ESTUDIO-VIDA DE EXODO
MENSAJE CUATRO
LA VIDA QUE ES UTIL PARA DIOS
(Ver completo en: http://www.librosdelministerio.org/books.cfm?id=0FC2DF0E)
(Anotaciones en azul no son del original)
...
IV. EL HOMBRE
REPRESENTA A CRISTO
Y A LA VIDA INDEPENDIENTE
Como un cuadro de la relación entre Dios y el hombre, el hombre representa a Dios,
y la mujer representa al hombre. En este sentido, el
hombre, que representa a Cristo, simboliza la vida independiente. En cuanto a estar bajo la
autoridad de Dios, Cristo tiene una vida
dependiente. Pero en cuanto a ser la cabeza de todo varón, Cristo tiene una
vida independiente. Esto
significa que Cristo depende de Dios, pero es independiente de nosotros. En
cuanto a Dios, la vida de Cristo es una vida dependiente. Pero en cuanto a
nosotros, Su vida es independiente. El hombre representa a Cristo como aquel
que tiene una vida independiente. En cuanto a Cristo, los hermanos casados llevan una vida dependiente, pero
en cuanto a sus esposas, llevan una vida independiente.
V. LA MUJER
REPRESENTA AL HOMBRE
Y A LA VIDA DEPENDIENTE
Así como el hombre representa a Dios, la mujer representa
al hombre en su relación con Dios. En este sentido, la mujer que representa al hombre
simboliza la vida dependiente.
Vemos dos aspectos en el hombre: la dependencia y la independencia. Pero en la mujer sólo vemos la
dependencia. El que no ha permitido a la mujer
llevar una vida independiente es Dios, y no el hombre.
VI. EL HOMBRE DEBE
SER UNA “HEMBRA”
VERDADERA, CON UNA VIDA
QUE DEPENDE DE DIOS
El hombre no debe ser un varón, sino una “hembra”, alguien que
lleva una vida de dependencia hacia Dios. Esta vida “femenina” es la única que es
útil para Dios. En Éxodo, un libro de cuadros, esta vida femenina es
representada por las parteras del capítulo uno y por todas las mujeres del
capítulo dos, a saber, la madre y la hermana de Moisés, la esclava, la hija de
Faraón, y las hijas del sacerdote de Madián. Todos los hombres deben ser estas
“hembras”.
VII. LA
INDEPENDENCIA DEL HOMBRE HACIA DIOS
ES UNA REBELION
La independencia del hombre hacia Dios es una rebelión. En el
momento en que nos independizamos, nos rebelamos en contra de Dios. La vida masculina es
independiente y rebelde, y por esta razón, Dios no la puede usar para cumplir
Su propósito.
VIII. LA MUJER
LLEVA UNA VIDA INDEPENDIENTE
Y SE CONVIERTE EN UN VERDADERO “VARON”
Si una mujer lleva una vida independiente, ella se convierte en un
“varón”. Actualmente muchas mujeres se han convertido en “varones”. Esta es la
razón principal por la cual muchos se separan y divorcian.
IX. LA VERDADERA
VIDA “FEMENINA”
ES LA UNICA QUE ES UTIL PARA DIOS
Todos nosotros, hermanos y hermanas, debemos ser “hembras” y vivir por la
única vida que es útil para Dios. Si queremos ser “hembras”, debemos depender del Señor. En Génesis 2, el árbol de la vida representa la dependencia, y el árbol del conocimiento del bien y el mal representa la independencia. La vida nos hace siempre dependientes, mientras que el conocimiento siempre nos independiza.
