NOTA:
Dada la transcendencia del mensaje, sobrio y solemne para el momento actual,
nos hemos decidido por su transcripción íntegra.
Los comentarios en letra azul son del blog.Moabitas y Amonitas descendientes de la embriaguez y el incesto de Lot. |
ESTUDIO-VIDA DE GÉNESIS
MENSAJE CINCUENTA Y
CUATRO
VIVIR EN COMUNIÓN CON DIOS:
LA DESCENDENCIA OBTENIDA POR
INCESTO
Como lo he dicho
reiteradas veces, casi todas las semillas de la revelación divina se mencionan
en el libro de Génesis. Una semilla es la forma rudimentaria de algo. Su tamaño
es pequeño y su forma sencilla, pero cuando es sembrada en el campo, crece. Al
crecer, toma otra forma. Primero es un retoño y luego se desarrolla plenamente.
La forma final de su
desarrollo difiere de la forma de la semilla, pero todos los elementos y aspectos principales se encuentran en la semilla.
Si queremos entender Génesis
19, debemos considerarlo como una semilla
que tiene su crecimiento, su desarrollo
y su cosecha en los siguientes libros de la Biblia. El relato acerca de Lot y de sus
hijas en Génesis 19:30-38 constituye una semilla
negativa con respecto a este
lamentable asunto del incesto, pero sirve a
un propósito positivo: nos da una advertencia firme y solemne.
5) La descendencia obtenida por incesto
En este mensaje
veremos el retrato de algo muy desagradable: el incesto.
Génesis 19:30-38 es probablemente el primer caso de incesto relatado en la historia humana, y forma
parte de la sección que habla de vivir
en comunión con Dios. Al considerar este asunto, abarcaremos
seis puntos: la familia, el padre, la madre, las hijas, la simiente y la
misericordia ilimitada e inescrutable de Dios.
Primeramente tenemos a la familia, el grupo, y luego, al padre, el
líder de este grupo. En tercer lugar, tenemos a la madre, que era la ayudante del líder. El líder de un
grupo necesita ayuda. En una familia, la ayuda apropiada es la esposa, y en la
Biblia, la esposa es llamada la ayuda
idónea. En tipología, la esposa
en una familia representa una ayuda en (propagación de) vida. Este concepto corresponde a los principios
bíblicos. Considere el
ejemplo de Sara. Abraham tenía una familia para
cumplir el propósito de Dios, pues él solo no habría podido hacer nada por el
propósito de Dios. Necesitaba una ayuda en (propagación de) vida.
El recurrió a Agar en busca de dicha ayuda, pero ella no fue una ayuda en (propagación de) vida sino una ayuda en (propagación de) la
carne. Sara
era la única ayuda, la que tenía la función en (propagación de) vida. Sin ella, Abraham nunca
habría podido producir a Isaac para cumplir el propósito de Dios. Hoy en día la Iglesia es una familia espiritual en la cual también se
necesita la función apropiada en (propagación de) vida a fin de producir a “Isaac” y
cumplir el propósito de Dios.
Como veremos, hubo un momento en que el
grupo familiar de Lot perdió su
función en (propagación de) vida porque la esposa se había
convertido en una columna de sal. Ella debió haber sido sal y haber conservado
su sabor, pero su mundanalidad causó la
pérdida de su función en (propagación de) vida. En tipología, convertirse en una columna de sal alude a la
pérdida de la función en vida. Había un grupo con un líder, pero carecía de esposa que
tuviera la función en (propagación de) vida; sólo había una columna de
vergüenza. Sucede lo mismo con muchos grupos cristianos hoy en día. Estos grupos tienen líderes,
pero no tienen la esposa idónea que tenga la función apropiada en (propagación de) vida.
Por haber perdido su función en (propagación de) vida, la familia de Lot tenía miembros indecorosos: las hijas. No me gusta llamar hijas a
los miembros del grupo de Lot, porque la palabra hijas es buena. ¿Qué clase de
gente eran? ¿Eran hijas o esposas o madres? No sé cómo llamarlas. Si usted las
llama hijas, debe añadir que fueron hijas incestuosas. Fueron madres, pero
madres incestuosas. Siento vergüenza hasta de hablar de lo que hicieron.
Después de que la mayor se acostó con su padre, alentó a la menor a hacer lo
mismo. ¡Qué vergüenza!
Estos eran los miembros del grupo de Lot. Hoy en día, muchos
grupos cristianos tienen esos miembros indecorosos. Ellos, como las hijas de
Lot, desean tener descendencia pero no usan los medios debidos.
Tal vez digan: “Ganemos almas”, pero ganan almas por medio del incesto
espiritual.
En Génesis 19:30-38 descubrimos el grupo, el líder, la
ayuda en vida, los miembros y la prole obtenida por incesto. Pero alabado sea
el Señor porque finalmente vemos la
misericordia ilimitada e inescrutable de Dios en uno de los descendientes de
ese incesto. Rut, una moabita, descendiente de Lot con una de sus hijas,
llegó a ser la bisabuela de David y una antepasada de Cristo. ¿Acaso no expresa eso la
ilimitada e inescrutable misericordia de Dios? No obstante, cuando oímos eso,
no debemos decir: “Hagamos males para que
vengan bienes”.
a) La
familia: el grupo
Consideremos ahora
estos seis puntos más detalladamente. Basándonos en el principio según el cual
todo lo que contiene el libro de Génesis es una semilla, podemos decir que la tienda de Abraham, en la cual él
tenía una comunión íntima con Dios al
nivel humano, era una miniatura del Tabernáculo
que los descendientes de Abraham debían construirle a Dios como morada Suya en
la Tierra, pues eso les había mandado Dios. La tienda de Abraham era la
semilla, y el Tabernáculo
erigido en el desierto por los hijos de Israel era el desarrollo. El templo
construido en la buena tierra de Canaán fue un desarrollo adicional de esa semilla. La Iglesia actual, como verdadera morada de Dios
en la Tierra, es el cumplimiento de lo que describen la tienda de Abraham, el Tabernáculo y el Templo en el Antiguo Testamento. Finalmente la Nueva Jerusalén será la cosecha final de aquella semilla.
Apocalipsis 21:3 revela “el tabernáculo
de Dios con los hombres, y El fijará Su tabernáculo con ellos”. Por
consiguiente, en Génesis
18 vemos la semilla, y en
Apocalipsis 21 la cosecha.
Según el mismo
principio, en los días de Abraham y de Lot, Dios tenía un pueblo sobre la Tierra. Su pueblo se
componía de dos familias: la familia de
Abraham y la de Lot. Era una
semilla, una miniatura, del pueblo de Dios en las edades que vendrían.
Primero, los hijos de Israel constituirían
el desarrollo de la semilla del
pueblo de Dios, y ahora la Iglesia
es la continuación de este desarrollo.
Al final, en la Nueva Jerusalén
todos los redimidos de todas las generaciones serán la cosecha completa del pueblo de Dios en la Tierra. Una vez más
tenemos la semilla, el desarrollo y la
cosecha. Vemos, entonces, que lo que contiene la semilla
también debe encontrarse en el desarrollo.
Al principio, la familia de Abraham y de Lot, siendo el
pueblo de Dios, eran una sola familia. No obstante, en un momento dado, entró la división y se separaron. Cuando eran uno,
no formaban un grupo, sino el pueblo de Dios, el único pueblo de Dios.
Cuando vino la división, ésta
produjo un grupo libre. Ese antiguo
grupo libre es la semilla y la miniatura de los grupos libres de hoy. Hoy en día, los grupos libres que
hay entre el pueblo de Dios en realidad son un desarrollo adicional de aquella
semilla. La división
sembrada por Lot se desarrolló después de la
época de Salomón cuando los hijos de Israel se dividieron y se produjo un
grupo libre. Ese grupo libre, la nación de Israel, nunca fue
reconocida por Dios, Dios sólo reconoció
a Judá porque Judá se encontraba en el terreno indicado.
