Dada la transcendencia del mensaje, sobrio y solemne para el momento actual,
nos hemos decidido por su transcripción íntegra.
El concepto fundamental de este mensaje se resume en que
una persona salva y genuina enfrenta la posibilidad de quedar avergonzada.
Los creyentes que, al igual que la gente mundana, viven en el mundo y buscan preservar su alma, la vida de su alma, serán avergonzados como la esposa de Lot, y perderán su alma cuando vuelva el Señor (Lc. 17:28-33).
La mayoría de los creyentes están en esta categoría.
Son creyentes, pero viven como la gente mundana, yendo de compras y vistiéndose como lo hace la gente del mundo. Puesto que ellos viven y andan como la gente del mundo,
no hay ninguna diferencia entre ellos y la gente mundana.
Hoy en día, así como los contemporáneos de Noé y los de Lot, muchos cristianos están embotados y confusos, pues han perdido el sentido de las cosas de Dios. Incluso algunos enseñan que los creyentes pueden ser arrebatados mientras juegan fútbol. Pero la Palabra santa enseña que cuando el Señor vuelva, El no tomará a ningún santo que siga participando en las diversiones mundanas.
ESTUDIO-VIDA DE GENESIS
MENSAJE CINCUENTA Y TRES
VIVIR EN COMUNION CON DIOS:
UNA COLUMNA DE SAL
(http://www.librosdelministerio.org/books.cfm?id=3D06CB09)
4) Una columna de sal
a) La mujer de Lot
b) La gente que no
sigue al Señor incondicionalmente
El
mensaje anterior estaba relacionado con Lot, un justo derrotado. En este
mensaje llegamos a la mujer de Lot, que se volvió una columna de sal (19:26). Génesis 19 probablemente es
el único pasaje que habla de una columna de sal en la historia humana, y
debemos considerar eso con mucha atención. Esta columna de sal no fue creada por Dios. Es
muy significativo ver que en las duras palabras que el Señor Jesús pronunció en
Lucas 17, El les dijo a quienes le preguntaba acerca de la venida del reino: “Acordaos de la mujer de Lot” (Lc. 17:32). En
cierto sentido, el Señor parecía decir a Sus discípulos: “No habléis del reino. Más
bien, debéis reconocer cómo será la era cuando venga. Será semejante a los días
de Noé y a los días de Lot. Ambas épocas prefiguran los días de Mi venida”. Por consiguiente, en las palabras duras, solemnes y
sobrias del Señor, se mencionan tres eras: la era de Noé, la de
Lot y la del regreso del Señor.
Cuando hablamos de Noé
en mensajes anteriores en este estudio-vida, hicimos notar que él vivía en una
era confusa, y que la gente de su era estaba confundida, embotada y aturdida
por sus apetitos y placeres perversos. No obstante, en Lucas 17:27, al referirse a los días de Noé, el
Señor mencionó el matrimonio; pero cuando habló de los días de Lot, no mencionó
el matrimonio, porque en Sodoma el
matrimonio se había deteriorado totalmente, y la gente se complacía en sus
apetitos sodomitas. En Lucas 17:28 y 30 el Señor dijo: “Asimismo como sucedió en los días de Lot;
comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban... así será el día en
que el Hijo del Hombre sea revelado”. Después de decir esto e
inmediatamente antes de exhortarnos a recordar la esposa de Lot, el Señor dijo:
“En aquel día, el que esté en la azotea,
y sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que en el campo, asimismo
no vuelva a las cosas que dejó atrás” (Lc. 17:31). En Palestina las casas
tenían techos planos. El Señor estaba diciendo en otras palabras: “Si estáis en la terraza de vuestra casa
cuando Yo vuelva, no descendáis para tomar vuestras posesiones. Si lo hacéis,
os quedaréis. Si trabajáis en el campo, no regreséis a casa. Debéis olvidaros de todo, excepto de Mí”.
Inmediatamente después de estas palabras, el Señor dijo: “Acordaos de la mujer de Lot”.
