Después de decirle a una anciana el por qué yo ya no celebraba la Navidad, ella respondió, “Pero no pienso en dioses paganos cuando miro mi árbol de Navidad. Yo pienso en Jesús”. Eso me pareció razonable. Pregunté a Dios al respecto. El contestó: “¿Qué pensarías tú si sorprendieras a tu esposa en adulterio y ella te contestara, ‘¡pero cariño, estaba pensando en ti todo el tiempo!'?”
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