En principio, pasa lo mismo en
la Era de la Iglesia. La Iglesia entera
debe ser el único pueblo de Dios. Al
comienzo, la Iglesia era una; era una sola entidad. Pero se produjeron
divisiones sucesivas, que dieron por resultado muchos grupos libres. Alabamos
al Señor porque esta división no continuará en el Cielo Nuevo y la Tierra Nueva. Se acabará cuando vuelva el Señor.
(1) Lejos
del testigo de Dios y del testimonio de Dios
Hemos visto que al separarse Lot de Abraham, plantó la semilla de la división y también
de los grupos libres de hoy. ¿Quién fue la causa de esa
división? No fue Abraham, sino Lot. Tal vez los miembros de la familia de Lot hayan
argumentado: “¿Acaso no somos el pueblo
de Dios? ¿Por qué ustedes, los miembros de la familia de Abraham, siempre dicen
que son el pueblo de Dios?”. Sí, la familia de Lot formaba parte del pueblo de Dios, pero habían abandonado al testigo de
Dios y el testimonio de Dios, esto es, a Abraham y lo que él testificaba.
El testigo y el testimonio
de Dios se encontraban en la tienda de Abraham cerca del encinar de Mamre que está en Hebrón, y no con Lot
en la ciudad de Sodoma. En
los capítulos dieciocho y diecinueve, vemos que Dios y los dos ángeles estaban
contentos de permanecer con Abraham, de disfrutar de la cena y de una comunión
íntima con él. Pero cuando fueron a la ciudad inicua de Sodoma, Dios no los acompañó,
y se quedó con Abraham. Ambos
grupos conformaban el pueblo de Dios,
pero ¿dónde estaba la presencia de Dios?
¡Con la familia de Abraham solamente! La presencia de Dios acompañaba a la
familia de Abraham porque su familia era
Su pueblo típico y tenía la posición adecuada para dar testimonio de Él.
Lot pertenecía al pueblo de Dios, pero no
estaba en el terreno indicado cerca del encinar de Mamre que estaba en Hebrón; él se hallaba en Sodoma, en el terreno de la división y de los grupos
libres. Todo el
pueblo de Dios, Su familia, debe morar cerca del encinar de Mamre que está en
Hebrón, donde Dios puede visitarles amistosa e íntimamente.
Aquí podemos ver la diferencia entre la iglesia y los grupos libres; todos los grupos
libres forman el pueblo de Dios,
pero la iglesia está cerca de “el
encinar de Mamre” que está en “Hebrón”, disfrutando
continuamente de la presencia íntima de Dios.
Entonces ¿qué pasa con los grupos
libres? Así como sucedió en el caso de
la familia de Lot, Dios no se reúne con ellos. Son Su
pueblo, y El los cuida y no los olvida, pero Su presencia no los acompaña
(creemos que esto es verdad desde el momento en que se es
consciente de que los grupos libres y las denominaciones no son de Dios y aun
sabiéndolo no se busca al Señor con sinceridad para salir de la posición
incorrecta. Ello es debido a no querer echar a los Ismaeles, Amonitas y
Moabitas engendrados mediante concubina y/o incesto). Después de la partida de los
ángeles para Sodoma con el fin de rescatar a Lot y a su familia, la presencia
de Dios acompañaba a Abraham, Su querido amigo. ¿Dónde está usted, con
la familia de Abraham en Hebrón o con el grupo libre de Lot en Sodoma?
¿Acaso no afirma la Biblia que Lot era justo? Sí, vemos claramente en 2 Pedro 2:7 y 8 que Lot
era justo. ¿No son salvas las personas de los grupos libres? Indudablemente lo son.
Sin embargo, considere la situación: los que están en los grupos libres están
en un lugar condenado por Dios.
Esto queda claro a la luz de la revelación divina. Supongamos que ustedes
viviesen en los días de Abraham y de Lot. ¿En qué grupo habrían estado? Quizás
digan: “Usted dice que el grupo de Lot es
una división. ¿No es el grupo de Abraham otra división? Ni el grupo de Abraham
ni el de Lot constituyen el cuerpo entero. Ambos son la misma cosa. ¿Por qué
hace usted diferencia entre las familias de Abraham y la de Lot cuando ambas
forman el pueblo de Dios? Puesto que ambas son el pueblo de Dios, hoy estaré
con Lot y mañana visitaré a Abraham”. Usted quizás se quede con Lot, pero
Dios no hará lo mismo. Esto hace una gran diferencia.
Aparte de la familia establecida en el terreno que les
permitía una comunión íntima con Dios, había un grupo libre. La situación actual es
un desarrollo adicional de esta semilla. Sea honesto y justo con los grupos
libres. ¿Está el testimonio de Dios entre
ellos? ¡No! Dios no se expresa en los grupos libres. Ellos obran según su propio parecer, y no hay ningún testigo ni testimonio
con ellos. La familia de Lot llegó a ser ese grupo libre porque
estaba lejos de Abraham y de lo que él testificaba. Si yo hubiera sido Lot, con
la luz que tenemos ahora, habría dicho: “Tío
Abraham, aún cuando me obligues a abandonarte, no lo haré. Si no me amas,
seguiré abrazándote y besándote. Quiero quedarme contigo porque eres el testigo
de Dios y porque el testimonio de Dios te acompaña. Nunca abandonaré este
testimonio”. Debemos
tener esta actitud hoy en día. Quizás no
estemos contentos con los hermanos que hay en la Iglesia, pero debemos decir: “Hermanos, aunque no esté contento con
ustedes y ustedes no me traten bien, nunca abandonaré el testimonio de Dios”.
El origen, la raíz, del problema del primer grupo libre fue que se alejó del
testigo de Dios y del testimonio de Dios.
Muchos de nosotros podemos testificar que cuando salimos de las denominaciones,
estábamos contentos y nos sentíamos en los cielos. Pero dejar la Iglesia es un
asunto muy distinto. Si usted abandona la Iglesia, su alegría desaparecerá y no
volverá hasta que usted regrese al testimonio de Dios. No digo eso de manera
superficial. No hay ninguna excepción: los que han salido de la Iglesia han perdido
su alegría. Cuando una persona sale de la Iglesia, le resulta
muy difícil regresar. Fíjense en Lot: él fue rescatado después de la derrota de los reyes,
pero se rehusó a volver a Abraham. Aun después de ser librado de la destrucción
de Sodoma, (tampoco) volvió a él. Más adelante veremos que Lot mantuvo sus preferencias (aun después de ambas reprensiones). El hecho de que nos alegramos cuando
salimos de las denominaciones y que
perdemos el gozo al abandonar la Iglesia,
demuestra lo que es la Iglesia, la cual tiene la presencia de Dios, y lo que es
una denominación, donde no está la presencia de Dios. Tal vez no seamos capaces de
discernir con nuestra mente la diferencia entre ellas, pero podemos discernirla
por el sentido de vida en lo profundo de
nuestro espíritu.
(2) Se
desvió hasta la ciudad inicua
Después de haber dejado al testigo de Dios y el
testimonio de Dios, el grupo de Lot anduvo errante hasta llegar a la ciudad
inicua de Sodoma (13:12-13; 19:1). Si
usted deja la vida de Iglesia, será derrotado. Como un trozo de madera flotante que no puede controlar
su rumbo sino que es llevado por la corriente, será arrastrado por la corriente
de esta era y se hundirá hasta encontrarse en una ciudad inicua.
(3) Es
rescatado pero se aferra a sus preferencias
(Aun) Después de ser rescatado de la destrucción de Sodoma, Lot seguía
aferrado a sus preferencias
(19:20-23). El les suplicó
a los ángeles que le estaban rescatando que le permitieran ir a una pequeña ciudad llamada Zoar. Dios tuvo misericordia de él, y los ángeles le
concedieron su petición. Si usted examina la historia de muchos
grupos disidentes, se dará cuenta de que les pasa lo mismo. Al principio,
estaban en una ciudad importante, y Dios no les concedió ninguna
bendición. Luego, después de la intervención de Dios, se mudan a Zoar, una pequeña
ciudad lejos del testimonio de Dios. Primero dejaron
el testimonio de Dios y se hundieron en una situación condenada por Dios, y
luego, llevados por su preferencia
personal, fueron a un lugar pequeño.
