Encuentro íntimo con Dios y los dos ángeles.
Después de una buena comunión entre amigos era el buen momento para hablar de lo que les preocupaba a los íntimos amigos.
LA PRIMERA INTERCESIÓN EN LA BIBLIA, LA DE ABRAHAM,
NOS DA LA PAUTA DE LA VERDADERA INTERCESIÓN:
Tomado de:
ESTUDIO-VIDA DE GENESIS
MENSAJE CINCUENTA Y
UNO
VIVIR EN COMUNION CON DIOS:
UNA INTERCESION GLORIOSA
2) Una intercesión gloriosa
(Ver completo en: http://www.librosdelministerio.org/books.cfm?id=3D06CB09)
a) Conforme a la
revelación de Dios
El primer
principio de la intercesión es que debe concordar con la revelación de
Dios (18:17, 20-21). La única intercesión útil a los ojos de Dios es
la que concuerda con Su revelación. Esto significa que la intercesión apropiada no es iniciada por
nosotros sino por Dios en Su revelación.
...
La intercesión es una conversación íntima con
Dios basada en la revelación del deseo que hay en Su corazón. Este es el primer principio
de la intercesión.
Dios debe
preparar al hombre que ha de recibir la revelación del deseo que tiene en Su
corazón. Las personas que
pertenecen a Dios se cuentan por millones, pero son muy pocas las que han sido
preparadas, disciplinadas, adiestradas, circuncidadas y aniquiladas.
...
b) Aparentemente
intercedía por Sodoma,
pero en realidad lo hacía por Lot
Cuando
Dios reveló a Abraham lo que tenía en Su corazón, Abraham entendió
inmediatamente lo que Dios quería decir. Aparentemente, Abraham intercedía por
Sodoma, pero en realidad intercedía por Lot.
...
Hablaron entre ellos de una manera misteriosa.
Ningún extraño habría sabido de qué hablaban, pero se entendían entre ellos porque eran amigos íntimos. ¿Cómo podemos demostrar
que en realidad Abraham intercedía por Lot? Lo comprobamos en 19:29, donde
dice: “Así, cuando destruyó Dios las
ciudades de la llanura, Dios se acordó de Abraham, y envió fuera a Lot de en
medio de la destrucción, al asolar las ciudades donde Lot estaba”. El versículo no dice que Dios se acordó de Lot, sino que se acordó de
Abraham. Nos explica claramente que Dios respondió a la intercesión de Abraham
al rescatar de Sodoma a Lot.
c) Conforme al
corazón de Dios
Toda
intercesión adecuada
concuerda con la revelación que sale del corazón de Dios; por eso, debe estar en conformidad con el corazón de Dios. La intercesión no corresponde a la palabra de Dios. Como lo dijimos antes, Dios no
mencionó el nombre de Lot, pero Abraham entendió lo que había en el corazón de
Dios. Abraham no intercedió según la palabra explícita de Dios, sino conforme a
la intención interior del corazón de Dios.
...
Por esta razón, debemos aprender a permanecer en la
presencia de Dios. Si El se dispone a retirarse, nosotros debemos permanecer en
Su presencia y decirle: “Señor, no quiero perder Tu presencia. Deseo permanecer
aquí contigo”. Al permanecer usted en la presencia de Dios, El abrirá Su
corazón y le manifestará Su deseo. Ya vimos que Abraham no se despidió del
Señor repentinamente sino que recorrió cierta distancia con El. Esto revela que, en cierto sentido, Dios es muy humano.
Si permanecemos en Su presencia, El será muy humano y no nos dejará. Se quedará
con nosotros, porque nosotros permanecemos con El. Frecuentemente he
experimentado esto. No me separo de la presencia de Dios, y El tampoco se aleja
de mí. Como resultado, El me abre Su corazón y se produce la intercesión
apropiada.
La
intercesión no es una simple oración, sino una conversación íntima. En este capítulo, Abraham no estaba orando, sino hablando con su Amigo
íntimo en un nivel humano, y
diciendo: “¿Destruirás también al justo
con el inicuo?”.
...
“Señor, ¿es así como Tú
obras?”. Esto no es ni orar ni rogar, sino desafiar a Dios en una conversación
muy amigable. El Señor le contestó a Abraham: “Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a
todo este lugar por amor a ellos” (18:26). La intercesión tiene un principio fundamental: es
una conversación que desafía, y no una oración ni una súplica. Dios
desea que lo desafiemos. Cuando Abraham desafió a Dios, El quizás haya dicho:
“He encontrado a un hombre en la tierra que conoce Mi corazón de una manera tal
que no ora, ni suplica, ni ruega, sino que me desafía. Debo hacer lo que
dice Mi querido amigo, porque me ha desafiado. Ahora no estoy tan preocupado por
Lot como lo estoy por Mí mismo”.
