(Tras las estaciones del desierto y el monte, los israelitas debían de ir a la tercera estación: la Buena Tierra. El desierto que, como separación del mundo, fue positivo hasta el monte, se convirtió en prueba por la tremenda obstinación de vagar en círculos por el desierto, en lugar de afrontar el cruce del Jordán para entrar a la Tierra.
Si queremos que las desérticas pruebas finalicen, tenemos que cruzar el río de la muerte al EGO).
ESTUDIO-VIDA DE ÉXODO
MENSAJE DOCE
LAS TRES ESTACIONES EN EL
CUMPLIMIENTO DEL PROPÓSITO DE DIOS
(Ver completo en: http://www.librosdelministerio.org/books.cfm?id=211F01F9)
...
III. A LA BUENA
TIERRA
El Tabernáculo es simplemente la morada
temporal de Dios, y por esta razón
no debemos estar satisfechos con la vida de Iglesia en esta etapa. Debemos
seguir adelante y llegar a la etapa
representada por el Templo en la buena Tierra. En el Antiguo Testamento, el Templo remplazó
al Tabernáculo. Finalmente, los objetos que se encontraban en el Tabernáculo fueron colocados en un Templo. Por tanto, el Tabernáculo en el desierto fue el edificio temporal, pero el Templo en la
buena Tierra fue el edificio final.
Por consiguiente, los hijos de Israel debían
seguir adelante y pasar del desierto a la buena Tierra.
Si yo hubiera estado entre los hijos de Israel en Éxodo 40, habría
estado plenamente satisfecho con la construcción del Tabernáculo. Sin embargo,
la meta final de Dios estaba muy lejos. Todavía quedaban aproximadamente tres
cuartos del camino por recorrer. Por esta razón, los hijos de Israel debían
viajar a la tercera estación y entrar en la Buena Tierra. (¿Cómo?:)
A. Por medio del Arca con el Tabernáculo
Hemos visto los factores que llevaron a los hijos de Israel al
desierto y de allí al monte. Ahora debemos estudiar el factor (el agente) que los introdujo en la buena Tierra. Este factor es el Arca con el Tabernáculo (Jos. 3: 3,6,8, 13-17;
4: 10-19). Cuando los hijos
de Israel entraron (iban
a entrar) en la buena Tierra, el Arca bajó
al Jordán, y las aguas se detuvieron. Antes de eso, ellos
tenían al Arca como el factor, pero no tenían la fe para aplicarla. Pero al final de sus años de
vagar en el desierto, aplicaron el Arca de esta manera. Esto indica que
en la vida de Iglesia actual, Cristo como el Arca debe ser el factor por el cual entramos en Él como
la Buena Tierra.
¿Qué clase de Cristo
disfruta usted? ¿Cómo el Cordero pascual solamente, el pan sin levadura, el
maná, la roca de la cual fluye el agua viva, o disfruta usted de Él cómo la Buena Tierra?
Colosenses 2: 6 afirma: “Por tanto, de la manera que
habéis recibido al Cristo, a Jesús el Señor, andad en Él”. Si nuestro Cristo es solamente
el Cordero pascual, el maná y la roca con el agua viva, ¿cómo podremos andar en
Él? Si deseamos andar en Cristo, debemos experimentarlo como
la Tierra espaciosa. La experiencia de Cristo en la mayor parte de los cristianos es
elemental; pocos Lo experimentan como la Buena Tierra.
Hemos visto que los hijos de Israel disfrutaron del Cordero
pascual, del pan sin levadura, del maná y de la roca con agua viva. No
obstante, Dios no le prometió a Abraham que daría esas cosas a sus
descendientes. Dios prometió darles la Buena Tierra. Según Gálatas 3, la bendición de la Tierra
prometida a Abraham es el Espíritu. La bendición de la Tierra, este Espíritu,
es el Dios Triuno que ha sido procesado por medio de la encarnación,
crucifixión y resurrección, para
llegar a ser el Espíritu vivificante y todo-inclusivo. Este Espíritu es
la bendición prometida a los descendientes de Abraham por fe.
Abraham tiene dos clases de descendientes: los carnales y
los de la fe.
Los descendientes carnales son la nación de Israel, y los descendientes por la
fe son los que creen en Cristo. Para los descendientes carnales, la Buena Tierra es un lugar literal;
no obstante, para los descendientes por fe, la Buena Tierra es una realidad espiritual, Cristo como el
Espíritu todo-inclusivo.
Estoy agradecido al Señor porque en todas las iglesias del recobro
del Señor está el Arca con el Tabernáculo. El Arca y el Tabernáculo tipifican a Cristo con la vida
de Iglesia temporal y portátil. Cristo junto con esta vida de Iglesia es
el factor por el cual entramos en el Cristo todo-inclusivo representado por la Tierra de Canaán.
