El niño no tiene nada, pero no se preocupa por su provisión, no duda que su papá se ocupará de eso. |
ESTUDIO-VIDA DE GENESIS
MENSAJE CUARENTA Y UNO (1)
VIVIR POR LA FE
(Ver completo: http://www.librosdelministerio.org/books.cfm?id=18FCF7C3)
(Las anotaciones en color azul no son del original, son del blog)
Este estudio se refiere al vivir externo, a los detalles prácticos de la vida de cada día. Vivir por fe es desasirse de todo apoyo humano y material, para depender de Dios exclusivamente; es decir, que Dios nos lleva al punto en que al fin abandonamos todos los "palitos de romero" (Santa Teresa) en que nos apoyábamos: familia, trabajo, cuenta bancaria, patrimonio, etc., y en adelante vivir al día confiando en Su provisión, en todo y para todo. Solo usaremos esos apoyos cuando específica y coyunturalmente Dios lo estime conveniente. Especialmente renunciaremos a cualquier apoyo de los incrédulos, para no ofender a nuestro Padre, según el principio neotestamentario de 3ª Juan 1:7: Porque ellos salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los gentiles. Parafraseando nuevamente a Santa Teresa, diríamos que vivir por fe es la "bendita seguridad de la inseguridad".
En toda la historia humana, ningún libro ha sido tan maravilloso como la Biblia. El Génesis, el primer libro de la Biblia, no es un libro de doctrina, sino de historia. No es una historia de estilo humano, sino de estilo totalmente divino. Génesis usa las biografías de algunos santos antiguos para comunicarnos algo sumamente divino. La revelación divina está contenida en las vidas humanas, en las historias humanas, de la personas mencionadas en Génesis. En este mensaje veremos la revelación divina hallada en la experiencia de Abraham, quien vivió por la fe.
b. Vivir por la fe
En mensajes anteriores vimos que la experiencia de los llamados presenta tres aspectos: los aspectos de Abraham, Isaac y Jacob. La primera etapa del primer aspecto, el de Abraham, fue el llamado que éste recibió de Dios. Ya tratamos este punto detalladamente en los dos mensajes anteriores. Ahora llegamos a la segunda etapa de la experiencia de Abraham: vivir por la fe, o podemos decir, llevar una vida por fe. Cuando hablamos de una vida por fe, no nos referimos a la vida interior sino a la vida exterior, es decir, el vivir diario, el andar diario de los llamados. El andar diario no es conforme a la vista, sino que se lleva a cabo por la fe (2 Co. 5:7).
La historia de Abraham es una semilla. Toda la biografía de Abraham constituye una semilla. No se trata de una semilla doctrinal sino de la semilla de nuestra historia. La historia de Abraham es la semilla de nuestra historia porque nuestra historia se desarrolla a partir de su historia. En cierto sentido, nosotros y Abraham somos uno en la experiencia de vida. Nosotros los creyentes somos los verdaderos descendientes de Abraham, y él es el verdadero padre de todos los que han sido llamados por Dios. Cuando leemos su biografía, leemos también la nuestra. Su historia nos concierne a nosotros. Al leer todos los capítulos de Génesis acerca de Abraham, debemos leerlos teniendo en cuenta que su historia es la nuestra.
Necesitamos considerar los pasos que debemos dar para seguir al Señor. El primer paso es el llamado, y el segundo es el vivir por la fe. ¿Ha sido usted llamado? Usted debe responder con firmeza: “Amén, he sido llamado”. Abraham fue el primero en ser llamado, y como ya vimos, él no respondió al llamado de Dios de una forma definida, sino con indecisión, deteniéndose en el lodo y en el agua. Nuestra historia es idéntica. Nuestra respuesta al llamado del Señor fue exactamente la misma que la suya. En principio, la semilla se encuentra en pequeña escala, el crecimiento está en una escala superior, y la cosecha en una escala aún mayor. Vimos ya que cuando Abraham salió de Harán, tomó consigo a Lot. ¿No trajo usted a Lot consigo? Si Abraham, la semilla, trajo consigo a un solo Lot, entonces es probable que cada uno de nosotros haya traído a muchos Lot. Me temo que algunos lectores se han llevado más de diez Lot con ellos. Con eso vemos que nuestra historia se encuentra en la biografía de Abraham.
Por mucho que Abraham se haya detenido en el lodo y en el agua, Dios de todos modos seguía siendo soberano. Dios es Dios. Abraham no sólo fue llamado, sino también capturado. El salió de su tierra, de su parentela y de la casa de su padre, y fue llevado a More, el lugar donde Dios quería que se estableciera y donde se le volvió a aparecer (12:6-7). La segunda aparición de Dios fue un sello para la respuesta de Abraham a Su llamado. El llamado de Dios fue claro, pero la respuesta de Abraham no lo fue. No obstante, Dios finalmente recibió una respuesta definitiva a Su llamado. No me preocupa lo mucho que los hermanos y hermanas jóvenes se detengan en su indecisión. Tarde o temprano serán totalmente cautivados. Los obreros cristianos y los hermanos que van delante deben tener una fe que nunca se desilusione de los hermanos y las hermanas. No piensen jamás que cierto hermano es un caso perdido. Por el contrario, debemos decir que ese hermano tiene mucha esperanza. Simplemente espere un tiempo y verá que todos irán a More.
1) La fuerza (para vivir por la fe): la aparición de Dios
En More Dios se volvió a aparecer a Abraham y éste volvió a encontrarse con Dios (12:6). A usted que afirma ser llamado, quisiera preguntarle: ¿Cuál es el sello de su llamado? El sello de nuestro llamado es la nueva aparición de Dios. La segunda aparición de Dios, Su regreso a nosotros, es el sello de nuestra respuesta a Su llamado. La segunda aparición de Dios a Abraham fue la fuerza que lo capacitó para vivir por la fe.
