ESTUDIO-VIDA DE ÉXODO
MENSAJE SIETE
LA ZARZA CORPORATIVA
...
IV. ISRAEL (la iglesia) COMO
ZARZA CORPORATIVA
Los hijos de Israel eran una
zarza corporativa. Como tal, fueron redimidos (13:14-16), santificados (13:2),
transformados, y edificados. Quizá a usted le cueste trabajo creer que los
hijos de Israel fueron transformados. Cuando yo era joven, también me costaba
creer eso. Pero algo
sucedió en una reunión de oración en Shanghai a principios de los años 1940, y
eso me ayudó a ver al pueblo de Dios
como Él lo ve. En aquella reunión, una colaboradora con experiencia,
preocupada por la condición deplorable de la iglesia, clamó al Señor por la
iglesia. Mientras ella oraba, ella gemía y suspiraba por la condición
lamentable de la iglesia. Cuando ella acabó de orar, el hermano Nee se expresó en alabanzas al Señor y le dio
gracias a Él porque la iglesia jamás es débil o lamentable, sino más bien
elevada. La congregación estaba asombrada. Entonces el hermano Nee nos
ayudó a entender el significado de la
profecía de Balam acerca de los hijos de Israel. Balam fue contratado por
Balac para maldecir a los hijos de Israel. Pero en lugar de maldecir al pueblo
de Israel, Balam los bendijo. Hablando en nombre de Dios, Balam dijo: “Él no ha notado
iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel” (Nm. 23:21).
Además, en Números 24:5, Balam dijo: “¡Cuán
hermosas son tus tiendas, oh Jacob, tus habitaciones, oh Israel!” Según estos versículos, Dios no vio iniquidad ni perversidad en Israel.
Por el contrario, El vio solamente cosas hermosas, agradables y bellas. Pasa lo
mismo con la iglesia hoy.
No diga que la iglesia está en una condición lamentable o que está muerta. Cuanto más dice eso, más se pone
usted bajo una maldición. No
obstante, si usted alaba al Señor por la vida de iglesia y habla bien acerca de
ella, usted se colocará bajo la bendición de Dios. Durante todos los años en los cuales he estado en la
vida de iglesia, no he visto ninguna persona hablando negativamente de la
iglesia y que estuviera bajo la bendición de Dios. Por el contrario, todos los
que dijeron que la iglesia está en una condición lamentable, deplorable, o
muerta, han estado bajo una maldición. Los que hablan positivamente de
la iglesia, declarando que la iglesia es agradable y que es la casa de Dios,
reciben la bendición. Esta no es una doctrina solamente, sino un testimonio que
puede ser confirmado por las experiencias de muchos santos.
A veces cuando estoy
desilusionado acerca de la iglesia y no pienso positivamente en cuanto a ella,
el Señor dentro de mí me advierte que debo tener cuidado. Inmediatamente le
pido al Señor que me limpie, y empiezo a declarar lo maravillosa que es la
iglesia. Aunque la iglesia me cause algunos problemas, yo sigo amándola. Cuanto
más hablo de esta manera positiva, más me encuentro bajo la bendición de Dios.
¿Cuál es la palabra correcta acerca de la iglesia: la de usted o la del
Señor? En la eternidad, la palabra del Señor
resultará ser correcta, pues en la eternidad la iglesia será maravillosa,
gloriosa, y trascendente. Todas las acusaciones del enemigo acerca de la iglesia son
mentiras. Decir que la iglesia es deplorable o que está muerta es declarar una
mentira diabólica. La situación aparente de la
iglesia es una mentira. Es una mentira decir que la iglesia está
fría o muerta o deplorable. La iglesia es elevada y muy viviente. Le doy
gracias al hermano Nee por su palabra firme acerca de la profecía de Balam. Esa
palabra cambió radicalmente mi concepto acerca del estado actual de la iglesia.
Desde el tiempo en que recibí esa palabra, he visto a la
iglesia de una manera completamente distinta.
No vea más allá de lo que el Señor ve. Según
la palabra de Balam en Números, el Señor no vio iniquidad en Jacob. Entonces,
¿cómo puede verla usted? ¿Acaso es usted más sabio o más perceptivo que Dios? La Biblia declara que el
Señor no contempla perversidad en Israel, pero usted pretende ver perversidad
en la iglesia. ¿Qué prefiere creer usted: la visión del Señor o la de usted? Si
nos ponemos al lado de la estimación que tiene el Señor por la iglesia, eso nos
impedirá perder la bendición y caer en la maldición. Que todos prestemos
atención a la manera de considerar a la iglesia.
Los hijos de Israel pudieron ser una zarza corporativa porque
habían sido transformados y edificados. Dios creyó eso, y debemos estar de acuerdo
con Él.
El tabernáculo representaba a los hijos de Israel como la morada
de Dios. No considere usted al tabernáculo como algo aparte de los hijos de
Israel. En realidad, los hijos de Israel eran los que constituían la morada de
Dios. El tabernáculo era simplemente un símbolo.
Cuando hablo con los hermanos responsables acerca de la iglesia de un
modo negativo, lo lamento más adelante. Antes de pronunciar estas
palabras, me encuentro en los lugares celestiales, pero después, pierdo mi paz. Si procuro disculparme al decir que no estaba
condenando a la iglesia, sino simplemente diciendo los hechos, me quedo aún más
molesto. Cuanto más me disculpo, más estoy bajo condenación. Por consiguiente,
puedo testificar a través de mi experiencia que tocar a la iglesia no es un asunto fácil. Cuando la tocamos,
debemos hacerlo de una manera positiva. Entonces recibiremos la bendición.