Las epístolas a los Gálatas, Efesios, Filipenses y
Colosenses nos muestran a Cristo y la Iglesia en la Buena Tierra. No obstante,
en 1ª Corintios, tenemos a la iglesia en el monte. Este libro habla de la Pascua
y del bautismo en el mar Rojo, por el cual somos sacados de Egipto y entramos
en el desierto. También habla de beber de la roca espiritual, uno de los
factores que nos lleva al monte. Esto indica que Cristo y la Iglesia como se
revelan en 1ª Corintios están relacionados con el monte en el desierto.
Muchos de nosotros hemos pasado por esta estación.
En este mensaje, mi carga
consiste en señalar que no necesitamos
vagar a través del desierto con el Arca y el Tabernáculo. Hace años, algunos de
nosotros fuimos separados del mundo y entramos en el desierto. Entonces
ascendimos al monte donde recibimos la visión acerca de Dios, la vida del
pueblo de Dios y la morada de Dios. También erigimos el Tabernáculo al pie del
monte. Por tanto, somos
cristianos con la vida de Iglesia, por lo menos en la forma temporal y
portátil, el Tabernáculo. Sin embargo,
debemos seguir adelante, cruzar el río Jordán y entrar en la tierra de Canaán.
B. Al sepultar todo en el río Jordán
El pueblo escogido de Dios tenía que cruzar dos tipos de agua: el
mar Rojo, que vence al mundo, y el río Jordán, que vence al ego. Las fuerzas mundanas tipificadas por Faraón y su ejército fueron sepultadas en el mar Rojo. Pero doce piedras, representando al viejo yo de
los hijos de Israel, fueron sepultadas en el Jordán (Jos. 4: 1-9, 20).
Lo que nos impide entrar en el Cristo todo-inclusivo no es el mundo, sino
el yo. Este yo debe
ser sepultado en el Jordán. El factor
que sepulta al yo es el Arca. Las doce piedras no fueron sepultadas en el río
antes de que entrara el Arca. Por el contrario, el Arca entró primero en el
agua. Esto indica que Cristo con la vida de Iglesia
portátil es el factor por el cual entramos en el Cristo todo-inclusivo. La vida de Iglesia que llevamos
hoy, no es el Templo sino el Tabernáculo, una vida de Iglesia que todavía es
portátil. Pero aún así esta vida de Iglesia es un factor que nos permite entrar en
la Buena Tierra. Puedo testificar que Cristo en esta vida de Iglesia movible me
ha ayudado mucho a entrar en el Cristo todo-inclusivo.
C. Por medio de la circuncisión
Después de entrar en la buena Tierra al
cruzar el Jordán, los hijos de Israel (acampados en Gilgal) fueron circuncidados; es decir, su carne fue cortada (Jos. 5: 2-4). Por
tanto, el yo fue sepultado en el río
y la carne fue cortada por la
circuncisión.
La vida de iglesia con Cristo nos ayuda a sepultar el yo y también a cortar la
carne. (¿Para
qué?:)
D. Para disfrutar de las riquezas
de la buena Tierra
Después de la sepultura y la circuncisión,
los hijos de Israel empezaron a
disfrutar de las riquezas de la Buena Tierra (Dt. 8: 7-10; Jos. 5: 10-12). En
aquel tiempo, el maná (alimento para jóvenes) cesó, y éste fue remplazado por el
producto de la Tierra. Mediante el rico disfrute de la Tierra todo-inclusiva (el Cristo Total, la vida abundante), el pueblo de Dios fue fortalecido
para luchar en contra del enemigo de
Dios y establecer su Reino. En ese Reino
el Templo fue construido.
El Antiguo Testamento revela dos etapas de la vida de Iglesia: la
etapa del Tabernáculo y la etapa del Templo. Nuestra vida de Iglesia actual quizá todavía no esté en la etapa del
templo, sino en la etapa del Tabernáculo. La razón es sencilla: la mayoría de nosotros todavía no andamos en Cristo como la Buena Tierra. Podemos testificar que Cristo es nuestro
cordero, nuestro pan sin levadura, nuestro maná o nuestra roca con el agua
viva. Pero debemos seguir adelante y experimentar a Cristo como nuestra Tierra
extensa. No
sólo debemos comerlo a Él, sino que
también debemos caminar en Él.
Los principales obstáculos que
nos impiden entrar en el Cristo todo-inclusivo no son la mundanalidad ni el
pecado, sino el yo y la carne. La mundanalidad y el
pecado son terminados en las primeras dos estaciones. Pero todavía necesitamos una sepultura que venza al yo y una circuncisión que venza la
carne. Si somos
absolutos en seguir adelante con el
Señor, finalmente estaremos dispuestos a vencer nuestro yo y nuestra carne.
