La estrategia del movimiento gay se diseñó en 1985: ¡descúbrela!/En 2012, los superhéroes ya son mariquitas (http://www.rafapal.com/?p=15825)
Hace dos semanas os anuncié que los cómics de la empresa DC iban a lanzar una campaña de homosexualización a partir de la “salida del armario” de superhéroes como Batman o Catwoman. Demostrando que es parte de una estrategia mayor, su rival, la firma Marvel anuncia que va a “casar” a dos de sus superhéroes.
A estas alturas, y con las evidencias diarias de una conspiración para homosexualizar a la población, sois muchos los que me escribís dándome la razón por el contenido de mi último libro. La cosa está tan clara que hasta en las cartas Iluminati aparece una mención a esta ingeniería social (ver foto) pero faltaba un documento, una prueba más tangible de que lo que vemos ha sido diseñado por ingenieros sociales.
Y ese documento ha aparecido (es decir, me ha llegado).
En el año 1985, los activistas homosexuales Marshall Kirk y Hunter Madsen publican en la revista Christopher Street un artículo titulado “Enarbolando la paz: el plan de batalla gay para homosexualizar América”, utilizando la propaganda.
La estrategia, que se convertiría en un libro de éxito bajo el título “After the ball” tenía tres fases, calcadas a las expuestas por el agente del KGB Yuri Bezmenov, de desmoralización de la sociedad. Es lo que se conoce como “Agenda Gay“, es decir, los pasos detallados para conseguir lograr un objetivo, en este caso, la homosexualización de la población.
Decepcionados por la evolución del proceso homosexualizatorio desde el año 1969, Kirk y Madsen deciden adoptar una estrategia clara, que deberá contar con la ayuda de los homosexuales de Hollywood y del mundo de la televisión.
Sobre la base de considerarse una “minoría oprimida” (recordemos que todos los autoconsiderados homosexuales han nacido de relaciones entre hombre y mujer) deciden ganar aceptación y tolerancia por parte de la Opinión Pública mediante la propaganda: “la homofobia nace de las mentes y debe ser contrarrestada mediante propaganda”. Y para ello necesitan infiltrarse en los medios de comunicación hasta que reflejen sus puntos de vista.
La primera medida es insensibilizar y normalizar. La segunda, insistir en que los homosexuales son víctimas. La tercera: satanizar a los defensores de la familia. “Creemos que lo primero es insensibilizar al público con respecto a los gays y sus derechos. Insensibilizar al público es ayudarle a ver la homosexualidad con indiferencia, y no ya con apasionamiento. Casi cualquier comportamiento empieza a parecer normal si se satura al público. El modo de entumecer la sensibilidad espontánea hacia la homosexualidad es que haya mucha gente que hable mucho sobre el tema en términos neutrales o favorables. Que se hable del tema continuamente da la impresión de que la opinión pública, al menos, está dividida, y de que un sector considerable admite o aún practica la homosexualidad. Incluso los enconados debates entre defensores y detractores sirven para insensibilizar, siempre que salgan a la palestra gays “respetables” que hablen a favor. Lo principal es hablar de lo gay hasta que llegue a resultar tremendamente aburrido“.
Sobre la infiltración en el mundo del cine y la televisión, continúan:
«Dónde hablamos tiene su importancia. Los medios audiovisuales, el cine y la televisión, son claramente los más poderosos creadores de imagen en la civilización occidental. El hogar medio norteamericano consume siete horas diarias de televisión. Esto abre un portillo en el mundo privado de los heterosexuales, por el que se puede introducir un caballo de Troya. En lo que toca a quitar sensibilidad, el medio es el mensaje de la normalidad. Hasta ahora, el Hollywood gay ha resultado ser nuestra mejor arma secreta en la batalla por insensibilizar a la mayoría. Poco a poco, en los diez últimos años, se han ido introduciendo personajes y temas gays en los programas de televisión y en las películas. Ha sido, en conjunto, un proceso alentador». Queda claro que la saturación de películas y series de televisión en las que se pinta de manera positiva a los transformistas y homosexuales ha sido parte de esa estrategia para convertir en “lo cool” ser gay. Los propios gays que trabajan en esos medios (que han acabado excluyendo a los heterosexuales) se han encargado de propagar la “religión”.