Hoy en día, así como
los contemporáneos de Noé y los de Lot, muchos cristianos están embotados y
confusos, pues han perdido el sentido de las cosas de Dios. Incluso algunos enseñan que los
creyentes pueden ser arrebatados mientras juegan fútbol. Pero la Palabra santa enseña que cuando el Señor vuelva, El no tomará a
ningún santo que siga participando en las diversiones mundanas. Los
cristianos somos la labranza de Dios, la cual crece con Cristo como la simiente
de vida (Mt. 13:3-8, 18-23). Ningún cristiano maduro en vida
sigue participando en los esparcimientos mundanos. El Señor no
cosechará en el campo a los cristianos que siguen participando en las
diversiones mundanas, puesto que no han madurado y todavía están verdes y
crudos. Los cristianos confusos de hoy deben escuchar esta sobria palabra.
4) Una columna de sal
Encontramos el relato
de la esposa de Lot, la cual se convirtió en columna de sal, en la sección
sobre vivir en comunión con Dios. Esta sección de Génesis abarca los capítulos
del dieciocho al veinticuatro y es el relato de una vida en comunión con Dios,
pero incluye el relato oscuro de un salvo derrotado, de su esposa y sus dos
hijas. Lot tenía más hijas
además de las dos que aquí se mencionan, pero cuando los ángeles llegaron a
Sodoma, no pudieron encontrar a las demás. Dice en Génesis 19:15: “Y al rayar el alba, los ángeles daban prisa
a Lot, diciendo: levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí,
para que no perezcas en el castigo de la ciudad”. Los ángeles parecían decir: “Lot, sólo pudimos
encontrar a dos de tus descendientes. Dios nos mandó para rescatarte a ti y a
toda tu familia, pero sólo encontramos a éstas. Nuestra misión es
destruir la ciudad. Ahora tú, tu esposa y tus hijas deben escapar”. El
versículo siguiente dice que Lot se demoraba. El original nos muestra que no
sólo Lot se demoraba, sino que vacilaba, sin intención de abandonar la ciudad.
Su vacilación condujo a los ángeles a asir de su mano, y de la mano de su
mujer, y de las manos de las dos hijas, según la misericordia de Jehová para
con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad. Cuando los ángeles
sacaron a estos cuatro de la ciudad, dijeron: “Escapa por tu vida; no mires tras ti” (v. 17). Pero el versículo
26 dice que “la mujer de Lot miró atrás,
a espaldas de él, y se volvió columna de sal” (heb.). La esposa de Lot fue
salva, pues fue librada de la ciudad y se salvó de la destrucción, pero a pesar de ser salva, se convirtió en columna de
sal. Es evidente que no es bueno convertirse en columna de sal; al contrario,
es una vergüenza.
Como he dicho
repetidas veces, el libro de Génesis contiene las semillas de casi todas las
verdades divinas. La columna de sal mencionada en Génesis 19:26 también puede
ser considerada como una semilla. El desarrollo de ésta se halla en Lucas
17:32, donde el Señor nos exhorta a recordar la esposa de Lot, y en 1 Juan
2:28, donde vemos que podemos ser avergonzados cuando aparezca el Señor. La
cosecha se encuentra en Apocalipsis 16:15, donde el Señor dice: “He aquí, Yo vengo como ladrón.
Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza”. El Señor vendrá como ladrón, sin previo aviso. Si en aquel tiempo nuestra
desnudez queda expuesta, seremos avergonzados. Por consiguiente, la
semilla de ser avergonzado se siembra en Génesis 19, se desarrolla en Lucas 17
y 1 Juan 2, y se cosecha en Apocalipsis 16. En este mensaje tengo la carga de
que ustedes reciban una vívida impresión de que el libro de Génesis no tiene
solamente la semilla de Abraham, sino también de Lot y de su esposa, que se
convirtió en una columna de sal, una señal de vergüenza.
El concepto fundamental de este mensaje se
resume en que una persona salva y genuina enfrenta la posibilidad de quedar
avergonzada.