El Antiguo Testamento revela que Dios venía a menudo a reprender y
reprobar a los hijos de Israel. Pero cuando los gentiles atacaron al pueblo de
Dios, tarde o temprano sufrieron pérdidas. A los ojos de Dios, los hijos de
Israel eran redimidos, santificados, transformados, edificados, y Dios tenía Su
morada entre ellos. Todos debemos ver esto y creerlo.
En el mismo principio,
debemos creer que la iglesia hoy es maravillosa. Tenga cuidado con su vista
natural. Si Dios no ve iniquidad ni perversidad en la iglesia, entonces ¿cómo
puede verla usted?
Cuando Dios es misericordioso, El abunda en misericordia. Los israelitas tenían
muchas iniquidades, pero Dios pudo decir que El no contemplaba iniquidad en
Israel. Pasa lo mismo con la iglesia hoy. Así como los hijos de Israel, la
iglesia es una zarza corporativa.
Según nuestra naturaleza
humana, nosotros en la iglesia tenemos muchas debilidades, faltas, errores, y
fracasos. No obstante, debemos agradecer al Señor porque como iglesia hemos
sido transformados y edificados. Dios no solamente está de acuerdo con eso,
sino que el enemigo de Dios, Satanás, debe reconocerlo.
Como zarza corporativa, la
iglesia está transformada, pero sigue siendo una zarza; no puede cambiar. ¿Cómo podemos decir que algo es transformado sin
ser cambiado? Analice la zarza ardiente en Éxodo 3: el fuego ardía dentro de ella y sobre ella, pero la zarza no fue
cambiada. No obstante, fue transformada mediante el fuego ardiente.
Algunos se preguntarán qué base tenemos para afirmar que somos el
recobro del Señor. Reconocemos que tenemos muchas espinas, tal vez más espinas
que otras “zarzas”. Pero a pesar de estar llenos de espinas, no podemos negar
que el fuego divino está ardiendo dentro de nosotros. Quizá otras “zarzas” tengan menos espinas, pero no
tienen el fuego. Por tanto, la señal del recobro del Señor es este
fuego. Lo que hace que la zarza corporativa en el recobro del Señor sea
distinta de todas las demás zarzas es el hecho de que la llama de fuego arde.
Sólo esta zarza está ardiendo. (NOTA: Reconocemos al recobro del Señor pisar en el único terreno de base bíblica para la Iglesia, el que pensamos deberemos pisar todos alguna vez, cuando lleguemos espiritualmente a Jerusalén, tras nuestro éxodo de Babilonia. Sin embargo afirmar que allí es donde solamente arde la zarza nos parece demasiado, al menos para nuestro entender actual, aunque nos reconocemos incapaces de juzgar a un hermano cuyo nivel de revelación es muy superior al nuestro, quien seguramente ha visto cosas que nosotros no hemos visto por estar en posiciones más bajas en la montaña de la revelación. Lo afirmamos en base a nuestra experiencia, que sabe muy bien que nuestra zarza está ardiendo ya por mucho años y algunas otras también. Tal vez el fuego en estas zarzas acabe haciéndonos converger a dicho terreno, cuando y como Dios lo crea oportuno).
Después de ser erigido, el tabernáculo estaba lleno de la gloria
del Señor (40:34-35). Por la noche, la columna de gloria tenía la apariencia de
fuego (Nm. 9:15-16). El fuego ardiendo sobre el tabernáculo significaba que el
pueblo de Israel era una zarza corporativa y ardiente.
Los ojos humanos fácilmente pueden ver defectos en la iglesia. En
particular, esos ojos están fijados sobre los ancianos, los que llevan la
responsabilidad. En cuanto un hermano llega a ser anciano, él está sujeto a las
críticas de muchos santos cuyos ojos rápidamente detectan cualquier
deficiencia. No obstante, Dios no tiene esta clase de ojos. Recuerde la palabra
de Balam: “El no contempló iniquidad en Jacob, ni vio perversidad en Israel”.
Mientras Balam profetizaba, parece que Dios estaba diciendo: “Los hijos de
Israel son muy agradables a Mi vista. Ellos son Mi morada”. Si alguien hubiera
dicho que los israelitas eran solamente una zarza, Dios habría contestado que
para El no eran una simple zarza, sino un pueblo transformado y edificado para
ser Su morada.
Cuando Moisés habló de Dios como de Aquel que moraba en la zarza,
es difícil saber si se refería a la zarza actual que había visto cuarenta años
antes o a sí mismo y a los hijos de Israel respectivamente como zarza
individual y corporativa. Creo que Su palabra incluye todo eso. Por una parte, seguimos siendo
una zarza; por otra, mediante la redención, santificación, transformación, y
edificación, somos la morada de Dios. ¡Aleluya, hoy en día Dios tiene
una morada en la tierra! Satanás podría decir a Dios: “Tu pueblo no es más que
una zarza”. Pero Dios contestaría: “Satanás, retírate de Mí. ¿Acaso no sabes
que este pueblo ha sido redimido, santificado, y transformado? También han sido
edificados y ahora son uno. Por consiguiente, estoy morando entre ellos. Tú
dices que ellos son una zarza, pero declaro que ellos son Mi morada”.
La iglesia hoy es la morada de Dios. Usted pensará que la iglesia no es
agradable; sin embargo para Dios sí lo es. Usted criticará a la iglesia por sus
carencias, pero Dios afirma que El no ve ninguna iniquidad en Su pueblo. Acerca
de Su pueblo, Dios dice: “No encuentro ninguna falla en ellos. Estoy en medio
de ellos, son Mi morada sobre la tierra”. Esta es la iglesia como zarza
corporativa.
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