Si usted lee el relato de Génesis, verá que en los días de Abraham, la humanidad construía una ciudad fuerte para su protección y erigía una torre alta para hacerse un nombre. En esto consistía el vivir de la humanidad en Babel. Pero Abraham vivió de manera totalmente distinta. Su vivir fue un testimonio en contra de la manera en que vivía la humanidad, la cual se manifestó plenamente en Babel. Como vimos en el mensaje treinta y seis, en Babel había una gran ciudad construida por los hombres. Esta ciudad no fue construida con piedras, las cuales Dios creó, sino con ladrillos hechos por los hombres. Estos ladrillos fueron hechos aniquilando el elemento de la tierra que produce vida. Sin embargo, Abraham, el llamado, no vivía así. Abraham no tenía ninguna relación con la ciudad ni con la torre. Después de la segunda aparición de Dios, lo cual sirvió como sello de la respuesta de Abraham a dicho llamado, éste construyó inmediatamente un altar, no para hacerse un nombre, sino para invocar el nombre del Señor. ¿Por qué hizo Abraham eso? Porque había recibido la segunda aparición de Dios. ¿Cómo pudo hacerlo? También por haber recibido la segunda aparición de Dios. Recuerde que el relato de Génesis acerca de Abraham constituye una biografía, y no una doctrina ni una religión ni una tradición. Abraham no construyó un altar por causa de la enseñanza ni de la tradición religiosa, sino porque Dios se le había aparecido. La segunda aparición de Dios lo fue todo para él. No sólo selló la respuesta de Abraham al llamado de Dios, sino que también le dio la fuerza para vivir de una manera totalmente distinta a esta humanidad. Lo hizo vivir como un testimonio en contra de su generación. El altar que Abraham construyó era un testimonio en contra de la torre de Babel.
a) Después de llegar a Canaán
Ahora debemos descubrir el momento en que Abraham experimentó la segunda aparición de Dios. Nuestro Dios no hace nada sin un propósito y nunca actúa de manera descuidada. Todo lo que hace tiene un propósito y un significado. Después de que Abraham respondió al llamado de Dios, creyó en Él y le obedeció, llegó al encino de More (12:6-7). Cuando llegó a ese lugar, Dios se le volvió a aparecer porque había creído en Su llamado y lo había obedecido. Abraham, como persona que había creído en Dios y obedecido Su llamado, no tenía ninguna alternativa en cuanto al lugar donde debía morar. Dios volvió a llamar a Abraham en Harán, y éste después de cruzar el río allí, emprendió un largo viaje. Durante ese largo viaje, Abraham no tenía alternativa. Hebreos 11:8 nos dice que Abraham no estaba libre para elegir a su gusto. Él no disponía de ningún mapa. Su mapa era una Persona viviente, el Dios viviente. Durante su viaje, tenía que acudir continuamente a Dios; no podía detenerse en ningún lugar que a él le pareciera. Mientras viajaba, la presencia de Dios era su guía, su mapa. El siguió a Dios de esta manera hasta llegar a More, donde Dios se le apareció. Esta aparición indicaba que Abraham había llegado al lugar que Dios había escogido para él. Allí Dios le dijo que daría esa tierra a sus descendientes.
La primera vez que Dios se nos aparece no depende de nosotros. Es Dios quien inicia ese llamado. No obstante, después del primer llamado, toda aparición adicional depende de nuestra condición. La primera aparición de Dios tiene su origen en Él y no depende de nosotros, pero las apariciones siguientes dependen de nuestra condición. Si Abraham no hubiera llegado a More, no habría recibido la segunda aparición de Dios, la nueva aparición que le proporcionó la fuerza de seguir adelante con Dios. Esta continuación con Dios constituyó el vivir de Abraham por la fe en Dios.
b) Después de la partida de Lot
Génesis 13:14-17 relata la segunda aparición de Dios a Abraham. En este capítulo, vemos que Abraham tuvo dificultades con Lot. En la carne, Lot era sobrino de Abraham, pero delante de Dios era hermano de Abraham. Lot le causó dificultades a Abraham, pero éste no peleó con él. Por el contrario, le permitió escoger a dónde ir. Después de que Lot se separó de Abraham y lo dejó en paz, Dios volvió a aparecerse a Abraham. Esta nueva aparición se debía al hecho de que Abraham no peleó ni luchó por su propia cuenta, sino que le cedió siempre a su hermano Lot la alternativa de escoger. Esta segunda aparición de Dios también fortaleció la vida que Abraham llevaba por fe.
Después de ser llamados por Dios, debemos vivir por fe. Esto es lo que necesitamos hoy. Si usted fue llamado por Dios, debe vivir por fe. En la Biblia, la fe contrasta con la vista. Si usted fue llamado por Dios, debe vivir por fe, y no por vista. Considere el mundo actual; no es más que una cosecha del vivir humano sembrado en Babel. En Babel se sembró una semilla, y el mundo actual es la gran cosecha de esa semilla. La gente construye grandes ciudades para su supervivencia y erige torres altas para hacerse un nombre. Esta es la situación actual en la tierra. Pero nosotros fuimos llamados. ¿Qué haremos? Debemos vivir por fe. ¿Qué significa vivir por fe? Consiste en vivir confiando en Dios en todo. Abraham no declaró que vivía por fe. Tampoco predicó el vivir por fe. El simplemente vivía por la fe. Ahora debemos ver la manera en que Abraham vivía por fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.