ESTUDIO-VIDA DE GENESIS
MENSAJE TREINTA Y TRES
LA VIDA EN RESURRECCION
(2)
(Ver completo en: http://www.librosdelministerio.org/books.cfm?id=2007471D)
(Nota: Lo escrito en letras azules no es del original)
g. El fracaso del líder y la autoridad delegada
En medio de todos los aspectos positivos de la vida de iglesia, sucede algo negativo: el fracaso de Noé, quien era el líder y la autoridad delegada de Dios sobre la nueva tierra (9:20-27).
1) A causa del éxito de su labor, Noé se desnudó.
El camino al fracaso:
1- Regocijarnos demasiado en nuestro éxito.
2- Relajarnos.
3- Descuidarnos.
4- Descubrirnos (Desnudarnos de Cristo).
¿Por qué fracasó Noé? Porque tuvo mucho éxito. El relato de Génesis nos muestra que Noé se había convertido en el líder de la nueva tierra y en el padre de toda la humanidad que habitaba sobre la tierra. En aquel entonces él, como padre y líder de toda la humanidad, disfrutaba ciertamente la bendición de Dios. Noé se dedicó a la agricultura y plantó una viña (9:20). Sabemos que tuvo éxito en ello porque las vides produjeron uvas con la cuales hizo vino (9:21). Entonces, Noé relajó su moralidad. El vino era nutritivo, pero Noé bebió en exceso. El cometió el error de darse a esta liviandad. Debió ejercer dominio propio, pero no lo hizo, de modo que terminó por embriagarse. En su ebriedad, él fue ligero y se descuidó, y se halló desnudo sin saberlo. Había quedado desnudo sin darse cuenta, y su hijo Cam lo vio. Esto muestra que todos nosotros debemos tener cuidado cada vez que tenemos éxito bajo la bendición de Dios, pues ese éxito fácilmente nos puede llevar a ser livianos y descuidados. No debemos regocijarnos demasiado con nuestro éxito. Por el contrario, debemos regocijarnos con nuestros sufrimientos (Ro. 5:3). Pero cuando tenemos éxito, debemos tener cuidado. Cualquier clase de éxito puede llevarlo a uno a relajarse en la presencia de Dios. Después de relajarse, puede uno descuidarse. Entonces puede perder su contacto con la realidad hasta el punto de desnudarse. ¿Qué significa estar desnudo? Significa quedar descubierto a los ojos de Dios.
Aquí debo decir algo enfático. Nosotros, como seres humanos caídos, necesitamos una cubierta. Necesitamos una cubierta no solamente en el plano espiritual, sino también en el físico. En los dos ámbitos debemos estar cubiertos en la presencia de Dios. Antes de que el hombre cayera, estaba desnudo ante Dios. No había nada malo en esta desnudez, porque no existía el pecado. Después de la caída, la desnudez constituye un pecado porque el pecado ya vino. Somos pecaminosos en nuestra naturaleza y necesitamos estar debidamente cubiertos ante Dios.
En el plano físico, la cubierta apropiada es nuestra ropa. Inmediatamente después de la caída de Adán y Eva, descubrieron que estaban desnudos e hicieron lo posible por cubrirse (3:7), pero no lo hicieron muy bien. Entonces Dios vino y los cubrió con las pieles del sacrificio (3:21). Esta cubierta también tipificaba a Cristo como la cubierta del pueblo caído. En el plano físico, el hombre caído necesita una cubierta, especialmente ante Dios. Los sacerdotes no podían estar desnudos; tenían que estar completamente cubiertos cuando entraban en la presencia de Dios (Ex. 20:25-26; 28:40-43).