Por ejemplo, antes de enseñar algo a un niño, éste depende de usted en cuanto a
este asunto. Pero en cuanto él aprende este punto particular, él se enorgullece
y se independiza. Por el contrario, la vida nos hace dependientes de Dios. Dios desea que escojamos la vida en lugar del conocimiento. Esto significa que Él quiere que escojamos la dependencia en lugar de la independencia. Llevar una vida
independiente significa vivir por el árbol del conocimiento, pero llevar una
vida dependiente significa vivir por el árbol de la vida. El vivir por el árbol de la vida
es en realidad vivir por el Señor mismo. En Juan 15, la vid es un
ejemplo excelente de una vida dependiente. Juan 15:5 dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; él que permanece en Mi, y Yo
en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de Mi, nada podéis hacer”.
Todas las ramas de la vid dependen de ésta. Permanecer en la vid significa depender de
ella. Por tanto, en cuanto a permanecer, no puede haber ninguna
independencia.
La gente mundana no es la única en llevar una vida independiente,
ya que muchos cristianos también
llevan una vida independiente de Dios. Por esta razón, la gran mayoría de los
cristianos ya no le son útiles a Dios. Por tanto, tenemos que aprender
que debemos llevar una vida en constante dependencia de Dios, no importa si
somos varones o hembras. Por mucho que hayamos estado con el Señor, todavía
debemos depender de El para nuestra vida. Por ejemplo, no podemos dejar de
comer, beber y respirar. ¡Cuán insensato sería que una persona dijera que ya no
necesita respirar porque lo ha hecho durante setenta años! La vida no puede
parar. La estrategia de Dios consiste en colocarnos en una posición
donde debemos depender de El. Debemos orar: “Señor, fuera de Ti, no
puedo hacer nada. Debo permanecer en Ti y tomarte como mi vida. Debo comer del
árbol de la vida cada día. Señor, quiero llevar una vida "femenina",
una vida que depende siempre de Ti". Esta es la clase de vida que Dios
puede usar para cumplir Su propósito.
A la edad de cuarenta años,
Moisés llevaba una vida independiente y “masculina”. El actuaba
independientemente de Dios, y ejercitó su fuerza natural para matar a un
egipcio. Moisés era verdaderamente un “varón” independiente. No obstante,
durante los cuarenta años en los cuales Moisés fue descartado, Dios le enseñó que no debía usar
su vida masculina. Adiestrar a un varón para que lleve una vida femenina no es
nada fácil. No obstante, en los cuarenta años siguientes, Moisés aprendió a ser
una hembra. Durante el tercer periodo de cuarenta años, de los ochenta
años a los ciento veinte, Moisés llevó la vida de una hembra. En un sólo caso,
cuando golpeó la roca por segunda vez, él se independizó de Dios (Nm. 20:7-13).
Por actuar como varón en esta ocasión Moisés ofendió al Señor, por tanto se le
negó el privilegio de entrar a la buena tierra.
Generalmente los lectores de la Biblia consideran a Moisés como el
líder de los hijos de Israel. No obstante, Moisés no tenía este concepto de sí
mismo; él nunca tomó la
posición de líder. Cuando los hijos de Israel se rebelaron contra Moisés, él
consideró eso como una rebelión en contra de Dios y no en contra de sí mismo. Moisés fue simplemente al Señor y le presentó los problemas. Al hacer
eso, Moisés honró al Señor como la cabeza, como el único varón. Esto
indica que Moisés llevaba una vida femenina, una vida que dependía de Dios.
Vemos la vida femenina no solamente en los capítulos uno y dos de Éxodo,
sino también en todos los capítulos siguientes. Hemos señalado que Moisés fue
adiestrado para llevar una vida femenina. Además, todos los guerreros
llevaban tal vida que dependía de Dios. Si usted no ha aprendido a ser hembra,
no podrá luchar por el reino de Dios. Dios usa solamente
guerreros femeninos. Esto significa que si usted lleva una vida masculina independiente, no es
útil en cuanto a la guerra espiritual.
Deseo recalcar el siguiente punto: ser varón significa ser
independiente de Dios. Por ejemplo, un marido que trate a su esposa
independientemente de Dios, su esposa lo tratará de la misma manera. Esto
significa que tanto el
marido como la mujer pueden ser “varones” en sentido negativo. Pero
nosotros no debemos ser estos “varones”, los que son independientes de Dios.