No hagan caso a las enseñanzas confusas de esta era. En el cristianismo actual,
muchas enseñanzas aturden a la gente, y los que absorben estas enseñanzas ni
son sobrios en su mente ni viven en su espíritu. En este mensaje debemos oír
una palabra seria de parte del Señor, una palabra que modere nuestra mente y
vivifique nuestro espíritu.
a) La mujer de Lot
Como ya dijimos, no
cabe la menor duda de que la esposa de Lot fue
salva de la destrucción. Este hecho se revela tan claramente que nadie lo
refuta. Sin embargo, como vimos, ella miró atrás, a espaldas de su marido, y se
convirtió en una columna de sal. El hecho de que caminaba detrás de su esposo indica que ella tenía aún menos ganas que su marido de abandonar a Sodoma y que no
estaba contenta de seguirlo ni de abandonar la ciudad. Si ella se hubiera
alegrado de huir de Sodoma, habría caminado al lado de su esposo. Aun antes de
mirar atrás y convertirse en una columna de sal, ya estaba detrás de su marido.
Aprovecho este incidente para dirigirme a las esposas. Cuando se trata de
cometer un pecado, es bueno que una mujer esté renuente a seguir a su marido,
pero en cuanto a las cosas de Dios, no es bueno que ella se demore en seguirlo. En lo pertinente a las cosas de Dios, lo mejor que puede
hacer una esposa es estar de acuerdo con su marido y acompañarlo. Esposas, en
las cosas de Dios, no se queden atrás de sus maridos. Si lo hacen, podrían
sufrir y convertirse en una columna de sal como le ocurrió a la esposa de Lot.
Esta es una advertencia para todos nosotros.
El hecho de que
la esposa de Lot se convirtiera en una
columna de sal significa que ella
había perdido su función y, por ende, llegó a ser una señal de vergüenza. La sal es muy útil cuando se
ha pulverizado. Cuanto más fino sea el grano de sal, más útil es. Pero nadie
usa la sal en forma de estatua o columna. El Señor Jesús dijo que nosotros
los salvos y regenerados somos la sal de la tierra (Mt. 5:13). Nuestra función
consiste en matar a los microbios de este mundo corrupto. No obstante, si
llegamos a ser insípidos (Lc. 14:34), entonces igual que la esposa de Lot, habremos
perdido nuestra función. La esposa de Lot, por ser miembro del
pueblo de Dios, debía haber estado llena del sabor salado y capaz de matar los
microbios de la corrupción a su alrededor, pero ella perdió su
sabor y su función. Ella fue una señal de vergüenza.
Al escribir el libro
de Génesis, el Espíritu de Dios no quiso dar el nombre de la mujer de Lot. El nombre de la esposa de
Abraham, Sara, se menciona muchas veces, pero no se menciona el nombre de la mujer de Lot, pues no merece ser
recordado. Esta pobre santa andaba rezagada con relación a su marido
y miró atrás hacia la ciudad de Sodoma. Quizás haya mirado atrás pensando en sus hijos, su casa y demás pertenencias. Todas
sus pertenencias habían quedado allí en Sodoma. Sus intereses, su
corazón, sus deseos y su alma seguían allí, pese a que su cuerpo había sido
sacado de esa ciudad. En consecuencia, por haber mirado atrás hacia
ese lugar, el Señor la transformó en una columna de sal como advertencia y
ejemplo para todos nosotros.
En Lucas 17 el Señor
usó la esposa de Lot como advertencia para Sus discípulos. No obstante, son
pocos los cristianos que toman en cuenta esta advertencia en su vida diaria. No
obstante, debemos prestar atención a esa advertencia: la persona verdaderamente salva
enfrenta la posibilidad de ser avergonzada cuando el Señor aparezca.
Indudablemente no quiero convertirme en una columna de sal. ¿Y usted?