...
Dios
contestó que El no destruiría la ciudad por amor a los diez. Abraham presentó seis
sugerencias al Señor, reduciendo el número de cincuenta a diez. Después
de eso, él no sintió la carga de hacer una séptima propuesta. Tal vez la
presencia de Dios lo indujo a no hacerlo. Cuando Dios dijo a Abraham que El no
destruiría la ciudad por amor a los diez justos (18:32), Abraham se desilusionó. Lot
tenía su esposa, dos hijas solteras, y algunas hijas casadas y los respectivos
yernos. Para Abraham, debía de haber por lo menos diez personas en la familia
de Lot, incluyendo a todos sus yernos. Abraham quedó sorprendido y
desilusionado al saber que en Sodoma no había ni siquiera diez personas justas.
d) Conforme al
proceder justo de Dios
El
desafío de Abraham a Dios concordaba con el proceder justo de Dios (18:23-25).
Abraham dijo al Señor: “Tú eres el Juez
de toda la tierra. ¿Harás eso? No es así como Tú actúas con justicia”. La intercesión apropiada no se basa en el amor de Dios ni en Su gracia,
sino en Su justicia. El desafío más grande para Dios no consiste en decirle: “Dios, ¿eres Tú
un Dios de amor?”. Si decimos eso, Dios podría contestar: “Sí, soy un Dios de
amor, pero amar es asunto Mío. Cuando me siento feliz, amo. Pero si no me
siento feliz, no amo. ¿Qué hay de malo en eso?”. No tenemos nada que objetar.
Deberíamos decirle a Dios: “Dios, ¿no eres el Justo?”. Si desafiamos a Dios conforme a Su justicia, Dios contestará:
“Ciertamente soy justo”. El nunca diría: “Si me siento feliz, seré justo, pero
en caso contrario, no lo seré”. ¿Qué clase de Dios sería? Debemos desafiar a Dios sobre la base de Su justicia, porque ésta lo
compromete mucho más que Su amor y Su gracia. Dios no tiene
ninguna obligación de amar ni de mostrar gracia, pero sí tiene la
responsabilidad de ser justo. Nada compromete más firmemente a Dios
que Su justicia.
...
La debida intercesión nunca ruega a Dios por Su amor, sino que lo
desafía conforme a Su justo proceder.
...
El no quiere escuchar nuestro grito; lo que desea es oír nuestra
desafiante intercesión.
e) Expresa el deseo
de Dios
...
La intercesión apropiada siempre expresa el deseo de Dios. Este es otro principio de
la intercesión. Si nuestra intercesión es iniciada por haber
visto la revelación de Dios en nuestra comunión íntima con El, todo lo que
le digamos en nuestra intercesión expresará Su deseo, y será el reflejo de Su
intención.
f) Lleva a cabo la
voluntad de Dios
La
intercesión siempre debe llevar a cabo la voluntad de Dios. Dios deseaba
rescatar a Lot, pero sin la intercesión de Abraham, no podía llevar a cabo Su
voluntad. La debida intercesión siempre prepara el camino para que se
cumpla la voluntad de Dios y proporciona los rieles a la locomotora celestial.
...
De ahora en adelante, muchos de nosotros
ejercitaremos nuestro espíritu para interceder por la iglesia al desafiar a
Dios conforme al deseo de Su corazón. Sabemos que el deseo de Su
corazón consiste en salvar a Su pueblo de la ciudad impía, en rescatar al Lot
actual de la condición de condenación.
g) Hasta que Jehová
acaba de hablar
Este
capítulo no concluye con las palabras de Abraham, sino con las palabras de
Dios. Dice el versículo 33: “Y Jehová se
fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham volvió a su lugar”.
...
A
menudo decimos “Amén” al final de nuestras oraciones. Nuestro amén equivale a
una despedida. Puedo
testificar que centenares de veces me he
despedido del Señor de esta manera antes de que El acabase de hablarme.
Oré durante cierto tiempo
y luego dije: “Amén”, es decir “Hasta luego”. No obstante, en lo profundo de mi
espíritu sentía que el Señor decía: “¿Qué estás haciendo? No he acabado de
hablar contigo. ¿Por qué no te quedas unos minutos más?”. Muchos de
nosotros hemos tenido esta clase de experiencia. Nuestro amén, nuestro hasta
luego, vino demasiado pronto. Debemos permanecer en la presencia de Dios hasta que El termine de
hablarnos. Nuestra intercesión debe declarar lo que Dios está diciendo.
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