(4) Se
aislaron aún más del testigo
y del testimonio de Dios
Finalmente Lot fue a morar en una cueva (19:30). Así como Lot, algunos grupos libres,
después de abandonar una ciudad
importante y de ir a una ciudad pequeña,
van a parar a una cueva. Se aíslan del resto del pueblo de Dios, y rechazan la comunión con
ellos. Podrían
decir: “¿Por qué dicen ustedes que son la
iglesia y que nosotros no?”. Si ellos son la Iglesia, no debían morar en
una cueva, sino salir y tener comunión con el pueblo de Dios. No obstante, sólo
se preocupan por su pequeño grupo, el cual está en esa caverna. Lo que tienen es la vida cavernícola, y no la vida de Iglesia.
b) El
padre: el líder
1) Se
emborrachó con el vino mundano
por el deseo de obtener descendencia
Ahora llegamos al
padre, el líder. En la cueva, Lot se
emborrachó con vino (19:32-35). Como dije antes, es muy extraño ver que estos
fugitivos tuviesen vino en esa cueva. Eran tan adictos al vino que
deben de haberlo traído consigo cuando huían de Sodoma. El vino era la
sustancia que los embotaba. Cuando estaban en la cueva, las hijas de
Lot no tuvieron la comunión apropiada con él, diciendo: “Padre, nuestra madre se ha convertido en una columna de sal, y
nosotras no tenemos maridos. ¿Cómo podremos tener prole? Debemos hacer algo al
respecto. ¿Podemos orar todos juntos?”. Si hubieran hecho eso, no se habría
producido el incesto. Pero no tuvieron comunión en el Espíritu, ni oraron al
Señor. La hija mayor, la que tenía más experiencia con las embriagueces de
Sodoma y que estaba más embotada por ellas, propuso a la otra que emborracharan
a su padre con vino y durmieran con él a fin de producirle descendencia. Si usted examina la situación actual, encontrará que los líderes de casi
todos los grupos libres fueron embriagados y embotados con algún tipo de vino.
Un líder apropiado debe ser sobrio. Lot debió haber dicho a la hija que le
presentaba vino: “¿Qué estás haciendo?
tira eso”. Pero Lot no era una persona sobria; él bebió, y lo
hizo sin restringirse. Se emborrachó hasta tal punto que sus hijas se acostaron
con él y ni cuenta se dio. La mayoría de los líderes de grupos
libres, en el sopor de algún vino, dicen, hacen y deciden cosas de una manera
confusa. La situación confusa de muchos líderes causa sopor en la
mayoría de los miembros de sus grupos.
(2) Cayó
en un sopor y se durmió
Después de emborracharse,
(quizás
embriagados por el aparente éxito inicial de sus ministerios) Lot cayó en un sopor y
se durmió. Esta misma condición predomina entre los grupos libres hoy día.
En cuanto al testimonio de Dios, los líderes caen en una somnolencia y se
duermen. Son muy activos en lo que buscan (para sus propios deleites: su éxito,
crecimiento, poder, fama,… ¡Para “hacerse un nombre!”), pero duermen en cuanto al testimonio de
Dios.
(3) Estaba
embotado
Lot quedó embotado,
pues perdió el sentido de (procreación de) vida (19:33b, 35b). Cuando la primera hija vino y se
acostó con él, “él no sintió cuándo se
acostó ella, ni cuándo se levantó”. Sucedió lo mismo con la segunda hija la
noche siguiente. ¿Qué pecado puede ser más grave que ése? ¡Ni siquiera tenía
consciencia de que sus hijas se habían acostado con él! Hoy en día los líderes de muchos grupos libres también han perdido el
sentido vital. No están conscientes de la violación de algunos principios
ordenados por Dios.
c) La
madre: la ayuda en vida
Vimos ya que la madre,
quien debía haber sido la ayuda en vida en su calidad de esposa, se había
convertido en una columna de sal por
causa de su mundanalidad (19:26). Cuando la familia de Lot entró en la cueva, no existía ninguna función de (procreación de) vida, pues no estaba presente la función de
esposa. Como resultado, recurrieron al incesto,
usando algo tan pecaminoso para reemplazar la función vital que habían perdido. Esta también es la situación actual entre numerosos grupos
supuestamente cristianos, han perdido la función del Cuerpo de Cristo, la
función apropiada de (procreación de) vida, y usan métodos mundanos
para llenar el vacío.
Al igual que el grupo de Lot, no
pueden producir el “Isaac” apropiado que cumpla el propósito de Dios. Al usar
el incesto para procurarse una prole, producen “moabitas” y “amonitas”.
d) Las
hijas: los miembros
Ya vimos que el líder estaba embotado y aturdido, y que la
función de (procreación de) vida se había perdido. No obstante,
las hijas, los miembros de ese grupo libre, persistían en su deseo de llevar
fruto y de multiplicarse. No tenían
el liderazgo apropiado ni la función de (procreación de) vida, pero tenían un método perverso
de procurarse una descendencia.
Entre muchos grupos libres
de hoy se da el mismo caso. Para llevar fruto (procreación), debemos vivir por Cristo y expresarlo, orar y
ayudar a otros a recibir la palabra viva de Dios a fin de que nazcan de nuevo.
Es así como se produce el debido fruto para obtener a “Isaac” y cumplir el
propósito de Dios. Sin embargo,
observe la situación actual: algunos grupos utilizan la
música rock, el baile, el teatro, las películas y los juegos, para satisfacer
su deseo de multiplicarse. A los ojos de Dios, esto es cometer incesto
espiritual.
Los grupos libres adoptan estos
métodos porque la esposa mundana ha
perdido su función (de procreación). En las iglesias necesitamos la función de (procreación de) vida para producir una descendencia. Cuando se ha perdido la debida esposa, la
cual tiene la función vital, se usan medios viles y mundanos para
multiplicarse. Este es el camino del “incesto” que produce “moabitas” y
“amonitas”.
(1)
Perdieron el sentido de lo moral
Las hijas de Lot habían perdido el sentido de
lo moral, pues estaban embriagadas con la corriente inicua del mundo maligno. Si hubieran tenido algún
sentido de lo moral, jamás habrían pensado acostarse con su padre. La primera
hija se acostó con su padre sin sentir vergüenza alguna y alentó a la menor a
hacer lo mismo. Hablaron de eso tranquilamente entre ellas, sin ningún
sentimiento de culpa. Cuando todos ellos vivían en Sodoma, Lot hasta propuso sacrificar a
sus hijas para satisfacer a los sodomitas que estaban entregados a sus
vergonzosas concupiscencias. ¿Cómo puede un hombre con sentido de moralidad
espiritual hacer una propuesta semejante? Lot debió haber dicho: “¡Me pueden matar a mí y a mis huéspedes, pero nunca permitiré que
hagan este mal a mis hijas vírgenes!”. ¿Cómo fue que Lot perdió
su sentido moral? Lot se había embriagado. A raíz de esto, sus hijas no tenían ningún sentido de lo
moral, y su carácter humano se había degradado al nivel más bajo. Hoy en día, algunos grupos libres también han
sido embotados por la corriente inicua del mundo maligno y sólo se preocupan por alcanzar el éxito, sin importarles los medios. Necesitan ser desintoxicados por la Palabra de Dios la cual nos hace
recuperar la sobriedad.
(2) Desean
tener descendencia por cualquier medio
Las hijas de Lot estaban embotadas y deseaban tener
descendencia por cualquier medio que fuese (19:31:35). Lo
único que les importaba era el objetivo que tenían, y no los medios para
lograrlo. Muchos grupos cristianos son así. Dicen: “¿Qué
hay de malo con esta predicación del evangelio mientras traigamos gente a
Cristo? Hemos ganado muchísima gente así. ¿Cuántas almas ha ganado usted?”. Lo único que les preocupa es ganar almas, y no el usar una manera
apropiada para lograrlo.