Hoy en día, a la gente le gusta desnudarse, y exponer su cuerpo todo lo posible. No es necesario preguntar qué enseña la Biblia al respecto: sólo pregúnteselo usted mismo. ¿No cree usted que estar desnudo es algo vergonzoso? Su naturaleza le dice que sí. La situación actual es lamentable. La gente no sólo se opone a la Biblia, sino que también va en contra de su propia naturaleza y su conciencia. Los varones y las mujeres deben cubrir sus cuerpos. Debido a esta convicción profunda, intento cubrirme lo más posible. No me gusta exhibir mi cuerpo. Cuanto más cubiertos estamos y más nos escondemos bajo una cubierta, más paz tenemos. Cuando yo era joven, veía a algunas personas llevar pantalones cortos durante el verano. Si yo ministrara llevando pantalones cortos, no podría hablar. Aun descalzo o llevando una camisa de manga corta aquí en la plataforma, me resultaría difícil hablar. Cuanto más exponemos nuestro cuerpo físico, menos paz tenemos. Si usted lee la Biblia, encontrará que esta convicción en cuanto a la desnudez proviene de la caída. Por muy santos que seamos, seguimos necesitando cubrirnos. Nuestro cuerpo físico debe estar cubierto. Si yo pudiera cubrir mi cuerpo entero, incluyendo mi cabeza y mis manos, podría hablar mucho mejor, porque tendría la seguridad de que nadie me vería. Podría hablar encubiertamente. Debemos cubrirnos todo lo que podamos.
Necesitamos una cubierta espiritual con mayor razón que una cubierta física. ¿Qué es nuestra cubierta espiritual? Es Cristo. En tipología, la ropa y la vestimenta simbolizan a Cristo como cubierta nuestra (Lc. 15:22; Sal. 45:13). Estar desnudos espiritualmente significa perder nuestra cubierta en presencia de Dios, es decir, perder a Cristo, nuestra cubierta. Cuando los hermanos están en comunión, a menudo se entusiasman por algún éxito que han tenido. Cuando se relajan y se despreocupan en esa conversación entusiasta, pierden a Cristo como cubierta de ellos. Hablan en presencia de Dios sin ninguna cubierta. He visto eso entre las hermanas. Algunas amadas hermanas oran de manera muy espiritual plenamente cubiertas en la reunión de la iglesia, pero cuando tienen comunión unas con otras acerca de algunas cosas que las entusiasman, se relajan y se despreocupan. Pierden a Cristo como cubierta. En cierto sentido, están ebrias y desnudas. Cuando he visto esta situación entre las hermanas, no me he atrevido a intervenir. Mis experiencias pasadas me han mostrado que no es bueno ver la desnudez de un santo. Cuando las hermanas se dan a esta comunión entusiasta y desnuda, no es bueno ver lo que sucede allí. Me agrada ver una maravillosa reunión de oración, una reunión muy elevada, con oraciones fuertes, y con todos los hermanos y hermanas bajo la cubierta de Cristo. Es una bendición ver esa clase de reuniones. Sin embargo, cuando veo una situación negativa, me alejo porque no me gusta ver lo que se exhibe allí. Todos debemos tener cuidado y no entusiasmarnos al punto de relajarnos, descuidarnos, embriagarnos, desnudarnos y perder la cubierta apropiada. A menudo nos portamos así incluso cuando hablamos de cosas espirituales o de la vida de iglesia. Tal vez hablamos de una reunión de iglesia muy elevada, pero lo hacemos con desnudez sin estar cubiertos por Cristo. Como seres humanos caídos, debemos mantenernos cubiertos por Cristo en toda actividad, en todo lo que hagamos y digamos. No quiero hacer nada sin estar cubierto por Cristo. No me dirigiría a mi esposa, a mis hijos, a los hermanos y hermanas sin estar cubierto por Cristo. Si hago algo sin la cubierta de Cristo, estoy actuando de manera relajada, con descuido, ebriedad y desnudez. Significa que he perdido el dominio de mí mismo. Eso es exactamente lo que le ocurrió a Noé.
Los jóvenes deben aprender a estar plenamente cubiertos en su actitud, su conversación y aun en su comunión. Esta es realmente una lección. Todas sus deficiencias quedarán plenamente expuestas cuando envejezcan. Nosotros los de edad avanzada debemos entender que nuestras deficiencias actuales exponen la falta de aprendizaje que tuvimos cuando éramos jóvenes. Pasa lo mismo con la educación. Si usted no aprende lo suficiente cuando es joven, sentirá que le faltan ciertos conocimientos cuando llegue a ser adulto. Es bueno ser salvo lo antes posible. Debemos alentar a los jóvenes a aprender las lecciones ahora. De otro modo, cuando sean adultos, sus deficiencias pondrán de manifiesto que les faltó conocimiento hoy. Ahora es el momento de aprender algunas de las lecciones con respecto a los detalles de la vida espiritual.