Pero falta un elemento: hace falta convertir en un héroe a la persona que elige, bajo la coacción de la Agenda Gay, homosexualizarse. El manual para extender la homosexualización describe perfectamente cómo convertir a la persona que ha desarrollado una fobia por el sexo opuesto como una víctima de la incomprensión y no, de la propia manipulación que ha sufrido por parte del lobby gay y de la guerra de sexos:
«Hay que presentar a los gays como víctimas y no como revolucionarios agresivos. En toda campaña para ganarse al público, los gays deben aparecer como víctimas necesitadas de amparo, para que los heterosexuales se sientan espontáneamente inclinados a adoptar el papel de protectores. Si, por el contrario, se presenta a los gays como un grupo fuerte y orgulloso que promueve un estilo de vida rígidamente inconformista y desviado, entonces será más fácil que sean vistos como una amenaza pública, a la que estaría justificado resistir y reprimir. Por eso debemos vencer la tentación de hacer alarde público de nuestro “orgullo gay” cuando esto entre en conflicto con la imagen del gay como víctima».
El siguiente punto es satanizar a los que defiendan la involución que esta práctica supone, como un servidor ha vivido en carne propia. Así reza su manual: «En una fase posterior de la campaña por los derechos de los gays, habrá que arremeter contra los que todavía se opongan. Hablando claro: hay que vilipendiarlos. Aquí nuestro objetivo es doble. Primero, hemos de procurar cambiar su arrogancia en sentimiento de vergüenza y de culpa por ser homófobos. Segundo, hay que mostrar al público imágenes de homófobos acérrimos que tengan otros rasgos y creencias desagradables para el americano medio. Entre tales imágenes podrían estar: el Klu Klux Klan pidiendo que se queme vivos a los gays o se los castre; pastores fanáticos del sur que babean de odio histérico hasta el punto de que parezcan cómicos y trastornados; punkies, matones y criminales que hablen en tono amenazador y descarado de los “maricas” que han matado o les gustaría matar; un recorrido por los campos nazis donde se torturaba y gaseaba a homosexuales».
«Hay que presentar a los gays como víctimas y no como revolucionarios agresivos. En toda campaña para ganarse al público, los gays deben aparecer como víctimas necesitadas de amparo, para que los heterosexuales se sientan espontáneamente inclinados a adoptar el papel de protectores. Si, por el contrario, se presenta a los gays como un grupo fuerte y orgulloso que promueve un estilo de vida rígidamente inconformista y desviado, entonces será más fácil que sean vistos como una amenaza pública, a la que estaría justificado resistir y reprimir. Por eso debemos vencer la tentación de hacer alarde público de nuestro “orgullo gay” cuando esto entre en conflicto con la imagen del gay como víctima».
El siguiente punto es satanizar a los que defiendan la involución que esta práctica supone, como un servidor ha vivido en carne propia. Así reza su manual: «En una fase posterior de la campaña por los derechos de los gays, habrá que arremeter contra los que todavía se opongan. Hablando claro: hay que vilipendiarlos. Aquí nuestro objetivo es doble. Primero, hemos de procurar cambiar su arrogancia en sentimiento de vergüenza y de culpa por ser homófobos. Segundo, hay que mostrar al público imágenes de homófobos acérrimos que tengan otros rasgos y creencias desagradables para el americano medio. Entre tales imágenes podrían estar: el Klu Klux Klan pidiendo que se queme vivos a los gays o se los castre; pastores fanáticos del sur que babean de odio histérico hasta el punto de que parezcan cómicos y trastornados; punkies, matones y criminales que hablen en tono amenazador y descarado de los “maricas” que han matado o les gustaría matar; un recorrido por los campos nazis donde se torturaba y gaseaba a homosexuales».
En esta página podéis encontrar algunos comentarios jugosos sobre el libro detallado. Ahora sólo falta un documento Iluminati que sea la inspiración de este manual (o una prueba de que estos autores, Madsen y Kirk, trabajan para Rockefeller y Rothschild).
PD 1: Por el momento, he descubierto que Madsen y Kirk estudiaron ingeniería social en la Universidad de Harvard, el primero, como neuropsiquiatra y el segundo, en política y sociología.
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