(3)
Cometieron incesto
Las hijas de Lot cometieron incesto, violando así el principio ordenado por Dios (19:36). Aquí debemos
referirnos a Mateo 7:21-23. El Señor dijo que cuando Él vuelva, algunos obreros
que dicen ser cristianos le dirán: “Señor,
Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y
en Tu nombre hicimos muchas obras poderosas?” (Mt. 7:22). Si no hubieran
hecho estas cosas, no habrían podido referirse a ellas. El Señor no negará que
ellos hicieron tales obras. Sin embargo, en Mateo 7:23, el Señor Jesús dice que Él les declarará: “Nunca os conocí;
apartaos de Mí, hacedores de iniquidad”. El hecho de que el Señor haya
dicho: “Nunca os conocí” significa “nunca os he aprobado porque sois
hacedores de iniquidad”.
Los que participan en una
carrera deben permanecer en su carril. Por mucho que corran, no pueden hacerlo
fuera de los límites de su carril. Del mismo modo, necesitamos un principio que
regule nuestra actividad espiritual. No es un asunto de
profetizar, echar demonios, u obrar milagros, sino de hacer la voluntad del
Padre (Mt. 7:21). Nuestras actividades espirituales deben conformarse
a la voluntad del Padre. Nuestra predicación, el amor que mostramos para con
los demás, y todo lo que hagamos debe conformarse a la voluntad del Padre. Si en nuestro espíritu no tenemos la certeza de que estamos haciendo la
voluntad del Padre, no debemos proseguir (debemos parar y ACAMPAR hasta saberlo). Si hacemos cosas sin esta certeza, quebrantaremos el
principio (de vida
interna) que nos regula y cometeremos incesto
espiritual. Eso es iniquidad a los ojos de Dios. El Señor nunca aprobará a esos
obreros inicuos.
e) La
descendencia obtenida por incesto
Las hijas de Lot produjeron una descendencia por incesto. Los nombres de sus dos hijos son muy
significativos. El primero, Moab, significa “del padre” (19:37). Cuando la hija mayor
llamó a su hijo “del padre”, ella
estaba diciendo: “Tengo un hijo de mi
padre”. Incluso le puso a su hijo un nombre que se lo recordara. La segunda hija dio luz a un niño y lo llamó Ben-ammi, que significa “hijo de mi parentela” (19:38). En lo que a las hijas se refiere, con tal que obtuviesen
descendencia para preservar su
linaje (su grupo
denominacional), todo
se valía. Si no hubieran tenido descendencia, su
grupo libre se habría acabado. La situación actual es idéntica. Muchos
grupos libres sólo se preocupan por preservar su linaje, es decir, por
preservar su grupo. No les preocupa hacer la voluntad de Dios ni usar los
medios correctos, sino únicamente producir descendientes por medio de
actividades incestuosas.
La simiente producida por incesto se
convirtió en un gran perjuicio para el pueblo de Dios mediante la fornicación (Nm. 25:1-5). Mientras el pueblo de Dios vagaba en el desierto, los
moabitas vinieron.
Primero, contrataron al profeta Balaam para que
maldijera al pueblo de Dios (Nm. 22:2-7), pero Dios cambió esta
maldición por bendición (Nm. 23:11; 24:10). Segundo, Balaam aconsejó a los moabitas que incitaran a los
hijos de Israel a adorar ídolos y a cometer fornicación (Nm. 31:16). La idolatría siempre conduce a la fornicación,
pues estas dos “hermanas” inicuas van siempre juntas. El cristianismo
actual contiene las enseñanzas de Balaam
mencionadas en Apocalipsis 2:14. El Señor dijo a la iglesia en Pérgamo, una
iglesia degradada y mundana, que entre ellos algunos tenían las enseñanzas de
Balaam, las enseñanzas que perjudicaban al pueblo de Dios al inducirlo a la
idolatría y la fornicación.
Dios juzgó severamente a los israelitas por la idolatría y
fornicación en que incurrieron con los moabitas, pues dijo a Moisés: “Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos
ante Yahweh delante del sol, y el ardor de la ira de Yahweh se apartará de
Israel” (Nm.
25:4). Además, Dios rechazó a los moabitas y a los
amonitas y mostró su ira santa y divina para con ellos, pues pidió a los
israelitas que no procuraran la paz de ellos ni su bien “en todos los días para siempre” y declaró: “No entrará amonita ni moabita en la congregación de Yahweh, ni hasta
la décima generación de ellos; no entrarán en la congregación de Yahweh para
siempre” (Dt. 23:3-6). Todo lo que
se relaciona con los moabitas y los amonitas se encontraba bajo la condenación
de Dios, y no se les permitía a los hijos de Israel procurar la paz de
ellos ni su bien.
Del capítulo 16 de Génesis al capítulo 21, hay tres nacimientos: el de Ismael, los de Moab
y Ben-ammi, y el de Isaac. El nacimiento de Ismael se llevó a cabo por
medio del esfuerzo carnal, y el
nacimiento de Moab y Ben-ammi fue el resultado del incesto. Pero el nacimiento de Isaac se produjo por la gracia de Dios. Ismael,
producido por el esfuerzo carnal, fue rechazado
por Dios. Moab y Ben-ammi, quienes fueron engendrados por medio del
incesto, fueron una vergüenza a lo
largo de la historia.
Sólo Isaac, quien fue producido por la gracia de Dios, fue
usado para cumplir el propósito de Dios. Todos debemos examinarnos para ver qué
clase de descendencia estamos produciendo: Ismaeles, Moabitas, o Isaacs. Podemos tener
algún incremento, algún fruto, pero ¿será el resultado ismaelitas, moabitas o
“isaacs”?
f) La
ilimitada e inescrutable misericordia de Dios
Pese a que los
moabitas fueron rechazados hasta la décima generación, vemos en el caso de Rut
la ilimitada e inescrutable misericordia de Dios (Rt. 1:2,4-5,8, 15-19, 22;
4:13,17). Elimelec, el marido de Noemí, sacó a su familia de Judá (para
montar SU chiringuito denominacional) para buscar la paz y la prosperidad que
tenían los moabitas.
Después de la muerte de Elimelec, sus dos hijos “tomaron para sí mujeres moabitas” (Rt. 1:4). Cuando los dos hijos
murieron, Noemí se quedó en Moab con sus dos nueras. Cuando Noemí se disponía a
regresar a Judá, Rut no quiso separarse de ella, y le dijo: “No me ruegues que te deje, y me aparte de ti;
porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré.
Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios” (Rt. 1:16). Al buscar a Dios de manera incondicional, Rut, una viuda moabita, entró en
la congregación santa del pueblo de Dios, se casó con Booz, y llegó a ser la bisabuela del rey
David. Finalmente, ella no sólo entró en
la santa congregación del pueblo de Dios, sino también en la genealogía de
Cristo, pues fue una antepasada de Cristo y tuvo parte en Su
encarnación (Mt. 1:1, 5). Esta es la ilimitada e inescrutable
misericordia de Dios. La misericordia de Dios espera que lo
busquemos a Él y a Su pueblo. No se quede en Moab; venga a Judá. La
congregación de Dios y la encarnación de Cristo acompañan a Su pueblo en Judá.
Estar en el sitio correcto tiene mucho significado. Usted debe
cambiar su posición y su base. Si desea estar en la congregación santa y
participar de la encarnación de Cristo, debe salir de Moab e ir al pueblo de
Dios en Judá.
Lot, quien era miembro del pueblo de Dios, y su familia
abandonaron al testigo de Dios y el testimonio de Dios. Como resultado, de su
vida se produjeron los moabitas y los amonitas. Rut, una viuda moabita que buscaba a
Dios, fue al pueblo de Dios y al testimonio de Dios. El resultado de su vida fue el siguiente: producir a Cristo. ¡Qué admirable misericordia concede
Dios a los que le buscan! Hasta un descendiente de Moab, un ser
humano nacido del incesto, pudo participar, por medio de la redención, en la
encarnación de Cristo.