Debemos ser “hembras”, aquellos que dependen de Dios y que no hacen nada
aparte de El. En todo lo que decimos o hacemos, debemos depender de
El. Si tal es el caso, entonces somos verdaderas “hembras” llevando una vida
dependiente.
La historia de la iglesia revela que cuando existe esta vida
“femenina”, Dios puede hacer algo para Su propósito. Tome el ejemplo de Martín
Lutero. Él era un hombre que aprendió a depender de Dios.
Sin lugar a dudas, Lutero nació con una voluntad firme. No obstante, él
aprendió a depender del Señor. Él no vivió ni actuó como un “varón” fuerte,
sino como una “hembra” dependiente.
El apóstol Pablo era
también esta clase de “hembra”. Sus escritos testifican de esto. Como “hembra”,
Pablo no hizo nada independientemente del Señor. Su obra, su
comportamiento, y sus acciones eran el resultado de una vida que dependía de
Dios.
E. Dios disfruta de
la Nueva Jerusalén
como Su esposa por la eternidad
Por la eternidad, la Nueva
Jerusalén será la esposa de Dios (Ap. 21:2-3, 9). Esto indica que por la eternidad
y en el cielo nuevo y la tierra nueva llevaremos una vida dependiente.
Todos debemos llevar esta vida dependiente en las iglesias locales hoy en día. Ninguno de nosotros debe
comportarse como “varón”. Los problemas existentes entre los cristianos y en
las iglesias se deben a hermanos y hermanas, que llevan una vida independiente
y “varonil”. Cada vez que hermanos o hermanas en las iglesias locales vivan
como “varones”, habrá problemas. ¡Cuanto debemos aprender a no vivir independientemente de Dios! Si
aprendemos esta lección, nos daremos cuenta de que no debemos hacer ciertas
cosas; no porque estén mal, sino porque al hacerlas, nos independizaríamos de
Dios. Si todos tenemos un temor sano de la independencia, no habrá
ningún problema en la vida de iglesia. Además, no habrá problemas entre las
parejas casadas. Todos los problemas en la vida de iglesia, en la vida
matrimonial, y entre los santos provienen de una sola fuente, y ésta fuente es
la independencia. Debemos parecernos a las parteras de Éxodo; debemos orar: “Señor, no quiero ser un
“hombre” fuerte, lleno de opiniones,
e insistiendo siempre en mi manera.
Señor, quiero ser como las parteras de Éxodo 1 y como las parteras de Éxodo 2”.
Como lo vimos, cuando Moisés se enfrentó a Faraón, Moisés no era
un “varón”. En sus tratos con Faraón, él era una “hembra”, que dependía de Dios. Moisés no tomó ninguna decisión ni propuso nada.
Todo lo que él hizo fue iniciado por Dios. Moisés honró a Dios
como el único iniciador.
Vemos muy claramente la obra iniciadora de Dios en la construcción
del tabernáculo. Moisés no se despertó una mañana con la idea de construir un
tabernáculo para Dios. Por el contrario, él fue llamado por Dios a subir al
monte donde le reveló lo que se encontraba en Su corazón y entonces le encargó
construir el tabernáculo conforme al modelo que Él le había mostrado en el
monte (25:40). Dios no le dio
ninguna oportunidad a Moisés para tomar decisiones independientes. Moisés debía
depender de Dios en todos los detalles.
Esta es la vida que Dios puede usar para Su propósito.
