LA
ABUNDANTE MESA DE NEHEMÍAS EN JERUSALÉN
versus
EL
PAN DEL GOBERNADOR DE BABILONIA
Nehemías
5:14, 17-18
También
desde el día que me mandó el rey que fuese gobernador de ellos en
la tierra de Judá, desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el
año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos
comimos el pan del gobernador.
Además, ciento cincuenta judíos y oficiales, y los que venían de
las naciones que había alrededor de nosotros, estaban a mi
mesa. Y lo que se preparaba para cada día era un buey y
seis ovejas escogidas; también eran preparadas para mí aves, y cada
diez días vino en toda abundancia; y con todo esto nunca
requerí el pan del gobernador,
porque la servidumbre de este pueblo era grave.
¿Por
qué el pueblo de Dios se empeña en sentarse bajo la
mesa de Babilonia a recoger las migajas que deja caer
el Sistema Mundial, a través de sus instituciones, organismos
públicos y empresas transnacionales o, lo que es mucho peor, de su
sistema socio-humanitario-caritativo-religioso; cuando debiera
sentarse a la sobreabundante mesa de Nehemías
(Cristo) en Jerusalén?
Los
dos textos de Deuteronomio que señalamos a continuación tal vez
puedan arrojar cierta luz al respecto:
Deuteronomio
28
1.
Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Yahweh tu
Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que
yo te prescribo hoy, también Yahweh tu Dios te exaltará sobre todas
las naciones de la tierra. 2. Y vendrán sobre ti todas
estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz
de Yahweh tu Dios. 3. Bendito serás tú en la ciudad, y
bendito tú en el campo. 4. Bendito el fruto de tu vientre, el
fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y
los rebaños de tus ovejas. 5. Benditas serán tu canasta y tu
artesa de amasar. 6. Bendito serás en tu entrar, y bendito en
tu salir. 7. Yahweh derrotará a tus enemigos que se
levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete
caminos huirán de delante de ti. 8. Yahweh te enviará su
bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que
pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Yahweh tu Dios
te da. 9. Te confirmará Yahweh por pueblo santo suyo, como te
lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Yahweh
tu Dios, y anduvieres en sus caminos. 10. Y verán todos
los pueblos de la tierra que el nombre de Yahweh es invocado sobre
ti, y te temerán. 11. Y te hará Yahweh
sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de
tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Yahweh
juró a tus padres que te había de dar. 12. Te abrirá
Yahweh su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu
tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y
prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. 13.
Te pondrá Yahweh por cabeza, y no por cola; y estarás encima
solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los
mandamientos de Yahweh tu Dios, que yo te
ordeno hoy, para que los guardes y cumplas, 14. y si no te apartares
de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a
siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles.
Deuteronomio
11:10-17
La
tierra a la cual entras para tomarla no es como la tierra
de Egipto de donde habéis salido,
donde sembrabas tu semilla, y regabas con tu pie,
como huerto de hortaliza. La
tierra a la cual pasáis para tomarla es
tierra de montes y de vegas, que bebe las aguas de la
lluvia del cielo; tierra
de la cual Yahweh
tu Dios cuida;
siempre están sobre ella los ojos de Yahweh
tu Dios, desde el principio del año hasta el fin. Si
obedeciereis cuidadosamente
mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Yahweh
vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda
vuestra alma, yo daré la
lluvia de
vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu
grano, tu vino y tu aceite. Daré también hierba en tu campo
para tus ganados; y comerás, y te saciarás. Guardaos,
pues, que vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis y sirváis
a dioses ajenos, y os inclinéis a ellos; y se encienda el furor
de Yahweh
sobre vosotros, y cierre los cielos, y no haya lluvia, ni la tierra
dé su fruto, y perezcáis pronto
de la buena tierra que os da Yahweh.
La
vida en Egipto, en la carne, no requiere confiar en Dios ni obederle.
En Egipto, junto al río
Nilo, nosotros regábamos cuando queríamos moviendo el surco
con nuestro pie, para dejar pasar el agua aquí o allá; pero
arriba en la montaña si uno quiere lluvia del
Cielo, tiene que arrodillarse ante el altar, llevar una vida de
obediencia, alejarse de los ídolos y amar con todo
el ser al Creador y Sustentador Yahweh Yiré.
¡Qué
triste que el pueblo de Dios vez tras vez prefiera el trabajo
duro de extraer el agua en los ríos de Egipto con las
propias fuerzas, que descansar confiando en la
lluvia que el buen Dios dará a Su tiempo; un Dios que cuida la
tierra de Sus hijos sin apartar Sus ojos de ella, para darles
abundancia cuando le aman y obedecen!
Tristemente
el pérfido pueblo prefiere la
vida triste, seca y dura bajo el palio babilónico, intercambiando
libertad por "seguridad", antes que tener que empacar,
santificarse y regresar a "Israel" para disfrutar de las
inexcrutables riquezas que descienden de lo Alto sobre la mesa de
Cristo, en Jerusalén.
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