(Damos gloria a Dios porque aunque hayamos nacido en
Babilonia, engendrados por la Ramera y sus hijas, podemos salir de en medio de ellos y regresar a Jerusalén. ¡Gracias a Dios
por Su misericordia!)
Como lo he dicho reiteradas veces, casi todas las semillas de la revelación divina se mencionan en el libro de Génesis. Una semilla es la forma rudimentaria de algo. Su tamaño es pequeño y su forma sencilla, pero cuando es sembrada en el campo, crece. Al crecer, toma otra forma. Primero es un retoño y luego se desarrolla plenamente. La forma final de su desarrollo difiere de la forma de la semilla, pero todos los elementos y aspectos principales se encuentran en la semilla. Si queremos entender Génesis 19, debemos considerarlo como una semilla que tiene su crecimiento, su desarrollo y su cosecha en los siguientes libros de la Biblia. El relato acerca de Lot y de sus hijas en Génesis 19:30-38 constituye una semilla negativa con respecto a este lamentable asunto del incesto, pero sirve a un propósito positivo: nos da una advertencia firme y solemne.
5) La descendencia obtenida por incesto
En este mensaje
veremos el retrato de algo muy desagradable: el incesto.
Génesis 19:30-38 es probablemente el primer caso de incesto relatado en la historia humana, y forma
parte de la sección que habla de vivir
en comunión con Dios. Al considerar este asunto, abarcaremos
seis puntos: la familia, el padre, la madre, las hijas, la simiente y la
misericordia ilimitada e inescrutable de Dios.
Primeramente tenemos a la familia, el grupo, y luego, al padre, el
líder de este grupo. En tercer lugar, tenemos a la madre, que era la ayudante del líder. El líder de un
grupo necesita ayuda. En una familia, la ayuda apropiada es la esposa, y en la
Biblia, la esposa es llamada la ayuda
idónea. En tipología, la esposa
en una familia representa una ayuda en (propagación de) vida. Este concepto corresponde a los principios
bíblicos. Considere el
ejemplo de Sara. Abraham tenía una familia para
cumplir el propósito de Dios, pues él solo no habría podido hacer nada por el
propósito de Dios. Necesitaba una ayuda en (propagación de) vida.
El recurrió a Agar en busca de dicha ayuda, pero ella no fue una ayuda en (propagación de) vida sino una ayuda en (propagación de) la
carne. Sara
era la única ayuda, la que tenía la función en (propagación de) vida. Sin ella, Abraham nunca
habría podido producir a Isaac para cumplir el propósito de Dios. Hoy en día la Iglesia es una familia espiritual en la cual también se
necesita la función apropiada en (propagación de) vida a fin de producir a “Isaac” y
cumplir el propósito de Dios.
Como veremos, hubo un momento en que el
grupo familiar de Lot perdió su
función en (propagación de) vida porque la esposa se había
convertido en una columna de sal. Ella debió haber sido sal y haber conservado
su sabor, pero su mundanalidad causó la
pérdida de su función en (propagación de) vida. En tipología, convertirse en una columna de sal alude a la
pérdida de la función en vida. Había un grupo con un líder, pero carecía de esposa que
tuviera la función en (propagación de) vida; sólo había una columna de
vergüenza. Sucede lo mismo con muchos grupos cristianos hoy en día. Estos grupos tienen líderes,
pero no tienen la esposa idónea que tenga la función apropiada en (propagación de) vida.
Por haber perdido su función en (propagación de) vida, la familia de Lot tenía miembros indecorosos: las hijas. No me gusta llamar hijas a
los miembros del grupo de Lot, porque la palabra hijas es buena. ¿Qué clase de
gente eran? ¿Eran hijas o esposas o madres? No sé cómo llamarlas. Si usted las
llama hijas, debe añadir que fueron hijas incestuosas. Fueron madres, pero
madres incestuosas. Siento vergüenza hasta de hablar de lo que hicieron.
Después de que la mayor se acostó con su padre, alentó a la menor a hacer lo
mismo. ¡Qué vergüenza!
Estos eran los miembros del grupo de Lot. Hoy en día, muchos
grupos cristianos tienen esos miembros indecorosos. Ellos, como las hijas de
Lot, desean tener descendencia pero no usan los medios debidos.
Tal vez digan: “Ganemos almas”, pero ganan almas por medio del incesto
espiritual.
En Génesis 19:30-38 descubrimos el grupo, el líder, la
ayuda en vida, los miembros y la prole obtenida por incesto. Pero alabado sea
el Señor porque finalmente vemos la
misericordia ilimitada e inescrutable de Dios en uno de los descendientes de
ese incesto. Rut, una moabita, descendiente de Lot con una de sus hijas,
llegó a ser la bisabuela de David y una antepasada de Cristo. ¿Acaso no expresa eso la
ilimitada e inescrutable misericordia de Dios? No obstante, cuando oímos eso,
no debemos decir: “Hagamos males para que
vengan bienes”.
a) La
familia: el grupo
Consideremos ahora
estos seis puntos más detalladamente. Basándonos en el principio según el cual
todo lo que contiene el libro de Génesis es una semilla, podemos decir que la tienda de Abraham, en la cual él
tenía una comunión íntima con Dios al
nivel humano, era una miniatura del Tabernáculo
que los descendientes de Abraham debían construirle a Dios como morada Suya en
la Tierra, pues eso les había mandado Dios. La tienda de Abraham era la
semilla, y el Tabernáculo
erigido en el desierto por los hijos de Israel era el desarrollo. El templo
construido en la buena tierra de Canaán fue un desarrollo adicional de esa semilla. La Iglesia actual, como verdadera morada de Dios
en la Tierra, es el cumplimiento de lo que describen la tienda de Abraham, el Tabernáculo y el Templo en el Antiguo Testamento. Finalmente la Nueva Jerusalén será la cosecha final de aquella semilla.
Apocalipsis 21:3 revela “el tabernáculo
de Dios con los hombres, y El fijará Su tabernáculo con ellos”. Por
consiguiente, en Génesis
18 vemos la semilla, y en
Apocalipsis 21 la cosecha.
Según el mismo
principio, en los días de Abraham y de Lot, Dios tenía un pueblo sobre la Tierra. Su pueblo se
componía de dos familias: la familia de
Abraham y la de Lot. Era una
semilla, una miniatura, del pueblo de Dios en las edades que vendrían.
Primero, los hijos de Israel constituirían
el desarrollo de la semilla del
pueblo de Dios, y ahora la Iglesia
es la continuación de este desarrollo.
Al final, en la Nueva Jerusalén
todos los redimidos de todas las generaciones serán la cosecha completa del pueblo de Dios en la Tierra. Una vez más
tenemos la semilla, el desarrollo y la
cosecha. Vemos, entonces, que lo que contiene la semilla
también debe encontrarse en el desarrollo.
Al principio, la familia de Abraham y de Lot, siendo el
pueblo de Dios, eran una sola familia. No obstante, en un momento dado, entró la división y se separaron. Cuando eran uno,
no formaban un grupo, sino el pueblo de Dios, el único pueblo de Dios.
Cuando vino la división, ésta
produjo un grupo libre. Ese antiguo
grupo libre es la semilla y la miniatura de los grupos libres de hoy. Hoy en día, los grupos libres que
hay entre el pueblo de Dios en realidad son un desarrollo adicional de aquella
semilla. La división
sembrada por Lot se desarrolló después de la
época de Salomón cuando los hijos de Israel se dividieron y se produjo un
grupo libre. Ese grupo libre, la nación de Israel, nunca fue
reconocida por Dios, Dios sólo reconoció
a Judá porque Judá se encontraba en el terreno indicado.
En principio, pasa lo mismo en
la Era de la Iglesia. La Iglesia entera
debe ser el único pueblo de Dios. Al
comienzo, la Iglesia era una; era una sola entidad. Pero se produjeron
divisiones sucesivas, que dieron por resultado muchos grupos libres. Alabamos
al Señor porque esta división no continuará en el Cielo Nuevo y la Tierra Nueva. Se acabará cuando vuelva el Señor.