Convertirse en una columna de sal no es ninguna gloria; es una vergüenza. ¡Qué
vergüenza ver a un creyente convertido en una inerte columna de sal, al aire
libre donde sólo experimenta sufrimiento!
b) La gente que no
sigue al Señor incondicionalmente
En Lucas 14:25-33 se nos exhorta a ser incondicionales al seguir al Señor. Debemos seguir al Señor sin
reserva alguna. La
Biblia nos enseña a amar a los demás, pero aquí Lucas 14:26, unas palabras
santas que salen de la boca del Señor Jesús, dice: “Si alguno viene a Mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e
hijos, y hermanos, y hermanas, y aun la vida de su alma, no puede ser Mi discípulo”.
Nadie puede seguir al Señor como es debido si no es incondicional. Nuestros padres, esposas, hijos, hermanos, hermanas y nuestra propia vida
anímica deben pasar a un segundo plano. El Señor mismo debe ocupar
el primer lugar y debemos seguirle de manera incondicional. Cuando el Señor
habla de aborrecer a nuestros parientes por causa de El, no habla de odio en sí sino de aborrecerlos con amor.
En esta porción de la
Palabra, proferida por el Señor mismo, vemos que debemos seguirle sin ninguna
reserva. No se trata de adorar a Dios los domingos, ni de tener un estudio
bíblico en casa de la manera que nos plazca. Un estudio bíblico puede ser una
especie de entretenimiento o pasatiempo. A los ojos de Dios, un estudio bíblico
en el hogar quizás no difiera de un juego de baloncesto. Usted juega con el
“balón bíblico” en este estudio de la Biblia, y la sala de su casa es el campo
de juego. Uno no es incondicional al seguir al Señor. No estoy bromeando; hablo
en serio. No digo eso solamente a los demás sino a mí mismo. El Señor puede
atestiguar que mientras yo preparaba este mensaje, El me preguntó: “¿Y qué de ti? Te he dado la comisión de dar
este mensaje, pero ¿me sigues tú incondicionalmente?”. Que el Señor tenga
misericordia de mí para que no predique a los demás y yo mismo venga a ser
descalificado. Que El tenga misericordia de todos Sus queridos santos. ¡Cuánto
necesitamos una palabra sobria para salir de la confusión! Si creemos Juan 3:16, también
debemos creer Lucas 14:26-35. Se han predicado muchos mensajes sobre Juan 3:16
y se han publicado muchos folletos al respecto, pero ¿dónde están los mensajes
y los folletos acerca de Lucas 14:26-35? En el recobro del Señor, no
debemos esconder del pueblo de Dios ninguna verdad.
Los que no siguen sin reservas al Señor
se vuelven inútiles.
Díganme, ¿cuántos cristianos ahora son verdaderamente útiles en las manos del
Señor para la realización de la economía de Dios? Los cristianos, en su
gran mayoría, se han hecho inútiles en cuanto a la economía de Dios. Son como sal
desabrida (Lc. 14:34). Estos cristianos no
sólo son desabridos, sino que no son útiles “ni para la tierra ni para el estercolero”; deben ser arrojados
fuera, como lo indica Lucas 14:35. Esta tierra es el
campo que produce cosas para Dios a fin de que El cumpla Su propósito. El estercolero
del universo es el lago de fuego,
donde se amontonará toda la suciedad. Lucas 14:35 se refiere principalmente a
la era venidera del reino. En
la era del reino tendremos la tierra, donde se cumple el propósito de Dios, y
también tendremos el lago de fuego, el estercolero. El cristianismo siempre
dice que hay solamente dos lugares: el cielo y el infierno. Sin embargo, en este versículo el
Señor Jesús habla de un tercer lugar, cuando afirma que la sal desabrida,
inútil para la tierra o para el estercolero, es arrojada. ¿Dónde estaba la
columna de sal en que se convirtió la esposa de Lot? ¿Estaba en los cielos o en
Sodoma? En ninguno de los dos lugares, sino en un tercer sitio. Al leer repetidas veces el Evangelio de
Lucas, ¿ha visto usted en alguna ocasión que en este capítulo hay tres lugares?
