “Y los
egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza”. Algunas
versiones traducen la palabra hebrea “dureza” por “severidad”. Esta palabra
indica que los hijos de Israel no tenían ninguna libertad, ningún
derecho, ningún descanso. Cualquiera que fuesen sus circunstancias,
tenían que laborar como esclavos. Tenían que hacer lo que Faraón pedía.
3.
Amargaron su vida con dura servidumbre
a.
En barro, ladrillo y en toda labor
El versículo 14 continua: “y
amargaron su vida con dura servidumbre, en hacer barro y ladrillo, y en toda
labor del campo y en todo su servicio, al cual los obligaban con rigor”. Faraón
amargó la vida de los israelitas con dura servidumbre. Actualmente, a los ojos de Dios, todo el pueblo
labora en el “campo”. Usted quizá trabaje en un hospital, una fábrica o una
oficina, pero en realidad está laborando en el “campo” haciendo “ladrillos” y
usando como cemento el “barro”.
b.
Edificaron dos ciudades de almacenaje para Faraón
Como esclavos en Egipto, los hijos de Israel “edificaron para Faraón las ciudades de almacenaje, Pitón y
Ramesés” (v. 11). Pitón significa “boca
de integridad” y Ramesés significa “trueno
de la norma”. Estos nombres indican que las
ciudades de almacenaje de Faraón fueron construidas para el orgullo y la
jactancia, así como lo fueron las pirámides. Creo que bajo el
reino de Faraón, los egipcios edificaron estas ciudades de almacenaje para
jactarse de su integridad, honestidad y bondad y también para propagar sus
normas culturales. La boca de integridad sigue expresándose hoy en el mundo.
Cada raza y nación se jacta de su bondad. Además,
todos los países están orgullosos de sus logros. Durante miles de años, el
mundo se ha jactado de su bondad y ha propagado sus normas. Hoy, la gente
mundana está construyendo ciudades de almacenaje para Satanás a causa del
orgullo que tienen en su integridad y normas.
En contraste con la gente
mundana, el Señor Jesús no se jactó de Su integridad. En lugar de jactarse, El
pronunció palabras de gracia (Lc. 4:22). Además, con el Señor no hubo expresión
de normas. Mateo
12:19 dice de El: “no contenderá, ni
voceará, ni nadie oirá en las calles Su voz”.
c.
Igual que en Babel
La labor de los hijos de
Israel en Egipto era idéntica a los esfuerzos de los rebeldes en la tierra de
Babel, de la cual fue llamado Abraham a salir. Los habitantes de Babel hicieron
ladrillos y usaron barro como cemento para edificar la ciudad y la
torre de Babel a fin de hacerse un nombre para ellos mismos (Gn. 11:3-4).
En Egipto, Faraón obligó a los hijos de Israel a edificar ciudades para él con
ladrillos y barro.
III. FARAON MATO A
LOS HIJOS DE ISRAEL
A. Mató a los
hombres y preservó a las mujeres
Faraón no solamente esclavizó a los hijos de Israel, sino que
también intentó matar a todos los niños varones que nacieron de mujeres hebreas
(1:15-19). El versículo 22 dice: “entonces Faraón mandó a todo su pueblo,
diciendo: echad al río a todo hijo que nazca, y a toda hija preservad la vida”. La Biblia indica que la vida del
varón sirve para el propósito de Dios; y especialmente entre el pueblo caído,
la vida de la mujer sirve para el placer del hombre. Lo que hizo Faraón en
Egipto es exactamente lo que está haciendo Satanás hoy en día: está matando la
vida que sirve para el propósito de Dios y preserva la vida que sirve para el
placer del hombre. Como creyentes en Cristo, aún nosotros podemos ser
usados por Satanás para matar al varón, una vida que es para el propósito de
Dios, y preservar a la mujer, la vida para el placer del hombre. Todo creyente tiene ambas clases de vida. Si no tenemos la gracia del
Señor, a diario seremos un Faraón que mata la vida para el propósito de Dios y
conserva la vida para el placer del hombre. Por ejemplo, en el
día del Señor, muchos cristianos no tienen deseos de asistir a las reuniones.
Al contrario, pasan el día disfrutando de deportes, entretenimientos, y
diversiones. No obstante, en el día del Señor, los creyentes deberían reunirse
para adorar al Señor, escuchar Su palabra y servirle. Sin embargo, en el día
del Señor, muchos creyentes matan la vida del varón, pero conservan la vida de
la mujer. En cuanto a la adoración del Señor en el día del Señor, ellos están
amortecidos, pero cuando se trata de compartir los entretenimientos y
diversiones mundanas, son activos y muy vivientes.