(1) Lejos
del testigo de Dios y del testimonio de Dios
Hemos visto que al separarse Lot de Abraham, plantó la semilla de la división y también
de los grupos libres de hoy. ¿Quién fue la causa de esa
división? No fue Abraham, sino Lot. Tal vez los miembros de la familia de Lot hayan
argumentado: “¿Acaso no somos el pueblo
de Dios? ¿Por qué ustedes, los miembros de la familia de Abraham, siempre dicen
que son el pueblo de Dios?”. Sí, la familia de Lot formaba parte del pueblo de Dios, pero habían abandonado al testigo de
Dios y el testimonio de Dios, esto es, a Abraham y lo que él testificaba.
El testigo y el testimonio
de Dios se encontraban en la tienda de Abraham cerca del encinar de Mamre que está en Hebrón, y no con Lot
en la ciudad de Sodoma. En
los capítulos dieciocho y diecinueve, vemos que Dios y los dos ángeles estaban
contentos de permanecer con Abraham, de disfrutar de la cena y de una comunión
íntima con él. Pero cuando fueron a la ciudad inicua de Sodoma, Dios no los acompañó,
y se quedó con Abraham. Ambos
grupos conformaban el pueblo de Dios,
pero ¿dónde estaba la presencia de Dios?
¡Con la familia de Abraham solamente! La presencia de Dios acompañaba a la
familia de Abraham porque su familia era
Su pueblo típico y tenía la posición adecuada para dar testimonio de Él.
Lot pertenecía al pueblo de Dios, pero no
estaba en el terreno indicado cerca del encinar de Mamre que estaba en Hebrón; él se hallaba en Sodoma, en el terreno de la división y de los grupos
libres. Todo el
pueblo de Dios, Su familia, debe morar cerca del encinar de Mamre que está en
Hebrón, donde Dios puede visitarles amistosa e íntimamente.
Aquí podemos ver la diferencia entre la iglesia y los grupos libres; todos los grupos
libres forman el pueblo de Dios,
pero la iglesia está cerca de “el
encinar de Mamre” que está en “Hebrón”, disfrutando
continuamente de la presencia íntima de Dios.
Entonces ¿qué pasa con los grupos
libres? Así como sucedió en el caso de
la familia de Lot, Dios no se reúne con ellos. Son Su
pueblo, y El los cuida y no los olvida, pero Su presencia no los acompaña
(creemos que esto es verdad desde el momento en que se es
consciente de que los grupos libres y las denominaciones no son de Dios y aun
sabiéndolo no se busca al Señor con sinceridad para salir de la posición
incorrecta. Ello es debido a no querer echar a los Ismaeles, Amonitas y
Moabitas engendrados mediante concubina y/o incesto). Después de la partida de los
ángeles para Sodoma con el fin de rescatar a Lot y a su familia, la presencia
de Dios acompañaba a Abraham, Su querido amigo. ¿Dónde está usted, con
la familia de Abraham en Hebrón o con el grupo libre de Lot en Sodoma?
¿Acaso no afirma la Biblia que Lot era justo? Sí, vemos claramente en 2 Pedro 2:7 y 8 que Lot
era justo. ¿No son salvas las personas de los grupos libres? Indudablemente lo son.
Sin embargo, considere la situación: los que están en los grupos libres están
en un lugar condenado por Dios.
Esto queda claro a la luz de la revelación divina. Supongamos que ustedes
viviesen en los días de Abraham y de Lot. ¿En qué grupo habrían estado? Quizás
digan: “Usted dice que el grupo de Lot es
una división. ¿No es el grupo de Abraham otra división? Ni el grupo de Abraham
ni el de Lot constituyen el cuerpo entero. Ambos son la misma cosa. ¿Por qué
hace usted diferencia entre las familias de Abraham y la de Lot cuando ambas
forman el pueblo de Dios? Puesto que ambas son el pueblo de Dios, hoy estaré
con Lot y mañana visitaré a Abraham”. Usted quizás se quede con Lot, pero
Dios no hará lo mismo. Esto hace una gran diferencia.
Aparte de la familia establecida en el terreno que les
permitía una comunión íntima con Dios, había un grupo libre. La situación actual es
un desarrollo adicional de esta semilla. Sea honesto y justo con los grupos
libres. ¿Está el testimonio de Dios entre
ellos? ¡No! Dios no se expresa en los grupos libres. Ellos obran según su propio parecer, y no hay ningún testigo ni testimonio
con ellos. La familia de Lot llegó a ser ese grupo libre porque
estaba lejos de Abraham y de lo que él testificaba. Si yo hubiera sido Lot, con
la luz que tenemos ahora, habría dicho: “Tío
Abraham, aún cuando me obligues a abandonarte, no lo haré. Si no me amas,
seguiré abrazándote y besándote. Quiero quedarme contigo porque eres el testigo
de Dios y porque el testimonio de Dios te acompaña. Nunca abandonaré este
testimonio”. Debemos
tener esta actitud hoy en día. Quizás no
estemos contentos con los hermanos que hay en la Iglesia, pero debemos decir: “Hermanos, aunque no esté contento con
ustedes y ustedes no me traten bien, nunca abandonaré el testimonio de Dios”.
El origen, la raíz, del problema del primer grupo libre fue que se alejó del
testigo de Dios y del testimonio de Dios.
Muchos de nosotros podemos testificar que cuando salimos de las denominaciones,
estábamos contentos y nos sentíamos en los cielos. Pero dejar la Iglesia es un
asunto muy distinto. Si usted abandona la Iglesia, su alegría desaparecerá y no
volverá hasta que usted regrese al testimonio de Dios. No digo eso de manera
superficial. No hay ninguna excepción: los que han salido de la Iglesia han perdido
su alegría. Cuando una persona sale de la Iglesia, le resulta
muy difícil regresar. Fíjense en Lot: él fue rescatado después de la derrota de los reyes,
pero se rehusó a volver a Abraham. Aun después de ser librado de la destrucción
de Sodoma, (tampoco) volvió a él. Más adelante veremos que Lot mantuvo sus preferencias (aun después de ambas reprensiones). El hecho de que nos alegramos cuando
salimos de las denominaciones y que
perdemos el gozo al abandonar la Iglesia,
demuestra lo que es la Iglesia, la cual tiene la presencia de Dios, y lo que es
una denominación, donde no está la presencia de Dios. Tal vez no seamos capaces de
discernir con nuestra mente la diferencia entre ellas, pero podemos discernirla
por el sentido de vida en lo profundo de
nuestro espíritu.
(2) Se
desvió hasta la ciudad inicua
Después de haber dejado al testigo de Dios y el
testimonio de Dios, el grupo de Lot anduvo errante hasta llegar a la ciudad
inicua de Sodoma (13:12-13; 19:1). Si
usted deja la vida de Iglesia, será derrotado. Como un trozo de madera flotante que no puede controlar
su rumbo sino que es llevado por la corriente, será arrastrado por la corriente
de esta era y se hundirá hasta encontrarse en una ciudad inicua.
(3) Es
rescatado pero se aferra a sus preferencias
(Aun) Después de ser rescatado de la destrucción de Sodoma, Lot seguía
aferrado a sus preferencias
(19:20-23). El les suplicó
a los ángeles que le estaban rescatando que le permitieran ir a una pequeña ciudad llamada Zoar. Dios tuvo misericordia de él, y los ángeles le
concedieron su petición. Si usted examina la historia de muchos
grupos disidentes, se dará cuenta de que les pasa lo mismo. Al principio,
estaban en una ciudad importante, y Dios no les concedió ninguna
bendición. Luego, después de la intervención de Dios, se mudan a Zoar, una pequeña
ciudad lejos del testimonio de Dios. Primero dejaron
el testimonio de Dios y se hundieron en una situación condenada por Dios, y
luego, llevados por su preferencia
personal, fueron a un lugar pequeño.