2) Cam, el padre de Canaán,
recibió la maldición por exponer el fracaso
Noé cometió un error y tuvo un fracaso. Cuando Noé se despertó, no confesó su falta. Inmediatamente maldijo a aquel que había revelado su desnudez (9:22, 24-25). Cuando yo era joven, estaba bastante insatisfecho con este caso. Dije: “Noé, ¿no te das cuenta de que estás equivocado? Debiste haberte confesado a Dios y luego reconocer tu error ante Cam, el hijo que vio tu desnudez. En lugar de confesarte, maldijiste”. Esto en realidad me perturbaba. Noé maldijo al que lo había puesto en evidencia y bendijo a los que le habían cubierto. El maldijo a quien no estuvo a su favor y bendijo a quienes estaban a su favor. Probablemente algunos de ustedes han sido turbados con este pasaje de la Palabra. Tal vez ustedes no entiendan la razón por la cual eso sucedió.
En el plano espiritual, le era fácil a una persona como Noé ser humilde y confesarse. ¿No cree usted que eso es fácil? Sin embargo, al que falla y queda expuesto, le resulta muy difícil maldecir o bendecir. Noé fue el padre de la familia y el líder de la humanidad. Todos tenían puestos los ojos en él. El fracasó y quedó expuesto. El pudo ser humilde, pudo haber confesado su error y reconocido que había fracasado. No obstante, puesto que Dios lo había establecido como líder, él tenía que hablar, no según sus convicciones, sino conforme al gobierno de Dios. ¿Qué es más fácil hacer: ser humildes y confesar la falta, o hablar conforme al gobierno de Dios? A cualquiera le resulta fácil ser humilde, reconocer el fracaso y confesarlo. No obstante, si Noé lo hubiera hecho, ¿en qué se habría convertido el gobierno de Dios sobre esta tierra? ¿Y qué diríamos de sus descendientes? ¿Y de la economía de Dios, de la administración de Dios? Habría sido bueno que Noé se confesara así, pero habría significado la ruina del gobierno de Dios sobre la tierra. Aparte de Noé, ¿quien habría representado a Dios para hablar desde una posición de gobierno? Sólo Noé podía realizar esa obra. Le resultaba difícil a Noé, el que había fracasado, representar a Dios y hablar con autoridad gubernamental. Es posible que mientras él hablaba de esta manera, su conciencia lo haya molestado y quizás el diablo haya acusado su conciencia con estas palabras: “¿Cómo puedes hablar de esta manera, acabando de tener este fracaso?” En ocasiones cuando los líderes en la iglesia caen en esta clase de situación, renuncian y no dicen nada. Por tanto, no queda ningún gobierno divino.
No juzgue a Noé según el concepto humano. En el gobierno de Dios, Noé fue un buen ejemplo. A pesar de haber fracasado, él permaneció firme como representante de Dios y habló como gobernante. Le resultó difícil a Noé hacer eso. No examine a Noé con ese enfoque, el de su fracaso. Usted debe considerar la situación desde la perspectiva del gobierno de Dios. Indudablemente Noé se equivocó. El se relajó, se despreocupó, se embriagó y se desnudó. No obstante, debemos mirar a Noé desde la perspectiva del gobierno de Dios.