No obstante, esta disciplina cuesta trabajo. A los jóvenes les resulta particularmente
difícil sepultar al yo y cortar su carne. En las reuniones, podemos declarar: “Para mí, el vivir es Cristo”. Pero
después de la reunión, vivimos en el yo y en la carne. Podemos proclamar: “No más yo, sino Cristo vive en mí”. No
obstante, esto puede ser una simple enseñanza, ya que en nuestro diario vivir
estamos llenos del ego. El yo y la carne nos impiden
experimentar la Buena Tierra.
Mire nuevamente al cuadro del Antiguo Testamento y observe que los
hijos de Israel no disfrutaron del producto de Canaán antes de que su yo fuese
sepultado y la carne fuese cortada. Pero en cuanto fueron solucionadas estas cosas, los hijos de
Israel empezaron a disfrutar del rico producto de la Tierra. Fueron las riquezas de la Tierra y no el maná en el desierto, lo que
les permitió combatir a los enemigos en la Buena Tierra.
E. La guerra en la Tierra
Después de entrar en la buena Tierra,
los hijos de Israel tuvieron que vencer
a los cananeos, los enemigos que ocupaban la Tierra. Estos enemigos tipifican los principados
y potestades en el aire que buscan impedirnos el disfrute del Cristo todo-inclusivo. En nuestro ser interior, somos perturbados por el yo y la carne, y por encima
de nosotros, en el aire, están las potestades malignas de las tinieblas.
Cuando sepultemos el yo y circuncidemos la carne, las potestades de las
tinieblas en el aire quedarán expuestas. El yo y la carne ayudan a las
potestades malignas. En realidad, si todavía estamos en el yo y en la carne,
los principados y las potestades no necesitan hacer nada para estorbarnos, pues
ya estamos frustrados por el yo y la carne. No obstante, en
cuanto venzamos el yo y la carne, las potestades de las tinieblas saldrán para
luchar en contra de nosotros. Entonces deberemos aprender a luchar la
GUERRA ESPIRITUAL. La guerra espiritual se hace en la Buena Tierra con el apoyo
del rico producto de Cristo.
Hemos señalado que la Buena Tierra para nosotros hoy es el Dios
Triuno procesado para llegar a ser el Espíritu todo-inclusivo. El Dios Triuno
no es solamente nuestro Creador, Redentor, Salvador, Maestro y Señor; Él es el
Espíritu vivificante y todo-inclusivo. Mediante la encarnación, vivir humano,
crucifixión y resurrección, Cristo, la corporificación del Dios Triuno, se ha
procesado para convertirse en el Espíritu vivificante y morar en su pueblo
escogido. Por tanto, el
Dios Triuno llega a nosotros en la actualidad como el Espíritu vivificante. Este
Espíritu maravilloso está ahora en
nuestro espíritu (Rom. 8: 16). 1ª Corintios 6: 17 afirma que aquel que se
une al Señor es un solo Espíritu con Él. Por consiguiente, en el Nuevo Testamento se nos exhorta a
ANDAR EN EL ESPÍRITU (Gál. 5: 16, 25; Rom. 8: 4).
Este es el mandamiento final. El no andar en
Cristo es el pecado más grande que un creyente puede cometer en contra de Dios.
Si no andamos en Cristo, somos rebeldes,
aun cuando tengamos muchas virtudes. Puesto que el deseo de Dios consiste en
que expresemos a Cristo, aún nuestra
virtud natural es una forma de rebelión en contra de Dios y su Economía.
Todos hemos confesado nuestros pecados, faltas y carencias al
Señor. Pero ¿ha pedido usted alguna vez al Señor que le
perdonara por no vivirlo a Él? Muy pocos cristianos han orado de
esta manera:
“Señor, perdóname por no tomarte a Ti como mi vida hoy. Mi comportamiento será muy bueno, pero no he vivido por Ti ni te he tomado como mi persona. Señor, perdóname por estar en rebelión en contra de Ti. Tú deseabas que yo te expresara, pero en lugar de eso viví conforme a algo que no eras Tú mismo. Viví por mi opinión, y no por tu revelación. Según esta revelación, debería andar en Ti. Pero durante todo el día, Señor, no caminé en Ti en absoluto”.
Puedo testificar que desde hace poco, a diario he
hecho esta clase de confesión al Señor.