(4) Se
aislaron aún más del testigo
y del testimonio de Dios
(4) Se
aislaron aún más del testigo
y del testimonio de Dios
Finalmente Lot fue a morar en una cueva (19:30). Así como Lot, algunos grupos libres,
después de abandonar una ciudad
importante y de ir a una ciudad pequeña,
van a parar a una cueva. Se aíslan del resto del pueblo de Dios, y rechazan la comunión con
ellos. Podrían
decir: “¿Por qué dicen ustedes que son la
iglesia y que nosotros no?”. Si ellos son la Iglesia, no debían morar en
una cueva, sino salir y tener comunión con el pueblo de Dios. No obstante, sólo
se preocupan por su pequeño grupo, el cual está en esa caverna. Lo que tienen es la vida cavernícola, y no la vida de Iglesia.
b) El
padre: el líder
1) Se
emborrachó con el vino mundano
por el deseo de obtener descendencia
1) Se
emborrachó con el vino mundano
por el deseo de obtener descendencia
Ahora llegamos al
padre, el líder. En la cueva, Lot se
emborrachó con vino (19:32-35). Como dije antes, es muy extraño ver que estos
fugitivos tuviesen vino en esa cueva. Eran tan adictos al vino que
deben de haberlo traído consigo cuando huían de Sodoma. El vino era la
sustancia que los embotaba. Cuando estaban en la cueva, las hijas de
Lot no tuvieron la comunión apropiada con él, diciendo: “Padre, nuestra madre se ha convertido en una columna de sal, y
nosotras no tenemos maridos. ¿Cómo podremos tener prole? Debemos hacer algo al
respecto. ¿Podemos orar todos juntos?”. Si hubieran hecho eso, no se habría
producido el incesto. Pero no tuvieron comunión en el Espíritu, ni oraron al
Señor. La hija mayor, la que tenía más experiencia con las embriagueces de
Sodoma y que estaba más embotada por ellas, propuso a la otra que emborracharan
a su padre con vino y durmieran con él a fin de producirle descendencia. Si usted examina la situación actual, encontrará que los líderes de casi
todos los grupos libres fueron embriagados y embotados con algún tipo de vino.
Un líder apropiado debe ser sobrio. Lot debió haber dicho a la hija que le
presentaba vino: “¿Qué estás haciendo?
tira eso”. Pero Lot no era una persona sobria; él bebió, y lo
hizo sin restringirse. Se emborrachó hasta tal punto que sus hijas se acostaron
con él y ni cuenta se dio. La mayoría de los líderes de grupos
libres, en el sopor de algún vino, dicen, hacen y deciden cosas de una manera
confusa. La situación confusa de muchos líderes causa sopor en la
mayoría de los miembros de sus grupos.
(2) Cayó
en un sopor y se durmió
Después de emborracharse,
(quizás
embriagados por el aparente éxito inicial de sus ministerios) Lot cayó en un sopor y
se durmió. Esta misma condición predomina entre los grupos libres hoy día.
En cuanto al testimonio de Dios, los líderes caen en una somnolencia y se
duermen. Son muy activos en lo que buscan (para sus propios deleites: su éxito,
crecimiento, poder, fama,… ¡Para “hacerse un nombre!”), pero duermen en cuanto al testimonio de
Dios.
(3) Estaba
embotado
Lot quedó embotado,
pues perdió el sentido de (procreación de) vida (19:33b, 35b). Cuando la primera hija vino y se
acostó con él, “él no sintió cuándo se
acostó ella, ni cuándo se levantó”. Sucedió lo mismo con la segunda hija la
noche siguiente. ¿Qué pecado puede ser más grave que ése? ¡Ni siquiera tenía
consciencia de que sus hijas se habían acostado con él! Hoy en día los líderes de muchos grupos libres también han perdido el
sentido vital. No están conscientes de la violación de algunos principios
ordenados por Dios.
c) La
madre: la ayuda en vida
Vimos ya que la madre,
quien debía haber sido la ayuda en vida en su calidad de esposa, se había
convertido en una columna de sal por
causa de su mundanalidad (19:26). Cuando la familia de Lot entró en la cueva, no existía ninguna función de (procreación de) vida, pues no estaba presente la función de
esposa. Como resultado, recurrieron al incesto,
usando algo tan pecaminoso para reemplazar la función vital que habían perdido. Esta también es la situación actual entre numerosos grupos
supuestamente cristianos, han perdido la función del Cuerpo de Cristo, la
función apropiada de (procreación de) vida, y usan métodos mundanos
para llenar el vacío.
Al igual que el grupo de Lot, no
pueden producir el “Isaac” apropiado que cumpla el propósito de Dios. Al usar
el incesto para procurarse una prole, producen “moabitas” y “amonitas”.
d) Las
hijas: los miembros
Ya vimos que el líder estaba embotado y aturdido, y que la
función de (procreación de) vida se había perdido. No obstante,
las hijas, los miembros de ese grupo libre, persistían en su deseo de llevar
fruto y de multiplicarse. No tenían
el liderazgo apropiado ni la función de (procreación de) vida, pero tenían un método perverso
de procurarse una descendencia.
Entre muchos grupos libres
de hoy se da el mismo caso. Para llevar fruto (procreación), debemos vivir por Cristo y expresarlo, orar y
ayudar a otros a recibir la palabra viva de Dios a fin de que nazcan de nuevo.
Es así como se produce el debido fruto para obtener a “Isaac” y cumplir el
propósito de Dios. Sin embargo,
observe la situación actual: algunos grupos utilizan la
música rock, el baile, el teatro, las películas y los juegos, para satisfacer
su deseo de multiplicarse. A los ojos de Dios, esto es cometer incesto
espiritual.
Los grupos libres adoptan estos
métodos porque la esposa mundana ha
perdido su función (de procreación). En las iglesias necesitamos la función de (procreación de) vida para producir una descendencia. Cuando se ha perdido la debida esposa, la
cual tiene la función vital, se usan medios viles y mundanos para
multiplicarse. Este es el camino del “incesto” que produce “moabitas” y
“amonitas”.
(1)
Perdieron el sentido de lo moral
Las hijas de Lot habían perdido el sentido de
lo moral, pues estaban embriagadas con la corriente inicua del mundo maligno. Si hubieran tenido algún
sentido de lo moral, jamás habrían pensado acostarse con su padre. La primera
hija se acostó con su padre sin sentir vergüenza alguna y alentó a la menor a
hacer lo mismo. Hablaron de eso tranquilamente entre ellas, sin ningún
sentimiento de culpa. Cuando todos ellos vivían en Sodoma, Lot hasta propuso sacrificar a
sus hijas para satisfacer a los sodomitas que estaban entregados a sus
vergonzosas concupiscencias. ¿Cómo puede un hombre con sentido de moralidad
espiritual hacer una propuesta semejante? Lot debió haber dicho: “¡Me pueden matar a mí y a mis huéspedes, pero nunca permitiré que
hagan este mal a mis hijas vírgenes!”. ¿Cómo fue que Lot perdió
su sentido moral? Lot se había embriagado. A raíz de esto, sus hijas no tenían ningún sentido de lo
moral, y su carácter humano se había degradado al nivel más bajo. Hoy en día, algunos grupos libres también han
sido embotados por la corriente inicua del mundo maligno y sólo se preocupan por alcanzar el éxito, sin importarles los medios. Necesitan ser desintoxicados por la Palabra de Dios la cual nos hace
recuperar la sobriedad.
(2) Desean
tener descendencia por cualquier medio
Las hijas de Lot estaban embotadas y deseaban tener
descendencia por cualquier medio que fuese (19:31:35). Lo
único que les importaba era el objetivo que tenían, y no los medios para
lograrlo. Muchos grupos cristianos son así. Dicen: “¿Qué
hay de malo con esta predicación del evangelio mientras traigamos gente a
Cristo? Hemos ganado muchísima gente así. ¿Cuántas almas ha ganado usted?”. Lo único que les preocupa es ganar almas, y no el usar una manera
apropiada para lograrlo.