¿Que debemos hacer cuando el líder está equivocado? Esto afecta el gobierno de Dios. Aquí vemos dos cosas: el gobierno divino y el fracaso humano. Si usted desea entender este pasaje de la Palabra divina, debe ver en qué consiste el gobierno divino. El problema no es simplemente un fracaso humano. El gobierno de Dios debe preservarse, independientemente de que el líder tenga razón o esté equivocado. Cam, quien puso en evidencia la desnudez de Noé, descuidó el gobierno de Dios. Exponer el fracaso de un líder significa entrometerse en el gobierno divino. Todos necesitamos entender eso. Supongamos que Noé no hubiera sido el líder ni la autoridad delegada sobre la tierra. Entonces lo que se hizo cuando él fracasó no habría sido tan grave. Nada de lo que hicieron habría afectado el gobierno de Dios ni los habría expuesto al castigo gubernamental de Dios. Pero Noé era el líder y la autoridad delegada de Dios sobre la tierra. ¿Cuál debería ser nuestra actitud ante el fracaso de un líder como éste? Esto nos conduce al castigo gubernamental de Dios. Moisés cometió el error de casarse con la mujer etíope (Nm. 12:1). Miriam habló en contra de él y sufrió la maldición de quedar leprosa (Nm. 12:10). Fue maldita porque descuidó al gobierno de Dios y tocó la autoridad delegada de Dios de manera negativa.
¿Por qué afirma la Biblia con tanto énfasis que todo el que menosprecie o deshonre a sus padres será maldito? (Dt. 27:16). Porque esto involucra el gobierno de Dios. Dios es un Dios de orden, un Dios de gobierno. Si usted observa la creación, verá que todo está en orden. Este orden se relaciona con el gobierno de Dios. En el gobierno universal de Dios, los padres son la autoridad de Dios sobre los hijos. Cuando los hijos deshonran a sus padres, se rebelan contra el gobierno de Dios. Deshonran la autoridad delegada de Dios sobre la tierra. Cuando hacen eso, reciben maldición. David cometió un grave error al dar muerte a Urías y al tomar a la esposa de éste. Su hijo, Absalón, se rebeló contra él y sufrió como maldición la muerte (2 S. 15:10; 18:14-15). Hoy en día, muchos jóvenes desprecian y deshonran a sus padres y como resultado pierden la bendición de Dios. Considere la forma en que viven y actúan; son semejante a animales primitivos. Se perdieron la bendición que Dios destinó para la humanidad. ¿Por qué perdieron la bendición de Dios? Porque fueron malditos al haber deshonrado a sus padres. La Biblia dice claramente que quien honre a sus padres recibirá la bendición de una vida larga (Ef. 6:2-3). Jóvenes, si ustedes honran a sus padres, recibirán la bendición de una vida larga y normal. Ustedes serán sabios y sabrán cómo portarse bien. Conocerán la manera correcta de llevar una vida normal. No estarán bajo la maldición de vivir como animales primitivos. Vivir en el camino equivocado es señal de maldición.
¿Por qué fue maldito Cam? Porque tocó la autoridad de Dios e intervino en el gobierno divino. Noé estaba equivocado. Sin embargo, Cam debió tener en cuenta su posición y el gobierno de Dios. El fracaso del líder siempre se convierte en una prueba para nosotros. ¿Estamos realmente bajo el gobierno de Dios? Si tal es el caso, seremos bendecidos. De no ser así, perderemos la bendición. El fracaso de Noé fue una prueba para sus hijos. Con la misma prueba, uno recibió una maldición y los otros dos recibieron bendición. La manera de relacionarnos con el gobierno de Dios determina si recibiremos maldición o bendición. Aunque el fracaso de Noé fue grave, para Sem y Jafet fue una buena oportunidad de recibir bendición.
Cuando yo era joven, sentía mucho pesar por el relato bíblico. Parecía que cuando Dios hacía algo, Satanás venía y lo dañaba todo. En aquel tiempo yo sólo veía el lado negativo, y no el positivo. Más adelante, el Señor me mostró que el lado positivo es más grande que el lado negativo. Noé fracasó: eso fue el lado negativo. La liviandad de Noé, su despreocupación, su ebriedad y su desnudez se debían a la obra que el diablo lleva acabo mediante la carne. No obstante, este fracaso causado por el diablo provocó una gran bendición. Sin ese fracaso, la bendición de Dios no habría podido ser tan práctica como lo es ahora. En todo caso, no diga: “Hagamos males para que vengan bienes”. Jamás diga tal cosa. La bendición de Dios siempre supera el daño causado por Satanás. Satanás destruye, pero Dios bendice continuamente. Dios parece decir: “Satanás, ¡destruye lo que he hecho! Cuando lo hayas arruinado, Yo vendré para bendecirlo. Mi bendición superará tu daño”. ¿Quién recibirá esta bendición? Sólo aquellos que estén bajo el gobierno de Dios. No se moleste por el daño que Satanás cause a la obra de Dios. Manténgase bajo el gobierno de Dios, y fuera del daño causado por Satanás, y recibirá bendición.
