Por consiguiente, este pasaje de la Palabra revela que si estamos en el desierto de nuestra alma y bebemos agua del pozo que sustentaba a Ismael, llegaremos a ser un arquero que usa el arco para matar la vida a fin de construir nuestro propio reino, y no un sembrador que cultiva la vida para la edificación del reino de Dios.
Pozo y Tamarisco en Beerseba |
ESTUDIO-VIDA DE GÉNESIS
MENSAJE CINCUENTA Y
SEIS
VIVIR EN COMUNIÓN CON DIOS:
EL NACIMIENTO Y CRECIMIENTO DE ISAAC
(Ver completo: http://www.librosdelministerio.org/books.cfm?id=0D8926D1)
e) Dos pozos de
agua: dos fuentes de vida
En la primera sección
de este capítulo, vemos dos simientes, dos clases de personas, y dos vidas. No
obstante, sin la segunda sección no podemos ver ni la fuente ni el resultado de
su vivir. En la segunda
sección, descubrimos dos pozos de
agua: uno destinado a Ismael (vs.
14-21) y el otro a Isaac (vs.
22-34). La Biblia no desperdicia ninguna palabra; por eso, este relato de dos pozos
para dos clases de vida debe
ser muy significativo y lleno de significado espiritual.
(1) El pozo para Ismael
(a) En el desierto cerca de Egipto
El pozo para Ismael, la
fuente de su vivir, estaba en el
desierto cerca de Egipto
(vs. 19-21; 25:12,18). En la Biblia el desierto siempre representa un lugar
rechazado por Dios. Dios
nunca aprueba el desierto. Mientras estamos en el desierto, somos rechazados
por Dios. El mejor ejemplo de eso es la peregrinación de los hijos de
Israel por el desierto. En la tipología el desierto también es nuestra alma (carne).
Si vivimos en nuestra alma, estamos vagando por el desierto, el cual Dios
rechaza. El desierto donde se hallaba el pozo de Ismael quedaba cerca de Egipto. De ahí él podía ir fácilmente a Egipto.
Esto significa que cuando
estamos en nuestra alma, en nuestro ser natural, estamos vagando en el desierto y podemos caer fácilmente en el mundo.
(b) Hizo de Ismael
un arquero
La fuente del vivir de Ismael hizo de él un
arquero (v. 20). La diferencia entre un arquero y un sembrador es que el
sembrador cultiva la vida y el arquero la mata. El arquero es un cazador
salvaje como Nimrod en 10:8-12, uno que mata en el desierto. Esta sección de la
Palabra también usa la expresión “tiro de arco” para describir la distancia
entre el lugar donde estaba sentada Agar y el sitio donde ella había dejado a
su hijo (vs. 15-16). Por consiguiente, este pasaje de la Palabra
revela que si estamos en el desierto de nuestra alma y bebemos
agua del pozo que sustentaba a Ismael, llegaremos a ser un arquero que
usa el arco para matar la vida a fin de construir nuestro propio
reino, y no un sembrador que cultiva la vida para la edificación del
reino de Dios.
(c) Conduce a la
unión con Egipto
La fuente de vida de Ismael hizo que éste se
uniera finalmente con Egipto, es decir, con el mundo (v. 21). Cuando Agar tomó una esposa para
Ismael, la trajo de Egipto, de su propia fuente. Ella era egipcia y, por tanto,
quería tener una nuera egipcia. Al tomar esposa de la tierra de Egipto
para Ismael, Agar lo selló con las cosas de Egipto. En todo esto, vemos que hay
un manantial, una fuente de vida, que puede hacer de uno un cazador salvaje que
mata la vida y que lo puede unir a uno con el mundo.
(2) El pozo para
Isaac
Alabado sea el Señor
porque hay otro manantial: el pozo de agua para Isaac (vs. 22-34). Muchos
versículos hablan de esta fuente positiva. Leamos Salmos 36:8: “Tú los abrevarás del torrente [o manantial]
de tus delicias”. Al Señor le gusta abrevarnos de la fuente de Sus
delicias. En Juan 4:14 el Señor Jesús dijo: “Mas
el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que
Yo le daré será en él un manantial de agua que salte para vida eterna”. Esto significa que Dios mismo
será nuestra vida. En Juan 7:37 y 38, el Señor Jesús también habló de
beber: “Si alguno tiene sed, venga a Mí y
beba. El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos
de agua viva”. Además, en 1 Corintios 12:13, el apóstol Pablo dice que a
todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu, es decir, de un solo manantial.
Inclusive, el último capítulo de la Biblia habla de beber: “Y el Espíritu y la novia dicen: Ven... Y el que tiene sed, venga; y el
que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Ap. 22:17). Este manantial divino debe ser la fuente de nuestro vivir.
Aunque Cristo haya sido producido y haya
crecido en la vida de iglesia, aún así debemos recordar que existen dos fuentes
o dos clases de vida.
¿Qué clase de vida lleva usted, la de Ismael o la de Isaac? No es suficiente decir que tiene el
vivir de Isaac. Debe examinar la clase de agua que bebe día tras día.