Es fácil centrarse en muchas cosas que no son Cristo mismo. Podemos
centrarnos en la religión, la ética, la moralidad o la virtud, sin estar
centrados en Cristo. Si nuestro comportamiento no es bueno, nos lamentamos y nos
arrepentimos. Pero si carecemos de un vivir por Cristo, quizá no tengamos
ningún sentir al respecto y no sintamos la necesidad de confesarlo. Según Juan 16, el único pecado
de un incrédulo es no creer en Cristo. Pero el pecado principal de un creyente es no andar en Cristo. El Nuevo Testamento no nos pide andar conforme a una enseñanza
o doctrina particular, pero sí nos exhorta
a andar en Cristo o a andar en el Espíritu. En Gálatas 5: 25, Pablo dice: “Si vivimos por el Espíritu, andemos también
por el Espíritu”. En
Romanos 8: 4, Pablo afirma que los requisitos justos de la Ley
son cumplidos por aquellos que andan conforme al Espíritu. Este
Espíritu en Romanos 8 es el Espíritu mezclado, el Espíritu todo-inclusivo
mezclado con nuestro espíritu.
No piense que la Tierra de Canaán está lejos y que usted debe vagar
durante años antes de poder entrar en ella. Por el contrario, la buena Tierra
está dentro de nosotros, pues es el Dios procesado quien es el Espíritu vivificante y
todo inclusivo que mora en nuestro Espíritu. Así como Caleb en Números 13: 30, debemos creer y declarar que podemos poseer esta buena Tierra por medio de la vida de Iglesia con Cristo.
Recuerde que el Arca con el Tabernáculo es el factor
por el cual podemos entrar en la Buena Tierra. Alabado sea el Señor porque hemos disfrutado
de la Pascua, del agua dulce, del maná y del agua viva de la roca hendida.
También le alabamos porque en el monte hemos recibido la visión acerca de Dios
y su Economía y hemos construido el Tabernáculo, que es la vida de Iglesia temporal.
Por tanto, todos nosotros tenemos el Arca con el Tabernáculo, Cristo con la
vida de Iglesia movible, como el factor por el cual entramos a la buena Tierra.
Debido a este factor, podemos tener el denuedo de entrar en nuestro
espíritu y disfrutar del Espíritu todo-inclusivo como la buena Tierra.
Olvidémonos de la religión, la filosofía, la ética y aún de la búsqueda espiritual, e interesémonos en Cristo y en tener un contacto directo con Él en nuestro espíritu. Debemos aprender a no hacer nada ni a decir nada fuera de Cristo. En Juan 15: 4, el Señor dijo: “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros”. En el versículo siguiente, Él dijo: “Separados de Mí, nada podéis hacer”. Debemos tener una vida y todo nuestro ser en Cristo como la Buena Tierra. Él es el centro y también la circunferencia. La centralidad y también la universalidad. Como la Buena Tierra, Él lo es todo para nosotros. Nuestra meta final debe ser pasar por el desierto y el monte y llegar a la Buena Tierra. Entremos en esta Tierra para poseer al Cristo todo-inclusivo y disfrutar de sus riquezas inescrutables, a fin de que el Reino de Dios sea establecido y el Templo sea edificado.
ADMINISTRADOR:
NOTA SOBRE LA DIFERENCIA ENTRE EL YO (alma) Y LA CARNE: (Cuerpo-Carne/Alma-Yo/Espíritu)
En otros libros Witness Lee matiza entre el yo y la carne. Añadimos unos extractos donde podemos ver que el yo, entre la carne y el espíritu en la circunferencia humana; es decir el alma (yo), que bebe decidir hacerse a un lado para que el espíritu pueda gobernar sobre ella y la carne:
Del libro "La Economía de Dios":
https://books.google.es/books?id=jT3oq4eIN9cC&pg=PA163&lpg=PA163&dq=Diferencia+entre+el+yo+y+la+carne,+Witness+Lee&source=bl&ots=ydukb6ZWdC&sig=SKRBoU-onf0XojgtwCWjQYA0zKU&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjtgsec6pHZAhULbxQKHYHcAN4Q6AEIRjAF#v=onepage&q=Diferencia%20entre%20el%20yo%20y%20la%20carne%2C%20Witness%20Lee&f=false
Del libro. "La Experiencia de Vida":
https://books.google.es/books?id=Elv00xmnkVMC&pg=PA210&lpg=PA210&dq=Diferencia+entre+el+yo+y+la+carne,+Witness+Lee&source=bl&ots=1DijsT2jdu&sig=ooiLwopXONw5m22iTnF0olepF1Y&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjtgsec6pHZAhULbxQKHYHcAN4Q6AEISTAG#v=onepage&q=Diferencia%20entre%20el%20yo%20y%20la%20carne%2C%20Witness%20Lee&f=false
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