Cam se perdió una oportunidad de oro de recibir la bendición. La perdió por descuidar el gobierno divino. La conversación que tuvo con sus hermanos se basó en un hecho. No hizo correr rumores ni dijo mentiras. Pero Sem y Jafet, sus dos hermanos, conocían y respetaban el gobierno de Dios. ¿Ha observado usted lo que hicieron? “Entonces Sem y Jafet tomaron la ropa, y la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre, teniendo vueltos sus rostros, y así no vieron la desnudez de su padre” (9:23). Ni siquiera miraron la desnudez de su padre. Lo que hicieron no sólo estaba correcto y era moral, sino que concordaba a cabalidad con el gobierno de Dios. No olvide que la situación que allí se presentó no sólo estaba relacionada con el comportamiento de un hombre, sino también con el gobierno de Dios. Tenga cuidado. El hecho de que su padre tenga razón o esté equivocado es una cuestión personal. No olvide usted que él se encuentra en la posición de la autoridad delegada de Dios sobre la tierra. Si usted publica su fracaso, estará interviniendo en el gobierno de Dios. Todos debemos ver eso. Hablo de algo que he experimentado plenamente. Sem y Jafet conocían el gobierno de Dios. Ellos intervinieron, mas no para mirar el fracaso, sino para cubrirlo.
Ver el fracaso de los demás no constituye una bendición. Cuando usted visita la casa de un hermano, no se pasee por toda su casa mirando los detalles. Eso no será una bendición, sino una maldición. No ganará nada, sino que saldrá perdiendo. Cuando visite la casa de un hermano o hermana, debe ir allí como si fuera ciego. Esta es la razón por la cual tengo una buena respuesta para la gente que me pregunta por los demás. Digo: “No sé”. Digo la verdad al contestar eso, porque en realidad no lo sé. A menudo he sido invitado a la casa de un hermano, pero no conozco nada de esa casa aparte del comedor y la sala. No sé dónde está la cocina. No me gusta saber estas cosas. Quiero estar ciego. Prefiero ser ignorante. Sólo me gusta conocer la carga que el Señor me infunde. Hermanos y hermanas, aprendan a no enterarse de cosas. Aprendan a no ver. Aprendan a estar ciegos y sordos. ¿Sabe usted de dónde vienen los chismes? Los chismes vienen de ver y de oír. Si usted estuviese ciego y sordo, no tendría ningún motivo de diseminar chismes. Todos debemos aprender a no ver la situación de los demás. No procure ver esas cosas, pues eso le pondrá frente al gobierno de Dios. Estar involucrados con el gobierno de Dios no es algo insignificante.
En el transcurso de casi cincuenta años, he visto y oído a muchos santos amados criticar al hermano Watchman Nee. Puedo testificar con osadía que de entre los opositores del hermano Nee, los que lo criticaron, afirmando que estaba equivocado y que ellos tenían razón, ninguno recibió bendición. Muchos de ellos sufrieron pérdida espiritual. Algunos perdieron su salud y los demás perdieron sus negocios. Es difícil encontrar alguna excepción. En los primeros años, no sabía por qué ocurrían estas cosas. Gradualmente aprendí que eso se debía al hecho de que todos los opositores y los que nos censuraban habían tocado el gobierno de Dios.
No interesa si el líder tiene la razón o está equivocado; lo que importa es si usted está bajo el gobierno de Dios o no. Si el líder siempre obra correctamente, usted jamás será puesto a prueba. El fracaso o el error del líder se convierte en una prueba por la cual se manifiesta cuál es la verdadera condición de usted. Si se halla en la posición correcta bajo el gobierno de Dios, el fracaso del líder se convertirá en bendición para usted.