¿Bebe usted del pozo de Ismael? Si tal es el caso, ese manantial hará de usted
un Ismael y le hará caer en el mundo. ¿Bebe usted del pozo de Isaac, el
manantial que representa el pozo divino, el pozo de Cristo, el pozo del
Espíritu? Si es así, el agua divina que brota de esa fuente cumplirá muchísimas
cosas.
(a) En Beerseba
cerca de la tierra de los filisteos
El pozo destinado a Isaac estaba en Beerseba, cerca del país de los filisteos (vs. 25-32). Este manantial, a
diferencia del de Ismael, no estaba cerca de Egipto sino en la frontera de la
tierra de los filisteos y de la buena tierra de Canaán. Beerseba estaba en la
tierra de los filisteos y más tarde llegó a ser el extremo sur de la Tierra Santa. Cuando la Biblia describe la geografía de la Tierra Santa, usa la frase “desde Dan hasta Beerseba” (1 S. 3:20),
porque la distancia entre Dan, en el extremo norte, y Beerseba, en el sur,
abarca toda la tierra de Canaán. En la Biblia, la tierra de los filisteos reviste un significado
particular. No es un lugar que rechaza totalmente a Dios; es un sitio que acepta a Dios pero trata las cosas de Dios conforme a la perspicacia humana, y no
según la economía de Dios. Considere por ejemplo la manera en que los
filisteos obraron con el arca (1 S. 6:1-9). No la rechazaron; la recibieron,
pero la trataron de manera natural conforme a su habilidad. Del mismo modo, en
Génesis 20 y 21, vemos que Abimelec, el rey de los filisteos, no rechazó a Dios
sino que lo aceptó en una forma astuta. Abraham tomó a Dios conforme a Su
economía, mientras que Abimelec lo tomó conforme a la astucia humana. Esto es
lo que significa la tierra de los filisteos.
(b) Por siete
corderas: la redención completa de Cristo
(b) Por siete
corderas: la redención completa de Cristo
La fuente de Isaac era un pozo redimido (vs. 28-30). Este pozo, que Abraham había
excavado, se había perdido, pues los siervos de Abimelec lo habían tomado por
la fuerza (v. 25). Entonces Abraham lo redimió pagando por él siete corderas.
En tipología, estas corderas son la redención completa de Cristo, lo cual
indica que el agua viva y divina fue redimida, comprada nuevamente, por la
plena redención de Cristo. Hoy en día, mientras todo el linaje humano vive por una fuente exenta de
redención, nosotros vivimos por una fuente redimida. El agua viva que bebemos
ahora no es natural; fue redimida al costo de la obra redentora de Cristo.
(c) Por un pacto:
el Nuevo Pacto
La fuente de Isaac también necesitaba
un pacto (vs.
31-32). Este pacto es la semilla del Nuevo Pacto. Nuestra agua viva ahora no es
solamente agua redimida sino también agua
del pacto. Ismael bebió del agua
silvestre, agua que no tenía redención ni pacto. Sin embargo, toda el agua
que Isaac bebió era agua redimida, el agua del pacto. Puesto que hemos
empezado a conocer a Cristo, la fuente de nuestro vivir también ha sido el agua
redimida, el agua del pacto.
(d) Para plantar
En Beerseba Abraham
plantó un árbol tamarisco (v. 33). Un árbol tamarisco es una especie de sauce
de hojas finas, que generalmente crece cerca del agua, y da la impresión del
fluir de las riquezas de vida. El hecho de que Abraham haya
plantado un árbol tamarisco después de hacer el pacto por el pozo de
Beerseba, indica que el agua que él
bebía fluía profusamente. El Señor Jesús dijo que todo aquel que
creyera en El, de su interior correrían ríos de agua viva.
Hoy en día, la vida de iglesia se
encuentra cerca del pozo de Beerseba. Cuando usted beba de este pozo y viva por
él, será como un árbol tamarisco por el cual fluyen las riquezas de vida. Cuando la gente acuda a
usted, nunca hallará sequía sino que será refrescada por el agua de la vida. Beerseba, que significa “pozo del
juramento”, es el lugar donde debería estar la Iglesia. La Iglesia debe estar en el pozo del
juramento con un pacto, y también debe estar llena de árboles tamariscos. Todos
debemos ser un árbol tamarisco. Si usted mira a las ramas de dicho árbol, ellas
le recordarán el fluir de las riquezas de vida. ¡Alabado sea el Señor porque
hay verdaderos árboles tamariscos en las iglesias locales!
Aquí, en Beerseba, tenemos la siembra, pero con Ismael en el desierto hay vida agreste. Muchos grupos cristianos son como un desierto. Sólo convierten
a la gente en personas agrestes. Sin embargo, la vida apropiada de iglesia
siembra a la gente. ¿Ha sido usted sembrado? Cuando usted es plantado, deja de
ser agreste.
En esta sección de la Palabra, vemos claramente que existen
dos fuentes de vida. Una es la fuente
natural en el desierto de nuestra alma, y la otra es la fuente redimida en el jardín de nuestro
espíritu. En
Beerseba, Abraham contendía por el pozo que había sido tomado por la fuerza.
Ahora nosotros también debemos luchar por el pozo divino para que lo tengamos
tanto para la vida cristiana como para la verdadera vida de iglesia.
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