Satanás siempre busca oportunidades para matar la vida que sirve para
el propósito de Dios y preservar la vida que sirve para el placer del hombre. ¿Ha considerado usted
alguna vez por qué resulta mucho más fácil murmurar que orar? Orar consiste en ejercitar la
vida masculina, pero murmurar, es ejercitar la vida femenina. Quizás aún
ahora usted es uno con Satanás al matar la vida que sirve para el propósito de
Dios. Cuando el Señor nos incita a orar y en lugar de eso murmuramos, somos
usados por Satanás para matar la vida masculina y preservar la vida femenina.
Esto indica que hoy en día estamos haciendo lo mismo que Faraón en el capítulo
uno de Éxodo. ¿Vive usted por la vida que sirve para el propósito de Dios o por
la que sirve para el placer del hombre? Es posible que parte del tiempo usted sea un Faraón
entronizando el ego y matando la vida que sirve para el propósito de Dios, pero
preserva la vida que sirve para su propio placer.
B. Usó a las
parteras
para matar la vida masculina
En Génesis 3:1-6, vemos que Satanás usó a Eva, la vida femenina,
para aniquilar la vida masculina. Esto significa que Satanás usa la vida que le
proporciona placer al hombre, a fin de matar la vida destinada al propósito de
Dios. No obstante, Dios también usa la vida femenina para cumplir
algo para sus propios intereses. Al principio del Antiguo Testamento, Satanás visitó a una mujer, Eva, y
la usó para matar la vida masculina. Pero al principio del Nuevo Testamento,
Dios visitó a la virgen María y la utilizó para introducir Su salvación.
La visita que hizo Satanás a Eva provocó la caída, pero la visita de Dios a
María introdujo Su salvación. En el mismo principio, en Éxodo 1 Faraón usó a las parteras para matar la vida masculina, pero Dios las usó para
conservar y preservar la vida que le sirve para Su propósito. Tal vez sea fácil que el enemigo use a las hermanas pero Dios también
puede usarlas fácilmente. La condición de muerte o de liberación de la iglesia
depende de las hermanas. Las hermanas deben ser las Marías de hoy.
En el Nuevo Testamento, no sólo hay una sola María. En el tiempo en que el
Señor Jesús fue concebido y nació, hubo una María. Cuando el Señor fue
crucificado y sepultado, por lo menos dos Marías estaban presentes. Además, en
la mañana de Su resurrección, el Señor Jesús se apareció a María Magdalena.
Todas estas Marías fueron usadas por el Señor a fin de cumplir Su propósito.
Lo que vemos en cuanto a las
hermanas en la vida de iglesia se aplica también a las mujeres en una nación.
Cuando Satanás usa a las mujeres, el país se corrompe. Pero cuando son usadas
por Dios, el país es preservado.
En la historia, vemos que
Satanás viene para usurpar a las mujeres y dañar la situación cuando las
condiciones relacionadas con Dios son maravillosas: en el jardín del Edén, en
el tiempo de avivamiento, en un tiempo glorioso y de mucha elevación. Rara vez
él puede usar a un hombre de esta manera. No obstante, en tiempo de
degradación, de necesidad desesperada, Dios viene y usa la vida femenina para
rescatar la situación y traer Su salvación.
Ese fue el caso en Éxodo 1. Satanás se presenta a las mujeres en tiempos
elevados porque él sabe que son los vasos más frágiles. Al presentarse también
a las mujeres, el Señor avergüenza a Satanás. La Palabra indica claramente que
las hermanas estaban presentes en todo momento de urgente necesidad. Tanto por el lado positivo como por el lado
negativo, la historia presenta este principio. Por tanto, las hermanas deben
tener cuidado en los momentos maravillosos, pero también deben estar listas
para permanecer al lado del Señor, como lo hicieron las parteras, y ser usadas
por El en tiempo de degradación y de urgente necesidad para rescatar la
situación y cumplir Su propósito.
La clave de la segunda
parte de Éxodo 1 no se encuentra en la vida masculina, sino en la vida
femenina. Faraón, la corporificación de Satanás, buscó usar la vida femenina,
las parteras, para destruir la vida masculina, pero Dios vino y usó a estas
parteras para conservar la vida masculina. El principio es el mismo tanto en el caso de las parteras como en
el caso de la virgen María. Todas fueron usadas por Dios para traer salvación. Este principio se aplica también a la vida de iglesia actualmente.
Cuando Satanás use a las hermanas, habrá corrupción en la iglesia. Pero cuando
el Señor las use, habrá salvación. ¡Le pedimos al Señor que El use nuevamente
la vida femenina para rescatar la situación en la vida de iglesia hoy!