(3)
Cometieron incesto
Las hijas de Lot cometieron incesto, violando así el principio ordenado por Dios (19:36). Aquí debemos
referirnos a Mateo 7:21-23. El Señor dijo que cuando Él vuelva, algunos obreros
que dicen ser cristianos le dirán: “Señor,
Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y
en Tu nombre hicimos muchas obras poderosas?” (Mt. 7:22). Si no hubieran
hecho estas cosas, no habrían podido referirse a ellas. El Señor no negará que
ellos hicieron tales obras. Sin embargo, en Mateo 7:23, el Señor Jesús dice que Él les declarará: “Nunca os conocí;
apartaos de Mí, hacedores de iniquidad”. El hecho de que el Señor haya
dicho: “Nunca os conocí” significa “nunca os he aprobado porque sois
hacedores de iniquidad”.
Los que participan en una
carrera deben permanecer en su carril. Por mucho que corran, no pueden hacerlo
fuera de los límites de su carril. Del mismo modo, necesitamos un principio que
regule nuestra actividad espiritual. No es un asunto de
profetizar, echar demonios, u obrar milagros, sino de hacer la voluntad del
Padre (Mt. 7:21). Nuestras actividades espirituales deben conformarse
a la voluntad del Padre. Nuestra predicación, el amor que mostramos para con
los demás, y todo lo que hagamos debe conformarse a la voluntad del Padre. Si en nuestro espíritu no tenemos la certeza de que estamos haciendo la
voluntad del Padre, no debemos proseguir (debemos parar y ACAMPAR hasta saberlo). Si hacemos cosas sin esta certeza, quebrantaremos el
principio (de vida
interna) que nos regula y cometeremos incesto
espiritual. Eso es iniquidad a los ojos de Dios. El Señor nunca aprobará a esos
obreros inicuos.
e) La
descendencia obtenida por incesto
Las hijas de Lot produjeron una descendencia por incesto. Los nombres de sus dos hijos son muy
significativos. El primero, Moab, significa “del padre” (19:37). Cuando la hija mayor
llamó a su hijo “del padre”, ella
estaba diciendo: “Tengo un hijo de mi
padre”. Incluso le puso a su hijo un nombre que se lo recordara. La segunda hija dio luz a un niño y lo llamó Ben-ammi, que significa “hijo de mi parentela” (19:38). En lo que a las hijas se refiere, con tal que obtuviesen
descendencia para preservar su
linaje (su grupo
denominacional), todo
se valía. Si no hubieran tenido descendencia, su
grupo libre se habría acabado. La situación actual es idéntica. Muchos
grupos libres sólo se preocupan por preservar su linaje, es decir, por
preservar su grupo. No les preocupa hacer la voluntad de Dios ni usar los
medios correctos, sino únicamente producir descendientes por medio de
actividades incestuosas.
La simiente producida por incesto se
convirtió en un gran perjuicio para el pueblo de Dios mediante la fornicación (Nm. 25:1-5). Mientras el pueblo de Dios vagaba en el desierto, los
moabitas vinieron.
Primero, contrataron al profeta Balaam para que
maldijera al pueblo de Dios (Nm. 22:2-7), pero Dios cambió esta
maldición por bendición (Nm. 23:11; 24:10). Segundo, Balaam aconsejó a los moabitas que incitaran a los
hijos de Israel a adorar ídolos y a cometer fornicación (Nm. 31:16). La idolatría siempre conduce a la fornicación,
pues estas dos “hermanas” inicuas van siempre juntas. El cristianismo
actual contiene las enseñanzas de Balaam
mencionadas en Apocalipsis 2:14. El Señor dijo a la iglesia en Pérgamo, una
iglesia degradada y mundana, que entre ellos algunos tenían las enseñanzas de
Balaam, las enseñanzas que perjudicaban al pueblo de Dios al inducirlo a la
idolatría y la fornicación.
Dios juzgó severamente a los israelitas por la idolatría y
fornicación en que incurrieron con los moabitas, pues dijo a Moisés: “Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos
ante Yahweh delante del sol, y el ardor de la ira de Yahweh se apartará de
Israel” (Nm.
25:4). Además, Dios rechazó a los moabitas y a los
amonitas y mostró su ira santa y divina para con ellos, pues pidió a los
israelitas que no procuraran la paz de ellos ni su bien “en todos los días para siempre” y declaró: “No entrará amonita ni moabita en la congregación de Yahweh, ni hasta
la décima generación de ellos; no entrarán en la congregación de Yahweh para
siempre” (Dt. 23:3-6). Todo lo que
se relaciona con los moabitas y los amonitas se encontraba bajo la condenación
de Dios, y no se les permitía a los hijos de Israel procurar la paz de
ellos ni su bien.
Del capítulo 16 de Génesis al capítulo 21, hay tres nacimientos: el de Ismael, los de Moab
y Ben-ammi, y el de Isaac. El nacimiento de Ismael se llevó a cabo por
medio del esfuerzo carnal, y el
nacimiento de Moab y Ben-ammi fue el resultado del incesto. Pero el nacimiento de Isaac se produjo por la gracia de Dios. Ismael,
producido por el esfuerzo carnal, fue rechazado
por Dios. Moab y Ben-ammi, quienes fueron engendrados por medio del
incesto, fueron una vergüenza a lo
largo de la historia.
Sólo Isaac, quien fue producido por la gracia de Dios, fue
usado para cumplir el propósito de Dios. Todos debemos examinarnos para ver qué
clase de descendencia estamos produciendo: Ismaeles, Moabitas, o Isaacs. Podemos tener
algún incremento, algún fruto, pero ¿será el resultado ismaelitas, moabitas o
“isaacs”?
f) La
ilimitada e inescrutable misericordia de Dios
Pese a que los
moabitas fueron rechazados hasta la décima generación, vemos en el caso de Rut
la ilimitada e inescrutable misericordia de Dios (Rt. 1:2,4-5,8, 15-19, 22;
4:13,17). Elimelec, el marido de Noemí, sacó a su familia de Judá (para
montar SU chiringuito denominacional) para buscar la paz y la prosperidad que
tenían los moabitas.
Después de la muerte de Elimelec, sus dos hijos “tomaron para sí mujeres moabitas” (Rt. 1:4). Cuando los dos hijos
murieron, Noemí se quedó en Moab con sus dos nueras. Cuando Noemí se disponía a
regresar a Judá, Rut no quiso separarse de ella, y le dijo: “No me ruegues que te deje, y me aparte de ti;
porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré.
Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios” (Rt. 1:16). Al buscar a Dios de manera incondicional, Rut, una viuda moabita, entró en
la congregación santa del pueblo de Dios, se casó con Booz, y llegó a ser la bisabuela del rey
David. Finalmente, ella no sólo entró en
la santa congregación del pueblo de Dios, sino también en la genealogía de
Cristo, pues fue una antepasada de Cristo y tuvo parte en Su
encarnación (Mt. 1:1, 5). Esta es la ilimitada e inescrutable
misericordia de Dios. La misericordia de Dios espera que lo
busquemos a Él y a Su pueblo. No se quede en Moab; venga a Judá. La
congregación de Dios y la encarnación de Cristo acompañan a Su pueblo en Judá.
Estar en el sitio correcto tiene mucho significado. Usted debe
cambiar su posición y su base. Si desea estar en la congregación santa y
participar de la encarnación de Cristo, debe salir de Moab e ir al pueblo de
Dios en Judá.
Lot, quien era miembro del pueblo de Dios, y su familia
abandonaron al testigo de Dios y el testimonio de Dios. Como resultado, de su
vida se produjeron los moabitas y los amonitas. Rut, una viuda moabita que buscaba a
Dios, fue al pueblo de Dios y al testimonio de Dios. El resultado de su vida fue el siguiente: producir a Cristo. ¡Qué admirable misericordia concede
Dios a los que le buscan! Hasta un descendiente de Moab, un ser
humano nacido del incesto, pudo participar, por medio de la redención, en la
encarnación de Cristo.
(Damos gloria a Dios porque aunque hayamos nacido en
Babilonia, engendrados por la Ramera y sus hijas, podemos salir de en medio de ellos y regresar a Jerusalén. ¡Gracias a Dios
por Su misericordia!)
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