¿Dónde estará usted: en la tierra, en el estercolero o arrojado al tercer
lugar?
En Mateo 25:30 el Señor dijo que el servidor inútil sería
arrojado a las tinieblas de afuera.
Las tinieblas de afuera deben de ser
también ese tercer lugar. La Biblia no dice lo que será eso ni dónde se halla,
pero sí dice que si uno es un servidor perezoso, no será útil para la tierra
cuando vuelva el Señor por no haber sido de ningún provecho, ni servirá para el
estercolero porque ya fue salvo.
Entonces ¿adónde irá uno? Al tercer lugar, un sitio que se encuentra
fuera del reino glorioso y del lago de fuego. Son pocos los cristianos que alguna
vez han visto en la Biblia que hay un
tercer lugar preparado para los salvos derrotados. Esto debe hacernos volver a la
sobriedad. Debemos ser impresionados profundamente por el hecho de que en la
plena revelación que da la Palabra divina acerca del hombre existen tres
lugares: un lugar de salvación, un lugar
de perdición y un lugar de vergüenza. ¿Dónde estaba la esposa de
Lot? Ella fue salva, pero se hallaba en el tercer lugar, el lugar de vergüenza.
Esto es lo que enseña el Señor Jesús en el Evangelio de Lucas. No intente
refutar esto.
c) Los creyentes
que viven en el mundo
como la gente mundana y procuran salvar su alma
c) Los creyentes
que viven en el mundo
como la gente mundana y procuran salvar su alma
Los creyentes que, al igual que la gente
mundana, viven en el mundo y buscan preservar su alma, la vida de su alma,
serán avergonzados como la esposa de Lot, y perderán su alma cuando vuelva el
Señor (Lc.
17:28-33). La mayoría de los creyentes están en esta
categoría. Son creyentes, pero viven como la
gente mundana, yendo de compras y vistiéndose como lo hace la gente del mundo.
Puesto que ellos viven y andan como la gente del mundo, no hay ninguna diferencia
entre ellos y la gente mundana.
Salvar al alma significa rehusarse a sufrir
por el Señor. Los cristianos que salvan su alma están apegados a sus placeres. Dicen:
“¿Qué hay de malo en asistir a eventos deportivos? Eso no es pecaminoso”. Tal
vez no sea pecaminoso, pero es mundano. No estoy diciendo que los
cristianos no deben hacer ningún ejercicio físico para conservar la salud.
Indudablemente lo necesitamos. Sin embargo, cuando un ejercicio se
convierte en deporte o en entretenimiento, llega a ser mundano. Si usted lo disfruta y lo encuentra placentero, eso significa que está
salvando su alma. Tener un disfrute psicológico y
mundano equivale a salvar el alma.
Este no es el tiempo en que nosotros los
cristianos debemos tener placeres o deleites psicológicos y mundanos; es tiempo
de sufrir en nuestra alma, en nuestra parte psicológica. Si podemos procurarnos
el sustento, eso es suficiente. No debemos buscar placeres psicológicos ni
mundanos. Desde la segunda guerra mundial, ¿quién ha dado una
palabra tan sobria? Durante los últimos treinta y un años he observado, pero no
he oído una palabra sobria ni una amonestación, que advierta a los
cristianos que no estamos en esta tierra para buscar deleites psicológicos y
mundanos, y que debemos sufrir la pérdida de toda clase de entretenimiento y
diversión. El placer
hallado en oír cierta música en casa
puede ser una manera de preservar su alma. Muchos cristianos no pueden vencer
sus programas de televisión. Ver
televisión puede constituir una forma de preservar el alma. No soy ni religioso
ni legalista, pero sí digo que hoy no es el tiempo en que debemos tener
diversiones psicológicas ni mundanas; es el tiempo en que debemos sufrir en
nuestra alma. El sufrimiento del alma
conduce a la salvación de la misma. Si usted no está dispuesto a sufrir para
salvar su alma, será puesto en vergüenza como le sucedió a la esposa de Lot y
perderá su alma cuando vuelva el Señor.