IV. LA SOBERANIA DE
DIOS
A. Hizo que los
hijos de Israel
se multiplicaran y se fortalecieran
Faraón esclavizó a los hijos de Israel e hizo todo lo posible para
matar la vida masculina, pero Dios seguía siendo soberano sobre toda la
situación (1:7, 12, 17-21). Por ejemplo, la soberanía de Dios hizo que los
hijos de Israel “fructificaran y se
multiplicaran, y fueran aumentados y fortalecidos en extremo” (1:7). Hoy en
día la iglesia a menudo se fortalece sin razón aparente. Lo podemos explicar
solamente por la soberanía de Dios. En el transcurso de los años, he aprendido que no debemos confiar en
nuestra labor. Sólo debemos confiar en la bendición de la soberanía de Dios.
Cuando el Señor nos bendice, hasta nuestros errores resultan para nuestro bien
(no obstante, esto no significa que debemos hacer el mal para que venga el
bien). Pero si no viene
ninguna bendición por parte del Señor, por muy correctos o buenos que seamos,
no veremos mucho resultado positivo. Nunca deberíamos poner nuestra confianza en lo que somos ni en lo que podemos hacer. Nuestra confianza debe centrarse totalmente
en el Señor. Debemos orar: “Señor, sólo estamos haciendo nuestro deber
al seguirte. Pero Señor, Tú sabes que no confiamos en lo que somos ni en lo que
podemos hacer. Señor, nuestra confianza reposa totalmente en lo que Tú eres. Si
Tú bendices soberanamente a Tu iglesia, ésta se multiplicará y se fortalecerá”.
B. Fortaleció a las
mujeres hebreas
Vemos también la soberanía del Señor en el hecho de que fortaleció
a las mujeres hebreas (1:19). Cuando Faraón preguntó a las parteras por qué los
niños varones seguían viviendo, las parteras contestaron: “porque las
mujeres hebreas no son como las egipcias, pues son robustas, y dan a luz antes
que la partera venga a ellas” (v. 19). Al contestar de esta manera a Faraón, las parteras no mentían. Era cierto que las
mujeres hebreas eran más robustas que las egipcias. Esto fue conforme a la
soberanía de Dios. Las
mujeres hebreas eran robustas porque Dios en Su soberanía las hizo así.
Pasa lo mismo con la
iglesia hoy. El hecho de que la iglesia
sea robusta o esté amortecida no depende de lo que hacemos. Depende
totalmente de la soberanía del Señor. Pero eso no significa que debemos ser
perezosos ni ociosos. Por una parte, no debemos pensar que nuestra labor traerá la
bendición de Dios. Por otra parte, no debemos pensar que no debemos hacer nada
porque todo depende de la bendición del Señor. Debemos laborar,
cumplir nuestro deber, conscientes de que mientras estemos haciendo eso, la
condición de la iglesia y de los santos es por completo un asunto de la
soberanía de Dios.
C. Usó la vida
femenina
para salvar la vida masculina
Además, el Señor en Su soberanía usó la vida femenina, las
parteras, para salvar la vida masculina, en el mismo principio que El usó a la
virgen María para producir al Salvador (Gá. 4:4-5). En su propia sabiduría,
Faraón planificó terminar con la nación de Israel. Dios no luchó contra Faraón. Al contrario, en Su
soberanía El usó a dos parteras para salvar la vida masculina.
D. Dios hizo bien a
las parteras
y prosperó sus familias
Los versículos 20 y 21 dicen: “Y
Dios hizo bien a las parteras; y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en
gran manera. Y por haber las parteras temido a Dios, El prosperó sus familias”.
Al hacer bien a las parteras, Dios prosperó sus familias para cumplir Su
propósito. Eso significa que El usó la vida que sirve para el placer del hombre
a fin de producir la que sirve para el propósito de Dios. En este cuadro, vemos que si nos negamos a permanecer con Faraón y en
cambio permanecemos con Dios, Él nos hará bien para que produzcamos vida a fin
de cumplir Su propósito. Hermanas, cuando ustedes permanezcan con
Dios, y no con Satanás, Dios prosperará sus familias. Eso significa que Dios
establecerá unidades que producen vida para cumplir Su propósito.
Por medio de este mensaje, podemos concluir que por mucho que Satanás
intente esclavizarnos o aniquilarnos, Dios es soberano y Él nos puede usar para
ser las parteras de hoy. Todos
podemos ser aquellos que convierten la vida para el placer del hombre en una
vida para el propósito de Dios. Si somos estas parteras, Dios establecerá casas
para nosotros, llenas de gente que producen vida con miras al cumplimiento del
propósito de Dios.
En el mensaje siguiente, veremos que Moisés fue
preservado por medio de tres mujeres: su madre, su hermana y la hija de Faraón.
¡Alabado sea el Señor por las parteras, por la vida femenina que se vuelve a
Dios a fin de cumplir Su propósito! Alabado sea Él porque en la oscuridad de Éxodo
1 resplandece una luz brillante.
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