Permítanme relatarles una historia acerca de mi propia experiencia. Durante seis años, de 1942 a 1948, el hermano Watchman Nee cesó su ministerio. En China la labor del diablo causó una tormenta espiritual, lo cual impidió que Watchman Nee ministrara. Durante la guerra él y yo estábamos lejos el uno del otro. Después de la guerra, en 1946, me invitaron a trasladarme del norte a la capital del sur. Algunos colaboradores involucrados en esa tormenta contra el hermano Nee me conocían muy bien y vinieron de lejos para hablar conmigo. Me preguntaron: “¿Hermano Lee, ¿puede usted decir que el hermano Nee jamás se ha equivocado?” Contesté: “Hermanos, que él se haya equivocado o no, no viene al caso. Ustedes deben reconocer que todos le debemos mucho a él. Todos debemos reconocer que él fue como un padre para nosotros. Si él no lo es para ustedes, debo testificar que, en la economía del Señor, él ciertamente fue un padre para mí. Antes de encontrar al hermano Nee, yo no sabía nada de la economía del Señor. El fue mi padre espiritual, y ha formado mi ser espiritual”. Luego conté a los hermanos la historia de Noé. Dije: “Hermanos, consideren el caso de Noé. ¿Estaba Noé equivocado? Indudablemente que sí. Pero no se trata de saber si Noé estaba equivocado o no; lo que cuenta es saber de dónde recibimos nuestro ser. ¿No fue Noé nuestro padre? Si él fuese el vecino y no el padre de ustedes, el asunto sería otro. Pero recuerden que él formó el ser de ustedes. El es su padre. Todo lo que ustedes son y han obtenido proviene de él. Esto los pone a ustedes frente al gobierno divino. Hermanos, no veo por qué la gente censura al hermano Nee. Aun cuando yo viera que él está equivocado, no estoy en posición de decir nada con respecto a su error, porque él es mi padre espiritual y porque mi ser salió de él. Nunca podría decir nada en su contra. Estoy bajo el gobierno de Dios. Hermanos, ustedes deben considerar que oponerse a nuestro padre espiritual no es nada insignificante. Cuando ustedes no estaban en contra del hermano Nee, ¿cuál era su sentir interior?” Todos reconocieron que sentían mucha vida. Cuando pregunté: “¿Qué me dicen ahora?” Contestaron: “Debemos reconocer que estamos muertos. No tenemos ninguna unción ni rocío interior. Nos hemos secado”. Entonces dije: “Hermanos, ustedes deben escuchar este sentir genuino. No se preocupen por su análisis mental. Según su análisis intelectual, el hermano Nee está equivocado, y mientras ustedes lo condenan, están muertos. Cuanto más lo condenan, más muertos están”. Los hermanos cambiaron inmediatamente de actitud y fueron salvos de su situación de muerte.
Todos debemos interesarnos en el gobierno de Dios. Creo que entre nosotros sí existe un gobierno divino. Si éste es el recobro del Señor, entonces el gobierno divino está entre nosotros.
La maldición y la bendición de Noé fueron inspiradas por Dios en Sus administración gubernamental. No se basaron en los sentimientos personales de Noé, sino en el gobierno de Dios. No pertenecían a Noé mismo, sino al Dios que ejerce Su gobierno sobre la humanidad. Uno de los hijos de Noé fue maldecido y los otros dos fueron bendecidos. La maldición vino primero y las bendiciones vinieron después. La historia y la geografía enseñan que Sem, el primer hijo de Noé, fue el padre de los hebreos, los judíos. Cam, su segundo hijo, fue el padre de los pueblos de raza negra. El hijo de Cam fue Cus, el padre de los etíopes. Jafet, el tercer hijo de Noé, fue el padre de los pueblos europeos.
Es un excelente comentario doctrinal y precisamente es lo que la iglesia de hoy debe comprender de que ya no vimos nosotros, sino Cristo en nosotros.
ResponderEliminarAmén. Gracias.
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