Es un error enseñar que todos los cristianos serán
arrebatados al mismo tiempo cuando vuelva el Señor. Esta enseñanza crea confusión
en el sentir espiritual del pueblo del Señor. En Lucas 17:34 y 35 el Señor dijo: “En aquella noche estarán
dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado”. Usted podría
argumentar, diciendo: “El que fue tomado es un creyente, y el que fue dejado es
un incrédulo”. Pero ésa es su propia interpretación. Ambos son idénticos, pues
hacen las mismas cosas en el mismo lugar, pero el Señor sólo conoce a aquel que
está entregado verdaderamente a El. Si usted lee el contexto de Lucas 17:22-37,
verá que esta palabra no estaba dirigida a los incrédulos sino a los discípulos
del Señor. El les dijo esto con respecto al tiempo de Su venida. En los
versículos 34 y 35, los “dos” se refieren a dos discípulos del Señor, de los
cuales uno será tomado y el otro dejado. Indudablemente el que sea tomado no
será como la esposa de Lot. El discípulo que sea dejado será semejante a
la esposa de Lot. Esta es una palabra sobria.
d) Los hijos de
Dios
que no permanecen en el Señor
como lo enseña la unción
d) Los hijos de
Dios
que no permanecen en el Señor
como lo enseña la unción
Los hijos de Dios que no permanecen en el
Señor como lo enseña la unción serán avergonzados cuando vuelva el Señor (1 Jn. 2:27-28). Quienes
estamos en el recobro del Señor sabemos lo que es la enseñanza interior de la
unción interna. Sin embargo, ¿permanecemos en el Señor
conforme a la enseñanza de la unción viva dentro de nosotros? En 1
Juan 2:27 y 28 se nos exhorta a permanecer en el Señor conforme a la unción. Por ejemplo, si usted está a
punto de ir de compras y la unción le dice que no debe, ¿dirá usted: “Amén,
Señor”? Si tal es el caso, está bien. Pero si dice: “Señor, no voy a comprar
nada malo”, el Señor podría contestar: “No me importa lo que vayas a comprar.
Simplemente no vayas”. Deberíamos limitarnos a contestar: “Amén, Señor,
permanezco simplemente en Ti conforme a la enseñanza de Tu unción interna”.
Todos debemos permanecer en el Señor de esta manera.
Si no permanecemos en
el Señor conforme a la unción, nos alejaremos de El avergonzados (1 Jn. 2:28).
Una cosa es sentir vergüenza, y otra es ser avergonzado. Este versículo no
dice que sentiremos vergüenza, sino que seremos avergonzados.
Observe que el griego no dice “delante de El” sino “alejados de El”. Aquí la
preposición griega es apo,
que significa “lejos”. Si permanecemos en el Señor conforme
a la unción, tendremos confianza, seguridad, denuedo y paz cuando El vuelva, y
no nos alejaremos de El. En el sentido literal, la expresión griega
traducida “en Su venida” equivale a “en Su presencia”. La voz griega que se
traduce presencia es parousia,
cuyo significado incluye la venida. Podemos tener Su venida sin Su
presencia. Por ejemplo, el presidente de los Estados Unidos podría
venir a Anaheim una noche, pero tal vez muy poca gente entre en su presencia,
es decir, en su parusía. El Señor Jesús vendrá, pero ¿será
usted digno de Su presencia? Si usted vive de manera mundana, amando
al mundo y poniendo al Señor al último lugar en su vida, ¿cómo podría ser
introducido en Su presencia cuando El venga? Debemos permanecer en el Señor
conforme a la unción interior para tener confianza, denuedo y seguridad delante
de El, en Su presencia, cuando El aparezca y no alejarnos de El avergonzados.