En estos días, hemos hablado mucho del perfeccionamiento de los
santos para la edificación del Cuerpo de Cristo. Si queremos ser usados para perfeccionar a los demás,
nosotros mismos debemos llevar una vida dependiente. La única vida que
el Señor desea ver perfeccionada es la vida dependiente. Si vivimos u obramos
de manera independiente de Dios, el resultado de nuestra labor será que otras
vidas sean perfeccionadas para ser independientes. Una vida dependiente es la única que puede
producir una vida dependiente. Sólo una vida que depende de Dios en
todas las cosas puede perfeccionar a los demás para ser “hembras”. Supongamos
que cierta persona es muy fuerte en sí misma, confiando en sus habilidades,
propuestas y decisiones. Esta
persona puede producir únicamente vidas independientes, personas capaces e
independientes de Dios. El resultado de esta labor no será la Nueva Jerusalén,
sino Babilonia la Grande, una ciudad independiente de Dios y que se rebela en
contra de El. No obstante, la iglesia es una hembra. Como hembra, ella
no tiene la autoridad, ni lleva una vida independiente. Su cabeza es Cristo, y
su vida es una vida dependiente. Esa debe ser la situación de la iglesia hoy en
día. Si deseamos perfeccionar a los demás correctamente y edificar a la
iglesia, necesitamos esta vida “femenina”.
La razón por la cual la iglesia en todos estos años ha sido
derribada en lugar de edificada es que los llamados edificadores han sido
demasiado independientes. Han sido varones en lugar de hembras. No obstante, le
damos gracias al Señor porque ha habido un pequeño número de personas
dispuestas a llevar una vida “femenina”, una vida que depende del Señor.
Este es el punto crucial: no se trata de cuanto
podamos hacer, sino de cuanto dependemos
del Señor. Hemos
señalado que en Juan 15:5, el Señor Jesús afirma que separados de El no podemos
hacer nada. Nosotros conocemos estas palabras, pero en nuestro diario vivir las
olvidamos a menudo y las dejamos a un lado. Sin embargo, el apóstol Pablo las
practicaba. En 1 Corintios 2:3, Pablo dijo “Y
estuve entre vosotros con debilidad, y temor y mucho temblor”. Pablo tenía miedo de hacer algo por si mismo, sin depender del Señor.
¡Cuanto necesitamos de este temor hoy en día! Que el Señor nos tenga misericordia
y nos conceda esta clase apropiada de temor. Si lo tenemos, tendremos miedo de
decir o de hacer algo por nosotros mismos, algo que no dependa de Dios.
Todo lo que hacemos independientemente (las obras independientes o separadas de Dios, es decir, OBRAS MUERTAS) del Señor es rebelión. Aún nuestra predicación del evangelio
o la ayuda que proporcionamos a los santos puede ser una forma de rebelión. Podemos hacer muchas cosas
para ayudar a las iglesias, pero todo lo que hacemos puede ser una rebelión
porque está hecho de manera independiente del Señor.
Estoy agradecido por la luz que el Señor nos ha mostrado acerca de
la vida femenina en el libro de Éxodo. La única vida que le es útil a Él es la
vida femenina. Todos debemos aprender que Dios no usa jamás la vida masculina.
Las mujeres del capítulo uno fueron usadas para preservar a los hijos de
Israel, y las mujeres del capítulo dos fueron usadas para preparar el vaso que
el Señor había levantado. Finalmente, Moisés mismo fue adiestrado para ser una
“hembra”; llegó a ser como las parteras del capítulo uno y las distintas
mujeres del capítulo dos. Por ser una “hembra” que cumplía el propósito de
Dios, él pudo ser usado por Dios. Pero aún Moisés, en una ocasión cuando él fue
provocado por los hijos de Israel en el desierto, actuó como varón, y al hacer
esto perdió la bendición de Dios. En la economía del Señor y en Su mover hoy en
día en Su recobro, todos debemos tener cuidado, temer y temblar para no actuar
independientemente de Dios.
Que todos veamos que Dios nos puede usar únicamente si somos
“hembras” que dependen de El en todo
tiempo y en todas las cosas. Es
crucial que aprendamos del Señor que sólo
la vida “femenina” es útil a El.
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