El Señor, en Su aparición, disciplinará a Sus
creyentes. Si Sus
creyentes lo siguen ahora y permanecen en El conforme a la unción interior,
tendrán paz, denuedo, seguridad y confianza, y serán introducidos en Su
parusía, Su presencia. Si ahora no permanecen en El, cuando
El aparezca se alejarán de El avergonzados. Alejarse de El
avergonzados significa ser puestos en ese tercer sitio, el lugar que no es ni
la labranza, donde se cumple el propósito de Dios, ni el estercolero, que es el
lago de fuego. Es el lugar de vergüenza fuera de Su presencia. Un creyente avergonzado y que se aleja de El no está condenado. Sigue
siendo salvo, pero debe ser avergonzado. El hecho de ser avergonzado lo
disciplinará, lo cual constituirá el castigo que el soberano Señor infligirá
sobre Sus creyentes derrotados. Este asunto es bastante claro y muy grave.
e) Los creyentes
que descuidan el regreso del Señor
y no llevan una vida apropiada
e) Los creyentes
que descuidan el regreso del Señor
y no llevan una vida apropiada
Los creyentes que no prestan atención al regreso del Señor y
no llevan una vida apropiada serán puestos en vergüenza (Ap. 16:15). En Apocalipsis 16:15, el Señor nos
exhorta a guardar nuestras ropas. En la Biblia el vestido siempre representa nuestro
andar y nuestro vivir. Debemos tener un andar limpio, y nuestro
vestido espiritual debe ser puro, blanco y aprobado por Dios. Debemos velar esperando el regreso del Señor y tener puros nuestros
vestidos. Si llevamos una vida limpia, no estaremos desnudos cuando
El venga, y los hombres no verán nuestra vergüenza. Este versículo también dice que el Señor vendrá como
ladrón. El no vendrá como un visitante que anuncia Su llegada con mucha
anticipación. El ladrón viene cuando menos lo imaginemos. Me han dicho que a
menudo los ladrones vienen sobre las tres o cuatro de la madrugada, cuando la
gente duerme profundamente. Debemos ser sobrios y velar. De lo contrario, el
Señor vendrá como ladrón y nuestra desnudez quedará expuesta. Una vez
más, esto nos dice que una persona salva puede ser avergonzada cuando vuelva el
Señor.
f) El pueblo de
Dios que no vive ni anda
conforme a la economía de Dios
f) El pueblo de
Dios que no vive ni anda
conforme a la economía de Dios
El pueblo
de Dios que no vive ni anda conforme a Su camino, es decir, conforme a Su economía,
no cumplirá Su propósito y será avergonzado. Como ya vimos, éste es el significado de la
columna de sal. No tome esto simplemente como un estudio bíblico, sino como una
advertencia para todos nosotros. Ni aun quienes estamos en el recobro del Señor podemos permitirnos vivir
licenciosamente ni ser indiferentes. Debemos ser sobrios y tener en cuenta que
la situación es bastante grave. Debemos llevar una vida y un andar que
cumplan el propósito de Dios. Entonces, cuando el Señor aparezca, estaremos en
Su parusía y no seremos arrojados a ese tercer lugar, el lugar de vergüenza.
Véase también:
Véase también:
Cristianos adictos al entretenimiento de Jhon Piper:
http://www.youtube.com/watch?v=AV0gZr5lfUA&feature=player_embedded
http://www.youtube.com/watch?v=AV0gZr5lfUA&feature=player_embedded
Mundanalidad es peor que Pecaminosidad:
http://txemarmesto.blogspot.com.es/2012/07/mundanalidad-es-peor-que-pecaminosidad.html
http://txemarmesto.blogspot.com.es/2012/07/mundanalidad-es-peor-que-pecaminosidad.html
Gracias por esta información Dios lo bendiga.
ResponderEliminarSe agradecen los ánimos, más cuando apoyan un mensaje tan sobrio, necesario hoy y valiente. Gracia y paz para usted.
EliminarEs la palabra que el verdadero pueblo de Dios necesita,bendita palabra, gloria al Señor ! .
ResponderEliminarGracias Nicolás!!!
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